Esta mañana me desperté con la terrible
noticia de que habían atropellado en la madrugada al grupo de discapacitados
que se han apostado desde hace unos días debajo del viaducto que atraviesa la
Blanco Galindo, la avenida más ancha y concurrida de Cochabamba. Vivo a escasos
kilómetros de ese puente y prácticamente paso todos los días por el lugar, así
que soy un testigo de primera fila de lo que viene ocurriendo en los últimos tiempos.
Tres meses atrás vi cómo varios de estos desvalidos se crucificaban entre las
barandas y otros colgaban en condiciones precarias, con cuerdas atadas a sus
sillas de ruedas, semejando grotescas piñatas que bamboleaban peligrosamente
sobre el asfalto mientras abajo circulaban miles de automovilistas ajenos a la tragedia.
Tragedia es que los ciegos, cojos, mancos,
mutilados, tullidos y otros discapacitados se hayan convertido en los nuevos
parias del país. De otra manera no puede explicarse por qué tanto tiempo al
régimen imperante le importa un carajo la suerte de este sector tan vulnerable.
Su delito de lesa majestad había sido pedir un bono mensual de 500 Bs. (unos 70
$us) para distraer al hambre y si acaso comprarse algunas medicinas. Porque hay
preguntarse ¿quién da trabajo a estas personas ya de por sí en desventaja? Sólo
hace falta salir a cualquier calle boliviana y toparse con infinidad de ellos
pidiendo limosna, la mayor parte en condiciones deplorables.
Aparte está el trato indolente, hosco y hasta
inhumano que les dispensa la mayoría de la población. ¿Cuántos se fijan o dan
una mano a los invidentes que están largo rato parados en una esquina a la
espera de cruzar la calle?, en vez de ello muchos conductores les tocan bocina
frenéticamente porque un carrito pedaleado a mano o una silla de ruedas les
estorban el paso o no se mueven a toda prisa. Ni hablar del estado calamitoso
de las aceras, donde hasta los peatones corrientes tropezamos con salientes y
otros obstáculos a ras de piso o dejamos caer el pie en pequeños huecos,
resultado de negligencias de toda índole. Ver micros y buses con rampas
especiales o asientos reservados para ellos, únicamente se da en películas.
Recién en el último lustro los bancos y demás financieras fueron los pioneros
en adecuar sus puertas y accesos con escalinatas señalizadas.
En una ocasión esperaba transporte en una
esquina, se detuvo un taxi-trufi a pocos metros, desde sus estrechos asientos
bajó una señora mayor y noté que jalonaba dificultosamente a un joven minusválido.
El chofer permanecía impávido en su asiento, así como los demás pasajeros. Me acerqué
y me ofrecí a ayudarla, agarré al muchacho por las piernas y lo senté
cuidosamente en la silla ya desdoblada. Me sorprendió lo liviano que era,
aparte de su incapacidad estaba claramente enflaquecido, casi desnutrido.
Viendo las recientes imágenes de las movilizaciones y otras medidas
desesperadas, recuerdo el rostro desprovisto de vida de aquel muchacho y siento
inmensa bronca. Infelices majaderos que por exigir un bono miserable están
“poniendo en riesgo la estabilidad del país”, según aseguran el gordo ministro
de Economía y demás capitostes, esa misma estabilidad que el panchito José
Mujica alabó en su reciente visita al Chapare (la capital del narcotráfico)
mientras se hacía al opa cobardemente cuando le preguntaron sobre la reelección
infinita que pretende Evo Morales. Del otro panchito que mora en el Vaticano no
se oye ni un trino sobre el trato infame (con gas lacrimógeno y bastones policiales
incluidos) que en cercanías de Palacio Quemado han dispensado a esta
colectividad por exigir sus derechos.
