30 junio, 2014

4 De tumbo en tumbo, por la vida




El Mundial de Brasil, que se ha convertido en un cernidor para las selecciones europeas, mostrando a momentos la imagen de estar disputándose una Copa América; sigue ofreciendo sorpresas, más allá de los resultados. Verdaderas batallas épicas de domingo que ofrecen inolvidables imágenes para la retina. A la selección brasileña le ha dado un infarto futbolístico y avanza angustiada a ritmo de agradecimientos al cielo. Sus jugadores celebran que un poste les haya salvado. Que sigan tocando madera. 


La FIFA sigue ofreciendo cursos acelerados de hipocresía. Sanciona un mordisco como si fuera un crimen y se hace de la vista gorda ante codazos arteros o patadas rompetibias que han acelerado el retiro de más de un prometedor futbolista. Es curioso que se muestre inflexible y ejemplarizadora con algunos jugadores y no haga nada por castigar la corrupción de varios de sus miembros alrededor del orbe. El fair play solo tiene vigencia encima del pasto, nunca para sus oficinas alfombradas. Se pretende acabar con la moral de un futbolista al prohibirle acercarse siquiera a un estadio pero no tienen inconveniente en remarcar que su club puede transferir sus piernas al mejor postor. Que siga el negocio. Para rematar, tiene un comité disciplinario conformado por países donde juegan al fútbol con cocos. ¡Qué conveniente!


Cristiano Ronaldo, el narciso más rutilante (por los litros de gel capilar que promociona) de las canchas, acaba de batir otro record de los tantos que acumula: es ya el jugador que más peinados ha estrenado por partido durante un Mundial. Que sepan todos que no iba irse a casa con los números vacíos. Asimismo, no hace mucho fue condecorado por el presidente de Portugal con la medalla de Gran Oficial de la Orden del Infante D. Henrique de Portugal por "contribuir a la proyección internacional del país”. Me pregunto si los millones de seguidores que atesora serán capaces de situar el país del i-luso en un mapa.



La socióloga chilena Marta Harnecker acaba de obtener el Premio Libertador al Pensamiento Crítico, por una de sus quichicientas obras que ha pergeñado con disciplina militante, y a quien no me ha dado la gana de leerle ni un solo párrafo, convencido de que para conocer algo de marxismo, basta con acudir hasta la misma fuente. Beber de las mismas barbas de Marx ha sido más que suficiente. Además como todo socialista de escritorio, por mucho que se haya convertido en la guía de millones de jóvenes marxistas, incluyendo Hugo Chávez que según parece fue iluminado con sus lecturas; le tengo tirria a alguien que hable de igualdad, lucha social y camaradería mientras llevó vida cómoda siendo la esposa del jefe de los servicios de seguridad de los hermanos Castro y, posteriormente, viviendo en un hotel de Caracas a la costilla de Chávez mientras se convertía en uno de sus asesores de cabecera.  Ahora mismo sigue pontificando desde su calentito hogar canadiense. Quisiera verla, como a todos los venezolanos, hacer fila por un rollo de papel higiénico, o venir a Bolivia a besuquearse con gil y mil, incluyendo bocas verdes, en nombre de la revolución.  Dicen que la respetable señora es muy autocrítica, así que supongo que no le hace mucha gracia que Maduro y sus orates le hayan premiado. Como a mí tampoco me hace ni puñetera gracia que una novia me diga que soy el mejor hombre de su vida.



Dicen que Nicolás Maduro acaba de inaugurar una segunda fase de su celebérrimo "Gobierno de Calle". Tan eficaz habrá sido su método de gobernar que ni falta le hace empuñar el volante de su autobús y conducir por las carreteras agujereadas de su amado país. Le basta con mandar a sus moteros asesinos a defender la revolución, aterrorizando las calles a balazos. Desde entonces reina un silencio sepulcral en los barrios mientras los autonombrados guardianes del orden pasean sus rostros encapuchados.



Así está el mundo, con la vida a trompicones, como un viejo carromato de tumbo en tumbo. Al contrario, eso sí, yo voy de tumbo en tumbo por la vida: cada vez que puedo mato mi sed y compruebo que estoy vivo entregándome al placer de una bebida refrescante, mi favorita es la del tumbo, ese menospreciado pariente de la granadilla y maracuyá. ¡Salud, pues!




