27 junio, 2011

3 Palíndromos políticamente incorrectos y otros


A Mohamed: Dad La Meca, yo reposo pero yace maldad. 
(de Mahoma)

¿Amó Hamás a Mahoma?
(Hamás; organizacion islámica palestina)

Oirás la frase: “Con amor le dio nota caótica, Tácito a Catón” 
(oí del romano César falsario).

Y  a Sadam, la Primera Dama “bola” dio, oíd. Al Obama, dar emir palmadas, ¡ay!

Allí pasé a rue, yo vi voyeur, a esa pilla.
(lo poco que sé de francés)

Amada resiste Betsi, ¿será dama?

A ese ser, da pánico bocina, padre sesea.

Desala ese poco pan, a ñame sabe. Bébase mañana poco, pese a la sed.

Dura mirada de los huraños, soñar ¡uh!, Soledad a rimar Ud.

Edson en casa más acné nos dé.

Oíd: a Zabala, “calabaza” dio.


Rebasé temor por esa cocaína,  me rogó gore maníaco casero, promete saber.


Se lave, llamen a Paz a morfar, afro mazapán Ema llévales.
 ("morfar" en argentino; "comer")
Sereno rima rap, desiste Betsi, sed para mirón eres.


Yo hallé a bisoña Bernard Ema, medran rebaños, iba ella hoy.

22 junio, 2011

1 De dietas mediterráneas, siestas y otras alegrías perdidas


Hay tantas palabras para un sentimiento único pero ninguna tan exacta, tantas aproximaciones ninguna cercana: nostalgia, añoranza, morriña, melancolía,etc. Todas suenan tan agradables como el olor de tierra mojada, pero ninguna alberga un consuelo suficiente, mas bien un lamento de haber dejado algo valioso e incontenible como el agua que huye de la mano. Aquello que no apreciabas cuando lo tenías al alcance de la mano  y has dejado atrás irremediablemente. Hoy lejos, sólo queda la sensación de haberlo vivido, la inembargable emoción que alimenta el espíritu el recordarlo y el indescriptible mal sabor de boca de haber dejado todo aquello atrás. Sería interminable describir todos estos recuerdos, así que vayamos resumiendo como dice el gran Joaquín Sabina.
Me jode no poder ir a trotar al amanecer junto a la playa cuando asoma el verano y el aire limpio de la costa mallorquina que invita a la contemplación. ¡Era la leche!,  ver salir el sol coloreando el mar.
Me jode no poder atiborrarme de aceitunas rellenas y frutos secos, y en el desayuno hincarle el diente a un pedazo de queso maduro de cabra o degustar chorizo curado de Pamplona. Acá no conocemos eso que se llama charcutería, salchichería alemana si acaso.
Me jode no poder elegir los  mil y un sabores de yogur que me gustaba contemplar en las estanterías españolas: bebibles, afrutados, cremosos, alemanes, griegos, españoles, franceses. Después  no me digan que la Unión Europea no sirve para nada.
Me jode no poder encontrar el clima ideal para echarme una siesta como acostumbraba en la costa mediterránea, aquí en mi tierra no me sale a cuenta, lo he intentado pero el enrarecido clima invernal, el smog   y el puto ruido urbano me lo impiden.
Me jode no poder disfrutar de domingos de fútbol con los amigos sobre el gramado que parecía una alfombra en pleno verano y tener la playa al alcance de la mano. Impagable placer para el cuerpo agotado.
Me jode no poder agarrar la bicicleta para recorrer el par de kilómetros al Super y comprar una bolsa de 2 kg de manzanas francesas, verdes y crujientes. Acá sólo tengo manzanas chilenas harinosas, una mierda que sabe a corcho.
Me jode no poder enterrar mis latas de cerveza en la húmeda arena de la playa para luego degustarlas, panza al aire después de un chapuzón. Mi patria tiene montañas, no mar, decía un poeta local.
Me jode no poder oír en la radio a algún locutor esos neologismos antológicos como espiderman o wifi u oír nombres tan gastronómicos de cantaores de flamenco como Manzanita, Camarón de la Isla, Tomatito o El Cigala. Acá estoy hasta los cojones de cumbia y reggaetón. Hasta en los gimnasios, oiga.
Me jode no poder ligar sencillamente sin pasar vergüenza.  Acá todo es tan burocrático y siempre el varón hace todo el trámite, el día que una chica me invite a salir  va a llover café en el campo.
Me jode que acá me pregunten quiénes son los Héroes del Silencio, Manolo García o los Celtas Cortos, y de paso me miran como bicho raro cuando digo que no me gustan la Oreja de Van Gogh o Alejandro Sanz.
Después de todo esto, ¿qué queda?, un universo amargo, sólo el silencio o casi nada si no fuera el consuelo de oír "Rock and Roll"de Gary Glitter para coger fuerza o  a Creedence Clearwater Revival  para alimentar estoicamente la tristeza … ¿has visto siempre llover?, por lo menos aquí sólo en verano, hasta que se caiga el cielo.

