30 abril, 2012

5 ¡Qué país de pacotilla!

Foto: APG
¿A qué les suena una cancha de césped artificial en la mitad de la nada? 

Un pueblito, mejor dicho un caserío desperdigado en el altiplano paceño, acaba de inaugurar un campo de fútbol que costó la nada despreciable cifra de trescientos mil dólares. Estas cosas cuasi lujosas las he visto yo en ciudades de España, siempre dentro de complejos deportivos, atendiendo a una planificación. Pero ya se sabe, ellos han saneado previamente sus necesidades más básicas. Yo les apuesto que la escuelita de Collana está en condiciones infamantes: con piso de cemento en el mejor de los casos, sin calefacción, sin baños decentes.  Con este ejemplo me basta para no hurgar en otros requerimientos de esas humildes gentes que bastante tienen con soportar las bajísimas temperaturas de la inhóspita puna. He atravesado muchos pueblos de la raquítica pampa, son dolorosos a la vista, silenciosos y lastimeros como el desierto, tanto que sólo el viento ululante rompe su monotonía.

Durante el día las casas están abandonadas, a cuidado de algún perro escuálido o de los más viejos mientras los demás se dirigen a sus escasas tierras fértiles, a horas de distancia a pie o a lomo de burro. El altiplano tiene esa rara facultad de cansar con sólo contemplar su inmensidad. El horizonte sin fin y el aire enrarecido aumentan esa sensación. Me pregunto, cuántos tractores o aparejos de labranza se podría haber entregado a la comunidad con ese dinero de la cancha.  Entretanto, dificultosamente se abre paso el milenario arado egipcio. Entretanto, el feliz mandatario, que sabe como nadie, en qué condiciones trabaja su propia gente, va y les entrega un campo verde chillón como regalo de la Pachamama.  “Evo cumple” por ahí reza una pancarta serigrafiada.

Como no podía ser de otra manera, televisan el magno evento, para que todo el país vea que el señor presidente tiene tiempo para jugar al fútbol pero no tiene tiempo para atender asuntos más urgentes como la huelga de un mes de los médicos y trabajadores de salud públicos, a quienes se pretende imponer mediante decreto un aumento de horas de trabajo. Medida arbitraria, aplicada sin anestesia e inconsulta.  Así llanamente, sin mejorar anticipadamente las condiciones de trabajo, los salarios, los insumos e equipamiento insuficientes. Los hospitales principales abarrotados, los secundarios que se debaten en condiciones indignantes: viejos, insalubres y descuidados. Un médico se quejó en vivo ante cámaras de que operaba casi a ciegas porque la sala de operaciones no tenía suficientes lámparas y a continuación mostraba que tenía que lavarse con agua de un balde porque los lavamanos estaban estropeados. Y no era un hospital de pueblo alejado, sino del área metropolitana. 

Qué le importa al mandatario mejorar los hospitales si él se hace atender en la clínica privada más cara de Cochabamba y con dinero del Estado. Que no hay presupuesto suficiente dicen sus ministros. Pero muy gallardos, anunciaron hace poco la compra de seis helicópteros nuevos para la Fuerza Aérea. Tal es el premio para un ejército que se ha declarado “antiimperialista y revolucionario”. Tanta es la indolencia de los gobernantes,  que pretenden vencer por cansancio a los huelguistas, soslayando huelgas de hambre, marchas diarias, crucifixiones y enterramientos simbólicos en todo el país. Un mes de paro y ¡ay de los enfermos! Aquello de que con la salud no se juega, se ha convertido en un chiste aséptico. 

Hace unas horas,  vimos el estado lamentable de cinco policías que fueron ultrajados por una turba en una población del Chapare cuando perseguían autos indocumentados. Según relataron, tuvieron que suplicar por sus vidas y fueron liberados a condición de que la policía no ingrese más a la zona. Desde que Evo Morales subió al poder los linchamientos son cosa corriente.  “Justicia comunitaria” le llaman a esta ola de crímenes atroces, minimizada y fomentada con su negligencia por un gobierno empeñado en resucitar la justicia según los “usos y costumbres ancestrales”. 

