Ustedes perdonarán la ociosidad mía de
rellenar página con lo que tengo a la mano. Me ha tocado una de esas semanas
que de tanto en tanto no sale ni un rebuzno, como si la cabeza estuviera
apolillada. Como verán, la ocurrencia de hoy no es nada original, de tanto webear por ahí me topé con un sitio
donde publican fotografías de situaciones absurdas, carteles chuscos y otros
hechos curiosos bajo el título de “colombianadas”, que lo mismo podrían
extrapolarse a cualquiera de los países del vecindario. Meta cumbia y pida una
canción al programa musical Tropicaliente,
para que vea cómo de originales somos los vallunos de estos valles. Por lo pronto,
ya me hice cliente asiduo de la superfarmacia para curar mis superesfriados.
País de superhombres y supermansitos (como un corderito) hemos labrado. Hueveando
por ahí, con estas “vallunadas” me he encontrado. Si no entienden el chiste,
nomás pregunten, cawalleros.
“Como, ergo,
combato el sobrepeso”, así ha interpretado mi estómago hambriento, ante este
cartelillo pegado en los vestuarios del gimnasio al cual acudo regularmente y adonde,
salvo excepciones, acuden chavales de lo más flacuchos ansiosos de hacerse
hombres en un dos por tres. Además, serán de mich’as (amarretes) los organizadores de este curso relámpago de
vida saludable que ni siquiera ofrecen el clásico gancho de “incluye refrigerio
y material de apoyo”, a pesar de las cuatro horas y más que dura el evento. ¿O querrían
ser coherentes con la temática tratada?... ¡a los gordos, ni agua!, parece que
fue la consigna.
Al pasar por el lugar creí que era una
librería con mucho encanto, o una re-galería de arte barrial. Nomás había sido
por economizar pintura, para no estar estampando la trillada etiqueta “se
envuelven regalos” que ofrece cualquiera de estos locales. Mientras tanto, a mi
palindromizado cerebro se le ocurrió la regalada gana de evocar: lager, Sir, is regal.
Otra joyita de la televisión local, donde
siempre es normal que ocurra algo anormal, especialmente en el área
comunicacional, bien que rima el lenguaje, a que sí, Pascual. Miedos de
comunicación deberían llamarse estos negocios que tanto gustan de maltratar el
idioma, y encima con el mataburros en línea a disposición. De que “hubieron”
muchos detenidos en la última protesta, el infaltable “aún todavía”, o alguna
“tragedia” con heridos leves en un accidente carretero, ni les cuento.
No podía faltar el riquísimo campo de la
comida, en el cual, como ya saben, los cochalas somos hipercreativos. El sillpancho es el plato estrella de la
culinaria local: un monumento a los carbohidratos que consta de arroz, papas rebanadas
y fritas, carne de res o de pollo machacada en forma de disco y rebozada con
pan molido, todo coronado por un huevo
estrellado y, para disimular, una mísera ensalada de tomate y cebolla picados.
El plato más seco que puede haber en cualquier sitio. Como existe la sustentada
creencia de que cada vez es más pan molido que carne, algunos restauranteros se
las han ingeniado para promocionar el
suyo con que es de “pura carne”. Al ritmo que vamos, pronto veremos también
chorizos de “puro chancho”. Si comer un sillpancho resulta un gran esfuerzo, su
hermano menor, el trancapecho, es un
verdadero calvario, puro desafío para bocas enormes, ya que es como un
sillpancho en miniatura encajado en un pan, a manera de sándwich. El riesgo de
atragantarse es inminente, apto para verdaderos atletas de estómago alegre. Los
albondiconos y salchiconos, supongo que serán albóndigas y salchichas servidas
en cucuruchos para seguir haciendo ejercicio molar mientras se camina. Con
razón, he leído que el mayor problema sanitario de los cochabambinos son las
afecciones gástricas, de lejos.
Bien mirado, las brochetas son una delicia,
especialmente con aros de cebolla bien tostados a la parrilla. Aunque me
intriga el llamativo cartel de un sitio cercano a casa. Aquello de caporal será
un ¿guiño? al baile de los Caporales que, como todos los bolivianos sabemos, su
mayor atractivo consiste en poner toda la carne al asador: cientos y cientos de
polleritas al viento que muestran piernas y tangas sin aspavientos. Ni puta
idea con lo de viernes de k’ara, que
a pesar de mi conocimiento quechuístico ignoro de qué manjar se trata. Pero en
sí mismo, el vocablo es también sugerente:
viernes de “pelado, desnudo, en cueros”. Lo de “codornis”, será para remarcar
que estas gallináceas son bien sudamericanas, por tanto más sabrosonas que sus
primas europeas.