17 junio, 2011

3 Del inconveniente de ser guardameta

"La pena máxima en Brasil son 30 años, pero yo llevo cumplidos 44"
(Moacir Barbosa, portero de Brasil en el Mundial de1950, en una entrevista en 1994).


Lev Yashin
Recuerdo que, cuando de chico me juntaba con los amiguetes todas las tardes después de la cinco para disputar algunos partidos de fútbol en la única cancha del pueblo, jugando a la lotería de ‘escojo a este’ y ‘yo a ese’ para conformar los equipos, porque era eso, de capital importancia saber escoger a los habilidosos para eternizarse esas dos horas de luz que quedaba del resto del día, porque adivinarán que siempre había muchos equipos dispuestos a pelearse por la cancha, ese era el premio y la razón para poner concentración y garra en el juego. 

Lamentablemente casi no teníamos porteros natos, todos soñábamos marcar goles, así que nadie deseaba ir a resguardar el arco. Era una humillación, una afrenta a la dignidad personal. Si la persuasión a los menos dotados o ‘troncos’ no funcionaba, recurríamos a los turnos por gol o a la vieja treta de pillar a los distraídos ‘el que llegue último al arco, será el portero’ y asunto sellado. Las veces que me tocó-pocas por suerte- hacía todo lo posible para que me marcaran el gol liberador aunque no de forma tan descarada, porque se corría el riesgo de ser puteado (recriminado) por toda la plantilla.

Porque nótese que casi no teníamos televisión y vivíamos de la leyenda de Pelé,  o el gran momento de Maradona o en su defecto de la actualidad del fútbol local (que lo oíamos por radio) y eso era todo. Porteros de leyenda, no teníamos a ninguno de referencia. Entonces, ¿a quién emular? El primer Mundial -con suficiente edad para apreciarlo- que pudimos seguir en directo los de mi generación, fue el de Italia 90, con una Alemania poderosa, un Schillaci salvador de Italia y un portero desconocido que se convirtió en ídolo para muchos de nosotros, Sergio Goycochea el ‘parapenaltis’ de Argentina. 

Con la llegada del video, recién pude conocer a fondo a varios arqueros de renombre que brillaron en los mundiales, cito de memoria: la ‘araña negra’ Yashin, el gran Gordon Banks (que se mandó la mejor atajada de todos los tiempos),el eterno Peter Shilton,el italiano Dino Zoff,el rocambolesco Higuita, el larguirucho Schmeichel, etc. Pero comparados con otros jugadores, nunca un guardameta gozará del privilegio de estar en el Olimpo de los más grandes.

Gordon Banks
Porque cuesta admitirlo pero son los grandes olvidados del fútbol, salvo en las definiciones por penales, su aporte no tiene el brillo y reconocimiento del que gozan los delanteros o centrocampistas. Los delanteros son casi siempre homenajeados con apodos ensalzadores (el rey Pelé, el matador Kempes, el torpedo Muller, etc), por el contrario los guardametas, son los grandes responsables cuando vienen las derrotas y los terribles perdedores de una jugada desafortunada.Ejemplos recientes de esa condición vergonzante se ha venido dando en la selección inglesa, cuya portería ha sido custodiada por los más que sospechosos, ‘CalamityJames o ‘manos de mantequilla’ Green.

A pesar de que el balompié contemporáneo ha dado arqueros de calidad como, Oliver Kahn, Chilavert, Van der Sar, Buffon,etc; no son lo suficientemente valorados y reconocidos en su justa dimensión. Casi nunca se premia a un portero como mejor jugador de una liga o de un mundial- salvo Kahn que se llevó el Balón de Oro en Corea/Japón 2002 como consuelo ante la mediocridad del certamen- aunque en algunas como la española se ha creado un galardón específico, el ‘Zamora’, que premia a la portería menos batida, que no siempre se debe a la calidad exclusiva del meta.

Admitámoslo, el portero, especialmente el de un equipo poderoso es el que menos participa del juego y es inevitable que cuando tu equipo es el dominante y el balón casi no te llegue, te aburras como una ostra o te mueras de frio. No sé, siempre he creído que el mejor premio para un futbolista puro es, la sensación del cuerpo cansado y la satisfacción de haberlo dado todo en la cancha, independientemente del resultado. Exigirle una gota de sudor a un arquero, se antoja imposible.