Hoy, en vísperas del Día del Trabajador, los ciudadanos nos despertamos con la noticia sorpresiva de que se ha declarado feriado nacional de dos días. Bonita forma de interrumpir la productividad. Lúcida medida para calmar los ánimos ante la inminente sucesión de protestas anunciadas por los sectores obreros. Cuánto abuso de autoridad, cuánto desconocimiento de la realidad nacional, cuánta insensibilidad con la inmensa mayoría que se busca el sustento diario con el comercio informal. ¡Qué manera de combatir la pobreza!...El día que se declare feriado el natalicio del supremo líder, yo bailo de cabeza.

25 abril, 2012

4 Menos mal que el Chelsea clasificó


Foto: Reuters
Digo todo esto porque ya estoy cansado de escuchar las permanentes sandeces sobre las supuestas ayudas arbitrales al Barcelona. Más de cinco años oyendo la misma letanía. Tanto les jode que esta generación de futbolistas con Messi a la cabeza, haya ganado su sitial en la historia. Especialmente a los equipos construidos a marchas forzadas por millonarios que esperan satisfacción de su egolatría a través de títulos, traídos de los pelos a cualquier precio,  aunque ello signifique atropellar los valores y filosofía del fútbol.
Alguna vez les dije que nuestra tara nacional es creernos el ombligo del mundo, incapaces de asumir que el mundo gira sin nosotros.  Se sabe que el mar tiene un efecto moderador, tiene la ventaja de traer aire fresco no solo climatológicamente  sino también culturalmente hablando. Fútbol es cultura: que si es negocio, que si es circo o que si es la religión del nuevo siglo es pelota de otro campo. No es mi intención ahondar sobre esto.
Parece que la lejanía del mar nos ha predispuesto genéticamente a poseer mentalidad estrecha, esa de entre montañas que propicia la idiotez de un caballo percherón o la ingenuidad de un beduino que se resiste a creer que haya tanta agua en el mundo al ver una foto de las cataratas del Niágara. Así es nuestra vida, nuestra cultura, nuestra política y nuestro fútbol. “Bolivia lo mejor que tenemos” es la permanente cantaleta de algunos iluminados que buscar elevar nuestra autoestima. Ojalá fuera cierto, lo tendría claro si el territorio estuviera vacío. Singular país paisaje es nuestra Bolivia, objetivo de National Geographic, el resto no me lo creo.
Por razones estéticas no veo ninguna transmisión de fútbol local. Amo la literatura pero no cualquier literatura, lo mismo vale para el fútbol. Aplaudir a unos vagos que la mitad del tiempo juegan al rondo y la otra mitad juegan a destapar la botella, ni que fuera masoquista y encima tener que pagarles.  Las barrigas de tonel y la lengua jadeante son la mejor prueba de lo que digo. Ver un atleta con chuteras es una rareza. Por eso no los sigo en la televisión, ni en señal  abierta. Prefiero la radio, porque aún conserva algo de esa magia que nos hacía “ver“los partidos según nuestra imaginación y la creatividad del relator. Además el relato radial tiene escuela, todavía se oyen voces algo fatigadas que han marcado época o a jóvenes que se esfuerzan para darle ritmo y color a nuestro balompié paupérrimo.
No se puede decir lo mismo del relato por televisión. Cero creatividad. Narran (es un decir) como si estuviéramos ciegos y como si los espectadores fuéramos unos infantes.  Y  se dicen periodistas. De los comentarios podríamos hacer una antología más grande que la colección de frases de Evo Morales. El Mundial de Sudáfrica,  lo sufrimos en vez de disfrutar porque hasta la señal de cable lo tenía en exclusividad una red nacional que nos torturó con las opiniones absurdas  de un periodista cuyos conocimientos rayaban en la ridiculez y el cretinismo (lean, no tiene desperdicio). Si hasta un grupo numeroso de antifans se ha creado en Facebook. Y el pobre hombre sigue a lo suyo (muchos años en el mismo programa) satisfecho de sí mismo, como si no hubiera nadie que le suelte el pelotazo en la cabeza.
¿Conocen que algún periodista deportivo boliviano haya trabajado para cadenas internacionales?...En su silencio y largo titubeo está la prueba. Quién se va a fijar en una realidad anclada en el fútbol de potrero y en unos profesionales que dedican el 90% del tiempo de sus programas a describir los detalles folclóricos del deporte doméstico, que prefieren escarbar en las miserias de los jugadores como gallinas raquíticas . A eso se dedican y, casi nunca hablan de la NBA, del tenis, de la Fórmula 1, salvo para anunciar quién ha ganado. Lo mismo para el fútbol internacional, simplemente se reducen a ser meros repetidores del resumen de goles de la semana: “ganó el Madrid, empató el Barcelona” y así sucesivamente para las otras ligas. No hay análisis, no hay tertulia. Si hay alguno, está en pañales a años luz de los otros países futboleros.
