José Maria Bakovic, víctima de la justicia |
Afortunadamente, el senador Roger Pinto pudo
refugiarse a tiempo en la embajada brasileña en La Paz. Pasó más de un año en
una pequeña habitación, prácticamente encarcelado, sin derecho a visitas,
exceptuando su familia más cercana. Su gran delito fue denunciar hechos de extorsión,
corrupción y narcotráfico en los que estaban involucrados altos funcionarios
del gobierno. En respuesta, recibió una veintena de procesos judiciales de toda
índole, algunos rondando el absurdo, como el de acusarlo por supuestamente
haber mandado cortar un árbol, tipificado como delito ecológico. Habiendo
recibido amenazas de muerte no le quedó otro camino que pedir asilo político.
Como el régimen se negaba a concederle el salvoconducto, el diplomático a cargo
de la representación brasileña, preocupado por el deterioro de la salud del congresista, tomó la decisión de trasladarlo por tierra en
vehículo diplomático. La travesía, fue un viaje ininterrumpido y agotador a lo
largo de 1.600 kilómetros hasta territorio brasileño.
La decisión extraña, además del riesgo
inherente, costó el cargo al diplomático. El gobierno de Evo exigió la devolución
del senador para que este responda por sus crímenes ante la cuestionada y
parcializada justicia boliviana. ¿Si nada tiene, por qué huye entonces?,
repetían sin cesar, mostrando cara de inocencia. Menos mal que Pinto escapó,
porque de lo contrario ya estaría con sus huesos en la cárcel, como le sucede
al exprefecto del departamento de Pando, preso hace seis años, acusado de haber
ordenado una matanza de campesinos, en la que el gobierno tuvo mucho que ver.
Sin embargo, el otrora líder regional se pudre lentamente aquejado por la
tuberculosis adquirida por las pésimas condiciones carcelarias, sin que se haya
dictado sentencia hasta la fecha. Probar las acusaciones es lo de menos, cuanto
más se alargue el tormento judicial, mejor. No importa, la orden es acabar con todos
los enemigos, humillarlos y debilitarlos hasta la muerte.
Así procedieron con Guillermo Fortún, un
veterano político acusado de haber malversado fondos reservados cuando fungía
como ministro de un gobierno anterior. A pesar de su avanzada edad, lo hicieron
traer de Perú como a reo de alta peligrosidad, maniatado y custodiado por
numerosos agentes encapuchados, con todo el ruido mediático de una operación antiterrorismo
o similar. No pasó mucho tiempo para que su salud se resintiera rápidamente,
habiendo fallecido en prisión, ante la angustia de su familia que tuvo que
sufrir diversas trabas para su hospitalización.
A todas estas personas les asiste el derecho
de la duda, por lo menos. Si cometieron algún delito, correspondería a la
justicia establecer responsabilidades. Pero como el gobierno tiene totalmente controlado
el poder judicial, cualquiera que se ponga enfrente tiene las de perder,
inevitablemente. Los fiscales, jueces y otros esbirros están cada vez más
deshumanizados, como reconoció un influyente diputado del oficialismo. Ya no
basta que los integrantes del ministerio público sean serviles, puntillosos y
expeditivos con las órdenes dadas desde arriba, sino que cada vez son más
sañudos, vengativos y desalmados.
Solo así se puede entender que a una persona
de 75 años la hayan sometido a una persecución judicial insólita, sin tregua, sin respiro durante siete años. A
don José María Bakovic, ciudadano reconocido de Cochabamba lo atosigaron con 72
juicios (un record absoluto para registros nacionales) en siete departamentos
del país. Al pobre viejo le tuvieron rebotando como pelota de pingpong de ciudad
en ciudad, de juzgado en juzgado, sin haberle probado nada. Éll había confiado
en que saldría adelante contra todo el aparato judicial. Consciente de su
honradez e integridad había decidido permanecer en el país y no refugiarse en
el extranjero como hicieron muchas autoridades anteriores, empresarios y otros
compatriotas forzados a huir ante el clima autoritario imperante y la cacería
de brujas desatada por los nuevos inquisidores. A consecuencia, existen más de
tres centenares de bolivianos que por diversos motivos viven como refugiados
políticos en países vecinos. Una estampa digna de una dictadura para un
gobierno que se dice democrático.
