Acababa de cumplir los icónicos 33 años (ya se
sabe, esa edad a la que Alejandro Magno se había cansado de ganar todas las
batallas), cuando decidí arrancar con este proyecto bloguístico, con
intenciones puramente lúdicas, podría decirse hasta ociosas, ya que no tenía
otra manera de matar el tiempo libre, tal cual anuncia el encabezado del blog.
Lo que al principio fue un ejercicio de simple
opinión sobre variados temas de interés personal, a medida que transcurrían los
meses fue cobrando mayor seriedad y consistencia. No estaba en mis planes
meterme a cronista sobre los sucesos de este fabuloso paisito perdido en el corazón
del continente. Muchos de mis relatos surgieron al calor de los
acontecimientos. Las cosas suceden y, hasta cierto punto, se dan a conocer
solas; yo solamente añadí mi punto de vista o le puse el condimento necesario
para que fueran más digeribles. Porque hay tanta insania en este mundo. Y mucho
aburrido, y la mar de solemnes, desde
luego.
Irónicamente, mis cotidianos aburrimientos les
resultaron divertidos a otros. Así que no me quedo otra que tomarme el asunto
en serio y enfilar el rumbo con determinación y disciplina. Muchas veces el
proyecto estuvo a punto de zozobrar, ya que a menudo tenía que lidiar contra mi
natural pereza (eso que otros llaman cansancio existencial). Cuántas veces me habré
quedado empantanado sin poder perpetrar ni un mísero párrafo. Era más
placentero quedarse callado y dejar que la corriente me llevara hasta alguna
orilla. Apoltronarse tampoco es bueno.
Porque algo tenemos que decir. Y yo dije lo
voy a decir de este modo. Así surgieron mis crónicas que no son tales si nos
atenemos a los parámetros del periodismo, ¿los habrá?, si
es así no quiero parecer un intruso. En estos siete años de andadura he narrado
hasta el hartazgo lo que sucede con Bolivia, con millones de habitantes que todavía
se deslumbran con cualquier cosilla, como si fuera la primera noche de los
tiempos. Y el jefe de la tribu que quiere reinar para siempre porque cree que
ha sido puesto por los dioses.
Me he agotado de ejercer de escribano acerca
de los nefastos atropellos del régimen plurinacional que se ha enquistado en
Bolivia. Ya no queda ninguna energía para seguir denunciando la infamia. Al mundo
le importa una mierda lo que suceda con este atribulado rincón del tercer
mundo. Aquí concluyo el camino y le pongo candado a este espacio virtual. Indefinidamente.
Quedo muy agradecido a todos los lectores y, sobre todo, a los amigos que
tuvieron la amabilidad de dar vida al blog con sus comentarios.
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PS. Mejor me dedico a otras cosas que, si no
despiertan placer, por lo menos traerán recuerdos y otras agradables sensaciones.
Quedan cordialmente invitados al nuevo sitio. Arrancamos en enero de 2018.