25 junio, 2014

7 El reloj del canciller



Estos días los bolivianos por fin nos libramos de la pesadilla imperialista. Nuestra miserable existencia había sido un mal sueño que iba camino de una eternidad. El caos se había apoderado del planeta. Dos mil años la humanidad vagando por la senda equivocada, sin un horizonte claro, efectuando una lectura errónea de las leyes físicas y de los mandatos del cosmos. Hacía falta una mente superlativa para sacarnos del error. Gracias a nuestro amado canciller; gurú de tiempo completo, descifrador de arrugas y depositario exclusivo de legados ancestrales, es que nos llegó la luz salvadora para salir de las tinieblas. Y nada menos que en Bolivia, ombligo del continente, centro irradiador de los nuevos conocimientos y convertida de facto en tierra sagrada.


Por órdenes del Papa-liso de la recién estrenada religión pachamámica,  a partir de este 21 de junio, punto de partida del año 5.522 de la era aymara –que en cinco milenios no ha inventado ni una aguja- en los salones y demás habitaciones del Palacio Legislativo rige un nuevo horario, expresado claramente en el cambio del sentido del reloj republicano que por más de cien años emplazado en lo alto del frontis había sido testigo de un sinfín de revoluciones, festejos copleros y otros avatares criollos. Extrañamente, esta vez no se hizo ningún anuncio oficial previo sobre la transformación radical del contador del tiempo. De la noche a la mañana, el aparato mecánico apareció con los números en sentido inverso y las manecillas girando a contracorriente. La gente creía que el extraño fenómeno se debía a un descuido de las labores de mantenimiento. Hasta los legisladores oficialistas estaban sorprendidos por el posible error. No había sido ningún acontecimiento azaroso ni obra de fantasmas. Todo había sido fríamente calculado. Que me sigan los buenos.


Al parecer, en una de esas crepusculares tardes en que el profeta, acostumbra seguir el ritual de devorar ají de papalisa (y que solo para él tiene un extraño poder psíquico similar al del peyote, amén de terrenales cualidades amatorias, según confesó, superiores al del Viagra o cualquier otro sucedáneo), sufrió alucinantes revelaciones con el mandato divino de que debía trastocar las agujas del reloj, para “romper la hegemonía del norte”. La idea es cambiar los polos, de tal manera que el sur esté en el norte y viceversa, según acotó a la prensa un portavoz. Ricardo Arjona debe de estar que arde por el evidente plagio de sus ideas de su conocido himno (“Si el norte fuera el sur”) que seguramente Rigoberta Menchú trajo a estas tierras para tararear con su compadre Evo Morales. Ni por las piernas de Cindy Crawford hay que respetar a los yanquis.


Consultado al respecto de tan revolucionario cambio, el etéreo canciller, arreglándose el peinado libresco -a pesar de su fobia a los libros- se dignó a dar una explicación didáctica al resto de los mortales que evidentemente no estamos a su altura. El “Reloj del Sur” será implementado gradualmente, empezando por las oficinas públicas, porque es el inicio de otros cambios, siguiendo siempre el camino del Vivir Bien, un enigmático paradigma que fue socializado con puntos y comas en la reciente cumbre del G-77, al tiempo que se entregaban doscientos relojes izquierdos a las delegaciones asistentes a modo de recuerdo. Para ello los presidentes se reunieron, para discutir estas propuestas vitales para el futuro del planeta, siguió explicando. Insistiendo en que esto forma parte de la cosmovisión de Bolivia hacia el mundo, con la finalidad de recuperar los saberes ancestrales e incorporarlos a esta época. 


Que los Apus, los Achachilas, las piedras parlanchinas y demás espíritus tutelares guarden y protejan a nuestro multifacético profeta, filósofo con ribetes de poeta, faro de la revolución, incansable guerrero del Arcoíris, amoroso protector de la Madre Tierra, humanamente conocido como canciller David Choquehuanca. Oremos.