El gran pecado del ingeniero Bakovic fue
denunciar sobreprecios y otros ilícitos en la construcción de varias
carreteras, cuando se desempeñaba como presidente del Servicio Nacional de
Caminos (SNC). Había accedido al cargo por concurso de méritos hace más de una
década atrás, con la misión de sanear una de las reparticiones históricamente más
corruptas del Estado. Con la llegada de Evo Morales al poder, el proceso de
institucionalización que llevaba adelante fue truncado por funcionarios oportunistas
que rápidamente se plegaron a los dictados del nuevo gobierno. Así las cosas,
fue destituido por las intrigas desleales de Patricia Ballivián, la funcionaria
que le seguía en la jerarquía que, curiosamente, fue nombrada inmediatamente como
cabeza máxima por el mismo Morales.
Desde entonces, esta funcionaria con toda la
soberbia de su poder arremetió contra Bakovic, instaurándole procesos
judiciales por daños económicos al estado, corrupción y otras acusaciones.
Hasta hace poco, el expresidente del SNC había asistido a innumerables audiencias
que fueron mermando su integridad física paulatinamente. Sus médicos privados
habían establecido que sufría de patologías cardíacas además de presión alta
que ponían en peligro su vida cada vez que tenía que trasladarse a La Paz, una
ciudad que por su altitud es riesgosa para cualquier persona afectada. Aun así,
a la fiscalía general del estado le pareció una treta o ardid del acusado para
no presentarse a las audiencias y de esa manera declararlo rebelde ante la ley.
La última semana, una junta de médicos
cochabambinos recomendó tajantemente que Bakovic no se traslade más a La Paz,
pero en respuesta, la fiscalía mandó a sus propios forenses desde Sucre, quienes
contradijeron el dictamen de sus colegas y autorizaron el viaje, sin mayor
aspaviento, en una muestra de incompetencia profesional. A pesar de ello, Bakovic
se presentó en un juzgado paceño (para no que no tengan la excusa perfecta,
decía en varios programas de Tv), donde sufrió un infarto en plena sesión,
siendo estabilizado en una clínica para luego ser trasladado a un hospital especializado
de Cochabamba, donde finalmente murió este sábado.
Así acabaron con este patricio valluno que gozaba
de mucho respeto entre quienes lo conocían y de consideración de toda la ciudadanía,
dueño de un intachable historial profesional como funcionario del Banco Mundial
en diversos países, hasta que, jubilado, decidió volver a su querida Bolivia
para contribuir con su experiencia. Desafortunada decisión la suya de trabajar
por la sociedad cuando bien pudo gozar del tiempo libre y dedicarse a sus
nietos. No tuvieron compasión con él, ni por su avanzada edad, ni por su enfermedad.
Burócratas mediocres, rastreros, resentidos y canallas ahora se frotan las
manos de satisfacción por su cometido, mientras deslindan responsabilidades
mutuamente. En el colmo del abuso y desconsideración por el dolor de una
familia hasta tuvieron el atrevimiento de enviar policías con la intención de
sacar huellas dactilares al fallecido cuando este comenzaba a ser velado.
Lo más cómico de todo, por no decir otra cosa,
es ver al gran caudillo poner cara de circunstancia mientras dice estar profundamente
preocupado por la situación del poder judicial. Como si no supiéramos que ellos
han descabezado toda la estructura para llenar los huecos con gente de su
confianza, empezando por el fiscal general del estado, quien en años anteriores
fue constituyente por el mismo partido. ¡Y luego hablan impúdicamente de una
justicia independiente e imparcial! Y aprovechando que la ministra de Justicia asistirá
estos días a un foro internacional sobre la misma temática en Ginebra, nos
preguntamos qué es lo que expondrá. No hace falta adivinar: la justicia
boliviana funciona mejor que un reloj suizo. Caso cerrado.
