De la patria el alto nombre/ en
glorioso esplendor conservemos… dice la última estrofa de las “sagradas notas de
nuestro himno” que desde chicos nos han machacado en la escuela. Y de qué
manera conservamos ese esplendor al tener a un exterrorista (actual vicepresidente) y a un exalcalde que “estuvo como invitado”
en la tortura pública de indefensos animales (hoy presidente del Senado) como los
más importantes “padres de la patria” junto a Evo Morales, conformando una
suerte de santísima trinidad de los últimos tiempos. Pagados de sí mismos,
orondos, bien sentados luciendo medallas históricas, en la Casa de la Libertad
de Sucre, nada menos, donde un 6 de agosto de 1825 se reunieron los primeros
constituyentes para ver nacer la República. Y verlos ahí, respirando historia,
con los retratos de Bolívar, Sucre y otros patriotas engalanando el salón,
mancilla el legado de aquellos miles de compatriotas que murieron por una
Bolivia independiente. La inmoralidad se ha apoderado de la patria, o lo que
signifique esta difusa entelequia. ¡¡Morir antes que esclavos vivir!! ,
reza el glorioso colofón del mismo cántico. Para lo que sirve.
Así pues, el nuevo aniversario nos pilló a
mitad de semana, con este vergonzoso cuadro y otras solemnes muestras de
pintoresco patriotismo. Toda la tropa de congresistas fue trasladada hasta la
capital constitucional. Y toda la tropa de regimientos escogidos para darle un
aire marcial. El que no viaja no es patriota, parece que fue la consigna.
Capital de un día nada más, para sahumerios ancestrales, misas “interreligiosas”,
desfiles colorinches y platitos costumbristas para contentar a la tripa,
comenzando por el fabuloso chorizo chuquisaqueño. Paga la hucha del Tesoro
General de la Nación, como siempre. De
fondo, los juglares folclóricos alegraron la sobremesa de los jerarcas,
delegaciones diplomáticas y otros insignes invitados. Patio mudéjar español,
suave murmullo de fuente de agua, bailes típicos y risotadas. Impresionante
jarana de grotescos califas, eunucos y odaliscas. Bolivia está de fiesta,
decían. Ellos solos.
Evo el Austero, como ya es norma, procedió a
leer su discurso (las únicas ocasiones en que nos consta que lee) en mensaje
teledirigido a la plurinación (todos los canales estaban conminados a
sintonizar la imagen oficial del evento, al extremo ridículo de que una red
privada sacó en pantalla el ribete de “gentileza de canal 7”). Por media hora seguimos la transmisión, oyendo
a Su Excelencia acerca de los interminables logros de su bienaventurado
gobierno, especialmente en el campo de la economía, donde al parecer su etéreo liderazgo
doblegó a las potencias emergentes para que éstas subieran los precios
internacionales con su insaciable voracidad de materias primas. No olvidó, además,
de felicitarse por la construcción de plantas termoeléctricas para que en pocos
años nos convirtamos en el “centro energético del continente”, amén de llevar
el gas domiciliario, con su foto en cada barrio, como regalándonos un recurso
que no es obra suya, pues con todos sus desmanes esos gobiernos “neoliberales y
traidores a la patria” descubrieron tales reservas gasíferas y firmaron los
contratos con Argentina y Brasil. Esa renta que ahora paga la gasolina de su
avión y los viáticos de sus funcionarios e invitados internacionales. Su
cacareada nacionalización no ha descubierto ni una sola molécula de gas y se
vanagloria de industrializar el país a ritmo de cohete.
Tan industrializado está ahora el país que,
las escasas fábricas que mandó construir a precios exorbitantes no son rentables,
ni trabajan ni a media máquina. El millonario satélite solo sirve para retransmisión
de televisión, como asegura una experta francesa. La rimbombante Agencia
Boliviana Espacial todavía sueña con lanzar una mosca al espacio. La pretendida
industrialización del hierro del Mutún ha sido un absoluto fracaso y se ha
corrido a patadas a la empresa india Jindhal Steel después de prometerle las
mejores condiciones. Han instalado un laboratorio experimental en el salar de Uyuni
para decir que ya fabricamos baterías de litio. Han puesto a técnicos a
ensamblar laptops con partes chinas -como lo haría cualquier capacitado en su casa- para
obsequiar a los reclutas del ejército y a algunos colegios, con la efigie del
caudillo, of course, a ver quién
compra las flamantes Quipus cuando las exporten; Apple y Sony tiemblan ante la noticia.
Como temblando me quedé cuando el caudillo anunció en el mismo discurso que
pronto también exportaremos chía, miel de abeja y estevia. Lo dicho, la nueva
Canaán, tierra donde corren la leche y la miel, nos prometió el imberbe tata Moisés.
