¡Ay México lindo y querido!, ¿cuándo podrá trascender mas allá de sus descomunales ruinas prehispánicas, sus mariachis, tacos y tequilas? ¿Cuándo se sacará ese estigma de ser el eterno invitado intranscendente de los Mundiales de Fútbol?, ¿Cómo no puede ser capaz una liga- reconocida por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) como la 10º liga más fuerte del mundo y tercera en el continente- de producir una selección que llegue lejos?
¿Cómo se explica que un país con más de 100 millones de habitantes y la segunda economía de Latinoamérica, tenga una trayectoria futbolística mucho más pobre que la de Uruguay que apenas sobrepasa una población de 3 millones? Dicen que Uruguay tiene un secreto: exporta carne vacuna y piernas con balón ¿Es cuestión de escuela, de tradición futbolística, acaso México no la tiene? ¿O es la manera de pensar, de sentir o vivir el fútbol, acaso los aficionados mexicanos no son tan intensos como otros hinchas?
¿Será que el balompié mexicano se está transformado en una suerte de liga inglesa, donde se acoge a los mejores futbolistas extranjeros atraídos por la paga en desmedro de jugadores nacionales, con la repercusión negativa en la selección local?
¿Será que su dominio histórico en la Concacaf le ha sumido en una suerte de letargo deportivo al no encontrar rivales de fuste en la región?, aunque en los últimos años el equipo nacional de los EEUU., le viene disputando paulatinamente esa hegemonía para desgracia de la sufrida nación ‘tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos’.
Ya van muchos años que la liga mexicana crece en atractivo y nivel técnico a tal punto que recluta a lo más destacado de futbolistas sudamericanos que no tienen la fortuna de fichar en equipos europeos, pero por el atractivo salarial optan por enrolarse a clubes mexicanos, hecho que contribuye a que estos sean competitivos a nivel continental, con destacadas actuaciones en la Copa Libertadores por ejemplo, donde no tienen nada que envidiar a conjuntos brasileños o argentinos.
Después de acostumbrarnos a la curiosa entonación del ‘futból’ y sus relatos emocionantes, después de familiarizarnos con la creativa y entrañable denominación popular de sus equipos, porque resulta más factible y memorable pronunciar ‘Chivas’ y ‘Tecos’ que ‘Guadalajara’ y ‘Universidad Autónoma de Guadalajara’ respectivamente, que mueven a confusión al extranjero y porque se antojan nombres larguísimos y anodinos.
Después de Hugo Sánchez, la exhibición de sus ‘chilenas’ magistrales y sus infinitas volteretas, ¿cuándo veremos jugadores capaces de tomar el relevo? Sí, sí, Chicharito crece muy bien, pero está verde todavía y aun cuando llegue a su plenitud ¿qué golondrina le acompañará en su veraneo?... con Rafa Márquez y Cuauhtémoc Blanco rumbo a la jubilación, Dos Santos una promesa que no convence y Guardado si tiene talento, se lo tiene bien guardado; con todos estos matices, el futuro del balompié mexicano no permite aventurar que vaya a ser promisorio.
Y eso que la selección mexicana, ya lleva la nada despreciable cifra de 14 participaciones mundialistas, una de las mayores junto a Brasil o Alemania por ejemplo. Y de todo esto no ha obtenido nada, salvo sacar a pasear su atractiva camiseta por los estadios del mundo y lógicamente su mejor rendimiento fue cuando ofició de anfitrión en los mundiales de 1970 y 1986, alcanzando los cuartos de final en ambos. Sin ir muy lejos en el tiempo, otras selecciones con apenas participaciones como la de Croacia o Turquía han llegado al notable puesto del tercer lugar.
¿Será que las claves están en exportar jugadores a Europa siguiendo la estela de Brasil, Uruguay o Argentina o es sólo cuestión de reorganización interna, falta de autoestima competitiva o ausencia de compromiso institucional a todos los niveles?
¿Cuándo dejarán de contaminar la televisión con sus telenovelas insufribles que hacen lloriquear a más de una tía mía?, ¿Cuándo podrán hacer llorar de verdadera emoción a millones de almas -no sólo mexicanas- y darle sentido a eso de, ¡Viva México cabrones!?
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