02 noviembre, 2011

4 El país de los eufemismos y ministros chutos

Cholita cochabambina
A raíz de que los profetas del gobierno de Evo Morales han instaurado nuevas políticas destinadas  a erradicar los rastros de los “quinientos años de explotación” y otros conceptos del colonialismo, han borrado de un plumazo nombres como “Corte Suprema”, “República”, “Congreso Nacional”, “Consejo”, etc., porque apestan a “occidental, europeo y alienante” por otros títulos más solemnes y confusos, acordes con la nueva realidad de las cosas, todo englobada en nuevo conglomerado multiétnico conocido como “Estado Plurinacional de Bolivia”.  Suena bonito, pero al día de hoy, a los ojos de la ciudadanía, los cambios pregonados, se asemejan más a coloridos efectos de maquillaje.

En este orden de cosas, al país lo han dividido en 36 naciones, (muchos indígenas se acaban de enterar de que pertenecen a otra nación, cuando antes se consideraban “bolivianos” simplemente). Para dar más chicha al asunto, han inventado un nuevo gentilicio para todo aquel que reniegue de la cultura europea y su herencia genética. Ahora a los pueblos indígenas los denominan “indígenas originarios campesinos”, cuando antes se identificaban orgullosamente como quechuas, aymaras,  guaraníes o amazónicos, tal como se reflejó en el último censo de población de 2001. Dentro de esta concepción neo indigenista, el resto de los bolivianos, no sabemos a qué nación pertenecemos, ¿acaso no somos también originarios del mismo suelo patrio?, ¿Será que puedo "autoidentificarme" como "alienígena originario citadino"?

Lo anecdótico de esta salsa ideológica, a pesar de que muchos de los supuestos indígenas despotrican contra la España colonial, sin embargo no reniegan de sus nombres castellanos (En África, las recién independizadas colonias empezaron por cambiar el nombre desde sus gobernantes). Hablan de volver a los usos y costumbres ancestrales, sin embargo siguen usando sombrero y trajes españoles. En ese vaivén de cosas lo indígena se ha estigmatizado artificialmente a tal punto que ya no se puede decir “Chola o cholita” porque inmediatamente se interpreta como racista, y es más correcto llamar “mujer de pollera”. Curiosamente, en La Paz existe el coqueto “Parque de las Cholas” y además emplazado en un barrio de la alta sociedad. A menudo degustamos el sabroso “sándwich de chola” e incluso una avenida  cochabambina luce como monumento  un sombrero de chola de los valles. Algunos presidentes e intelectuales como el poeta y escritor paceño Franz Tamayo se enorgullecían de sus madres cholas. Sólo en estos tiempos de cambio se ha forzado la connotación racista y discriminadora de tales conceptos. 

Los chutos al poder

Chuto.- En Bolivia dícese de aquel objeto o bien indocumentado, adquirido por contrabando y otros medios ilícitos. Por extensión todo aquello que se hace sin apego a las normas o leyes.

A diferencia del resto del mundo, donde impera el respeto a las leyes e instituciones, aquí campea la máxima de “le metemos nomás, para eso están los abogados para que arreglen” (Evo Morales dixit). Con la venia gubernamental, se ha volcado la torta como se dice popularmente. Ahora sirve de poco la trayectoria profesional para aspirar a puestos de autoridad, pesa más simpatizar o declararse “soldado del proceso de cambio”. Asimismo para conseguir algo, los sectores sociales han descubierto que es más importante la presión a través de marchas y bloqueos,  aunque violen la ley, ninguno va a juicio o a la cárcel. En los últimos años, el país se ha visto inundado por el contrabando especialmente de vehículos viejos y robados que son vendidos a bajo precio en las fronteras e internados en masa a territorio nacional en forma ilegal. El gobierno los premió sacando un decreto específico para saltarse la ley de aduanas. Así,  el que observa la ley, simplemente es un gil como reza un viejo tango.

Siguiendo con esta vorágine de procedimientos absurdos, no es extraño encontrar funcionarios de mil oficios ejerciendo en cargos variopintos. Los manuales de funciones respectivos son letra muerta. He aquí algunos casos ilustrativos, de seguro hay muchos más, pero no hace falta:

-El director de ABC (Administradora Boliviana de Caminos) es un cura español. Vale, entendemos que conozca muy bien los caminos del Señor, pero ¿qué hace metiéndose en los caminos del Diablo? (entre ellos quizá la carretera más peligrosa del mundo). Curtidos como somos ya no nos extraña tanto como los pintorescos carteles que adornan las carreteras principales con la leyenda de “Zona geológicamente inestable” para justificar las chapuzas debidas a los negociados más que a los accidentes topográficos de las mismas.

-El Ministerio de Justicia, no lo dirige un abogado, a pesar de los miles que pululan el país, ninguno tiene tanto mérito como el haber sido valioso dirigente sindical, como la señora que lo preside, quien  a decir de la web de la Presidencia del Estado, “participó en varios programas de capacitación con la organización sindical campesina, lo que le permitió ahondar la lectura y analizar profundamente la realidad social, económica y política de Bolivia”.

