29 junio, 2013

6 Evo y su paranoia antiimperialista


Imagen: David Diez Canseco
Ah, caray, ya van siete años de lucha incansable que Evo Skywalker, el Caballero Jedi de la Dignidad emprende contra el imperio. Siete años de mirarse continuamente ante el espejo mientras piensa en los daños morales que le ocasiona a la dictadura del capitalismo. Allá en el norte sufren porque ya no llegan los primorosos textiles bolivianos que un gobierno anterior y servil se había rebajado a exportar con ventajas arancelarias. Mejor regalar el algodón nacional a los hermanos venezolanos y cubanos a un precio solidario. A los gringos ni el saludo, parece ser la consigna, aunque los contrabandistas sin fronteras sigan inundando el mercado del norte con oro blanco de cálidas tierras bolivianas. 

En un arranque de valentía y pundonor sin precedentes, se ha corrido casi a puntapiés a las agencias norteamericanas, como la DEA y USAID que, aburridas de contar las hectáreas de coca hasta se ponían a espiar para averiguar qué es lo que Su Excelencia consumía en el desayuno para mantenerse tan activo y para saber de qué estaban hechos sus trajes, más exclusivos que las impolutas sotanas del Papa. Yanquis neocolonialistas que metían sus narices en todo, hasta en los sueños de los indígenas que defendían sus selvas, culpables de que los sueños de “transformar Bolivia” se vieran truncados. Desde entonces, se dice que S.E. no puede conciliar el sueño, cosa que sus ministros desmienten asegurando que no duerme porque “piensa en cómo servir al país”.

Como su maestro Yoda tropical ya levita por toda la eternidad, Evo Skywalker ha recogido el bastón de mando láser de la Resistencia, dando la sensación de que ha  adquirido infinita sabiduría y clarividencia que le permiten oler dos pasos por delante todo lo que el imperio de las tinieblas se propone en su afán de conquistar el universo entero. Como todo caudillo que se respete ha pedido sumisión incondicional a todas sus tropas, empezando por sus correligionarios políticos, quienes se declaran orgullosamente “soldados del Proceso de Cambio”. Asimismo, los militares curtidos en mil batallas de escritorio han confesado ser admiradores de su augusta figura levantando sus sables al infinito, al tiempo que se confesaban socialistas. Para no quedar atrás, hace pocos días, el comandante general de la Policía se sumó a la causa, afirmando que ellos eran los “policías del Proceso de Cambio. Tal parece que caló muy hondo el eslogan presidencial de que “por encima de lo material está lo ideológico”.  Solo falta que los jóvenes siempre díscolos se sumen a la causa, en algo que se podría llamar como Juventudes del Proceso de Cambio, porque algunos futbolistas mundialistas ya se han sumado a la pachanga aunque no lo confiesan abiertamente. Quién sabe, siguiendo la onda, hasta los perros y gatos se declaren como mascotas del Proceso de Cambio. 

Así las cosas, la titánica y desigual lucha contra los EEUU, mantiene en vela a S.E, distrayéndole de otras preocupaciones importantes como el jugar fulbito. No puede entender por qué tanta inquina y rabia contra su figura evanescente que las fuerzas del mal despliegan. Ya está cansado de que las agencias espías infiltren tanta gente para destruir su revolución. Todos los escándalos sexuales, corrupción, narcotráfico, extorsión, violencia machista y jaranas incontroladas son causados por el imperio que corrompe a sus humildes servidores públicos que caen como moscas en la tentación. Ah, qué terrible es el imperio que intenta socavar desde dentro las entrañas del proyecto socialista, tal vez irritado aquel por los permanentes pellizcos que significan cosquillas molestas a su política exterior. Pero Evo es el Evo, está muy convencido de ello, sus servicios secretos le han informado que hay una conspiración imperial para acabar con su reinado.