La ignorancia, candidez y mediocridad de nuestro periodismo son tan evidentes que da vergüenza ajena, a pesar de estar a un click de distancia para empaparse de conocimientos antes de abrir la boca. Llaman “clásico” a cualquier partido de vecinos. Como acá no hay un clásico nacional, entonces sueltan la lengua para etiquetar de “clásico minero” al encuentro entre San José y Real Potosí, cuando estos dos equipos apenas se enfrentan desde hace veinte años a lo sumo. En Bolivia hay tres clásicos regionales y pare de contar.
Hablando de los torneos europeos, el nivel cultural del periodismo va por los suelos. No son capaces ni de precisar un gentilicio, “derbi madridista” he oído en más de una ocasión;  “resumen del encuentro entre los reds y los blues” (M. United vs Chelsea) en otra. En el duelo Chelsea-Benfica uno de estos periodistas confundía en todo momento al jugador Nemanja Matic del equipo lisboeta con el archiconocido Nemanja Vidic del United y, peor todavía, al citar los apellidos vascos como Aurtenetxe, el mismo relator se cree más original que los gringos al pronunciar “México”. Es francamente vergonzante, oírlos cometer estas torpezas teniendo ellos un portátil al lado con conexión a Internet. No hay excusas con tanta tecnología de la información como soporte. Es perfectamente humano equivocarse alguna vez, pero aquí viene siendo la norma porque no hay autocrítica ni retroalimentación. Y estamos hablando de gente remunerada, que efectúa transmisiones para todo el país, considerando que más del 80% de la población no tiene acceso al cable nos vemos obligados a aguantarlos, por nuestra querencia al fútbol. ¿Dónde queda la responsabilidad con el público televidente?
Sería ingenuo pensar que los periodistas son neutrales, pero a veces su fanatismo puede ser peor que el de los aficionados. Ayer durante el encuentro Barça-Chelsea tuve que sufrir su permanente ensañamiento con el equipo azulgrana. Ante la expulsión de Terry, soltaron su fórmula aprendida, “uy, no puede ser, otra vez las ayuditas al Barça, demasiada casualidad”  aunque al final del partido tuvieron que reconocer “los medios ingleses dicen que lo de Terry fue una acción estúpida, infantil”.  Cuando Fábregas fue derribado claramente en el área por Drogba, otra vez sus prejuicios a pesar de las repeticiones de televisión, “no fue penal, me queda la duda, Fábregas se tira”. ¿A alguno de ustedes no le pareció evidente la falta? Pero el colmo fue su antipatía hacia Messi, al cometer una falta táctica de manual que le significó la amarilla, “el árbitro pudo haber mostrado algo más” dijeron muy sueltos de cuerpo. Por esto digo, menos mal que el Chelsea salió ganador del duelo, porque imagino el torrente de comentarios odiosos que este par de chavales- que en su pajolera vida han leído más allá de sus textos de universidad- hubieran soltado en contra del equipo catalán por mezquindad gratuita. Así nos va, el fútbol narrado por gente que no termina de sonarse los mocos y que se solaza leyéndonos los comentarios chupamedias de gente del Facebook. Ustedes y yo, sabemos quiénes pululan en estas comunidades.
Tarde o temprano, la derrota iba a llegar. Pero no creo que sea el fin de una era. Ciertamente es doloroso perder de esta manera: mucho castigo para el fútbol imperial pero inútil, mucho premio para el fútbol vulgar pero efectivo. ¿A quién le queda dudas de cuál merecía llegar a la final? Como tampoco me queda duda de que el juego se gana con goles. Por fin, el conjunto londinense parece que ha exorcizado sus demonios, por una vez sus hinchas dejarán de cantar “el Barça siempre haciendo trampa” aunque paradójicamente me causaba gracia que su formidable ariete Drogba se tirase al suelo cada vez que podía mientras sonaban los cánticos en Stamford Bridge, a pesar de su corpulencia.  Al menos,  alguien respirará con algo más de alivio, ese pobre infeliz noruego que ahora vive entre las sombras temiendo por su vida.
Qué más se puede decir, el conjunto azulgrana perdió por gustarse demasiado a sí mismo. De tanto repetir el libreto finalmente su ataque se hace previsible. Fútbol palindrómico, de izquierda a derecha, la misma tónica, la misma lectura, el mismo resultado. Su juego recuerda a la indudable perfección de un palíndromo, eso -parafraseando a un palindromista mexicano-que todo el mundo reconoce que es bello y divertido, pero nadie sabe para qué sirve,  o como el poeta Amado Nervo dijo: La santa inutilidad de la belleza.