20 junio, 2014

6 Cómo sobrevivir a un día feriado




Como alguna vez confesé, los feriados y demás días festivos me sumergen en la modorra, en la apatía generalizada, a veces rondando la depresión. Es cuando menos quiero hacer valer mi derecho a la pereza, aunque parezca contradictorio. Unos rezan y ruegan porque llegue el fin de semana y por poco lanzan cohetes cuando en el noticiero recuerdan que tal día es festivo u ocioso por ley. Pucha, que a mí me jode que a mitad de semana se trastoque el ritmo de la existencia, como un coitus interruptus de la normalidad. Ahora mismo estaba enfrascado en acudir continuamente al gimnasio para batallar con los fierros, pero mi voluntad fue dinamitada por el anuncio del Corpus Christi, una paja de religiosidad que hasta ahora no entiendo para qué sirve realmente. Entretanto, decenas de devotos madrugan para, enfrente de algunas iglesias, elaborar sobre el pavimento gigantescos mosaicos religiosos con flores. Ya quisiera ver ese mismo espíritu de laboriosidad con el desarrollo del país. 

Así las cosas, con el ánimo irritado y las fuerzas por el suelo, me consolé devorando un montón de frutas, especialmente después del mediodía. Recordé de pronto que como este día se celebra la eucaristía, la gente consume ciertos frutos a modo de tradición, de ahí que en los alrededores de los templos se instalen puestos ofreciendo cacahuetes, uvas, mandarinas, manzanas, rosquetes y el conocido chambergo de azúcar. Que haya disfrutado de tantos productos de la Pachamama es pura casualidad, jamás le digo que no a un postre de frutas aunque me haya llenado con un almuerzo suculento.

Promediando las tres de la tarde, bajé al departamento de mis primos para observar el partido entre Uruguay e Inglaterra, de antemano el duelo futbolístico pintaba para una tarde épica. Nuevamente fui tentado por una canasta de frutas y maníes que mi tía nos ofreció a todos los chavales,  prácticamente con los ojos clavados en la pantalla del televisor. De allí no nos movía nadie y solo hacíamos pausa para alargar la mano y hacer crepitar de rato en rato las cáscaras del maní como unos autómatas. A momentos soltábamos interjecciones y murmurábamos comentarios como los mejores entrenadores del mundo. Como en nuestros tiempos de la infancia fuimos inmensamente felices por noventa minutos, ajenos al trajinar del reloj y al murmullo de las cortinas sacudidas por un viento calmo. 

Celebramos y aplaudimos las lindas jugadas y los generosos lances de pundonor que dejaron ambas escuadras, pero el grito estentóreo de uno de mis primos soltando su “¡goool, carajo!”en la agonía del partido por poco sacude los cimientos de la casa. Ahí nomás quedé en evidencia de que soy un pecho frio, a pesar de que en el fondo me alegró sobremanera el segundo gol uruguayo, pero no me salió ningún grito ni otra expresión espontánea, salvo agitar un puño bastante rabioso que para otros hinchas sonará a festejo blando. Y eso que los charrúas son mi equipo favorito de toda América. Después de esa mínima inyección de adrenalina quedé bastante provisto para el resto del día. El siguiente partido ya no me intereso más. Antes procuraba no perderme ningún partido de los mundiales. Ahora con algunos muy puntuales, especialmente entre las potencias, me doy más que satisfecho. 

Cerré la tarde y las primeras horas de la noche oyendo un disco de un grupo que acabo de encontrar husmeando en internet. Aunque no soy muy devoto del rock progresivo pero el virtuosismo de esta desaparecida banda me ha dejado anonadado. Rock con mucha altura, cuesta creer que haya sido generada por músicos bolivianos. Lo más curioso es que son unos auténticos desconocidos, incluso por mí, dada mi curiosidad insaciable ni sospechaba de su existencia. En la década de los setenta, por lo visto, se produjo rock de calidad con sello nacional. Ahí tenemos a Wara con su excelente y extraño álbum psicodélico denominado El Inca (1973), aunque luego la banda se inclinó por el folk. Sin embargo, el trio Clímax fue capaz de sacar el álbum más conceptual y perfecto en lo que a rock nacional se refiere, una auténtica obra maestra es Gusano Mecánico (1974). Lástima que haya durado un parpadeo, un relampagueo fulminante sacudiendo las vibras de los jóvenes de la época. Quizá fue mejor, haciendo honor a su nombre. Gracias a la tecnología y el aporte de gente generosa, los jóvenes de hoy podemos disfrutar de esta exquisitez. He aqui una muestra de su música:


