Adela Zamudio |
Un día como hoy nació doña Adela Zamudio,
poeta cochabambina y escritora de exquisita sensibilidad. La única mujer
distinguida de la literatura nacional. Reconocida luchadora por la inclusión
femenina en la sociedad conservadora de finales del siglo 19. Una mujer rebelde
que supo batirse a duelo de pluma con los más grandes literatos de su época.
Dejó huella en la historia nacional: escuelas, institutos y organismos de
cultura llevan su nombre. En su honor se recuerda el Día de la Mujer Boliviana.
Fueron mujeres, al mando de doña Manuela
Gandarillas quienes se enfrentaron al feroz comandante realista Manuel Goyeneche
durante la guerra de la independencia. Diezmadas inmisericordemente, regaron
con su sangre la colina de San Sebastián, donde ahora existe un monumento como
recordatorio y testimonio de su heroísmo.
Una mujer chuquisaqueña, a la muerte de
su marido en combate, comandó a los patriotas en distintas batallas contra el
ejército colonial, tanta era su valentía y capacidad que suscitó la admiración
del ejército auxiliar argentino al mando de Manuel Belgrano. Sobrevivió a la guerra, con el grado de
teniente coronel, sin embargo, murió en el más grande de los olvidos, sola y en
la miseria. Fue doña Juana Azurduy de Padilla. Recuerdo algunos billetes
antiguos con su efigie. El aeropuerto de Sucre, lleva ahora su nombre, además
de una provincia.
Así, notables mujeres contribuyeron a la
construcción del imaginario nacional. Y a la historia. Y la cultura. Doña Lidia
Gueiler Tejada fue la única mujer presidente de la república, a principios de
los ochenta. Nuestro más grande artista de la escultura fue mujer; doña Marina Núñez
del Prado. La mejor voz a juicio de muchos, fue doña Gladys Moreno, nombrada
con justicia la Embajadora de la Canción Boliviana, confieso que paso
nostálgicas veladas al influjo de su poderoso canto, que me transportan a las
tierras calurosas donde nací.
Al día de hoy mucho se ha avanzado en materia
legal por la equidad de género. Pero como sociedad aún seguimos bajo el predominio
de arcaicas y patriarcalistas costumbres. Algo falla, cuando existen madres de
familia que se oponen a que muchachas ingresen a colegios tradicionalmente de
varones. Cuando persiste la vieja creencia de que se ha de tolerar la violencia
del marido o del novio con la excusa de que es por amor. Cuando las madres
siguen aleccionando a sus hijas a mantener una actitud sumisa y doméstica para
conseguir un “buen marido”. Cuando siguen sucediendo casos aberrantes de
femenicidio. Cuando siguen ocurriendo hechos de acoso político y hasta sexual a
mujeres concejales en municipios
rurales. Y lo que es más grave aún, el
continuo maltrato psicológico en instancias policiales y judiciales a mujeres
que tienen la valentía de denunciar a sus agresores sexuales, dando la impresión
de que tienen algo de culpa. La misma prensa sensacionalista contribuye a ello
con la exposición desmesurada de las víctimas. Así, no es extraño que queden
muchos casos sin denunciar.
El gobierno actual, haciendo alarde de su
discurso rimbombante de inclusión social, se ha provisto como ningún otro
anterior, de presencia femenina en las instancias de poder, que lamentablemente
se queda en simple adorno, en mera cuota biológica. Ninguno de los ministerios
decisivos es encabezado por una mujer. Ninguna diputada oficialista destaca por
su independencia de criterio. En contrapartida, creo que la mejor congresista
(incluyendo varones), la más fiscalizadora -a pesar de las amenazas de
muerte-es la diputada Norma Piérola, una mujer de carácter firme y batallador
como su colega Adriana Gil, que están ahí peleándose con medio mundo, en medio
del Congreso, incluso a riesgo de sufrir agresiones físicas de las diputadas
oficialistas que no toleran que se critique al “hermano” presidente.
Ciertamente, no todo es malo en el régimen masista, precisamente la mejor
funcionaria, la más profesional de todos, es la presidenta de la Aduana
Nacional, a pesar de la política aduanera desastrosa que ha ocasionado que el
país se haya llenado de coches chatarra.