Cuarenta días con sus frías noches dura la
vigilia de decenas de discapacitados en alrededores de plaza Murillo, a esto
hay que sumarle las dos semanas previas de sufrida caminata (si se puede llamar
así) por el inhóspito altiplano rumbo a La Paz. Ni el mismísimo Jesús pasó por
semejante prueba en su travesía por el desierto. Pasarse más de un mes
durmiendo a la intemperie en las heladas noches paceñas (aunque sea bajo el
refugio de carpas) de la estación invernal, ha debilitado a muchos
discapacitados (alguno murió por complicaciones respiratorias) mientras esperan
que el Gobierno se conduela de su situación. Lejos de ofrecer soluciones reales,
el régimen ha sobornado a algunos dirigentes para debilitar el movimiento.
Luego ha saturado los medios con innumerables spots donde muestran a
discapacitados viviendo en condiciones similares al paraíso (casas a estrenar,
trabajos nuevos y sonrisas a granel) que evocan estampas doradas de los
regímenes comunistas. El amado líder vigilando por la salud de sus gobernados,
parece decir la efigie del caudillo mirando al infinito, con que cierran los
anuncios.
Sin embargo, la realidad dice otra cosa, los discapacitados
no se marchan a casa y ya no saben qué medidas tomar para hacerse oír. De ahí que
hace unos días, un sector de Cochabamba haya resuelto volver al citado viaducto
para interrumpir el tráfico y bloquear la vía. Un dirigente se enterró en medio
de la jardinera, con algunos plásticos y cartones a modo de sombra. El resto
acampó en medio del asfalto entre colchonetas y mantas para continuar con la
vigilia, posteriormente llegó la Policía para acordonar el área con cinta
amarilla y algunos turriles. Casualmente, a pocas cuadras del sitio, el
presidente Morales fue operado de la rodilla este miércoles en la clínica más
exclusiva de la ciudad. El Messi plurinacional se había roto los ligamentos en
una de sus tardes futboleras. El equipo de especialistas dio una conferencia de
prensa anunciando que la operación había salido exitosa pero que debía
retirarse de las canchas por al menos ocho meses. El erario nacional respira
algo aliviado -luego de haber sido saqueado una vez más para financiar su viaje
hasta el odiado imperio por la inauguración de la Copa América-, porque durante
ese lapso no se transmitirán más partidos en vivo del caudillo.
Esta madrugada, mientras el dueño de la
rodilla exquisita reposaba en la suite de la clínica, un automóvil manejado por
una joven imprudente arrolló a varios discapacitados que dormitaban en la vía.
De nada sirvió los improvisados conos y turriles que los policías habían
colocado a modo de barrera. El alcohol y la oscuridad hicieron el resto. Los
pocos agentes tampoco podían hacer mucho para resguardar el sitio. En
contrapartida, a escasas tres cuadras, el sueño del amo del país no corría
riesgos pues al menos cuarenta efectivos de élite, con patrullas y camionetas, vigilaban
las instalaciones hospitalarias.
Puedo apostar el pellejo a que los
atropellados (dos muertos y varios heridos) no fueron trasladados a la clínica
del mandatario, sino al colapsado y siempre lleno hospital general Viedma,
donde es normal que los pacientes tengan que aguardar en la puerta por falta de
espacio o camillas, o tener a mujeres
parturientas en los pasillos haciendo fila para dar a luz, a Dios rezando para
que todo salga bien.
He visto en la televisión las imágenes de esos discapacitados agredidos por los policías bolivianos, apreciado José. Y siempre me pregunto qué diablos entienden estos tipos por socialismo. ¿Mera retórica? ¿ Un pretexto más para apoltronarse en el poder?