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PS. Si les convence pueden bajarse el album completo, hasta sacan una version magnifica del clásico "Born to be wild" de Steppenwolf (clic en la pestaña Saltar publicidad y listo, Calixto)

14 junio, 2014

6 G-77: crónica de un agravio al país más pobre de Sudamérica





“Hemos caído en una hemorragia de encuentros presidenciales. Las cumbres están bien pero deberían tener una jerarquía y un producto final. De lo contrario, lo único que hacemos es dar trabajo a las cadenas hoteleras y a las agencias de viaje, pero perdemos el tiempo maravillosamente. Hay que cuidar un poco más los recursos públicos. Ha habido un cierto abuso de encuentros, cumbres y cumbrecitas” (José Mujica, en una entrevista, tiempo atrás).


Todo ese “nuevo orden mundial” que humea fosforescente desde Santa Cruz, considerada estos días la “capital del mundo”, con ínfulas de ser un paradigma intergaláctico, me sonaría a chanza monumental, a ocurrencia descuajeringada de unos iluminados. Todos esos preparativos grandilocuentes, esos torpes simulacros antiterroristas y demás operativos de seguridad que parecen estar hechos para estrellas del cine; ciertamente recuerdan a escenas de una serie policial cutre. Reiría hasta reventar, si no fuera habitante de un país tan secularmente  atrasado y pobre como el nuestro. Todo aquello sería un macarrónico paseo, una simpática anécdota con el arribo de pintorescas delegaciones como la de Suazilandia, a cuyo tiránico reyezuelo me gustaría preguntarle acerca de su harén y  el procedimiento para mantener la paz entre sus esposas y concubinas, allá en su ignoto reino del sur de África. Pero no estamos para celebraciones,  porque la payasada solemne la pagamos todos los bolivianos. Que no son gastos dispendiosos, defienden ufanos los cortesanos; que ante todo está en juego la imagen de Bolivia para demostrar su capacidad de organizar acontecimientos de gran envergadura, sostienen muy sueltos de cuerpo y a barriga llena. Después de haberse vanagloriado con el Dakar, quién sabe, dentro de poco el insaciable caudillo presente su candidatura para un Mundial de fútbol, porque él sí va a estar presente, aunque sea en el año 3.000 en calidad de momia, como dijo un escritor. Nunca se había visto tamaña afrenta a las necesidades más urgentes de este país.

-Para empezar, se insulta a los cruceños y a su rica cultura, mandando a cambiar algunos nombres vernaculares de los salones donde se celebran las reuniones por títulos tan ilustrativamente andinos como Illimani. La cosmovisión altiplánica sigue avasallando, como si no hubiesen indígenas amazónicos, al haber impuesto el logotipo oficial de la Cumbre con símbolos andinos, estampando la bandera arcoíris de los aymaras y el pajarito burdamente copiado de Nazca. Ni siquiera incluyeron, para disimular, un diseño abstracto de un carretón, trapiche, sombrero de palma u otra seña típica de la región. Los otrora insumisos cambas de pelo en pecho y cinturón canana, solo pusieron -de buena gana- su linda ciudad para que otros se revuelquen en sus camas, la pisoteen y la ensucien. Y esto es el colmo, con recursos desembolsados por los propios cruceños a través de su alcaldía y gobernación, pisoteando sus principios autonómicos que tan vigorosamente defendían. Lo del turismo y otros beneficios intangibles es pura cháchara, apenas migajas para los artesanos. De yapa, se instruye la iza de la bandera nacional en edificios públicos y privados, como si fuera una fecha patriótica más. En resumen, como alguien tituló: “una cumbre sin alma cruceña”.

-Segundo, el haber decretado abusivamente feriado departamental los días viernes 13 y sábado 14 de junio, perjudicando inmisericordemente a las pequeñas empresas y otros negocios familiares que están obligados a pagar a sus empleados por estos días ociosos. Además, está el detalle de que en días feriados no trabajan ni los mendigos y, aunque quisieran, los han desalojado oportunamente de las iglesias, plazas y otros sitios donde habitualmente pululan. En contrapartida, la burguesía cruceña, a través de sus proveedores mayoristas, cadenas de hoteles, restaurantes caros y puteros de lujo, se frota las manos de puro placer, ¿o me van a decir que los visitantes irán a comer en los mercados populares? Sepa usted, estimado lector que, Santa Cruz, aparte de tener paisajes maravillosos por su tropical clima, posee una próspera industria de prostitución de alto vuelo, ofrecida mediante catálogo por agencias especializadas. 