Aún sigo pensando que de todo lo bello del fútbol, lo más feo es ser guardameta, como le ocurrió al desdichado de Moacir Barbosa, infortunado arquero del "Maracanazo", a quien se le negó que visitara a la concentración de la selección brasileña antes del Mundial del 94, por su aura de malditismo.

14 junio, 2011

0 Los Caballeros de la Mesa Cuadrada, ese humor que no pierde frescura



Aún no había nacido yo y Terry Gilliam junto a su club excelso de los Monty Python, alumbraron hasta ahora la comedia más absurdamente genial que he podido contemplar en materia de cine, el non plus ultra de la parodia, un ejercicio desternillante y desenfadado de poner a caldo de broma,  la leyenda sagrada de los británicos, la historia del rey Arturo. Vamos, una aventura sin pies ni cabeza, que ya desde los créditos dejan entrever que asistiremos a una comedia sin límites.

Un Arturo que vaga en compañía de su fiel escudero, en busca de caballeros para su corte, recorre suelo inglés al compás de ruido de cocos que simulan el galope de caballos y experimentando a golpe de gags, situaciones cómicas o terriblemente negras, con chorros de sangre incluidos, como el duelo inicial con el Caballero Negro que custodia un puente insignificante, y que pese a quedar mutilado, aún tiene espíritu de lucha, exclamando indignado; “es sólo un rasguño, heridas más graves he sufrido".

Castillos que no se pueden tomar, guardias que se pasan de listos en discusiones bizantinas sobre el vuelo de la golondrina. Soldados franceses que defienden su fortaleza lanzando vacas y otros animalejos, guiños burlones  al caballo de Troya en la forma de un conejo gigante, son en conjunto una apabullante burla a los mitos románticos de las leyendas medievales, no escapan ni los monstruos como los dragones que son reemplazados por conejitos terriblemente mortíferos.

Pero lo mejor del filme constituye la colección de diálogos, por demás sociológicamente absurdos y brillantes, como el duelo dialéctico entre el rey Arturo y un campesino sobre la lucha de clases y la crítica descarnada al privilegio de la monarquía. Muertos que no se han muerto, juicios sumarios a supuestas brujas, soldados que caen al abismo si no responden bien al suplicio de tres preguntas, son una colección de escenas memorables que mueven a la sonrisa sardónica, o a la risa destemplada, según sea el caso de tomarse en serio o no esta extraña película. 

El salto temporal entre la Edad Media y la actualidad, siempre remitiendo a escenas con policías de Scotland Yard, es de lo más inverosímil e incomprensible y el aderezo de incluir animaciones con ilustraciones  a la vieja usanza de los libros medievales, son por demás destacados. Ya van más de treinta años que vio la luz esta película inclasificable y sin embargo el tono de la historia y la frescura de sus imágenes, invitan una y otra vez a revisionarla con la asiduidad de un devoto. Cuesta creer que Terry Gilliam haya dirigido también, trabajos tan enigmáticos y serios como ‘Doce monos’ o  ‘Brazil’. La genialidad no conoce límites ni ataduras, sin duda.

10 junio, 2011

2 Palíndromos papistas y otros

¿Zaparé mi fe?, ¡alaban, amén oí!-Carol.
(oración emanaba la efímera paz).


“A su casa no van”- oí - “caro” proclame a coro, cae mal corporación AVON (AS acusa).
alusión irónica a la empresa de cosméticos y su  famoso lema "Avon Calling" (Avon llama a tu puerta).

A tipa crepitaba, abatí  ‘per cápita’.

Atará la rata, “memo” ría, Jairo me matará la rata.

Cartel avise: Sopesó José, posesiva letra “C”.
 (palinbroma personal, jugando con mi nombre; José Crespo)

Dolor, ¡uh atráigame!, daña, zahiere… reí  hazaña de magiar tahúr Olod.

“Evadido”, Jairo moría, jodida ve.

¿O lucí, di risa?...Yo sé, soja a mí me mata, átame. Mima a José, soy así ridículo.

Oí: “bruto, si liba; homo habilis o turbio”.

Os oí: “gil erótico, citó religioso”.

Roma le da, socapa planes a personas. Sanos, repasen al Papa cosa del amor.

Sé majo, James.

Tina, noble ser, adulas. Saludar es el ‘bona nit’.

Yo herí romo, diré. Herido moriré hoy.

