10 abril, 2013

2 De la FIFA y sus filiales tropicales

Foto: El Dia
De que el fútbol mundial lo administra una mafia, eso lo sabemos. Suculentos ingresos por la venta de entradas durante los Mundiales, derechos de televisión, y auspicios de grandes corporaciones. Hasta ahí debería sonar normal y supuestamente legítimo las ansias de lucro, como cualquier organización comercial. El problema es que gran parte de esos negocios se hacen en campos embarrados: sobornos, chantajes, prácticas desleales con auspiciantes, nepotismo, despilfarro y hasta líos de faldas. Hay quienes dicen que sus viejos caciques son más verdes que el césped de las canchas.

Para protegerse a sí mismos, sus primeros capos se han encargado de elaborar unos estatutos muy convenientes, prohibiendo la intervención de los gobiernos de los países en asuntos futbolísticos. Así el pueblo futbolero reviente de rabia por los continuos escándalos de corrupción, nadie puede hacer nada bajo la amenaza de una expulsión del seno matriz. Curiosa organización es la FIFA, con más países asociados que la misma ONU. ¿Quién tiembla ante las resoluciones de la ONU? ¿Qué país no obedece a rajatabla las amenazas más sutiles de la FIFA?  El hecho mismo de que su oficina principal resida en Suiza, no será asunto de neutralidad o porque a sus gerentes gerontos les gustaba el chocolate.

Si en la nave nodriza la cosa no funciona muy legal que digamos, ¿qué podemos esperar de sus satélites?... “juego limpio”, vaya ironía,  es uno de sus valores que proclaman ante el mundo, sin embargo, es un lema más pisoteado que el felpudo a la entrada de sus oficinas. Pero como reza el dicho popular, el alumno supera al maestro, por los menos en nuestras repúblicas bananeras. Se pueden hacer mejores negocios en el corazón de América que en la misma Zurich, aunque a menor escala. En nombre de los pobres y en nombre de los muertos, si hace falta para recaudar plata.

Ay fútbol nuestro de cada día, con la selección barrida en todo campeonato, hace décadas que los resultados deportivos van de mal en peor. Ya ninguna selección clase media quiere medirse con nosotros, a no ser que sea por obligación. Cada vez que se presenta una Fecha FIFA toca jugar con selecciones que son poco más que amateurs. Aún con resultados desastrosos y el malestar generalizado de los hinchas defraudados, hay un componente de la ecuación que nunca varía, inmune a los vaivenes de los resultados, encarnado en esa casta de privilegiados que son los dirigentes.

Porque resulta que a raíz de la muerte de un hincha local, un mes atrás, cuando un equipo brasileño visitaba tierras bolivianas por el torneo de la Libertadores, la CBF resolvió en un gesto de solidaridad mandar a la Verde Amarela para que dispute un partido amistoso con la finalidad de que la recaudación fuera un apoyo para la familia del joven infortunado. Hechas las gestiones respectivas, se resolvió que Brasil no cobraría el famoso caché por efectuar giras, solo exigía la estadía y otras atenciones menores de rutina. Todos los medios se encargaron de generar el suficiente eco para suscitar el interés de la gente para asistir al estadio de la ciudad oriental de Santa Cruz, donde los brasileños se sienten como en casa.

Pero faltando unos días para el encuentro, el presidente de la FBF salió a la palestra aclarando que el partido era una función privada, y que ellos eran los dueños del espectáculo, desmintiendo en todo momento que era a beneficio de terceros. Inmediatamente, la indignación corrió como reguero de pólvora, y para más inri, llegó un fax desde el organismo brasileño confirmando la versión de los dirigentes bolivianos. Lo inaudito fue que los brasileños se prestaron a las jugarretas locales, tal vez por compromiso. Como una patada adicional al hincha, se resolvió cobrar entradas más caras que las del encuentro oficial con Argentina por eliminatorias. A pesar de los indignados la gente asistió, llenó las tribunas y llenó las arcas de la FBF. Todo por ver a Ronaldinho, Neymar y Pato. Y del muertito nadie se acordó. Si hasta tuvieron el desparpajo de efectuar un minuto de silencio por la muerte reciente de un expresidente de la federación. ¿Quién entiende a los hinchas? A los dirigentes los entiendo, como buenos integrantes de la camorra siempre salen ganando. Y uno se pregunta, cómo tienen el cuero de salir a la pista atlética, donde todo el mundo les recuerda a sus madres, por decir menos. 

2 comentarios :

  1. Apreciado José: si existen "periodistas" que fungen a la vez de empresarios de jugadores y, como si fuera poco, avalados por la mafia suprema con sede en Zurich ¿Qué puede esperarse de las dirigencias de nuestras repúblicas bananeras , cafetaleras o cocaleras? Cuanto más pequeños son, más pueden moverse a sus anchas sin la molesta vigilancia de medios y organismos de orden mundial. En su momento, cada mafioso colombiano alentaba como mínimo cuatro sueños: poseer una cuadra de caballos de paso, casarse con una reina de belleza, hacerse amante de una modelo y ser dueño de un club de fútbol. A pesar de los discursos edificantes, las cosas no han cambiado mucho, ni en Colombia ni en ninguna otra parte, a juzgar por la avalancha de jeques árabes y dueños del cártel del petróleo dedicados a comprar equipos en las ligas más poderosas del mundo.

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  2. Mil disculpas por el desgano de la nota, estimado Gustavo, hay noticias que solo provocan hastío. Sobre su comentario, sucede algo parecido con los narcos de mi país, cámbiele caballos por cabezas de ganado vacuno como sinónimo de estatus, o en su defecto, un coche deportivo de lujo. Es muy cierto lo que señala, el futbol está tomado por los petrodólares, lo que acentúa la diferencia entre los clubes, ya solo unos cuantos pueden competir en igualdad de condiciones, los otros tienen que repartirse las migajas. Es nauseabundo esto del futbol como negocio, ayer, jueves, los dirigentes aparecieron como “grandes solidarios” al manifestar en rueda de prensa que donarían algo más de 20.000 dólares a la familia del chico fallecido en el estadio de Oruro, además de otros 31.000 $us a la selección de 1963 (ni 2.000 por cabeza)que consiguió el único campeonato de Copa América, que hace poco se cumplió medio siglo de ese logro y recién se empieza a reconocerlos, demasiado tardío considerando que algunos integrantes ya han muerto en la pobreza y casi en el olvido. Sin embargo, la recaudación total del partido con Brasil, según cálculos de los periodistas, fue algo más de medio millón de dólares, y claro, los dirigentes empezaron a justificar que los gastos de organización fueron muy elevados. En resumen, siempre se las ingenian para demostrar que la ganancia fue escasa. Sabe dios cuánto se llevan a sus bolsillos.

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