Dicen que hay que escribir con sentimiento.
Nunca he entendido demasiado eso pero por lo pronto escribo esto sintiendo un
dolor de muelas hijo de la gran puta. Está tan aguda la cosa que me he
levantado de la cama porque ya no aguanto las punzadas arteras. He probado a
apretar diente contra diente para ejercer presión y siento algo de alivio pero
cansa al rato. He apoyado el lado dolorido de la cara contra el colchón pero
tampoco se puede aguantar mucho. Tengo la mejilla derecha inflamada y algo de adormecimiento
local. Me miro en el espejo y parezco un Rocky apaleado aunque sin moretones.
Un paisano diría que hasta me asemejo a un cocalero a punto de soltar un verde
escupitajo. Son así de amables cuando vienen a abonar nuestra ciudad.
Como habrán podido figurarse soy de esos tipos
a la antigua. Nunca voy al médico a menos que el dolor sea inaguantable y
persista. Tengo un sano record: jamás he pisado un hospital en calidad de
paciente. Será que tengo una salud de hierro o mucha suerte. Llevo una
alimentación relativamente equilibrada y un tren de vida alejada de los excesos.
Ni grandes farras ni grandes comilonas. La sobriedad es mi filosofía de vida. Eso
no significa que me esté privando de deleitarme con los placeres de la vida. Soy
omnívoro, incluyendo la lectura. Eso sí, no fumo ni por si acaso, no porque
aseguren que es cancerígeno sino que nunca le he pillado la gracia al asunto. Además
fumar es antideportivo: es penoso ver a un tipo jadeando a pocos minutos de
correr tras un balón.
Beber tiene su lado gustoso. Jugar a la
chimenea no tiene chiste, eso de que tranquiliza o calienta el cuerpo será más
bien psicológico. La psicología es uno de esos inventos modernos intrascendentes,
o de escaso valor real, a mi parecer. Como si no bastara que el mundo esté cada
vez más lleno de hipocondriacos, ahora es hasta saludable enfermarse del alma,
valga la contradicción. Los estudiosos, a toda acción humana le hallan una
motivación inconsciente o una explicación refleja. El neurótico de Freud ha
hecho mucho daño más allá de sus aportes y descubrimientos. Todo el mundo
piensa en falos al ver objetos puntiagudos y cualquier cerro cónico se asocia
con tetas. Los criminales ya no actúan por maldad sino por pulsiones primarias,
dicen. Hasta los berrinches de los niños tienen una connotación sexual. El
mundo está demasiado acomplejado, coño.
Decía que no he pisado los gabinetes médicos,
salvo el taller de los inefables dentistas. Me han taladrado tanto con sus
brocas del demonio que de solo escuchar ese terrible chirrido castañean mis
dientes. La naturaleza quiso que no tuviera una sonrisa de anuncio Colgate. He
pasado demasiadas horas a merced de los ortodoncistas que me tenían en jaque
con sus ligaduras para corregir la dentadura. Me han sacado algunos dientes
porque estaban apiñados. Me han cubierto de resinas y demás materiales para
combatir la caries. Y me han tenido demasiado con la boca abierta que a veces
daban ganas de escupirles en la cara, ¿acaso no se enteran de que abrir la
quijada cansa rápidamente? Me hice tratar sin anestesia para apresurar el
tratamiento, claro, yo muy valiente. A veces profundizaban tanto que sentía
como una aguja entrando en carne viva. He pasado demasiados días con los
dientes adoloridos y sensibles por los periódicos ajustes que hacían a las
clavijas, como si tensaran cuerdas de una guitarra.
Olvidaba decir que he usado hasta placas para
ampliar el ancho del techo de la mandíbula superior. Lo mío era cosa muy
defectuosa, incluyendo una mordida desigual. Afortunadamente ahora las mandíbulas
coinciden bastante bien. Me han tenido por lo menos tres años con el
tratamiento que al final me he cansado. Algunos dientes no han terminado de
alinearse pero me he resignado. He mandado a la mierda todo. Eso fue hace más de diez
años. Nunca más he visitado un consultorio a pesar de los grandes avances en la
materia. Lo único que hice fue ir de vez en cuando al sillón de algún dentista amigo
para que me hiciera limpieza y profilaxis.
Todo iba bien hasta estos días, que he
empezado a sentir una ligera molestia en uno de los molares. La tapadura me la
hicieron tan al borde que luego de varios años se ha desprendido una pequeña
parte del diente. Tomé unos cuantos analgésicos y vino la calma. Luego en la
madrugada desperté con la puñetera inflamación de la encía y parte de la cara.
