Audrey Hepburn |
La vida no es una taza de leche. En todas las familias siempre hay individuos que se “llevan como perros y gatos”, en una suerte de guerra no declarada y sin cuartel.
Desde pequeños, es normal que hombres y mujeres tomemos preferencia por alguna de nuestras dos mascotas favoritas, la tendencia generalizada nos dice que los varones preferimos a los perros y las damas se decantan por los felinos. Para qué nos vamos a romper la cabeza tratando de descifrar los motivos, lo más sencillo es aventurar que es algo cultural, cuestión de costumbres, asignación de roles y demás particularidades de la vida.
Los varones -especialmente los que hemos vivido en pueblos o en el campo- desde que aprendemos a caminar, apuntamos a la errancia, a abandonar el nido para explorar el mundo y usualmente nos gusta ir bien acompañados y naturalmente elegimos el mejor de los amigos, un can. Al contrario a las niñas se les enseña que deben ser “mujeres de su casa” con la corrección y discreción como norma y si hay una sola mujercita en casa, se le obsequia un minino para que le haga compañía. Ya veo alguna fémina apuntándome con el dedo, entonces cómo se explica que toda mujer solitaria o esquiva a los hombres, casi siempre es retratada en el cine o la literatura en compañía de un felino. Ejemplos los hay a montones y también de los varones y sus perrunos amigos, con variantes en algunos casos, a recordar por ejemplo:
En la excelente “Desayuno en Tiffany´s; la frágil, pero glamorosa Audrey Hepburn se olvidaba de comer pero no de alimentar a su gato.
En otra película no menos célebre, la teniente Ripley (que no era muy amigable con los varones), prefería salvar a un gato antes que a un compañero de las fauces del alien.
En el campo de la literatura, la pequeña Ana Frank, cita frecuentemente a varios gatos en su histórico diario.
El dramaturgo Tennessee Williams compuso una obra magnífica bajo el sugestivo nombre de “La gata sobre el tejado de zinc caliente” que luego sería llevada al cine por Hollywood, en una de las mejores interpretaciones de Elizabeth Taylor encarnando a “Maggie, la gata, salta, se rebela, lucha, como consecuencia del calor que siente dentro y fuera de sí, calor sensual y calor de combate por defender sus derechos”. (Diego Galán, El País.com)
Curiosamente se da el caso que también vemos películas, donde se retrata a mujeres de éxito o herederas ricas en compañía de canes menudos en plena demostración de frivolidad como si de accesorios de moda se tratara. En la vida real hay un caso de rabiosa actualidad, la insoportable levedad de Paris Hilton y sus perros chihuahueños.
Sería superfluo abundar en el caso de los varones y su identificación abrumadora con los chuchos, me quedo simplemente con Chaplin y su “Vida de perros” o más recientemente con una escena de “Los Simpson”, donde decía “por fin ha llegado el día para estos perros” uno de los trabajadores de la planta nuclear, satisfecho al estrenar coche como resultado de la subida de sus acciones en la empresa.
Pero también reparad en este ejemplo real: “Se dice que en Estados Unidos, el partido republicano insta a sus candidatos a incluir a sus perros en los retratos de familia, pero les instruyen explícitamente de no hacerlo con sus gatos. Según los asesores de imagen, la presencia de un gato transmite una imagen de corrupción, codicia, avaricia y deshonestidad, sin embargo llegó el demócrata Bill Clinton con Socks, el gato de su hija y todo cambió para la Casa Blanca respecto a las mascotas presidenciales” (extraído de www.animalesmascotas.com). Ya ven, de la corrección política no se salvan ni las mascotas.
Bill Clinton |
Visto lo visto, diré que detesto profundamente a los gatos, no los soporto. Para mí no son más que muebles con patas, peluches que cobran vida sólo cuando acucia el hambre. Cada vez que veo alguno merodeando, murmuro entre dientes, puto gato que estás en la cornisa, lo que daría por probar la teoría de tus siete vidas. El único gato que me caía bien era Garfield con su socarronería y, algo menos su pariente gaucho, el enamoradizo Gaturro.