Ahora las sospechas -disimuladas, eso sí- van contra su amado canciller Choquehuanca, quien al parecer no ha sido capaz de controlar a sus muchachos que, según fuentes internas han empezado a conspirar y vender información muy valiosa al gobierno de EE.UU. “Creo que esos hermanos y hermanas que trabajan así, no merecen, hermano Canciller, que estén aquí, acompañándonos”, sentenció categórico, al tiempo que amenazó con despedir a todos los implicados pero sin presentar nombres ni pruebas. “Yo no podía entender cómo algunos compañeros pueden conspirarnos desde acá adentro (Cancillería)”…¿Cómo podemos vender la documentación de nuestra Cancillería?”, insistió.  Puso como señal de falta de compromiso con el proceso por una posible “actitud señorial” en el cuerpo diplomático, ya que algunos funcionarios se negaban a cumplir con ciertas tareas ajenas a su posición, poniendo el ejemplo de que en una ocasión, un diplomático se negó a servirle una taza de café, con la patraña de que eso no era parte de sus obligaciones.

Lo que algunos no podemos entender es por qué los yanquis imperialistas tienen que pagar por información cuando pueden obtenerla gratis a través de sus mejores hackers. Evo será muy ducho en ideologizar a sus tropas, pero sus protocolos de seguridad informática no son precisamente revolucionarios. Así que a los ciegos con ese cuento.

25 junio, 2013

6 Folclorismo infernal


Vehículos calcinados, al dia siguiente del accidente
El folclore, como se sabe, es la memoria viva de una sociedad. Conjunto de tradiciones culturales que se traspasan de generación en generación constituyendo una suerte de legado o patrimonio valioso. Los pueblos, cada cierto tiempo, necesitan sacudirse la fatiga de la inevitable rutina. Ante la precariedad de la vida y el insoslayable horizonte de la muerte, el hombre, como tal, ha sabido rodearse de actividades lúdicas desde la primera noche de los tiempos, teniendo a la naturaleza misma como maestra a quien imitar. Así nacieron las músicas y las danzas. Lo demás vino por añadidura.

Pero cuando el folclore traspasa ciertos límites de la racionalidad, violando las leyes del sentido común, y avasalla los derechos de los demás, ya no merece llamarse como tal. No pueden cobijarse bajo el manto de expresión cultural, actitudes y comportamientos que rayan en el abuso y la estupidez. Este es el único país del mundo donde las calles y carreteras se destinan con prioridad a bailes masivos, las famosas “Entradas Folclóricas” que incluso han traspasado fronteras, motivo de orgullo exportador. Los automovilistas tienen que sufrir constantes bloqueos y desvíos sin previo aviso, a lo largo del año según calendario santoral, en cualquier punto de la geografía nacional. Primera estupidez.

Cómo está de arraigada la creencia de sentirse importante o realizada de mucha gente que halla en el baile y el “presterío” una oportunidad de ascenso social o de prestigio ante la comunidad. Cuanto más gasten los danzantes o fraternos en el encargo del traje, la contratación de una banda musical de renombre y las cuotas de asociación, mayor el orgullo de toda la fraternidad. No es lo mismo contratar a una banda de pocos quilates que tener a la 10 de Febrero Mundial (mundialista por haber acompañado a la selección del 94 hasta EE.UU., de ahí el prestigio). Aun más, el ser nombrado preste o padrino de una fraternidad es el mayor título honorífico que puede haber sobre la faz de la Tierra. Al alcance de muy pocos, porque significa un colosal presupuesto: comida, bebida, salón de fiestas, amplificación y, muchas veces, orquestas tropicales, y por tres días continuos como manda la tradición. De chico, en un pueblo, he visto a algún padrino paseando su inmensa botella de Johnnie Walker e invitando en vasos miniatura a quienes conocía mientras encabezaba la comitiva. Nada fuera eso, el que tiene plata que la gaste como mejor le parezca, diría alguien. Pero sucede que, con frecuencia, se dan casos de gente que costea una festividad, tirando los ahorros de toda una vida o vendiendo su ganado, a la par que sus hijos andan desnutridos y mal vestidos. He observado in situ varias de estas aberraciones, con gente a la que conocía y por la cual no daba un peso, por su apariencia y pobre modo de vida.