Escribo con dolor a modo de paliativo y distracción hasta que el Ibuprofeno
haga su efecto. Me sale como escritura automática, sin ser delirante, sin
querer emular a los surrealistas que estaban colgados hasta las trancas de
alcohol y drogas. Aunque a veces pienso que todo ese movimiento fue una gran
mamada. Por otro lado, he leído reseñas literarias diciendo que tal autor “escribe con el
hígado”, o que alguno “escribe con las tripas”. Me antojaré afirmar que estoy “escribiendo
con los dientes”, sin que parezca rabioso, corajudo, ni nada. Es el jodido dolor
que me impulsa y, por tanto, espero que esto no parezca que haya sido escrito
como con el culo. Como he visto a artistas conceptuales pintando con las nalgas,
literalmente. Si esto ha salido una mamarrachada, es el dolor…el dolor…que me
hace ver las tinieblas.
"... Me hice tratar sin anestesia para apresurar el tratamiento, claro, yo muy valiente. "
ResponderEliminar!!!!pazzo! loco! yo quiero dormir y no ver el monstruo!
que pensas de los imlantos dentarios??? uahhhh,,prefiero la muerte! viva el rey! ni loca.
las muelas duelen y cuestan mucho dinero...
hay que ser masoquista
fiò
¿Implantes, dices? Ja, nunca he llegado a esa etapa, entiendo que es para personas que han perdido dientes a consecuencia de algún golpe o accidente. Como tú dices, cuestan mucho dinero. Tal vez cuando sea viejo optaré por esa alternativa. Ay, duele, duele, sigo con el tratamiento, el dentista me ha dicho que necesito una endodoncia. Nunca había llegado a esta instancia, pobre de mí, toca aguantarse agarrándose del sillón., jeje.
EliminarJa, ja. Qué buena manera de sacarle filo a las propias tribulaciones, apreciado José. De paso, le cuento que siempre me han fascinado esos escritores que hicieron de sus achaques y dolencias la materia de su literatura. Eso sí : sin patetismos y con una saludable dosis de humor negro. Pienso en Swiftt, por ejemplo, a quien al parecer le dolían hasta los poros y en lugar de quejarse optó por matarse de la risa. Después de todo, como escribió el poeta colombiano Dario Jaramillo Agudelo : " Todo pasa como un dolora de muelas":
ResponderEliminarSabía que Swift tenía una imaginación retorcida, de hecho, siempre me han atraído los autores que cultivan el humor negro, como Bierce, Saki, y otros que no recuerdo sus nombres, hasta Nietszche tenía esa faceta en algunos de sus aforismos. Ja, ríase de mi dolor, porque la he pasado una noche bien negra, con ganas de estampar mi cabeza contra la pared incluso, jeje. Lamentablemente va venir más dolor, porque toca iniciar un largo tratamiento, según me ha informado mi sacamuelas.
EliminarDe acuerdo con Martiniano/Gustavo: ser capaz de humor en pleno dolor es una hazaña del espíritu... dicho sea también con una chispa de humor. Al mismo tiempo, tu post dice más que veinte confesiones ante el cura o el psicoanalista. ¡Bravo! Y espero que hayas superado la crisis.
ResponderEliminarComo verás a mi me saca de quicio la gente que se enferma por cualquier motivo ligero, estimado Lalo, estoy hablando de las enfermedades psicológicas como las crisis nerviosas que hoy abundan como el aire. Nuestros antepasados ni siquiera tenían anestesia y tenían que hacer frente a las heridas con dignidad y valor. La crisis sigue, aunque no te puedo asegurar cuánto dolor me aguarda en el tratamiento que me van iniciar, aunque esta vez me van a poner anestesia local porque la cosa esta muy sensible y la inflamación persiste.
EliminarDivertido relato/reflexión d una mortificación muy pero muy cercana a las artes d un admirable faquir, estimado José.. ja! Se comparten plenamente la confidencias y fobias tan bien aquí descritas. Pero aqui va una receta médica sin costo alguno: pa dolores d muelas, mejor (q el ibuprofeno) siempre el Dolalgial (Clonixinato de lisina d 125 o 250 miligramos) pa evitar d nuevo un temible aspecto d cocalero a punto d soltar escupitajo..juas! Eso si, nada d productos chinos ni hindues ni genéricos (como con ley obliga ahora a repartir el capo y sabio cocalero en los seguros bolivianos), pues tal basura ha invadido el mercado farmacéutico con su obvio impacto dañino en la terapéutica.
ResponderEliminarAbrazo, José, y espero q ya t hayan resuelto la molestia.
Desgraciadamente la inflamación no ha cedido, aunque el temible aspecto de orco cocalero ya no parece tanto, jeje. Como ha caído en fin de semana no he podido acudir inmediatamente al dentista. Estoy dopado hasta el cogote de ibuprofeno y solamente me ha calmado el dolor, afortunadamente no he sufrido sus efectos secundarios. Estoy esperando que mi dentista se desocupe para que me atienda, no quiero que me saque un dineral por atención exclusiva, ja. Gracias por la recomendación del Dolalgial, lo tendré presente para el futuro. Un abrazo.
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