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Que Bolivia se está convirtiendo paulatinamente en el reino
del caos y la violencia es alarmante. Con grupos organizados y delincuenciales que hacen
de las suyas (contrabando, toma de tierras, toma de minas), algunos camuflándose
bajo el manto de pertenecer a movimientos sociales que el gobierno ha fomentado
desde el principio de su mandato a título de compartir el poder. Existen
regiones, pueblos y comunidades por donde es peligroso el simple hecho de
transitar para gente que no es del lugar. Pueblos sin ley, sin presencia de
Estado, donde imperan las mafias especialmente del narcotráfico. Comunidades
enteras participando del negocio, ya sea directamente o guardando un silencio cómplice.
En esas circunstancias, cualquier foráneo que asome las narices puede ser tildado
de espía y correr el riesgo de ser eliminado.
El pasado sábado, 19 de octubre, un grupo de efectivos de la
Fuerza de Tarea Conjunta (organismo conformado por militares y policías) fue
emboscado por cocaleros en la región de Apolo, a más de 200 kilómetros al norte
de La Paz. A consecuencia del ataque murieron 4 personas y 14 resultaron
heridas por armas de fuego, además de algunos contusos y golpeados. Por inverosímil
que parezca, únicamente se dieron bajas en las fuerzas del orden, que se
encontraban en el lugar para efectuar tareas de erradicación de los cultivos
ilegales, siendo sorprendidos en su infinita inocencia, según dan a entender
las autoridades.
La cosa se venía venir. Esa es la gran negligencia del
gobierno, que aún a sabiendas de las amenazas previas que habían proferido
varios dirigentes de resistir con violencia a los planes de erradicación, envió
despreocupadamente a los efectivos como si fueran carne de cañón. Al parecer
estos estaban totalmente desarmados o no atinaron a defenderse, como si hubiesen
olvidado de pronto su entrenamiento y preparación para estas
contingencias. Pero no estamos hablando
de tropas bisoñas o de una unidad recién creada. La FTC tiene antigüedad de más
dos décadas combatiendo al narcotráfico y demás actividades relacionadas. Hasta
hace poco, la fuerza antidrogas era referencia regional, no solo por su
experiencia sino también por sus métodos exitosos que le habían conferido un
cierto prestigio, al punto de proporcionar cursos especiales a delegaciones de
otros países. O es que con la llegada del rey de los cocaleros al poder,
olvidaron de pronto sus habilidades. Raro. Aún más, cualquiera se pregunta qué
fue de las labores de inteligencia, del relevamiento de información, una actividad
de manual que se debería haber efectuado antes de emprender un operativo de tal
riesgo.
¿Por qué callan los gerifaltes?, ¿por qué permitieron que
sus subordinados hayan sido conducidos al matadero, sin suficientes armas, sin
portar chalecos antibalas?, ¿Por qué se procedió a la erradicación forzada
cuando Evo y los suyos dijeron que en su administración todo sería de manera
consensuada y pacífica? ¿Dónde está el control social de los cultivos del que
tanto hablan los dirigentes cocaleros? ¿Por qué no se procede de la misma
manera con los cocales excedentarios del Chapare? ¿Existen acaso cocaleros de
primera y de segunda?... Son preguntas que la ciudadanía se hace, mientras las
autoridades se rasgan la vestiduras y prometen que van a sancionar a los
culpables con todo el peso de la ley, argumento que suena a disculpa infantil
como si eso los exonerara de su responsabilidad.
Mientras tanto, viene bien al espectáculo solidarizarse
repentinamente con las familias afectadas. O efectuar escenas patéticas como el
lloriqueo del viceministro de Gobierno, cuando son ellos los mayores
responsables de la masacre al haber actuado con tanta irresponsabilidad, más
aun con el conocimiento de que esa parte fronteriza ya era “zona roja”, al
haberse transformado en ruta frecuentada por los narcos peruanos, según denuncia
de una ex autoridad antinarcóticos del mismo país. Será cosa de bandas
organizadas, grupos de cocaleros o una combinación de ambos para haber atacado
con tanta saña y violencia, como confiesan varios de los heridos, quienes
relatan todavía sobresaltados que fueron agredidos por turbas armadas de
machetes y palos. Por otro lado, los cocaleros se defienden afirmando que reaccionaron
así porque, días antes, los uniformados los hostigaron con intervenciones violentas
a sus casas, haciendo uso de gases, aún en presencia de niños y mujeres.
Acusaciones vienen y van, nada está claro.
Lo que sí es terrible y preocupante es la cantidad de armas
de fuego en manos de campesinos y cocaleros. Las cuatro víctimas fatales: dos
militares, un policía y un joven médico cayeron por impactos de bala. Dos de
ellos fueron ejecutados con disparos en la cabeza luego de haber sido
secuestrados por los agresores. Parece que al gobierno le tiene sin cuidado que
frecuentemente se hagan denuncias de que carteles extranjeros ya operan en el país.
Se sabe que enviados de las FARC y de los Zetas mexicanos visitan y asesoran a
las bandas locales. El descubrimiento de factorías de droga con instrumentos y tecnología de
punta es la mejor prueba, además de que han caído varios extranjeros en
diversos operativos. Y ahora esto, los propios cocaleros desafiando a la ley, y
rebelándose contra su propio rey. ¡Ah, qué bonito es morir por su revolución!
