Así vi a la Ch'aska (Venus) flirteando con Júpiter, sobre mi terraza |
Estos días de inusitados acontecimientos amenazan con
sacudir la modorra secular de la humanidad entera. En el planeta fútbol, por
ejemplo, ha causado sensación que el técnico Dunga le achaque la eliminación de
su selección a la acción malévola de un virus, entre otros factores. Y cosa
rara, a ningún otro país del campeonato le ha sucedido tamaña desgracia.
¡Cuántas pelotas tiene el tío!, para hablar así ante casi doscientos millones
de brasileños. Uma cançao singela, brasileira…
de la triste, triste.
Por otra parte, se dice que la nueva estrella de Belén que
asoma estos días al caer la noche (la impresionante cuasi fusión, a ojos vista,
entre los planetas Venus y Júpiter) está señalando el derrotero que ha de seguir
estos días por tierras bolivianas Su Santidad, el incansable prelado que en un
santiamén ha de reunir a miles de cristianos, incluyendo a los de los últimos
días (mormones, no) como Evo Morales y toda su cofradía, a tal punto que personalmente ha animado a todos los senadores y diputados que acudan a la misa que ha
de oficiar el Santo Padre en las tórridas avenidas de Santa Cruz, que por
estos días está siendo azotada por un insufrible surazo y sus consiguientes
lluvias.
Ya que de fenómenos paranormales se llena el mundo; entretanto,
se acerca la fecha fatídica para todos los funcionarios del Estado que de una u
otra forma deberán acreditar el conocimiento de un idioma originario, sea de cualquier
parte del reino plurinacional menos aquel que se originó en la antigua
Castilla. Para 36 naciones originalmente nacidas hace menos de una década
encontrar otros tantos o más profesores lingüísticos resulta más complicado que
aprender chino. Hace tres años que Su Excelencia, promulgaba con pompas y
sahumerios una ley que establecía la obligatoriedad de ser bilingüe para
desempeñar funciones públicas, incluyendo las comandancias de policía y del ejército.
En ese lapso, tanto el presidente como el vice ni se dignaron tomar algunas clases
de idiomas nativos. Ni para el preludio de sus discursos usaban alguna frase en
quechua, aymara o guaraní, las lenguas más comunes.
El 2 de agosto venidero se cumple el plazo para los más de
trescientos mil burócratas que engordan el aparato estatal. Preocupado porque sigue
imperando la falta de interés, la pereza y otras actitudes colonizadas, el
siempre diligente viceministro de Descolonización lanzó el curso relámpago para
el aprendizaje de idiomas en un mes, con el auspicio del Ministerio de Culturas
y Turismo (en Bolivia, somos muy pluriculturales, sepa usted). El muy joven y tal
vez no tan culto ministro del ramo se ofreció de conejillo de Indias -- k’itaqowi, habría que decir que si no podríamos
incurrir en colonialismo – para aprender casi a filosofar en lengua aymara en
apenas dos minutos (literalmente) según un revolucionario método que el viceministro se sacó de algún bolsillo de su chaqueta de cuero tipo motoquera.
Esta singular forma de enseñanza promete batir récords de
facilidad y prontitud en el conocimiento de lenguas, destinada a romper
esquemas porque “se sale de todos los parámetros clásicos” según su feliz
promotor que solamente ha revelado que se basa en la conversación, para mayores
señas (que no las de los sordomudos, que si no parecería otra Babel esta plurinación
con sus lenguas pluris). Así que ya se ha lanzado la convocatoria para asistir
a clases en distintos horarios antes del plazo fatal del que no se sabe si
empezarán a despedir a todos aquellos que no sepan ni saludar con todos los
colores del arcoíris. Y como se sabe que la gran mayoría de los funcionarios
son mestizos de origen (y por tanto, sin lengua y sin cultura propias según antigua
deducción del citado viceministro, quien se
define a sí mismo como “indio aymara en ejercicio”) ya pueden estar agradecidos al susodicho que,
hasta sin querer queriendo, les va a asignar una lengua originaria de la cual
estar orgullosos. A escoger, según donde uno viva se aconseja.
Coincidentemente, el vice García Linera que se las da de
Sarmiento altiplánico y que, al igual que Evo Morales, no farfulla en ninguna
lengua indígena, advirtió a los niños de una escuelita paceña que “si no hablan
aymara están perdidos”. ¿Qué habrá querido decir el garabateador del marxismo-indigenismo-pachamamismo-capitalismo
andino y ramas anexas? Habría que recordar que él mismo ejercía de socio ideólogo de los terroristas del EGTK, cuyos miembros eran abrumadoramente
aymaras y, sin embargo, el aymara no se le pegó ni por ósmosis. ¿Estarán
perdidos –de sus puestos- los funcionarios que no acudan a los cursos de
emergencia? ¡whiska, tatay!
Ministro y viceministro, inaugurando el curso |
Hombre José : eso de crear un aparato burocrático para la descolonización suena a esa literatura del absurdo en el que un funcionario viaja a un lugar remoto con la orden de destituir a otro, que su vez ha recibido la orden de destituirlo que a su vez... Bueno, si además los fulanos están obligados a aprender una lengua que casi nadie habla, tendremos entonces el boceto para escribir la crónica de un país alucinante y alucinado.
ResponderEliminarY si a eso le sumamos estrellas y planetas alineados para recibir al papa, estaremos ni más ni menos que ante las puertas del delirio.
Seguramente estamos haciendo historia, estimado Gustavo, no recuerdo que algún otro tenga un funcionario exclusivo -y de alto rango- destinado a tan magnas labores de examinar con lupa posibles resabios de colonialismo. El buen hombre anda por ahí como sabueso, husmeando en todos los periódicos, radios y televisión de este país para saber si alguien ha escrito o ha dicho una palabra susceptible de caer en la definición de racismo o discriminación, según sus estándares, claro. Hasta mirar feo o no saludar al amado líder se estima como materia para entablar procesos. Y para rematar, pretende obligar a que todos sepamos hablar su lengua nativa, cuando está claro que la mayoría del país, según el censo, se declara mestiza y castellanoparlante. Estamos viviendo una suerte de colonialismo interno, pero al revés, ¡que puede haber mas absurdo que eso!
Eliminar....estamos haciendo historia como país, para el mundo, quise decir...
EliminarYo seria muy feliz teniendo la facilidad para aprender idiomas del ministro que citas, José. Llevo mas de 30 años aprendiendo inglés y todavía me cuesta expresarme en ese idioma. Pero si viviera en Bolivia, supongo que aprendería el aymará en un par de semanas... O esa es la impresión que me da la propaganda oficial.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente sobre los tropiezos con el inglés. Acabo de conseguir la serie The Office UK y prácticamente mi oído no capta el cerrado acento británico, mucho peor los modismos, tan acostumbrado al cine de EUU que puedo comprender bastante bien sin el auxilio de subtítulos. El proyecto lingüístico de enseñar aymara y otras lenguas en tan poco tiempo es pura pantomima para justificar gastos, actividades y darse barniz de indigenismo, a lo sumo se aprenden algunas frases básicas, nada fuera de lo común. No tiene sentido cuando prácticamente todos los indígenas hablan el español o por lo menos lo entienden. Es el colmo del abuso obligar a los funcionarios a asistir a clases en su tiempo libre, y ridículo cuando el ejemplo no empieza por los jerarcas.
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