21 abril, 2012

8 El deporte favorito del rey y otros palíndromos


A bala eso. Tiros oí,  don obró Borbón. Odioso rito se alaba.
Allá demoró él. Oye rótulo: sí, “disoluto” rey. ¡Olé!... ¿oro? ¿medalla?
Aparta aire, caca. Lacra no. Monarca, ¿la cacería atrapa?
Etna fe le data. ¡Matad elefante!
 

Debe de ser motivo de orgullo para los españoles tener un abnegado rey, que solidario con la crisis económica por la que atraviesa España, se fue a Botswana en busca de un empleo digno de valientes: matador de alimañas que destrozan árboles y pisotean la hierba de otros herbívoros, y que además, ensucian con su apestosa bosta la soleada e idílica sabana donde duerme a pierna suelta el malhumorado monarca de la melena rubia. ¿Complicidad de la realeza?... Apunte a la cabeza. Buen tiro, bwana. La pieza es muy grande ¿no? Mejor la foto, que la cabeza pesaría demasiado en el salón de su palacio.
Y pensar que su majestad es presidente honorario de la WWF. Sí, esa organización ecologista cuyo símbolo es el oso panda. Qué paradójica es la vida. Más aún, si algunos hallan felicidad en matarla. Algo huele a podrido en África. No, no es la bestia abatida a mansalva. Es el dinero repugnante de millonarios caprichosos.

BONUS:
Allan aclaró mal. Educa Solís ufano, dona fusil o sacude la moral canalla.
A pocos oí ¡¡gol!!... ¿elogios o Copa?
A sol amarre puta a tu perra malosa.
A ser prosaica la CIA, sorpresa.
A Vito, me anime fémina emotiva.
A gorda la desanimó, Romina se da la droga.
Era poco, yo los oí: ¡gol!... Elogio sólo yo coparé.
La maza caza mal.
Oí, patoso cómo lloraba Caín. Yo callé. Bellaco y ni acaba rollo, mocoso tapió.
O tú por ella, Baco, caballero puto.
Se ate tacones. Coraje del seno le deja roce. Cateta es.