¡ Aaaaaayyy! supongo que que exclamarán en sus tumbas los grandes maestros del idioma , ante tamañas aberraciones gastronómico-linguísticas, apreciado José. Con el pretexto de que todo es rápido y simultáneo la gente ya no se toma ni el trabajo de redactar con cuidado y respeto un simple aviso publicitario. En Colombia, por ejemplo, hizo carrera la mutilación de las palabras, dizque para " ahorrar tiempo y espacio" ( ¿ Para qué coños los necesitarán?). De ese modo, la palabras informe o información quedaron reducidas al monosílabo info o el viejo y cálido Buenas tardes sufrió sería mutilación : ahora saludamos con un frío y afilado " Buenas".
ResponderEliminarAl paso que vamos, involucionaremos hasta acabar expresándonos con gruñidos o, en el mejor de los casos, a través de onomatopeyas y engendros peores.
Vale que en algunos textos, cotidianamente, se cometan errores ortográficos o gramaticales, con la excusa del poco tiempo. Pero como usted sugiere, un aviso publicitario o similar conlleva planificación, antes de estampar cualquier letra. Por otro lado la responsabilidad de los medios –sobre todo televisivos- con el manejo de la información es inmensa por su cualidad de llegar a grandes audiencias, de qué servirá tener un jefe de prensa si en los mismos informativos los fallos lingüísticos son horrorosos. Y encima, presumen de seriedad y responsabilidad. El problema es generalizado, las mismas autoridades no tienen ningún empacho en plantar carteles como “pasaje artezanal” que bien recuerdo había en pleno centro de Cochabamba y nadie parecía darse cuenta (lástima que no le saqué foto antes, porque cuando regresé estos días ya no estaba el susodicho cartel).
EliminarMuy divertida esta vista panorámica de barbaridades, José. Y en este mundo cada día más "universal" (?) se multiplican los ejemplos. Los más divertidos son las inscripciones informativas al público que se redactan utilizando el traductor de Google o similar. Yo había reunido una colección, que perdí en una mudanza electrónica. Siempre recordaré la perla más sabrosa, un letrero en inglés en un hotel de Shanghai, indicando con una flecha una salida de emergencia en un piso elevado: "En caso de incendio u otra emergencia escatológica, arrójese por la ventana." Daban ganas, realmente daban ganas...
ResponderEliminarMacanudo el ejemplo que traes a colación. Es divertido también lo de los idiomas y su traducción automática, he visto alguna de estas trascripciones al castellano en las pantallas de la televisión local pero no recuerdo los temas. Pero sin ir más lejos, en nuestro propio idioma las ambigüedades pululan en todo momento. Bien recuerdo etiquetas de productos que dicen literalmente “agítese antes de usar”, especialmente en jarabes y otros líquidos, un familiar se ponía a dar saltos en son de broma cuando leía estas instrucciones.
EliminarSin embargo t ha salido un muy surrealista collage, José. Picardía pura, diría el erudito par d cultores del exceso y el ingenio "valluno".. Y eso d q en una tragedia hubieron heridos leves, aún no me lo creo todavia..ja! Unitel y la red Uno destacan por su ingenio con el lenguaje subtitulado y guapas presentadoras..El "Ayyy.. qué casco!!" q se echó una mala mañana la grotesca fulana esa darlin rojas "(a dios gracias ya desaparecida d las pantallas) del 13, 'aún todavía' me suena en las orejas. Ligereza mental y chabacanería, se toman usualmente por ingenio. País d creativos chupacos.
ResponderEliminarAhora, el k'ara creo q es un filete d cerdo a la parrilla (hay cerca d mi cueva un antro d muy mala muerte q suele ofrecer vía letrero ese 'manjar' a la más distinguida clientela q puede dar el hampa). Y eso d suculentas brochetas al caporal (!!), salchicoños y albondigocoños sin duda q nos evoca unas muy sanas actividades junto a inquietas cholitas d coquetas y diminutas tangas. Ya me dieron ganas d libar unas jugosas almejas. Oremos hermanos.
Gracias por el dato del “k’ara”, me imaginaba que tenía algo que ver con el cuero del chancho, algo similar al enrollado, suponía. Lo del sensacionalismo no es cuestión de las redes aludidas, es un mal generalizado aquello de poner titulares surrealistas o impropios. Se banaliza tanto que cualquier incidente es tomado como “tragedia”, automáticamente. Ja, no sabía que mirabas los telediarios de unitel, de solo ver esos pantallazos rojos duele la cabeza, bien recuerdo sus terribles titulares que remataban con “tenemos las imágenes” que antes daban. Es lamentable el nivel de la tele local, casi siempre uno tiene que despertar con una exposición de platos, ferias y otras trivialidades en pantalla. Saludos.
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