A principios de la década de los 90, surgió en
las islas británicas un movimiento musical inspirado en el legado de los
Beatles, The Kinks y otros grupos de los 70. Puñados de jóvenes ingleses
preocupados por el avance del grunge norteamericano (estética depresiva y filosofía
existencialista) y ansiosos por sacudirse el tufillo rancio del gobierno
autoritario de Margaret Tatcher, se propusieron insuflarle a la escena musical
bocanadas de aire fresco, a su vez esta oleada sería englobada dentro de un
movimiento cultural mayor, conocido como Cool Britannia.
De esta
preocupación nace el Britpop, más
que un estilo musical, constituye un
movimiento generacional, una forma de ver las cosas. Si bien los diversos
grupos comparten algunas características y valores muy británicos, son muy
distintos entre sí. Ahí tenemos como principales abanderados -literalmente
algunos ostentaban con orgullo la bandera británica-, a Radiohead en sus
inicios, Blur, Oasis, Suede, Pulp, Elastica, The Verve, etc.
Pronto se
desató una suerte de guerra entre bandas, especialmente entre Oasis y Blur, espoleados
por la polémica de saberse quién era más atrevida, más innovadora, más
influenciadora. En desmedro de otras bandas no exentas de calidad, el debate
condicionó sobremanera la popularidad de ambas.
Detesto a
Oasis, aunque la inmensa mayoría afirme que es la más grande, alguien por ahí,
aventuró el pretencioso cartel de “herederos de los Beatles” –creo que el
tiempo puso las cosas en su sitio-. Mis poros no soportan el fingido pose de
los hermanitos Gallagher aunque me gusta
su sencillo “Got let it out”. Debilidad,
todos tenemos.
Por otro
lado, paso de Blur. Su estilo cambiante y su arrogancia no me convencen. No la
soporto, aunque sus sencillos Parklife y Country House hayan
marcado época.
No voy a
entrar en la discusión estéril de cuál
de las dos es la más grande, porque como en otras facetas de la vida, la música
se trata de gustos, de apreciaciones subjetivas, de paladear texturas, de
evocaciones. Aunque recientemente los descubrí, gracias a la película Trainspotting
y pese a su antigüedad, me decanto sin
duda, por una banda opacada por el
brillo comercial de las anteriores, la lacónica y enigmática PULP.
Los orígenes
de esta banda de Sheffield (norte de Inglaterra) se remontan a finales de los
70 cuando sus integrantes eran aún unos chavales de colegio, lo que nos da una
idea del grado de evolución de la misma, sin duda como todas las bandas,
hubieron de experimentar con distintos sonidos y temáticas, amén de
innumerables presentaciones para darse a
conocer en las tablas. A pesar de los años recorridos, el éxito les llego
bastante tarde, a principios de los 90, cuando cosecharon algún reconocimiento,
pero no es hasta 1995 que alcanzan la cumbre de su popularidad con la
publicación de “Different Class”, sin
lugar a dudas su mejor álbum.
Canciones reposadas
y reflexivas como ‘Bar Italia’, ‘Underwear’,
‘Something changed’, ‘Razzmatazz’, ‘I Spy’, lírica oscura con ‘This is Hardcore’,’Help the Aged’ y por
supuesto la monumental ‘Commom People’, todo un himno generacional e incluida entre las 25 mejores
canciones del Britpop por la revista especializada Rolling Stone.
Uno escucha
a Oasis o Blur y se encuentra con rasgueos
rápidos de guitarra, estribillos frescos, optimistas y pegadizos y también un descaro
o insolencia tan propios de la juventud
y de gente que quiere comerse el mundo.
En
contrapartida, para oír a Pulp, hace falta detenerse, concentrarse en el
virtuosismo y experimentación de los instrumentos y la madurez reflexiva de las
letras (no por nada, medraban años desesperantes en las sombras antes de
conocer el éxito comercial).
Lamentablemente,
con el devenir de los años, sus siguientes trabajos adquirieron un tono más críptico
u ‘oscuro’, aunque fueron bien recibidos
por la crítica, no obstante no tuvieron mayor repercusión popular y como al principio
de su historia, el grupo volvió a las sombras hasta su disolución en 2002.
A pesar de
ser muy conocidos y respetados en el Reino Unido, Pulp no tuvo mayor
repercusión internacional, especialmente en Latinoamérica, quizá por mantener a rajatabla su
independencia estilística o porque tuvo la mala suerte del cuervo solitario
que medra entre los restos de comensales
más grandes o ruidosos.
Han pasado
casi dos décadas y los ecos de la oleada británica suenan ya lejanos, aunque algunas bandas actuales se
proclamen herederas, lejos están de alcanzar la grandeza, quizá porque corren
otros tiempos. Oasis y Blur, habrán inscrito sus nombres, pero tengo la impresión de que su fama se
extenderá más por la polémica de sus líderes que por su legado musical. De
Pulp, el tiempo le hará justicia, no vaya a ser que se convierta en una banda
de culto, al menos para este pecho.
vamos a ver pulp es mejor escuchate seconds babys y countdown no hay color
ResponderEliminarGracias por la sugerencia. Saludos.
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