Como decíamos, la pulsión de mover el esqueleto es una herencia atávica de los bolivianos. Sólo así se explica tanto sacrificio económico y físico para acometer la dura tarea de aguantar diez horas o más bailando sin apenas descanso, durante los kilométricos trayectos.  Así haga frio, calor o llueva destempladamente, los danzarines siempre ponen la mejor cara. A eso, añadámosle el peso agobiante de algunos trajes y ya tenemos un suplicio contradictoriamente asumido de buena gana. Total, la fe en el santo patrono es intransferible e improrrogable como el más exigente cheque.  De ahí que algunas entradas se tengan que poner en marcha a media semana e, incluso al mediodía, cuando arrecia el calor, todo por seguir el calendario.

O sucederá como un escritor apunta el dedo en otra dirección, afirmando que somos un país que vive en el perpetuo infantilismo, capaz de interrumpir una revolución para dar paso al baile colectivo. Ya en tiempos pretéritos los gobernantes prefirieron ocultar el asunto de la invasión chilena a puertos bolivianos con tal de no frenar las celebraciones carnavaleras de la época. Actualmente poco o nada ha cambiado. Seguimos con los ímpetus desenfrenados y el poco aprecio por el trabajo. Y en estos tiempos que se ha puesto de moda la herramienta revolucionaria de los bloqueos y marchas para cualquier propósito, a veces mezquino, es curioso el hecho de que nunca coinciden una marcha de protesta y una festividad folclórica. O se baila o se marcha, siempre usando calles y avenidas como mejor pretexto para no trabajar.

Como padecemos de folcloritis crónica, resulta imposible calcular el monto de los daños y perjuicios que ocasiona a todo el aparato productivo del país. Y lo más grave, ahora se ha dado el caso terrible  de pérdidas humanas, tarde o temprano tenía que suceder una tragedia a consecuencia de la irresponsabilidad con que se organizan estas fiestas, sin que haya autoridad alguna que norme o reglamente y le ponga coto a todos estos abusos en que incurren las fraternidades, comenzando con el uso discrecional de calles y plazas en horas de la noche con motivo de los ensayos y con los parlantes a todo volumen.

¡Mierda, qué insensible y desnaturalizada puede ser a veces el alma humana! Uno puede estar ardiendo –literalmente-como en el infierno y el prójimo a pocos metros seguir con su jolgorio como si nada pasara. El día viernes 21 de junio, feriado nacional, se celebraba la Festividad de San Juan Bautista en la población de Huancollo, cerca a la frontera peruana y a unos 60 kilómetros de La Paz. Como buenos folclóricos, no se les ocurrió otra idea mejor que interrumpir la carretera internacional, nada menos, para que sus fraternidades hagan sus demostraciones. “Sólo la estaban atravesando”, se defiende uno de los organizadores, como excusa. Como sea, el hecho contundente es que ocasionaron un tapón o cuello de botella, con vehículos de diverso tonelaje que se vieron obligados a detenerse y esperar.

Promediaban las seis de la tarde, anochecía en ese paraje inhóspito del frio altiplano.  Como estamos en plena estación invernal, es lógico que los eventuales pasajeros se quedaran dentro de sus movilidades. De pronto, un camión cisterna no pudo frenar a tiempo y se estrelló contra los vehículos rezagados que aguardaban en fila. Las circunstancias son muy confusas, tal parece que inicialmente ocasionó grandes daños materiales. Luego sobrevino la catástrofe: el camión llevaba alcohol puro con destino al Perú. A consecuencia del impacto empezó a derramar su carga. Nadie se percató del peligro inminente o no le quisieron dar importancia, ya que muchos pasajeros permanecieron muy cerca.