16 abril, 2012

4 ¿Por qué sois del Atleti?, que alguien me explique


A casi una semana de haberse disputado el último derbi madrileño, poco se puede decir, con el resultado de sobra conocido. Todo está trillado sobre el campo de juego y el aire viciado del Calderón sabe una vez más  a merengue. Sin embargo,  leyendo por ahí en Internet hay un dato que se eterniza como si fuera el destino. El Atlético no le gana al Madrid desde octubre de 1999, es decir más de 12 años. Increíble, no he oído en ninguna parte que una humillación durara tanto, que en el planeta del fútbol sabe a toda una vida. En esos doce años, mi hermano el más pequeño, ha pasado de ser un adorable nene regordete a un espigado adolescente malencarado y además hincha del Madrid para tener su feo trapo blanco hasta en casa.
Este reclamo no va contra la afición rojiblanca, que se merece mi admiración por su incomprensible devoción. Es de locos seguir amando a este club a pesar de tanto sufrimiento. Mi crítica va contra la institución, contra el equipo que se empeña en ser pequeño cada vez que se enfrenta a su bestia blanca. Cómo es posible que ni aún teniendo la hinchada más fervorosa de España, la más fiel, la que más hace sentir su pasión argentina desde las tribunas, es decir el cántico permanente y el ambiente más caldeado, más hostil –deportivamente hablando-para el equipo rival,  no responda al desafío ni haga valer su localía en más de una década. ¿Dónde está el origen de tamaña falta de valentía o pundonor con la historia? No me creo eso de que el Madrid es un monstruo, será un gigante pero con pies de barro, equipos mucho más chicos que el Atlético lo han demostrado. Hasta el Getafe o el humilde Rayito -los otros madrileños-pese a su insignificancia institucional han tenido más sangre en la cara,  para enfrentarse al goliat.
No vale ni la excusa de la inversión monetaria, porque el Atlético no es cualquier equipo, con seguridad debe de ser una de las cinco instituciones con más presupuesto de la liga española. En estos años horripilantes han pasado por sus filas,  notables jugadores de la talla de Torres, Agüero, Forlán, Reyes, Falcao, Diego, y otros más que no han sabido cargarse el equipo a sus espaldas en los choques madrileños. Como reza el viejo adagio, al final son once contra once, independientemente de quiénes jueguen en cancha. Ni la llegada del Cholo Simeone a la dirección técnica -uno de los jugadores con más huevos que he visto alguna vez sobre el gramado- ha sabido transmitir la suficiente moral al plantel, para salir airosos del duelo de voluntades que es cualquier clásico.
Como aficionado y poco conocedor de fútbol, y además ajeno a la realidad madrileña,  me cuesta entender cuál es la explicación sociológica o filosófica de este fenómeno: el de seguir amando los colores religiosamente a pesar de sufrir el mismo calvario.  La permanente celebración masoquista de la derrota. El de sobrellevar las penas con tanta filosofía. Si pasara por esta página algún hincha “colchonero” con canas o un experto quisiera que me lo explicase. No me conformo con eso que ya hemos escuchado hasta la saciedad: “mi abuelo era del Atleti, mi padre también y yo he sido concebido sobre un colchón rojiblanco. Está en los genes”. O aquella de que “vivo en un barrio del Atleti, es inevitable no hacerse seguidor”. O esa de que “es más que un sentimiento, más que unos colores, más que una pasión. Es algo inexplicable”.
Sencillamente, no quepo de asombro, ni hallo explicación lógica o natural, digo, comparando con otras hinchadas. Hay que haber nacido a orillas del Manzanares para llevar con orgullo la bufanda de perdedor, o ser un poeta maldito como Sabina para encontrar belleza en el dolor. Los poetas aman las causas perdidas, aunque ello signifique la locura. Como loco de amor quedó el gran Vinicius de Moraes ante la presencia de Ava Gardner, el “animal más bello” que ha dado el cine o como don Manuel Vázquez Montalbán quien se hizo fanático de la Stone, quedando a su parcial o entera disposición.
Por cierto, da la casualidad que hace doce años que ningún equipo boliviano, clasifica a octavos de final en el torneo de la Copa Libertadores. Aunque lo nuestro tiene una natural o vulgar explicación: decadencia, mediocridad, pobreza económica y futbolística, desorganización,  o lo que ustedes quieran.