-El recientemente nombrado funcionario de Asuntos Marítimos, que lleva el solemne nombre de Dirección de Reivindicación Marítima,  es un abogado especialista en derecho tributario. Con esos conocimientos suyos haremos frente a la estrategia chilena, ellos como poco tienen una escuela de diplomacia y asuntos internacionales. (Por si acaso fue también candidato en las recientes elecciones judiciales, pero como no fue elegido magistrado lo consolaron dándole una pega (empleo) de importancia en el gobierno, y no me digan que no tenía tufillo de candidato oficialista).

-El alcalde de la ciudad donde vivo-Cochabamba-, destacado músico folclorista cambió la guitarra y el poncho,  una noche después de un concierto por los discursos y  las guirnaldas. Ante su pésima gestión como autoridad edilicia,  acentuada por su nula experiencia administrativa,  no falta algún vecino que se mofe de él: “otra cosa es sin guitarra”.

No todo es el gobierno del sinsentido y del absurdo, el Ministerio de Salud está a cargo de una doctora experimentada en medicina, lo que extraña es que no hayan nombrado a un curandero especialista en medicina milenaria y otras artes adivinatorias. Pero ya se sabe, la excepción confirma la regla.

4 comentarios :

  1. Entre los muchos propósitos de la corrección política, estimado José, está desviar la atención sobre los problemas reales, con el recurso de disfrazar la realidad cambiándole de nombre a las cosas. Así, ya no tenemos indigentes sino " personas en situación de calle". En esa misma tónica no envejecemos : ingresamos a la "tercera edad". Las prostitutas dejaron de existir para ser suplantadas por contigentes de "trabajadoras sexuales". Eso para no hablar de esa abominable práctica del llamado lenguaje incluyente impulsado por feministas-fundamentalistas, que nos obliga a la cacofónica e inútil cantilena de decir los ingenieros y las ingenieras, los niños y las niñas, los rinocerontes y las rinocerantas, cada vez que precisamos mencionar el cargo o la función de alguien ¿ Acaso no es más incluyente, claro y certero utilizar las vieja expresiones que de entrada nos incluyen a todos sin distinción de géneros?

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  2. Estimado Gustavo, si hay algo que me jode sobremanera (perdone la expresion)es esta nueva mania por redundar en el tratamiento de género que paulatinamente se está institucionalizando en la vida cotidiana. ¿Sabe cómo comienza nuestro presidente sus discursos?: "Compañeros y compañeras" o "Hermanos y hermanas" y por supuesto todos sus émulos. Tiene usted razon, la RAE establecemente claramente que la norma es lo acostumbrado, pero ya se sabe, está de moda complicarnos la vida.

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  3. A propósito de la corrección política que tratas con Martiniano, digamos que es bastante fastidiosa en el castellano, más que en el inglés, por ejemplo, que no distingue entre los géneros en sustantivos y adjetivos. A muchos nos molesta el uso de “la jueza”, por ejemplo, en vez de “la juez”, como a nuestro entender correspondería, pero el uso ya dictó su sentencia y hasta la RAE ha bajado la testuz (ya que no la testuza, todavía). Lo que me llama la atención es que el uso no abarque las consecuencias. Veo en el diccionario que jueza es “mujer que desempeña el cargo de juez”. ¿Por qué no “la carga”, para hacerlo todo femenino? Y en el caso de juez, es “persona que tiene autoridad y potestad para juzgar y sentenciar”. ¿Por qué no “el persono”? Y aquí me doy cuenta de que estoy rindiendo un homenaje involuntario a Cesar Bruto (Carlos Warnes), el inolvidable humorista que me alegró la vida en la adolescencia (que no el adolescencio). Copio aquí uno de sus anuncios en la revista Rico Tipo: “BUSCO SOSIO para istalar una gran fábrica de horcaS, lo cual aparte de dejar un lindo rendimiento proporsiona trabajo al gremio de verdugoS que abtualmente pasa por un momento muy feo. Con un capital de miL $$$$$, por egenplo, podemos ganar tres miL por mes, así que poniendo el doble ganaremos el doble, y poniendo un millón se venimos ricos en seguida. Cartas a salvadoR pilcomayO. Esta cuadra.” El trueque que apunta Martiniano (Gustavo), de “indigente” por “personas en situación de calle” es un ejemplo perfecto de humorismo involuntario y haría desternillar de risa a Warnes.

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  4. Siguiendo con esa onda de humor,amigo Lalo, a una pareja de humoristas locales se les ha ocurrido bautizarse como "el Pocholo y su marida" quienes hacen de las delicias recreando escenas de la vida marital, pero con los papeles invertidos. El Pocholo usa un mandil como distintivo, es hombre sometido y en su tiempo libre juega al futbol en un equipo conocido como Real Mandil, (solo escuchar este jugoso nombre me mata de risa). Si se fuera consecuente tambien se deberia decir "marida" ¿no?. Habran oido tambien palabrejas como "alcaldesa", "concejala" o "tigresa". Curiosamente nadie dice: la tigra, la condora, la caimana, etc.

    Me habia olvidado poner un ejemplo de eufemismo que ahora está en boga en nuestro pais. Hasta hace poco lo que se conocia como "colonos cocaleros" ahora se denomina "interculturales", sin saber que es lo que realmente significa. Claro, que en el imaginario popular son simplemente "colonos" a secas. Otro caso comun es el de "trabajadores del volante" en vez de "choferes".

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