Hubo mujeres notables a lo largo de la
historia de este atribulado país. Hay mujeres notables actualmente, que desde
el anonimato contribuyen a la sociedad. Hay mujeres tremendas en cualquier
campo. Y hay mujeres patéticas, como la presidenta del senado, que por el hecho de asumir simbólicamente por
cinco días el cargo de presidente -mientras Evo y el vicepresidente estaban
ausentes-, se creyó tan importante como Ángela Merkel, Dilma Roussef, Cristina
Fernández o la presidenta Chinchilla de Costa Rica. En un acto ridículo se
pavoneó con su banda de autoridad mientras pasaba revista a la tropa y
posteriormente aprovechó la ocasión para sacar un spot propagandístico,
entregando regalos a los indígenas amazónicos tal cual hace Evo Morales, quien
antes de partir, la colmó de halagos diciendo que era un acontecimiento
histórico porque era la segunda mujer en asumir la máxima representación del
país, y la primera del estado plurinacional. Y ella se lo creyó.
En el colmo de la ridiculez, peor que de
fundamentalismo feminista, un grupo de ministras y otras funcionarias, saltaron
como fieras heridas cuando un senador
opositor objetó como ilegal –de acuerdo a la Constitución-la posesión temporal
de la presidenta. Leyendo en conferencia
de prensa, acusaron al legislador de machismo, patriarcalismo y discriminación,
olvidando por completo la argumentación legal. Patético, de esas mismas ministras que se rasgan las vestiduras por el supuesto machismo de un contrario y que no dijeron nada -y hasta aplaudieron-
cuando el presidente Morales se mofaba de ellas y de sus calzones durante los
carnavales. Y peor aún, cuando la policía atropelló salvajemente a mujeres y
niños indígenas del Tipnis, ninguna sacó a relucir su indignación, salvo la
ministra de Defensa, que asqueada renunció
inmediatamente.
Si el mundo estuviera más intervenido por
mujeres, quizás la vida sabría mejor, al menos cotidianamente. Ojalá hubiese
más mujeres pilotos, más mujeres futbolistas, más legisladoras, más jueces, más
comandantes de policía. Cada vez que me
subo a un taxi o a un minibús conducido por una mujer me siento más seguro,
confiado de que voy a llegar a destino, a contra de lo que dicta la creencia
común. Me consta que son más detallistas, más precavidas, más concienzudas. Y
no sólo conduciendo en carretera.
el mundo salvado por las mujeres
ResponderEliminar.Gladys Moreno ,che voce e che ritmo1 bravissima
ciao ciao
fiore
ps.que es 2camba2-nacion camba..luna camba, etc, y que tiene que ver Santa cruz?
ResponderEliminarQuién no conoce a Juana Azurduy, aunque más no sea por la canción que Mercedes Sosa interpretó con tanto éxito. Pero reconozco que no sabía de Adela Zamudio. La imagen que incluyes la muestra como una mujer formidable, con una serena confianza en sí misma, en sus propias fuerzas. Me entero de su independencia de juicio, su rebeldía, su excomunión… Si Bolivia tuviera una nueva Adela Zamudio… no haría falta una nueva Juana Azurduy.
ResponderEliminarBueno, apreciado José. Entonces a su lúcido y justo texto, sumemos este regalo del poeta andaluz Joaquín Sabina. Aquí va el enlace.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=EAPVwbXcIEU
Celebro que también te guste la voz de esta artista boliviana, amiga Fiore. Te confieso que es mi cantante favorita del folclore nacional, nadie ha igualado su inconfundible voz. Respecto al vocablo “camba”, es la manera popular como se llama a los habitantes del departamento de Santa Cruz y por extensión a todos los oriundos de la región oriental o amazónica de Bolivia. En contrapartida, los habitantes del lado occidental (La Paz, Potosí, Cochabamba, etc) somos conocidos como “collas”. La Nación Camba es una organización política separatista, propia de Santa Cruz, que busca la independencia de esa región, similar al movimiento de Cataluña pero muy minoritario, afortunadamente.
ResponderEliminarMe sorprende que se conozca la figura de Juana Azurduy, fuera de Bolivia más de lo que imaginaba, estimado Lalo, (aquí solo los escolares conocen su vida y Evo Morales por lo menos tuvo el tino de poner su nombre a un bono de ayuda a las madres) y no sabía que Mercedes Sosa le había homenajeado, gracias por el dato, ahora mismo me pondré al Youtube. Sobre Adela Zamudio, ciertamente fue una mujer extraordinaria, adelantada a su tiempo como dicen algunos historiadores, y por sobre todo muy valiente, al enfrentarse sola a la sociedad hipermachista de la época. Aparte de su faceta feminista, su calidad literaria está fuera de toda discusión. Muy certera tu apreciación última, sobre todo por los tiempos que atravesamos actualmente.
ResponderEliminarGracias por el enlace, estimado Gustavo. Quién mejor que Sabina,para homenajear a las mujeres fatales y especialmente a las otras, las despreciadas y maltratadas por la historia como Juana la Loca o María Magdalena.
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