Mientras el caudillo anuncia –como una especie
de regalo, según nos tiene acostumbrados- que La Paz será el “centro del
desarrollo de energía nuclear con fines pacíficos”; en contrapartida, en esa
misma ciudad miles de pacientes con cáncer claman atención a sus demandas,
entre ellas la compra urgente e instalación de un acelerador lineal para la
Unidad de Radioterapia del hospital Oncológico, que hace años, afirman,
“agoniza” por falta de personal especializado y equipos. Es un insulto al
sentido común que en esta época de grandes avances científicos y tecnológicos
la sanidad pública apenas cuente con una máquina de bomba de cobalto instalada
hace por lo menos medio siglo y que, por el constante uso, a menudo requiere de
reparaciones con interrupciones largas por falta de repuestos que ocasionan
retrasos hasta de meses. Según las denuncias, aun en pleno funcionamiento a
tres turnos, los pacientes deben esperar mucho tiempo para una nueva sesión, hecho
que repercute negativamente en la salud de los afectados.
Parece que al gobierno central, a través del
Ministerio de Salud, no le afecta en lo más mínimo que sólo en La Paz fallezcan
en promedio cincuenta personas al mes aquejadas de cáncer. ¿Qué será del resto
del país, si la misma sede de gobierno yace descuidada en este tema? En
Cochabamba, la situación es lastimera: ni siquiera hay instalaciones apropiadas
para la unidad oncológica que al momento viene funcionado en una vieja casa
común, y de equipos mínimos ni hablemos. Aparte del estigma social –¿quién no
pone los pelos de punta cuando oye que un familiar o conocido ha sido
diagnosticado con el mal?- que prácticamente obliga a las familias a ocultar el
hecho y a la sociedad mantener una
suerte de tácito silencio, como si la enfermedad fuera una maldición o
sentencia de muerte en el mediano plazo; es preocupante la carencia de médicos
especializados en la materia, los pocos oncólogos se ven a menudo frustrados
por el escaso presupuesto y por las condiciones precarias de trabajo.
Las familias pudientes se las arreglan
viajando a clínicas de Chile, Brasil o EEUU. Al resto nos toca rezar o
encomendar a la suerte para que no nos toque la infausta lotería. Yo mismo
perdí a un amigo de universidad, fallecido antes de los treinta años. Ni hace
medio año que murió el presidente de la estatal petrolera, y eso que fue
sometido a tratamiento en una clínica chilena; ni con funerales de Estado y
auténticas lágrimas de dolor el problema parece haber hecho mella en la
conciencia de la cúpula gubernamental. Aquí estamos, firmes con los proyectos
atómicos y demás planes siderales. Como borrón y cuenta nueva, el caudillo
viajó a la Argentina a inaugurar estatuas y, de paso, visitar una central
nuclear para encargar una parecida acorde a sus afanes megalómanos de convertir
a Bolivia en la Qatar latinoamericana, según he leído por ahí.
Entretanto, Evo Morales prosigue con sus
viajes incansables fuera del país, tan frecuentes que hasta le hemos perdido la
pista últimamente. Por cosas del destino o extraordinaria eficiencia de su
aparato de inteligencia, los reclamos y otros conflictos sociales siempre
brotan o se hacen patentes durante su ausencia. Esta misma semana, decenas de
enfermos de cáncer sacaron fuerzas de flaqueza para manifestarse públicamente
exigiendo a las autoridades que atiendan sus necesidades. Hay que ver cómo se
pasan la pelota entre la gobernación paceña y el gobierno central, discutiendo
acerca de sus competencias y, como es de rigor en todos los burócratas,
asegurando que están conformando comisiones para el estudio del problema, como
si el mal hubiera llegado ayer mismo, como una súbita epidemia.
Como siempre, sacan a relucir el costo elevado
de los aceleradores lineales y otros equipos de última generación, aparte de las instalaciones especiales que
suponen estas tecnologías médicas. Se sigue perdiendo el tiempo en discusiones
presupuestarias, retaceando miserablemente los fondos para máquinas que cuestan
entre dos y seis millones de dólares, como si fuera una carga onerosa para el
Estado. Pero cuando el caudillo despilfarra dinero público, por decenas o
centenas de millones, en cumbres intrascendentes, coliseos, palacios, estadios,
monumentos, rallies y otras
distracciones de dudoso beneficio nadie eleva el grito al cielo. Así estamos,
viendo con bochorno cómo unos cuantos cancerosos se tapian a la desesperada,
ante la inopia de una sociedad que recibe con orgullo obras faraónicas pero que
no es capaz de interrogarse a sí misma sobre sus necesidades más apremiantes, o
manifestar algo de empatía por aquellos que sufren, que podría ser uno de su
propia familia. Habría que preguntarse dónde radica el verdadero cáncer.
Apreciado José: hace mucho rato la salud quedó en manos de los mercados, es decir, a merced de la oferta y la demanda. Como todos queremos vivir - y vivir bien- al tiempo que deseamos igual suerte al menos para los llamados seres queridos, andamos ahora mismo a puertas de un trueque perverso : vender un riñón para pagar el trasplante de hígado de un pariente. Y no es una hipérbole: en mi país suceden cosas así.
ResponderEliminarY hasta suena a disparate o burla cuando el régimen evista remata sus spots propagandísticos con el lema "para Vivir Bien" cuando nos pinta el país de las maravillas en el que nos hemos convertido supuestamente. Y dados los constantes problemas y carencias de la sanidad pública que implican a miles de enfermos con dolencias graves, desesperados y mal atendidos, lejos están de una mínima calidad de vida. Eso de vivir bien sólo se reserva para los jerarcas que al menor achaque acuden a clínicas privadas.