11 abril, 2012

6 ¿Cómo se dice “niño envidioso”en italiano?


el imponente molle (Schinus molle)

La semana no podía empezar mejor. El Madrid pincha otra vez sintiendo la sombra del Barça, la Juve parece rejuvenecer sobre el Milan, y el Wilstermann de mi ciudad se estrelló solito el domingo reciente en su afán de volver a la primera división. Como aurorista, no me apena que la pesadilla continúe para el Equipo aviador. Lo siento por mis amigos wilstermanistas, ellos sabrán perdonarme, el resto de la hinchada se lo tiene bien merecido, en este caso me place la desgracia ajena. Mi actitud tiene explicación sociológica, simplemente estoy haciendo gala de lo que significa ser un “buen cochabambino”.
Los naturales de esta región, somos muy conocidos en el resto del país por una proverbial tendencia a comer en exceso, tanto que valoramos un plato como exquisito en función de la cantidad. La creencia arraigada de que ésta, es la tierra del buen comer es una verdad a medias, según se la mire. Pero también somos muy famosos por tener una mentalidad hipócrita, conservadora, egoísta y mañosa. Hay un refrán que dice bastante de nosotros: “hay que cuidarse de la justicia chuquisaqueña, del carácter agrio de la mujer paceña y de las mañas de los cochabambinos”.
No hay estudios suficientes ni contundentes (al menos no los conozco), que expliquen la idiosincrasia peculiar de los vallunos. Lo que mejor describe a esta región es, sin duda, su clima generoso, apacible y templado. Ojalá la templanza, la moderación, la tolerancia, nos vinieran desde la cuna, desde las particularidades del terruño. Todo lo contrario, el regionalismo cicatero nos define: “ni cambas (oriente) ni collas (occidente), ¡cochalas carajo!” suele ser el grito de guerra acostumbrado y luego presumimos religiosamente de ser la tierra de la integración nacional. Coincidencia  geográfica nada más.
Naturalmente escéptico como soy, pensaba que esta cultura de la mezquindad era una exageración prejuiciosa, sin embargo, un hecho reciente me convenció del todo. Comenzaré diciendo que la metrópoli cochabambina se ha expandido, por razones topográficas, de este a oeste entre cinco municipios. En consecuencia, es frecuente el roce entre alcaldías por los límites jurisdiccionales, y hace algunas semanas, uno de estos conflictos derivó en un enfrentamiento entre dos municipios, vecinos incluidos, que se disputaban por unos metros de territorio. Esta vez, el gobernador del departamento, incapaz de resolver el conflicto, no tuvo ni la excusa de argumentar que era un problema motivado por “razones políticas y desestabilizadoras”, pues resulta que, tanto él como los dos alcaldes involucrados son del mismo partido oficialista. La consecuencia fue funesta para todos los ciudadanos, pues los movilizados no tuvieron otra mejor ocurrencia que bloquear la única carretera hacia La Paz por el lapso de casi una semana, dejando en la vía cientos de camiones y autobuses varados. Imagínense que dos tercios de la economía boliviana se mueven a través del eje carretero La Paz-Cochabamba-Santa Cruz. Y la policía, por mandato del gobernador, se limitó a observar cómo los bloqueadores incurrían en todo tipo de desmanes con los automovilistas atrapados. Y todo esto a solo cinco kilómetros del centro de la ciudad. Ante tanto desgobierno, ya no nos queda ni tragar bilis porque no sirve de nada.
Al final, el gobernador fue ninguneado por las partes enfrentadas y éstas declararon una tregua ante la intervención del gobierno nacional con la promesa de que se promulgará en el Congreso una ley de límites para todo el país. Esto es lo que ocasiona el haber dividido el país en 36 naciones. Como ciudadano común, me cuesta entender que los vecinos se dejen manipular por políticos inescrupulosos que persiguen míseros intereses particulares. Escucho a menudo el estúpido argumento de que “si esta calle o zona será de nuestro municipio, entonces nos tocará más recursos”, como si el dinero le correspondiera a cada persona, o como si pagar impuestos en una u otra alcaldía fuera la gran diferencia. No imagino cómo resolverán sus problemas jurisdiccionales, metrópolis gigantescas como Lima, Buenos Aires o Sao Paulo, pero estoy seguro de que no se estorban entre ellos. Mientras aquí,  impera la cultura de pueblo chico, el de poner la zancadilla al prójimo, en una urbe que bien podría caber en un solo distrito de las ciudades citadas. Y hay quien ingenuamente se pregunta por qué estamos tan estancados siendo el corazón de Bolivia.