Minutos después se desató el infierno, con una terrible explosión que sacudió al cisterna y que incendió a los vehículos contiguos. El chofer sobreviviente  y con graves quemaduras, sostiene que cayó un petardo de la fiesta, que por sí solo el alcohol no se incendia y tiende a evaporarse rápidamente. Como el fuego fue tan voraz y veloz no dio tiempo a salir a muchos viajeros de los vehículos. En la horrorosa escena dantesca murieron al menos 10 personas, casi todas calcinadas y quedaron heridas otras 20. Asimismo, una decena de motorizados fue pasto de las llamas.

Contra todo pronóstico, y aunque suene inverosímil, los integrantes de una Morenada siguieron bailando, calles más adelante, a pesar de la conmoción generalizada. “Los organizadores de la fiesta no podían perder su inversión así por así” señaló un responsable a la red Erbol. “Entre el sábado y domingo, la fiesta se prolongó con la presentación de grupos folclóricos y orquestas de prestigio” señala otra publicación. Para añadir más leña al fuego y mayor dolor a las familias de los muertos y heridos, el Seguro Obligatorio contra Accidentes (SOAT) puso todo tipo de reparos a los familiares. Alguna clínica se negó a operar a una mujer herida porque esta fue incapaz de recordar la placa del minibús en que viajaba, según denunció ella misma a un canal de televisión. ¿En qué remedo de país vivimos? ¿Quién nos salva de esta insania colectiva?


22 junio, 2013

6 La farsa millonaria, no milenaria


La Media Luna, símbolo político de la región amazónica
Hoy, viernes 21 de junio, desperté temprano antes que salga el sol, a pesar de ser día feriado. Por obra y gracia del imperio plurinacional se recibe obligatoriamente el Año Nuevo Aymara, que para efectos retóricos y propagandísticos se le ha puesto el cartel envolvente (apelando al lenguaje enrevesado del vicepresidente), pero inconsulto, de Año Nuevo Andino-Amazónico; eso sí, cuidando siempre que se realice el rito aymara. Nos hablan de descolonizaje pero no les tiembla el pulso para imponer la simbología andina a las otras etnias de raíces amazónicas y guaraníes. 

Cómo serán de memoriosos los nuevos profetas que no entendemos en qué se basan para certificar que estamos en el año 5.521. A falta de escritura, de pergaminos o de registros tallados en piedra habrá que suponer que desde tiempos inmemoriales, los sacerdotes vienen sacándole muescas al astro rey para llevar la cuenta. Y voilá, somos más antiguos y más sabios que los chinos, por ejemplo. 

Sin embargo, si de verdad es tan milenaria esta liturgia, no logro entender por qué hay tanta confusión de conceptos entre sus promotores, devenidos en guías espirituales. Habiendo visto las diferentes entrevistas en todo el espectro televisivo no había unanimidad entre los criterios. Unos decían que se celebra el Wilkakuti, otros el Intihuatana, algunos hablan del Inti Raymi o Fiesta del Sol.  Lo único que queda claro es el hecho astronómico y científico del solsticio invernal que también conmemoran en otras partes del mundo. Dotarle de una parafernalia oficial a una sencilla celebración como fue antes la tradición indígena de dar inicio al ciclo agrícola a través del culto al sol, suena a impostación, a remedo patético de la tradición cristiana. Basta el ejemplo visto hace pocos días cuando en la ciudad de El Alto, la alcaldía procedió a regalar canastones a los concejales, al más puro estilo navideño con la gran diferencia de que en vez de panetón y pavo se obsequió productos andinos. 

Presuroso de menoscabar la influencia católica, y con el pretexto del discurso descolonizador, el régimen de Morales modificó la Constitución, estableciendo el laicismo del estado como si nos quitara un peso de encima. Pero obsesionado por el resentimiento y afán de revanchismo, en poco menos de una década construyó su nueva religión basada en una mescolanza de ritos pachamámicos, filosofía ecologista y pensamiento mágico que parece extraído de un libro de autoayuda. Así nació la Religión Ancestral Andina-Amazónica, tan antigua como estos siete años de esplendor plurinacional.