-Tercero, el caudillo se largó a la ceremonia de inauguración del Mundial, sin haber sido invitado ni por la FIFA, ni mucho menos por la fiera Rousseff, de quien se dice que no lo traga por diversos encontronazos diplomáticos entre ambos países. La foto que mandó un internauta fue muy ilustrativa: el líder estratosférico posando en la gradería como si fuera un pedestre hincha más, con la pequeña gran diferencia de que él no se costeó la entrada ni el pasaje. Como todo un millonario caprichoso no pidió permiso ni al Congreso, como era su obligación, y utilizó el avión presidencial cuyo, para quien no sepa, costo de operación significa al tesoro público una sangría de 6.000 dólares por hora de vuelo. Apenas terminó el partido, volvió a toda prisa a Santa Cruz, acompañado del funcionario más inocuo del mundo-el calmadísimo Ban Ki-moon- que coincidentemente paseaba por Brasil, aterrizando cerca de las once de la noche, y aun tuvieron energías hasta para saludar protocolarmente a cuanto fantoche asomó las narices por allí. 

-Cuarto, el haber entregado con toda pompa ocho motocicletas Harley Davidson a la escolta presidencial para estrenarlas en estos días. Yo no sé si la Casa Blanca usa motos de esta marca para acompañar a su presidente, pero en todo caso se trata de la nación más rica del mundo y el gasto será proporcional a su importancia. A ver, ¿cómo suena que un mandatario dizque austero y humilde se haga escoltar a todo lujo como si fuera un emperador;  el que se proclama paladín  contra el imperialismo, ordene comprar carísimos motorizados de su peor enemigo?  Aun más, sirva de vergonzoso contraste el hecho frecuente de que la policía nacional se niegue a acudir a un llamado de vecinos por falta de gasolina o por culpa de que sus vehículos están en pésimas condiciones.

-Quinto, los dirigentes, tanto del partido oficialista como de sus innumerables aliados de los movimientos sociales y demás sindicatos de toda laya, viajaron por centenas con todos los gastos y viáticos pagados, llevando sus catecismos para seguir repitiendo como loros la doctrina aprendida del Vivir Bien y otras pajas pachamámicas de reciente data. Lo mismo se puede decir de una nutrida delegación de diputados y senadores que arribaron a la metrópoli cruceña para degustar el majadito o un locro de gallina, con la diferencia de que se trasladaron en avión tal como manda su arrogante condición de honorables levantamanos.

-Sexto, según fuentes oficiales, en el plan de seguridad se gastará alrededor de 15 millones de dólares. No sale barata la movilización de al menos 4.500 policías, a quienes, sobre la marcha se les dotó de equipamiento nuevo y armamento para aparentar que están bien atendidos (tal como muestran los recientes spots), muchos de los cuales fueron acarreados desde Cochabamba y otras ciudades, dejando desprotegidas a las mismas, desde ya agobiadas por el escaso número de agentes frente a la constante arremetida de la delincuencia. Por si no bastara se ha movilizado a unidades del ejército con tanquetas y jeeps, y finalmente se ha trasladado al regimiento Colorados (guardia pretoriana de Palacio Quemado) para recibir a toda hora con casacas y sables a todo cuanto viajero descienda de un avión, aun en medio de la lluvia y de la agotadora espera. Ni hablar de las caravanas de vehículos de traslado, patrullas, banda de guerra, guardaespaldas, funcionarios de protocolo y cancillería, garzones de paraguas, y otros auxiliares conformando un abigarrado séquito.

-Séptimo, a pesar de las “inversiones” en infraestructura y comunicaciones efectuadas a marchas forzadas en la ciudad oriental, como la ampliación de la terminal de carga del aeropuerto, el estreno de una fuente con luces supuestamente inteligentes, la construcción de una avenida conmemorativa de 14 kilómetros en tiempo record, trabajando día y noche, aun con lluvia que hacen avizorar que dentro de unos meses sufrirá un rápido deterioro; a pesar de todo ello, días después de que los visitantes se hayan ido, las instalaciones languidecerán por su capacidad ociosa, y se hará menester desmontar todos esos decorados de cartón piedra y demás parafernalia temática levantada a todo trapo. Todo un despilfarro astronómico de dinero para apenas dos días. 

