Imagen: David Diez Canseco |
Ah, caray, ya van siete años de lucha incansable
que Evo Skywalker, el Caballero Jedi de la Dignidad emprende contra el imperio.
Siete años de mirarse continuamente ante el espejo mientras piensa en los daños
morales que le ocasiona a la dictadura del capitalismo. Allá en el norte sufren
porque ya no llegan los primorosos textiles bolivianos que un gobierno anterior
y servil se había rebajado a exportar con ventajas arancelarias. Mejor regalar
el algodón nacional a los hermanos venezolanos y cubanos a un precio solidario.
A los gringos ni el saludo, parece ser la consigna, aunque los contrabandistas
sin fronteras sigan inundando el mercado del norte con oro blanco de cálidas
tierras bolivianas.
En un arranque de valentía y pundonor sin
precedentes, se ha corrido casi a puntapiés a las agencias norteamericanas,
como la DEA y USAID que, aburridas de contar las hectáreas de coca hasta se
ponían a espiar para averiguar qué es lo que Su Excelencia consumía en el desayuno
para mantenerse tan activo y para saber de qué estaban hechos sus trajes, más exclusivos
que las impolutas sotanas del Papa. Yanquis neocolonialistas que metían sus
narices en todo, hasta en los sueños de los indígenas que defendían sus selvas,
culpables de que los sueños de “transformar Bolivia” se vieran truncados. Desde
entonces, se dice que S.E. no puede conciliar el sueño, cosa que sus ministros
desmienten asegurando que no duerme porque “piensa en cómo servir al país”.
Como su maestro Yoda tropical ya levita por toda
la eternidad, Evo Skywalker ha recogido el bastón de mando láser de la Resistencia,
dando la sensación de que ha adquirido
infinita sabiduría y clarividencia que le permiten oler dos pasos por delante
todo lo que el imperio de las tinieblas se propone en su afán de conquistar el
universo entero. Como todo caudillo que se respete ha pedido sumisión
incondicional a todas sus tropas, empezando por sus correligionarios políticos,
quienes se declaran orgullosamente “soldados del Proceso de Cambio”. Asimismo,
los militares curtidos en mil batallas de escritorio han confesado ser
admiradores de su augusta figura levantando sus sables al infinito, al tiempo
que se confesaban socialistas. Para no
quedar atrás, hace pocos días, el comandante general de la Policía se sumó a la
causa, afirmando que ellos eran los “policías del Proceso de Cambio. Tal parece
que caló muy hondo el eslogan presidencial de que “por encima de lo material
está lo ideológico”. Solo falta que los
jóvenes siempre díscolos se sumen a la causa, en algo que se podría llamar como
Juventudes del Proceso de Cambio, porque algunos futbolistas mundialistas ya se
han sumado a la pachanga aunque no lo confiesan abiertamente. Quién sabe,
siguiendo la onda, hasta los perros y gatos se declaren como mascotas del
Proceso de Cambio.
Así las cosas, la titánica y desigual lucha
contra los EEUU, mantiene en vela a S.E, distrayéndole de otras preocupaciones
importantes como el jugar fulbito. No puede entender por qué tanta inquina y
rabia contra su figura evanescente que las fuerzas del mal despliegan. Ya está
cansado de que las agencias espías infiltren tanta gente para destruir su
revolución. Todos los escándalos sexuales, corrupción, narcotráfico, extorsión,
violencia machista y jaranas incontroladas son causados por el imperio que
corrompe a sus humildes servidores públicos que caen como moscas en la
tentación. Ah, qué terrible es el imperio que intenta socavar desde dentro las
entrañas del proyecto socialista, tal vez irritado aquel por los permanentes
pellizcos que significan cosquillas molestas a su política exterior. Pero Evo
es el Evo, está muy convencido de ello, sus servicios secretos le han informado
que hay una conspiración imperial para acabar con su reinado.
Ahora las sospechas -disimuladas, eso sí- van
contra su amado canciller Choquehuanca, quien al parecer no ha sido capaz de
controlar a sus muchachos que, según fuentes internas han empezado a conspirar y vender información muy valiosa
al gobierno de EE.UU. “Creo que esos hermanos y hermanas que
trabajan así, no merecen, hermano Canciller, que estén aquí, acompañándonos”,
sentenció categórico, al tiempo que amenazó con despedir a todos los implicados
pero sin presentar nombres ni pruebas. “Yo
no podía entender cómo algunos compañeros pueden conspirarnos desde acá adentro
(Cancillería)”…¿Cómo podemos vender la documentación de nuestra Cancillería?”, insistió.
Puso como señal de falta de compromiso
con el proceso por una posible “actitud señorial” en el cuerpo diplomático, ya
que algunos funcionarios se negaban a cumplir con ciertas tareas ajenas a su
posición, poniendo el ejemplo de que en una ocasión, un diplomático se negó a servirle
una taza de café, con la patraña de que eso no era parte de sus obligaciones.
Lo que algunos no podemos
entender es por qué los yanquis imperialistas tienen que pagar por información
cuando pueden obtenerla gratis a través de sus mejores hackers. Evo será muy
ducho en ideologizar a sus tropas, pero sus protocolos de seguridad informática
no son precisamente revolucionarios. Así que a los ciegos con ese cuento.