No saben cómo detesto la empalagosa balada “el gato triste y azul” del gran Roberto Carlos, el de la zurda mágica no.
Naturalmente, prefiero el “ya no duerme mi perro junto a tu candela” de ese cotidiano artista que es Manolo García, ese gran animador de mis noches vacías.
Pues sí, me convence más la actitud y bonhomía de un chucho, sabe ganarse el pan, mejor dicho, el hueso de cada día. Siempre dispuesto a todo, a seguirte hasta el fin del mundo si es necesario. Pregúntenle a un gato si quiere mudarse con ustedes; él no sabe de amigos, sólo de sillones mullidos.
En esa interminable guerra de los sexos, sigo sin comprender que, si ellas a nosotros nos llamen “perro desgraciado”, nos suene a cumplido y si nosotros decimos “pareces una gata” suene al peor insulto y de paso llevemos el riesgo de un arañazo. Que alguien me explique.
Siguiendo esta idea, en mi niñez conocí a un selecto grupo de comegatos, todos varones por supuesto, que corroboraban eso de “dar gato por liebre” y aseguraban que sabía mejor. Que una mujer se comiera a un gato sería una especie de canibalismo.
Ornella Muti |
Eso sí, no hay mujer más deseable que una con ojos de gata, estoy pensando ahora mismo en Lauren Bacall, la gatúbela de Michelle Pfeiffer o la desconocida Ornella Muti, sensualmente espléndida en la vapuleada y colorida "Flash Gordon".
Qué le vamos a hacer, no puedo dejar de evocar esa entrañable canción con el auxilio de Los Secretos: “Fue en un pueblo con mar, una noche después de un concierto…..sólo canto si tú me demuestras que es verde la luz de tus ojos de gata”.
Mucho me temo, José, que estamos siendo injustos : creo que en realidad muchos perros y gatos se llevan como humanos, tal es el tamaño de su ferocidad.
ResponderEliminarAsi es, estimado Gustavo tiene bastante razon, no lo habia visto desde esa perspectiva. Segun esto podriamos deducir que como consecuencia de la larga convivencia con los humanos, las mascotas tambien adoptaron el caracter caprichoso de sus dueños, jeje. Saludos.
ResponderEliminarMas temprano que tarde, los enemigos acaban pareciéndose ¿ no se han fijado en esas parejas que despúes de mucho tiempo de convivencia parecen un juego de espejos enfrentados?
ResponderEliminarDe paso, José, le cuento que acabo de incluirlo en la lista de recomendados en mi blog ¿ la razón? creo que tiene la suficiente dosis de ácido como para no tragar entero ni tomarse en serio a nada ni a nadie.
Usted me ha retratado cabalmente, no soy de filias ni gregarismos, no me tomo nada en serio salvo este espacio. Tremendo honor que usted me hace por incluirme entre sus recomendados. Gracias nuevamente.
ResponderEliminarla desconocida Ornella MutI??????
ResponderEliminarLEGGO ADESSO IL TUO POST.
ORNELLA MUTI ha fatto film dappertutto, è un 'icona di marco ferreri, in francia e in spagna è supernota. è un animale da cinema da 30 anni.
i suoi film a me non piacciono per niente ma mi meraviglia che un amante del cinema come te non la conosca.
ciao
fiore
En America, Ornella es poco conocida, es verdad que no es gran actriz y además, por lo que me cuentas solo ha participado en películas sin mucha importancia. No he oido de Marco Ferreri, voy a investigar. A Ornella, solo la he visto en la version cinematográfica de una "crónica de una muerte anunciada" filmada por un director italiano y muchos años despues la vi en Flash Gordon. No me interesan sus peliculas, solo me fascinan sus ojos de gata, terriblemente sensuales, je je. Saludos.
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