Curiosa y circense es la liturgia evista para revestir de espiritualidad a todo cuanto acto público merezca tal solemnidad. De pronto, como de generación espontánea surgieron sacerdotes, o amautas dispuestos a ungir al escogido, claro está, bien disfrazados con sotanas moda occidental pero adornadas con ribetes andinos. Entre sahumerios con incienso de la lejana Arabia y hierbas locales, invocan a los espíritus tutelares mientras los heraldos hacen tronar sus milenarias cornetas de bestias traídas hace quinientos años por los invasores europeos. Pero más curiosa es aun la ceremonia de entronizar a un aymara como si fuera un inca (cultura que sometió a la fuerza a los aymaras), en un sitio todavía más ajeno como es Tiwanacu, emplazamiento perteneciente a una cultura mucho más antigua que las anteriores.

Es gracioso ver a los gringos ingenuos que llegan al país a gozar de la experiencia mística, a “recargarse de energías positivas”, repiten como mantras todos los nuevos fanáticos. Es lamentable cómo los organizadores llevan cientos, miles de turistas a las ruinas arqueológicas con el consiguiente deterioro de las mismas. Como siga aumentando el flujo caótico y masivo, en pocos años ya no quedará ningún vestigio. Dicen ser herederos y guardianes de tan importante legado pero no tienen ningún escrúpulo para hollar tales sitios sagrados. La ceremonia colorida de Tiwanacu es el mejor testimonio de esta farsa monumental, que significa una sangría onerosa al erario público cada año. Movilizar tantos recursos humanos, entre funcionarios protocolares, agentes de seguridad, policía, guardia militar, además de los lujosos vehículos en los que se desplazan todas las autoridades y cabezas de reparticiones del Estado no sale del bolsillo de los jerarcas de esta revolución collage.

Cómo es de comercial la cosa, que los miles de jóvenes que se apuntan a la peregrinación lo hacen motivados por el espíritu aventurero, conducido en la comodidad calentita de un bus. Trepar montañas o recorrer caminos a pie ya es demasiado pedir a la generación del celular. Linda experiencia, cósmica y religiosa resulta el apostarse en los alrededores de unas ruinas, farreando toda la noche al abrigo de una carpa mientras el frio hace tiritar sus corazones. Con la cabeza hecha jirones al día siguiente se desperezan lagañosos dispuestos a recibir los rayos del sol naciente como si fueran baterías fotovoltaicas. Alelados y autómatas levantan los brazos por simple imitación sin conocer su significado. Pura joda. 

Así de artificiosa resulta esta nueva moda. Carente de filosofía, el régimen imperante busca camuflar su pragmatismo ideológico (como buena agrupación pastiche que es albergando en su seno a neoliberales reciclados, marxistas y pachamamistas) dorando su revolución con mitología indigenista reconstruida según la imaginación de sus antropólogos. A reconstruir la raza cósmica, el nuevo pueblo elegido. “Somos un referente mundial”, afirmó convencido el vicepresidente explicando que el resto del planeta está tomando nota de los profundos cambios. Muy solemne muy creído de sí mismo. Pura cáscara teórica, cimientos huecos, poesía color viento, nada de sustancia. Ya veremos si la revolución dura los quinientos años que prometen.


18 junio, 2013

8 Intendente municipal es observado por poner en práctica filosofía del Vivir Bien


Lo que le espera al nuevo intendente municipal de Cochabamba. Acaba de batir un record para el paseo de la fama. No pasaba ni un mes desde que fue posesionado con augusta seriedad en el solemne salón de actos del municipio como corresponde a todo funcionario de medio rango para arriba, de acuerdo a los usos y costumbres del imperio plurinacional.  Extrañamente, no llegó el párroco para bendecir el inicio de funciones y, por ende, el brillante porvenir que el alcalde auguraba para su nuevo elegido u hombre de confianza.