-Octavo, y esto es lo inaudito, aparentemente, todo país anfitrión está en la obligación de correr con todos los gastos. De ahí que no extrañe que hayan llegado más de un millar de representantes de los países miembros, además de personalidades destacadas, intelectuales, artistas y activistas afines, a quienes la cancillería se encargó de enviar pasajes y velará porque sean atendidos a cuerpo de rey durante su estadía. Románticos izquierdistas que chupan como garrapatas de los recursos de un miserable país. Todo sea para volver a poner a Bolivia en el escenario internacional, en un supuesto sitial privilegiado de las naciones revolucionarias, ejemplo de hermosas reformas y faro mundial para admiración de la humanidad entera. Este país es una fiesta de chivos y urracas. Ojalá fuera una pesadilla.

-Noveno, la cumbre será tan notoria y trascendente que apenas los mandatarios de los países más exóticos del planeta se han dignado a asistir. Curiosamente, caudillos y gobernantes denunciados por violaciones a los derechos humanos, tales como Raúl Castro, los dictadores Obiang de Guinea Ecuatorial y Mugabe de Zimbabwe, o el vicepresidente de Irán como delegado de uno de los regímenes más opresivos. Altos funcionarios de naciones desconocidas como Namibia, Sri Lanka, Haití, y muchas otras cuyo paso no significa nada. Si no fuera por la solidaridad de los cuates de la Unasur -Correa, Maduro, Cristina y Mujica-, el acontecimiento sería un turístico intercambio de banderitas y presentes, y quién sabe hasta de cromos, ya que la atención mundial está  claramente concentrada en el torneo futbolero. Lo decepcionante es que Mujica avale esta farsa millonaria con su presencia, transformándose automáticamente en cómplice a pesar de sus buenas intenciones y tristemente hace de tonto útil, enarbolado como estandarte de una ideología falsa y delincuencial.

Por último, la guinda en el pastel, el gobierno encargó la elaboración de  joyas de oro de 18 quilates, con incrustaciones de piedras preciosas como regalo a los presidentes (alrededor de 30 confirmaron su llegada) o en su defecto a los representantes de delegaciones (130, según datos oficiales). En otro alarde de falsa modestia, el vicepresidente las justificó, afirmando que son muestra de nuestra riqueza. Para variar, no contentos con dejar a las transnacionales saquear los yacimientos minerales, obsequiamos anillos como si fuera una graduación. Que venga el vals.

¿Sabrán el señor Ban Ki-moon y todos los otros grises burócratas de la ONU y de otros organismos multilaterales presentes que, en Bolivia existen 2,2 millones de ciudadanos (de un total de 10 millones) que viven en la extrema pobreza?, es decir con insuficientes recursos para comer dignamente, mientras el gobierno está preparando con todo entusiasmo comilonas multitudinarias con un toque costumbrista para impresionar a los visitantes. Encima, el servicial coreano se presta a los intereses electorales del caudillo, acompañándole a inaugurar un vulgar coliseo que, ¡oh venerable casualidad!, lleva el nombre del ilustre asiático, en un municipio cercano, donde le pusieron a bailar cueca al lado de una ministra disfrazada de cholita cochabambina, además de inmortalizarlo grotescamente en un bajorrelieve de madera con su efigie junto a la del caudillo sudamericano, como si se miraran para la posteridad. 

De mis compatriotas no espero nada porque gozosos aplauden el banquete aunque no les llegue ni el olor de los manjares. De los visitantes informados esperaba algo de cordura y sentido común. Si supieran que esos 75 millones de dólares que costará la cumbre, otros hablan de 100 millones, nunca se sabrá; hubieran sido sensatamente invertidos en salud, educación, caminos, seguridad ciudadana y tantos otros rubros para vivir en condiciones mínimamente decentes. Todo el mundo le hace juego al cacique en su millonaria campaña para perpetuarse en el poder. Es para llorar.






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