Apreciado José: de bananeras pasamos a ser Repúblicas cocaleras en menos de lo que canta un gallo. Tanto, que no existe un solo sector de la sociedad que , de una u otra manera, no haya sido contaminado por el dinero de las drogas. En Colombia, por ejemplo, llegó a ser ley que, mafioso que se respetara, debía ser dueño de un equipo de fútbol, un complejo turístico, una hacienda con nombre mexicano, aparte de tener una esposa reina de belleza y como mínimo una amante modelo( digo, dedicada al modelaje. Con ese panorama no es de extrañar que todos vayamos por el mundo exhalando un olor a podrido.
ResponderEliminarQué quiera que le diga, apreciado Gustavo, Colombia es como la hermana mayor a quien imitar, pero aclarando que a menor escala, dada nuestra economía mucha más pequeña. Lo de Pablo Escobar y su famosa hacienda Nápoles parecía una historia de ficción, difícil de asumir que era verdad. Hace décadas atrás, teníamos también algunos capos de la droga que vivían a cuerpo de rey, alguno de ellos, en la plenitud de su poder y fortuna hasta se ofreció a pagar la deuda externa de Bolivia . Ahora la cosa ha cambiado, ya no tenemos los barones del negocio, sino que son centenares de pequeños productores e intermediarios que abastecen a mafias brasileñas, paraguayas, mexicanas, etc., hecho que dificulta tremendamente la identificación de cabecillas. El negocio se ha diversificado.
Eliminar"Cocaleros d primera y d segunda", justo en el clavo, José. Porque en realidad, éstas ultimas infamias no son rebeldías d cocaleros contra su propio rey. El caporal cocalero se hizo poderoso por la veneración perruna d sus símiles chapareños. Solo ellos. Y a ellos, a su coca "nueva", y nadie más, les debe lealtad, gratitud y mimos.. Allí, en Chapare nace la redituable política d estado (cocalero). Y el presidente d los cocaleros obedece. Y está obligado a hacerlo: pues por ellos y gracias a ellos, es quien es hoy, el infame y tiranuelo sujeto. Y cosa d mercadotecnia básica tb: cualquier competencia incomoda cuando el lucro se ve amenazado (caso yungas d Vandiola..). A la angurrienta plaga cocalera del Chapare no le convienen aquellos cultivos "ex situ", peor aún si en ellos se produce coca más "deliciosa" y apta para el "sano" consumo (como sostienen los q gustan y saben d acullicos). La crueldad d las muertes recientes, por supuesto q confirma la presencia d carteles narco.. Ya lo dijeron otros: Bolivia va mejicanisándose por obra y gracia del estulto morales y d sus gobernantes orcocaleros. Tragedia macabra, y q apenas comienza..
ResponderEliminarAbrazos, estimado José.
Gracias por complementar el post, Achille. Y tienes razón, el cacique es prisionero de sus cocaleros chapareños. Solo a ellos se debe, se hace lo que estos determinen, como la construcción de la carretera por el parque Tipnis que tanto están demandando, que por razones electorales la han suspendido por el momento. Luego de las elecciones seguirán expandiendo sus cocales hasta donde se les antoje y de paso, destruirán el modo de vida de las etnias que allí habitan. Bien dicho (el detalle (que había pasado por alto), los chapareños temen la competencia de los productores yungueños, que bien o mal tienen cultivos legales. Parece hasta retorcido que los que cultivan al margen de la ley exijan de pronto la erradicación de las plantaciones excedentarias paceñas y las de Vandiola. “Debe cumplirse la ley” le oí decir a un dirigente chapareño, en el colmo de la desfachatez. Un abrazo.
EliminarEs fascinante este panorama de la politica alrededor de los diferentes intereses cocaleros, Jose. Aparte de esa emboscada que cuentas a la "Fuerza de Tareas Conjunta" (que tiene un nombre impresionante pero que en este caso al parecer no estuvo bien preparada), tomo nota del aporte de Achille, con sus alarmantes connotaciones. Creo que en toda la region se extiende la amenaza narco porque los gobiernos prefieren ir a lo suyo en el corto plazo (cuando no a los intereses corruptos de algunos de sus integrantes) en vez de plantarse con un plan coherente para atacar aquella influencia.
ResponderEliminarEs terrible que el flagelo del narcotráfico se esté apoderando de nuestro país, y extendiéndose a los países vecinos, amigo Lalo. He leído que incluso en el norte de Argentina han descubierto pozas de maceración, con coca boliviana, obvio. Asimismo somos el dolor de cabeza de Brasil por el tráfico incesante y por la permisividad y descuido del gobierno boliviano por cuidar la frontera. Ahora la ultima ocurrencia para justificar su inoperancia respecto a la emboscada reciente ha sido echar la culpa a incursiones de Sendero Luminoso, sin presentar ni una sola prueba. Hablan incluso de “infiltrados” extranjeros que han empujado a los hermanos cocaleros a cometer los crímenes.
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