Ya decía mi abuelita que la democracia era
cualquier sistema o tipo de gobierno con el beneplácito de EEUU. De otra manera
no se puede entender cómo en su misma capital --que por aquello de ser el
centro político más importante de la humanidad tenga cierta propensión moral a
sentirse la nueva Atenas--, auténticos dictadores como los de Gambia y Guinea
Ecuatorial posean mansiones millonarias mientras mantienen a sus países sumidos
en la miseria. Individuos repulsivos paseándose tranquilamente por un vecindario
de ricos en la culta y libertaria ciudad del Potomac, a la vista y paciencia
del gobierno norteamericano. Cuestión de amistades y/o negocios.
Tan moldeable e imperfecta es la democracia
que nuestro amado líder, envuelto en su aureola de solvencia moral, se
lamentaba de que no podía entender cómo los corruptos, delincuentes, vendepatrias y demás
pudiesen participar como candidatos en las próximas elecciones generales. Como si los suyos fuesen unos angelitos empezando por su vicepresidente. Días después, con toda la bondad de los patriarcas, hacía un llamado a evitar
la guerra sucia durante la campaña electoral. La ponzoña mediática que su
Ministerio de Comunicación emprende contra algún opositor es pura información
inocente.
Para qué te quiero democracia si se va a
avasallar hasta los mínimos derechos ciudadanos. Hoy por hoy, el partido de los
pobres, de los obreros y de los humildes, ha empezado a abrir cientos de casas
de campaña por todo el territorio nacional. Sirva como ejemplo de su sencillez
espartana que hace unos días me tropecé con una de ellas en pleno centro de
Cochabamba. ¡Por las barbas de Marx!, me dije, solamente con el aporte
voluntario de las bases (mayormente cocaleros) se puede alquilar la primera
planta de un edificio nuevo, contratar servicio de amplificación, comprar miles
de banderas y demás logística de campaña, movilizar dos volquetas, vagonetas y
jeeps varios (algunos con logotipos oficiales) todos bien estacionados en el
sitio del evento. Y qué poder de persuasión tendrán como para llamar a la
policía de tránsito para que les hiciera el favor de cerrar esa cuadra a los
demás vehículos en horario pico de una jornada laborable.
Tan regia y ejemplar es nuestra democracia que
algunos todavía no podemos entender cómo el presidente y su pareja
vicepresidencial no están obligados a renunciar a sus cargos o por lo menos
pedir licencia mientras dure la campaña, mientras que los demás (alcaldes,
gobernadores, diputados, etc.) deben presentar sus renuncias por escrito si quieren
volver a postularse u optar por una nueva función. Para prevenir que recursos y
bienes públicos sean mal utilizados dice la norma. Claro, claro, que el
presidente sea proclamado en todas las inauguraciones que efectúa no había sido
campaña política sino más bien “gestión de gobierno”, a pesar de las banderas
partidarias que ondean en todo momento. En el colmo del chiste, alguna vez sale
en la televisora estatal la etiqueta de “espacio solicitado” de algún acto proselitista
del partido oficialista. Ellos mismos, los propietarios solicitando espacios
solicitados. Recontra revolucionarios formalismos.
Tan sabia y madura es nuestra democracia que
las lumbreras del Tribunal Supremo Electoral (bien supremo para que sus
arbitrariedades no admitan discusión) prohibieron la difusión de propaganda o
cualquier otro mensaje con la voz e imagen de los candidatos hasta un mes antes
de las elecciones. El presidente Morales fue el primero en anunciar que
acataría disciplinadamente la medida de tan independiente organismo. Si la
memoria no nos falla hace nueve años que tenemos la imagen de Su Excelencia
hasta en la sopa (gigantografías, estampillas, banderas, poleras, carteles, útiles
escolares, computadoras) de manera oficial, amén de que en los últimos meses se
le televisa hasta entregando una carretilla o haciendo calistenia para sus
gestas futbolísticas. En resumen, no hay spot que no lleve su efigie cósmica y
por poco no ha sido estampada en las monedas de curso legal. Al contrario, sus
contrincantes tienen que ingeniárselas para hacerse conocer un poco más.