ResponderEliminarPor lo visto, igual que el capitalosmo, también podemos hablar de socialismo salvaje. Esos cuerpos- o medios cuerpos- pendiendo de los puentes parecieran recordarnos que los humanos hemos llegado a un punto de no retorno
Como alguien decia, los neoliberales al menos son mas honestos en sus intenciones, van de frente y sin tantos embustes. Estos (los que se llenan la boca de verso socialista) son peores, porque mientras anuncian que luchan por los mas necesitados, se enriquecen con mayor ahinco y descaro, y reprimen con mayor saña contra los que se oponen a sus planes. Si este trato humillante a los discapacitados lo hiciese un gobierno de la derecha, hace rato que los principales izquierdosos del mundo hubieran pegado el grito al cielo. Pero como es el "humilde indígena" el que los manda a gasificar, prefieren callar hipócritamente a pesar de la infamia.
Eliminarnotables textos los tuyos, mi amigo. Ira y solo ira uno tiene tras tanto infortunio sobre estos discapacitados. Y sobre llovido cayó esa jumenta chupaca q asesinó atropellando a algunos d ellos. Carajo q estas cosas hacen creer en confabulaciones malignas urdidas por esos achachilas q tb nos hicieron el milagro d un asno vuelto en presidente.. Los Olivos ni por siacaso t reciben pacientes d accidentes d tránsito o pobretones. Esas ratas mercaderes se reservan ese derecho pasando por alto las leyes respectivas. Asi q por eso los atropellados se fueron a terminar d estropear al Vietnam.
ResponderEliminarHace poco leí el testimonio de uno d esos giles traumatologos acerca d la evolución del jumento predestinado, estaba asombrado por la casi "nula pérdida d masa muscular" en la pata del apu condenando al reposo post-quirúrgico.. Un otro doctorcito lameculos gestionando su propina, parecía. Del asco.
Entre amigos, causaba más pena la vida "arruinada" d la piruja atropelladora, una borracha q al parecer ya culminaba sus estudios d ingenieria financiera en la UPB.. Puta q no me explico q rayos pasa con la gente, pero ahora todos piensan al revés: nadie se conmueve por los discpacitados q suplican una miseria d bono y a cambio reciben gases y garrote, pero sienten penitas por una pelotuda irresponsable q es nomás pues una vulgar delincuente desde el momento q conduce un vehículo tan ebria como un artillero. Ojalá a esa piruja le caiga un merecido karmazo.
t dejo un buen link d un soberbio texto, aplicable a todo el mundo q hoy pedorréa y sufre orgasmos por el futbol, otra eficáz herramienta pa distraernos cual monos d la cruda realidad:
http://www.elclarin.cl/web/opinion/politica/16063-chile-una-nacion-de-idiotas.html
ps: mortal estaba ese texto tuyo con los rosquetes, maníes y las ocas.. debilidad tb mia. Yo crecí adorando el q'awi (oca deshidratada y luego cocida q seguro tb disfrutaste o disfrutas), entre phiris, tostados y quinuas. Manjar d manjares, mi caro amigo. Abrazos.
Que aun a la gente formada o supuestamente educada, le preocupe más o le cause mayor solidaridad la suerte de una imbécil al volante que la doble tragedia de esa gente tan vulnerable, es un elocuente ejemplo de lo aberrante que puede ser nuestra sociedad. Los valores éticos y morales se han invertido o retorcido en el camino. Tragedia es vivir en un país así, con periodismo y opinión pública enganchados a la lesión del Messi orinoquense y casi nulo interés por la inhumana situación de los discapacitados. Mas indignación provoca la muerte violenta de un perro que la desgracia continuada de esa gente. Llama la atención que instituciones destinadas a apoyarlos apenas se pronuncien al respecto.
EliminarPS.- Ja, hace demasiados años que no pruebo el qawi , que hasta había olvidado el nombre, pero no su dulzona textura, ayayay. Insustituible manjar el phiri, que una tía preparaba en olla de barro y que solíamos acompañar con té de menta en aquellos mágicos atardeceres de vacaciones en el pueblo. Desgraciadamente esos momentos no volverán, salvo a la memoria, como ráfagas de felicidad. Gracias por las “dolorosas” evocaciones. Abrazos.