Como decíamos, el hombre no había terminado ni de acomodar sus fotografías familiares y demás adornos en su escritorio, cuando se le ocurrió festejar a lo grande. Seguramente oyó las enseñanzas de las parábolas andinas del Vivir Bien y quiso ponerlas en práctica. Sólo que el muy novato actuó por libre iniciativa, creyendo ingenuamente que la autonomía municipal valía hasta para organizar asaditos. Craso error, como se sabe, en estos tiempos de profundos cambios tan hondos como un surco de maíz, está mal visto el libre pensamiento, el actuar por cuenta propia. Hasta un simple recordatorio por el Día de la Madre o de la Secretaria debe ser tramitado ante los jerarcas para que estos decidan que el homenaje se convierta en agasajo, con ágape y tarde libre correspondiente.

Ahí es donde el señor intendente se equivocó, no sabemos si por pasarse de listo o por no conocer a fondo el manual de funciones. Total, como se había visto públicamente que en varias ocasiones se cerraban oficinas municipales para festejar cualquier aniversario y considerando que él no era un funcionario de poca monta, se le ocurrió estrenar el patio de la Intendencia mediante el rito de la parrillada en horario de trabajo, desdeñando que el sabroso olor no llegaría a los sabuesos de la prensa. Mala idea en estos tiempos de escasez. Novatada que no tiene nombre, pues, para empezar, el susodicho debería tramitar la creación de un día especial (no puede ser el día del trabajador municipal, porque alguien se le adelantó) para que el acto tenga visos de legitimidad ante la ciudadanía que paga todo, hasta los días no trabajados. Y mandarse a jolgorio, aunque sea a puertas cerradas, así, cualquier día, sin la debida planificación del staff de asesores es una chambonada mayúscula.

Como la denuncia llegó a los oídos del alcalde, este mostró cara de sorprendido, manifestando que se iba a iniciar una minuciosa investigación antes de emitir juicio, asegurando que se sancionaría severamente al intendente pero que no correspondía el despido. Entretanto avanzan las pesquisas, intentando desentrañar el complot de todos los funcionarios involucrados, que va más allá, incluso hasta el proveedor de la carne; el burgomaestre, haciendo gala de una imparcialidad sin precedentes dejó todo en manos de un juez sumario, que no sabemos si trata de un juez verdadero o un encargado de asuntos internos. Lo que no entendemos los ciudadanos de poca fe es que, no obstante el hecho contundente e innegable de que la comilona se efectuó en instalaciones de la intendencia -así el intendente no hubiese participado-, no se haya destituido ipso facto a este funcionario por responsabilidad jerárquica y considerando además que está en periodo de prueba, con lo que nadie podría argumentar que se perdería conocimiento valioso o experiencia con su despido. ¿Acaso no estamos hablando de la Honorable Alcaldía Municipal y sus honorables funcionarios?

Por cierto, al anterior intendente lo despidieron por brillar mucho, es decir, desempeñar demasiado bien su trabajo. Era tan dedicado el hombre que se había convertido en un azote de los comerciantes inescrupulosos que invaden aceras y jardineras y de las chicherías ilegales que asolan los barrios periféricos. Incluso los restauranteros enemigos de la higiene temían su visita. No pasó mucho tiempo para que la prensa televisiva se hiciera eco de los constantes operativos que aquel llevaba adelante, dando la impresión de que era el único funcionario que trabajaba a toda máquina. Fuentes no confirmadas dicen que eso no gustó al entorno del alcalde, mosqueado porque su figura había sido opacada a pesar del constante bombardeo de propaganda y su fotografía estampada en todas las obras de simple trámite. Rumores aquí, rumores allá, al final lograron que el antiguo intendente se vaya a su casa, viéndose obligado a presentar renuncia irrevocable para guardar el decoro. Así se premia el profesionalismo y la competencia en estos tiempos revolucionarios.


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