EliminarDesde mi punto de vista (argentino viviendo lejos de su país desde hace mucho) es sorprendente que bolivianos que buscan tratamiento médico especializado vayan a "clínicas de Chile, Brasil y Estados Unidos". Conociendo tu atención por los detalles, esta ausencia apunta a 1) que por razones cambiarias ya no conviene internarse en una clínica argentina, o 2) que la calidad de esos centros médicos ha decaído. ¿Cual es la razón?
ResponderEliminarCon seguridad que algunos enfermos recurren también a clínicas argentinas, dado nuestro secular atraso, cualquier país del entorno (con excepción de Paraguay tal vez) tiene un mejor sistema de salud e infraestructura relacionada. A Brasil y EEUU se va por razones obvias, son dos potencias y como tal se supone que tienen mejor tecnología y mayores avances en el ámbito de la medicina. Chile nos queda cerca y al ser un país serio, estable y mucho más desarrollado también tiene buena fama su sistema sanitario (solo hay que ver la cantidad de medicamentos que consumimos de industria chilena). Otro buen indicador es el país donde se especializan nuestros médicos: Brasil, México, Chile, en menor medida EEUU y Europa son los que más se ven en los diplomas, muy pocos he visto de especializaciones en Argentina, pero lo digo a nivel usuario por pura curiosidad al observar diplomas en consultorios o anuncios de periódicos.
Eliminartomaste un tema d muchas y muy espinosas aristas, José. Y a ver: ni siquiera todos los cánceres se curan solo cn radioterapia! Y lo q es todavía mejor: Una cuestión d "mala suerte biológica" responsable d mutaciones aleatorias a nivel celular es el cancer, concluía sensatamente un estudio (http://www.sciencemag.org/content/347/6217/78) de la revista Science hace unos mesesitos atrás..ja! Ahora claro, muchos pero realmente muchos pelotudos crispines tergiversaron el propósito d ese estudio y d sus inteligentes conclusiones. Y como bien sabido por nosotros q lo q sobra en este pobre plagado mundo es la estulticia humana, decían aullando d pronto los más bestias q ese estudio empujaba pues a ignorar todas las previas recomendaciones en contra d los probadísimos factores ambientales y genéticos propiamente dichos (eg:tabaco, alcohol, smog, plásticos, conservantes, etc. etc).. Declararon fiesta entonces los chupacos, los drogos, los gourmets, los obesos y otros indisciplinados mamertos q se toman y se tragan d todo pensando q habían estado siendo vilmente mamados por sus médicos y por sus sistemas d salud..juas!
ResponderEliminarPero a ver, ya por otro despiadado ladito: d q nos maman los masistas con sus huevadas d "vivir bien", pos claro q lo hacen! No hay nada q discutir con ello. Pero d q todos los ciudadanos, como países tercermundistas, nos dejamos "sana y tranquilamente mamar" por giles como los d este hato d narcoprofetas y burras -como feas- ministras d salud, pos tampoco deja lugar a dudas. No es el cancer "d mala suerte" q nos mata más y peor, mi amigo. Es, como ya tu mismo sugieres, el cancer d estos salvadores mamones q se eternizan en el poder para farrearse el dinero público mientras nos contentan con migajas. Al oscuro Hyde ni le interesa si les compran o no un lineal a esos tristes crispines en protestas. Protestar d esa manera todavía a estas alturas no deja d ser otro tiro al pedo entre ttodos los q hacemos como "abandonados gobernados". En fin, nos carcome la idiocia y la inacción, esperando siempre q alguien más nos repare los problemas.. Exactamente como esos boludos d millones d pacientes q no comprenden q de no cambiar sus malos hábitos, pues se enfermarán nomas eventualmente y se irán linealmente a la mierda.
A cada uno le toca "cuidarse" y cuidar d q se respeten sus derechos. Pero con fuerza; con escalpelos despiadados pa cortar asquerosos condilomas socialistas o pestilentes tumores profetas. Con todo el vigor y la vehemencia q amerita el motivo y el momento. Pero, ¿lo hacemos? Nah. Manaco!: si preferimos celebrar esos bonos para fornicar como ratas y hospitaluchos d mala muerte para morir tb como ratas; o bien preferimos bailar y ch'allar para "virgencitas q nos hacen milagros", para las "mamitas" como esa q -sin tener un cálido chocho- arrastra a tantos miles y miles de asnos y burras q tras danzar y mover lujuriosamente el culo, acaban de rodillas, pidiendo contritos sobre todo "salud y bienestar" en esos cochinos altares.. Ja! Mejor oremus por el zafio Hyde, mi amigo. Abrazos.
Te agradezco la extensa explicación. Como soy un lego en la materia, desde luego no me metí en honduras científicas que no me competen. Quería abordar el espinoso asunto del cáncer desde su perspectiva socioeconómica y su repercusión en la sociedad. Estoy bien familiarizado de que el estilo de vida y los factores medioambientales y añadiendo los antecedentes genéticos desempeñan un rol fundamental en la posibilidad de contraer cáncer. Desafortunadamente hay mucho profeta suelto que promete curaciones milagrosas y la gente cree, y en esto cae hasta gente con estudios superiores. Así que como tú sugieres, cada uno debe cuidarse, y mucho mejor acudir a realizarse exámenes preventivos o de detección temprana de la enfermedad, que después cuando es demasiado tarde ni la mejor terapia ni los mejores médicos nos pueden salvar. Saludos (gracias por el link).
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