Apreciado José : durante el gobierno de Álvaro Uribe en Colombia fusionarion los ministerios de gobierno y justicia, separados hasta entonces. Desde luego, el propósito siniestro era convertir la justicia en un instrumento político. La práctica no es nueva pero, siempre renovada, suele tener consecuencias terribles, como parece ser el caso abordado por usted en su entrada de hoy.
ResponderEliminarAtrozmente insólito es el caso que nos cuenta amigo Gustavo. ¿Cómo es eso de que quisieron mezclar el aceite con el agua?, es decir, el mismo ministerio que primero se hacía responsable de reprimir toda protesta, a titulo de mantener el orden interno, era al mismo tiempo encargado de repartir justicia. ¡Pero en qué planeta vivimos!, con razón, el presidente Santos lo primero que hizo fue sacudirse toda la impronta uribista como si fuera caspa sucia, por lo que oído. Ya ve, la derecha puede ser igual de imbécil y siniestra que la izquierda más rabiosa.
Eliminarl'idea fissa di Berlusconi era che la Giustizia e i giudici fossero governativi, per fortuna non è successo e lui è stato condannato.
ResponderEliminarterribile la storia di Bakovic, evo è un clown macabro, spero che alle prossime elezioni ve ne possiate liberare.
ciao josè
fiore
Gran vida se daba Il Cavaliere, amiga Fiore, vida de “calavera” quiero decir con todo ese abuso de poder, lujos y excesos. A pesar de la justicia lo ha condenado, me pregunto si irá a la cárcel alguna vez. Respecto a Evo, lamentablemente muy poca gente se acuerda de estas afrentas y abusos que comete su gobierno, es muy probable que vuelva a ser reelegido. La gran masa analfabeta esta feliz y encantada con él.
Eliminaril Caimano ha avuto 2 anni di divieto dagli uffici pubblici, 1 anno e varia mesi di servizi sociali, ha altri processi in corso e si spera bene.
Eliminarla scusa per non andare in carcere è l'età.(78 anni)
abbiamo però vari detenuti di 80 e passa anni.
se va alle elezioni magari vince, ciò dimostra quanto siano stupidi il 41% degli italiani!!!
Había leído que Berlusconi podía ser inhabilitado de por vida para seguir ejerciendo cargos públicos, pero como seguramente tienen muchas influencias en el sistema judicial, el asunto no le debe de preocupar mucho. Eso de que es viejo y demás pretextos solo funciona para los poderosos.
EliminarSi controlas la policía, si controlas la justicia, si controlas o influyes los medios de difusión… cualquier irregularidad puede ser elevada a la categoría de crimen. Ni siquiera hace falta la irregularidad, pensándolo bien. Este tipo de impunidad, que muchos suponen propio de antiguos califas y/o dictadores latinoamericanos/asiáticos/africanos, está al alcance de cualquier régimen que ponga un poquito de atención y picardía en los procedimientos. Lo que cuentas es típico de esta deformación.
ResponderEliminarTotalitarismo es que lo que se vive actualmente en Bolivia, estimado Lalo, aunque por detrás de Venezuela para ser justos. Es increíble cómo en el partido de gobierno impera el pensamiento único, que quieren trasplantar a la sociedad en su conjunto. Los que cuestionan algo, conocidos como “librepensantes” son vistos como apestados, peor que opositores. Y la impunidad es moneda común para los jerarcas, mientras se aplasta a los respondones y demás enemigos. Como no pueden hacerlo con fuerzas de represión como hacen las dictaduras, recurren a las chicanas judiciales.
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