Con tales condiciones: con la cancha inclinada
y el árbitro comprado, además sabiendo de antemano el resultado (solo falta
saber el número de goles), van a venir los solemnes veedores de la OEA y de
otros organismos internacionales como invitados de lujo a la farsa electoral
que se está montando a título de “elecciones libres y democráticas”. ¿Democracia?
¡Mis polainas!
Ya lo dijo un fino humorista de cuyo nombre no puedo acordarme, apreciado José : " En el sistema democrático todos son iguales...pero, eso sí, unos son más iguales que otros". Supongo que, dentro de esa lógica, Evo Morales y sus aliados son más iguales que sus hermanos bolivianos.
ResponderEliminarEl concepto de democracia es más flexible que el chicle, según el entendimiento de cada quien. Según Evo, él es el presidente más democrático de la historia nacional, aun después de que su partido se ha apoderado por las buenas y por la malas de todos los poderes e instituciones del Estado, muy pocos organismos escapan a su control. Estamos en una especie de dictadura constitucional, pues el caudillo hace interpretar la carta magna a su gusto o en su defecto se saca un decreto de la manga para darle visos de legalidad a todos sus abusos. Y el mundo exterior, bien gracias.
EliminarQué coincidencia, José, leo tu entrada, con su mención de las imperfecciones de la democracia en Estados Unidos, justo un rato después de leer un despacho del corresponsal del Times en Estados Unidos, en el que dice que el gran tema actual en ese país no es el racismo, ni la pobreza (aunque siguen obsesionando al público, claro), sino la inequidad social, la desigualdad que no se puede corregir. En el debate estadounidense siempre se ha dicho que uno puede ser pobre pero que la movilidad social es tan grande, las oportunidades tan numerosas, que con esfuerzo, ingenio y trabajo el pobre puede llegar a ser rico. Bueno, el argumento ya está agotado, dice el corresponsal: ahora lo que se discute es la creciente impresión (certidumbre para muchos) de que el pobre ya no puede dejar de serlo. !En Estados Unidos!
ResponderEliminarCoincido con tu apreciación estimado Lalo, aquello de que Estados Unidos es la tierra prometida para cualquiera que se esforzase o trabajase duro cada vez se va pareciendo más a un mito. La gente que se va a vivir a un remolque está en aumento, -según pude leer y ver algunos documentales- al no poder pagar sus hipotecas. El desempleo aumenta en forma preocupante y lo inaudito fue haber visto que Detroit (antes la cuarta o quinta ciudad más grande) se está despoblando, con barrios enteros sumidos en el abandono a consecuencia de la crisis de la industria automovilística, por dios, hasta un teatro lujoso se está cayendo a pedazos, inverosímil en un país rico ver tanta decadencia y empobrecimiento de sus gentes.
EliminarAlegórica foto, mucho. Nos arrean como a bestias pero vamos contentos.. Creyendo q bajo una fétida "democracia" somos nosotros los q eligen. Los masistas ya hablan d reformas constitucionales.. Narcoemperador vitalicio tendremos. Y bajo bonos, con el pan a precio d lujo con hospitales y ciudades d mierda, todos marchamos felices a formar pronto d esa magan "fiesta democratica".
ResponderEliminarSigo pensando en Kropotkin. Para no llorar, Sigo soñando en q la Anarquía; en q algún digno dia, será ella la madre del orden.
Abrazos, José.
¿Has oído la nueva instructiva de la Confederación de campesinos?, pobre de aquel dirigente que promueva el voto cruzado, está totalmente prohibido remarcó uno de sus ejecutivos, al díscolo le caerá una “sanción orgánica” y sabemos muy bien lo que eso significa entre esos talibanes andinos. O sea, obedece y estarás contento, o como el iluminado Linera llamaría “centralismo democrático”. Así los asustan a toda esa masa de analfabetos, con la amenaza de que en la computadora sale quien no ha votado por el partido, suena infantil pero es efectiva. Saludos.
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