Así somos, ¿quieren otra muestra absurda de cómo vemos las cosas?...Paseando un día por unos de estos barrios, me llamó la atención que una torrentera estuviera canalizada con mampostería de hormigón, de una sola orilla, un amigo vecino de la zona, me dijo entre sonrisas que se debía a que los alcaldes no se ponían de acuerdo y,  que si la obra hubiera sido construida como correspondería, el responsable se hubiera arriesgado a un juicio por usurpar funciones o invasión de territorio. Pues eso, la envidia y la mezquindad son rasgos innatos del habitante de estos valles. Nos caracterizamos por menospreciar el éxito ajeno. De hecho, si alguien es lo suficientemente creativo para emprender un negocio nuevo y le va bien, a los pocos meses, el vecino no tiene escrúpulos para arruinarle el negocio construyendo algo más grande, más llamativo o cobrando más barato. A eso,  llamamos popularmente ser buen cochabambino. Pero dejemos en manos de un académico respetado como H.C.F. Mansilla, una explicación algo esclarecedora aunque no definitiva, en una entrevista que concedió a la revista cultural Atar a la rata:
P.- La cultura de las artimañas como uno de los rasgos sobresalientes de los cochabambinos…
R.- No son sobresalientes, están ahí.  (…) digo simplemente que esos rasgos están todavía fuertemente anclados. Es difícil medirlos empíricamente, es decir si existen más o menos que el resto del país (…) yo diría que se debe a la alta densidad de población, sobre todo aquí en el valle central de Cochabamba, lo que genera la necesidad de engañarse mutuamente unos a otros, uno a costa del otro. Yo creo que eso es muy marcado.
P.- Si fuera, como usted dice, que la concentración demográfica provoca que la envidia o la maña sean más profundas ¿por qué no considerar que los japoneses podrían ser como los cochabambinos?
R.- Yo supongo -conozco muy mal la cultura japonesa- que los japoneses han tenido una cultura muy diferente, probablemente 1.200 años de un sistema altamente jerárquico, un sistema disciplinario muy fuerte, que no han tenido los cochabambinos. Entonces, lo que ha pasado aquí es precisamente que no ha habido un sistema de disciplinamiento social fuerte. Esa simpatiquísima tendencia de tratar mal, ningunear, acabar o rebajar todo mérito del prójimo es una tendencia de envidia muy marcada(…)Aquí las élites son cambiantes. Son élites torpes, de mal gusto. El único mérito es el haber usado artimañas para abrirse paso a codazos. Y claro, siempre se encuentra, al cabo de años de una generación, con otra que también se abre paso.
Qué quieren que les diga, hablar mal de mis llajtamasis (coterráneos), es parte de mi formación sociocultural y está en mis genes, soy parte del problema. Así como esta región, otrora conocida como el granero de Bolivia, ha dado grandes gobernantes, y mujeres ilustres como Manuela Gandarillas y Adela Zamudio, también ha parido mandatarios grotescos y temerarios como Don Mariano Melgarejo, aquel que mandó fusilar a su camisa en un arranque de ira. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces.  Hace poco, legisladores de una lucidez infinita, declararon a Cochabamba “capital nacional del parapente” como regalo de aniversario,  y un año atrás, otras autoridades nombraron también a unas aves migratorias, procedentes del norte del continente, como "visitantes distinguidos" de la ciudad. Ah, si el gran Jarry viviera, declararía a Bolivia su patria adoptiva con toda seguridad.
Ciertamente no todo es malo, ni la tierra es raquítica ni hace demasiado frio. Ahí están como consuelo,  la chicha de maíz para calmar la sed y el delicioso chicharrón de cerdo para satisfacer a las panzas ubuanas y también a las pocas quijotescas, con cielo soleado el año entero, mientras nos cobijamos a la sombra de las muchachas en flor, o del humilde molle, árbol reflexivo por excelencia y reivindicado por Don Urbano Campos, uno de esos columnistas criollos que ya no quedan. El chiste del título, es por supuesto, de origen popular,  ¿de dónde si no?

