Sacerdotes luciendo ojotas "ancestrales", hechas de goma de automóvil. |
21 de enero de 2015. El primer emperador del
místico-dorado Estado Plurinacional volvió a hacer historia: en otra ceremonia
sin parangones fue coronado por tercera vez, a diferencia de las monarquías
europeas como el recientemente posesionado rey de España, Felipe VI, de quien
se dice que no quiso venir a la investidura de su colega altiplánico para no
sentirse menos, ni arriesgarse a sufrir los temibles efectos de la altura, ya
que el acto se celebró en la Lhasa andina, Tiahuanaco, el centro más energético
del planeta; tanto que los ejecutivos de Redbull están pensando en venir a
proveerse de agua del cercano Titicaca y otros manantiales sagrados.
Desde las seis de la mañana, un verdoso e
imponente helicóptero Super Puma de
fabricación francesa –bautizado como Jatun
Puma, a efectos de descolonización- revoloteaba en torno de las ruinas
líticas de Tiahuanaco para dar magnificencia al evento, mientras abajo iba
reuniéndose poco a poco la multitud convocada. Calentaban los braseros de los
sahumerios el aire gélido de la meseta y sonaban cada tanto las caracolas a
modo de pututus, ya que estos por estar elaborados de cornamenta de vaca, al
parecer fueron desterrados para siempre de todas las ceremonias protocolares.
El toro vino con los odiosos conquistadores, recordaron de pronto los
arqueólogos al servicio del régimen.
Bajo el asesoramiento de estos estudiosos de
lo antiguo y el más allá, se mandó a confeccionar el traje especial que lució Su
Excelencia, diseñado por ellos mismos porque si contrataban a un especialista
(como la diseñadora que elabora las chaquetas exclusivas de S. E.), habría
costado mucho más, aseguraron en una conferencia de prensa en la Cancillería.
Menos mal que le ahorraron al Estado mucho dinero, ya que el conjunto de la vestimenta finalmente
demandó la erogación de unos modestos 30. 000 Bs. (Sus 4.300), incluyendo los
honorarios de los artesanos que totalmente inspirados no durmieron ni un día
con tal de acabar a tiempo el encargo.
El soberano recauchutado portaba una cachucha
de cuatro puntas -con réplica de oro en la frente-, que son “las antenas para
traer la buena energía del cosmos”, aseveraba el mismo experto, a tono con lo
que Von Daniken y otros autores muy visionarios afirmaban que los seres alados
esculpidos en los monolitos de Tiahuanaco eran representaciones de astronautas
del pasado, unos auténticos viajeros del cosmos que habían paseado sus
antenitas hace miles de años. “La ropa ceremonial de muy larga data” fue
complementada con una túnica de vicuña decorada con pechera de oro y otras
filigranas al uso, que a su lado los trajes dorados de Gadafi eran pobres de
solemnidad. Pero lo que más llamó la atención fue que los pantalones ya
existiesen mucho antes de la era incaica, un invento tiahuanacota y quizá
extraterrestre, siguiendo la línea de Von Daniken. Así de ancestral iba el
asunto.
Coro indigena, engalanado por un cóndor del Carnaval de Oruro. |
Trescientos líderes indígenas de otros países
fueron invitados al acontecimiento, y quizá llegaron más porque es ampliamente
conocido que el régimen no escatima en gastos a la hora de financiar a
embajadores de su revolución del arcoíris. Una “guardia indígena”, conformada
por 300 ñustas y otros 300 ñustos (que
estamos en tiempos de igualdad e inclusión, hermanos y hermanas), fue
especialmente preparada para custodiar la ceremonia conformando una suerte de
valla humana tomada de la mano, amén de los miles de policías y centenares de
militares que resguardaban todo el recinto arqueológico de pisadas inoportunas,
cagarrutas y demás consecuencias del turismo masivo. Más de cincuenta mil
visitantes asistieron a la “posesión ancestral”, aseguraron fuentes oficiales.
" Homérica Latina" dijo alguien por ahí, apreciado José. Tal vez por el delirio, la desmesura... y sí: también por el talante heroíco que necesitamos los habitantes de este lado del mundo para resistir tantas formas de megalomanía extractadas de lo más espurio del folclor. De esa manera nos hacen creer que están conectados con cosas esenciales y les debemos toda suerte de reverencias.
ResponderEliminarDesafortunadamente, estamos viviendo la era de las megalomanías, estimado Gustavo, no hay quien le ponga freno a estos delirios, a menos que sea el destino. Es tal la extravagancia y la aspiración desbocada de trascender que no importa hacer el ridículo y seguir gastando fondos públicos a bolsillo roto. Como sea, la intención es seguir generando ruido para seguir anestesiando a la población, apartándola de sus problemas reales
EliminarDisfruto mucho con tus embestidas satíricas, José. Aprecio particularmente, en este post, tu alusión al cuento de Andersen El nuevo traje del Emperador, o El Emperador en Pelotas, como decíamos en el barrio. Ay, todos estamos en pelotas, pero algunos están más en pelotas que nosotros.
ResponderEliminarJa, hablando de embestidas, justo el día que el caudillo asumía su tercer mandato, pusieron en un canal de tendencia oficialista el rótulo de “embestidura presidencial” a pie de pantalla mientras retransmitían el acto, lástima que no tenía una cámara a mano para poderle registrar el yerro bochornoso, que de alguna manera me arrancó una sonrisa ya que bien mirado el asunto, este tercer periodo está viciado de ilegalidad, pues es de nuevo presidente gracias a su embestida a la Constitución, digan lo que digan sus asesores legales. Y celebro que te haya gustado la sátira, porque la verdad estaba aburrido de tanta payasada, -incluyendo la gesta patriotera del Dakar, hubieras visto los spots de heroísmo que han sacado, uf.- de ahí que me tardé unas semanas en volver a publicar algo.
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