07 junio, 2011

0 Recuerdos: Counting Crows, ese rock surrealista


Oyendo a Counting Crows, esa rara banda californiana, se  me viene a la mente aquellos años de secundaria en pleno boom de la música alternativa. Era yo de los pocos que detestaba a Nirvana, no lo recuerdo claramente por qué, quizá era la voz chillona de Cobain despotricando a golpes de guitarra, sus jeremiadas existencialistas contra el sistema. Podía afortunadamente, fijar la vista por obra y desgracia de MTV, en otras bandas más reposadas.
Esos buenos años noventas, desembarcaba en ‘América’, Radiohead para dar la lata al grunge y para desgraciadamente hacer sombra a muchas bandas norteamericanas que no querían ser meras cajas de resonancia de la ola nacida en Seattle. Ahí tenemos luchando por hacerse oír, a Collective Soul, Blues Traveler, Counting Crows,etc. Esta última vio crecer su popularidad como la espuma con Mister Jones, ese hit presente hasta en la sopa, que hizo de camisa de fuerza para impedir que la banda transcendiera más allá de sus tarareos impregnados injustamente de ‘one hit wonder’.
Destripando la letra de esta infecta canción, uno llega a la conclusión de que son aparentemente grandes versos solitarios que en conjunto no dicen mucho, aunque premonitoriamente resaltan la ambición de los músicos por llegar a ser estrellas. Ahí entre alusiones a una bailarina de flamenco,  guiños a Picasso y Bob Dylan, sueltan cumplidos surrealistas a la belleza, intercambiando miradas con el destino. La melodía, por demás pegajosa y sosegada. La voz de Adam Duritz es de por sí nostálgica como el ambiente del pub ‘New Amsterdam’.
Ya se sabe, su álbum debut; ‘August And Everything After’ fue tremendamente auspicioso pero paulatinamente se convirtió en lastre para posteriores trabajos, la maldición del éxito que lo contamina todo de ‘comparado con’, condicionan sobremanera el barómetro con que se mira, porque lo dicho, Duritz y compañía fueron más que ‘Mr.Jones’ y su estela sombría, ahí todavía suenan en mi inconsciente estupendas melodías como; ‘A long december’, ‘Mrs. Potter's Lullaby’, ‘Colorblind’, ‘Round Here’ o ‘Anna begins’, textos con lírica un tanto oscura e intrincada pero maduros y sosegados, todo bien conjuncionado al ritmo del piano, la complicidad del acordeón y la carismática voz de su líder.
Mi canción favorita es de lejos, ‘Omaha’, ese algún lugar en la Norteamérica profunda, ese interminable recorrido por viejas carreteras, deliciosamente acompañado por el lamento evocativo y desgarrador del acordeón tristón. Sensaciones más profundas e indescriptibles de soledad, haberlas no creo.
California no sólo produce gurús de la informática, también en sus garajes retumban-por suerte para tomar el relevo- otros sonidos frescos como Rocco de Luca and The Burden, ¿a que sí?   

02 junio, 2011

0 De la desdicha de ser ‘segurata’ en un partido de fútbol


A propósito de la última final entre Barcelona y Manchester United en el nuevo Wembley, con el resultado y  espectáculo de todos conocido, y  revisando una y otra vez las imágenes  de la fiesta que se vivió en las gradas, ya sea los vítores de celebración después de cada gol, el canto interminable de las hinchadas  o la exhibición de distintas emociones de los aficionados pendientes de las jugadas, viviendo entre el paroxismo de la gloria o con el corazón en un puño por un ataque contrario. Ahí, plenamente identificados, al pie de las tribunas hay unos convidados de piedra, los que velan por la seguridad, los que deben evitar que algún aficionado ávido de fama intente llegar al campo. 

Después de que Eduardo Galeano definiera que un gol es un orgasmo del fútbol, después de esa jugada catártica, capaz de emocionar a las almas mas frías, debe ser especialmente frustrante no poder ser partícipes  del espectáculo, estando tan cerca del cielo o del infierno según el desenlace. Dios mío, qué solos se ven los guardias entre tamaño gentío, tan huérfanos en su trabajo, tan cerca de la tentación como un niño suelto en una tienda de dulces o juguetes.  Porque no es otro trabajo cualquiera, yo no lo soportaría.

Porque a diferencia de estas latitudes -donde los guardianes son otros espectadores más, a menos que se presenten incidentes-, estos tristes profesionales, sí hacen su trabajo, loable pero insoportablemente doloroso para el espíritu futbolero… Los veo, aparentemente inconmovibles, de espaldas al juego, murmurando para sí: “Mierda, cómo lo celebran los cabrones y yo aquí con cara de piedra, pero no puedo darme la vuelta porque las cámaras me delatarán y no habrá paga”.

Hay que estar loco, muy necesitado de dinero o definitivamente hay que odiar el fútbol para aceptar este trabajo.
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