04 abril, 2012

6 El rey Ubú del oriente

Foto: El Dia
¿Ustedes creen que únicamente en palacio de gobierno, allá en el occidente, pululan los personajes jarryanos? Pues no, las tierras cálidas del oriente parece que pugnan también por ofrecernos su singular muestra de fauna variopinta, digo antropológicamente hablando. Así como el occidente abunda en curanderos, descifradores de arrugas y justicieros de la coca, en contrapartida, en el oriente sobran las reinas de belleza (hasta de la piña y la caña de azúcar, por poner un ejemplo) y los gobernantes toscos cuyos comportamientos rozan la temeridad,  la chabacanería o la locura. Yo vivo al centro, a medio camino entre La Paz y Santa Cruz, no somos inmunes al fenómeno,  tenemos también nuestra cuota parte; aquí sobran los mezquinos. Ya habrá tiempo para hablar de ello.
Vientos de cambio dicen que soplan en este rincón olvidado del planeta: lo vulgar, lo ramplón,  lo impúdico, lo grotesco, constituyen seña de identidad de este nuevo orden de cosas conocido como Estado Plurinacional. La sensación de estar viviendo un interminable carnaval (en su acepción del todo vale), parece ser la tónica que nos tiene adormecidos a los bolivianos, incapaces de aceptar que el resto del mundo mira hacia adelante mientras nos observamos el ombligo. Nadie, salvo una organización de feministas puso el grito al cielo cuando el presidente Morales aplaudió las coplas carnavaleras que denigraban a la mujer. Todas sus ministras y parlamentarias no tuvieron “faldas” para reprochar la actitud de su jefe, aunque paradójicamente se jacten de que, bajo este gobierno, como en ningún otro, hay equidad de género. Muy distinta fue la reacción cuando el alcalde opositor de Santa Cruz manoseó a una concejal. Llovieron las críticas indignadas, desde humildes amas de casa a connotadas autoridades, a tal punto que ya se plantea una ley draconiana contra el acoso y violencia sexual.
Cuesta creer que una ciudad tan bella como Santa Cruz, y reconocida además como la locomotora de la economía nacional y vanguardia actual de la cultura,  haya reelecto a un político conocido desde hace muchos años por sus actitudes prepotentes y comportamientos torpes. Me viene a la memoria, que en una ocasión, se arrodilló servilmente ante el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Pero es en los enfrentamientos verbales con todo tipo de gente donde saca a relucir su vertiente más caricaturesca, autoritaria y chulesca, especialmente contra la prensa. He aquí una perla de su verborrea descontrolada cuando un periodista le cuestionó sobre la gestión municipal: "¿Es burro usted?, llámese burro, rebuzne mierda, sino rebuzna es por falta de pescuezo carajo,¡qué tipo intrépido!". En anteriores oportunidades,  llamó también a una periodista  “cara de dengue” y a otro amenazó con “balearlo con su escopeta”. En otras partes, hace rato que un personaje de este talante se hubiera visto obligado a renunciar, pero aquí,  como viene siendo costumbre, sigue muy orondo en su poltrona municipal, seguro de que va a salir bien librado de los procesos judiciales, que tienen más la pinta de un circo.
Como decía, hace pocos días atrás, la gota que colmó el vaso,  fue el hecho bochornoso de haber manoseado insistentemente a una concejal de su partido en un acto público,  mientras ésta hablaba de pie a través del micrófono. El alcalde le acarició la mano - según algunos hasta las nalgas (las imágenes son ambiguas)- y para disimular le besó la misma, en un gesto casi burlón, ante la sonrisa de muchos de los presentes.  Lo más reprochable del caso es que la mujer afectada, pareció no inmutarse y posteriormente lo defendió declarando que lo conoce desde hace mucho tiempo y que era como un padre para ella. Al contrario, al resto de nosotros, nos pareció demasiada familiaridad entre un viejo cascarrabias y una mujer joven, más cerca de un intimismo de enamorados o de un gesto cómplice entre un adulto incontrolado y una colegiala condescendiente, convirtiendo un acto oficial en una sesión vergonzosa digna de un tabloide sensacionalista.
Al día de hoy, muchos se preguntan si don Percy Fernández, es víctima de demencia senil o de su naturaleza desatada, entretanto seguirá firmando documentos con el rótulo de “honorable alcalde municipal”. Ironías de la vida.

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