O en palabras del propio vicepresidente, para “el 2025 (año del bicentenario) seremos
una potencia continental”. Ínfulas que desgraciadamente cuelan en el imaginario
de la gente, que serán refrendadas en octubre con una lluvia de votos.
Un 6 de agosto lanzaron la primera bomba
atómica, un día de ignominia para la humanidad. Un 6 de agosto, un confeso
terrorista (parafraseando el espíritu de su propia ley: “los delitos contra el
Estado no prescriben”) y un salvaje promotor del degüello de perros, se
sentaron en la palestra del sitio más sagrado de la república o lo que queda de
ella, un día de ignominia para Bolivia. La patria, si es que existe, debería
estar de luto.
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PS. Por motivos
personales me alejaré del ciberespacio por algunos días. Retorno el lunes. Buen
fin de semana.
Nada mejor que un himno para rastrear las frustraciones y temores de un pueblo, apreciado José. " Cesó la horrible noche", reza el himno nacional de Colombia. Ya han pasado varios siglos y nada que cesa la noche de horrores.
ResponderEliminarA propósito del 6 de agosto, en la liturgia católica ese es el Día de la luz, de la transfiguración de Cristo en el monte Tabor. A lo mejor los políticos de su país aspiran a una experiencia similar.
Una vez más, siguiendo las coincidencias, estimado Gustavo; otra parte de nuestro himno dice “es ya libre, ya libre este suelo, ya cesó su servil condición”. Casi dos siglos después, el servilismo caracteriza hoy más que nunca a nuestra sociedad. Toda aquella idolatría a caudillos (tata Belzu, tata Barrientos) que solo habíamos conocido a través de los libros se ha hecho realidad en la era evista. El gentio asiste a las cumbres y concentraciones a oír la voz del tata Evo como si de una liturgia se tratara, prácticamente no vuela ni una mosca, murmuran amén a cualquier ocurrencia y llueven las ovaciones.
EliminarCertero apunte con la letra del himno, José. Ni la chusma y menos los temibles 'hermanos' milicos saben lo que entonan en sus corsos patrios.
ResponderEliminarY la imagen: Trica d lujo. Una suerte d asnísima trinidad narcoterrorista.. Sin embargo, Bolivia queda por esa foto, retratada a la perfección: coloridos ignaros ornamentados a más no poder, haciendo permanente ostento d sus mejores alhajas y carísimas pilchas con bordós andinamente-fashion, por un lado. Por otro, el típico estereotipo d señorito burgués d muy finos modales y refinados gustos y además para variar, poseedor d una erudición tal q lo vuelve autoridad mundial en puros disparates.
Si tan solo Bolivar y sus patriotas vieran en lo q ha degenerado su hija predilecta.. Y no solo ella. Puros mamertos en todos y cada uno d los países "libertados", y bien dispuestos a gobernar hasta morir.., pero d viejos. Ese el actual concepto d "patriotismo". Tanta sangre y tantos sueños para acabar obedeciendo a vulgares asnos. Ni honor ni coraje. Simple y vulgar asalto. Pero q forma d caer tan bajo!
Y localmente, lo mejor: comprar satélites o ensamblar basura electrónica china resulta q nos vuelve tecnológicamente avanzados.. ¿? De lujo! Al paso q vamos, imagino q lueguito "fabricaremos" tb autos, y mucho mejores a los toyota. Propongo una versión "To-ojota" para monos andinos; se oyería bien, ya q le ponemos a todo nostálgicas rimbombancias relacionadas al esplendoroso reino d la edad d piedra. Jugosos negocios pa los choros, cuentos chinos para el populacho. Para eso sirve la "patria".
Abrazo, José, por fortuna ya pasaron los festejos circenses, digo "militares".
A propósito de sangre derramada, habrás oído del accidente aéreo en que murieron dos oficiales de la fuerza aérea, justamente cuando retornaban luego de la “Parada indígena- militar” de La Paz. Como bien apuntas, todo por obedecer los delirios populistas del cacique que compinchado con los gerifaltes ordena que cada año roten los desfiles en cada ciudad, para lo cual no tiene ningún problema en seguir despilfarrando la plata para llevar soldados, helicópteros, aviones, indígenas, campesinos, sindicatos o lo que haga falta para engalanar sus colorinches paradas patrioteras. Y es tanto el abuso que no les tembló el pulso para declarar doble feriado del sector público, para que “el pueblo asista a la demostración de sus fuerzas armadas”, si hasta obligaron a cerrar los colegios y avenidas de toda la zona sur paceña. Es humillante ser milico en estos tiempos, pero al parecer los jefes se encuentran inmensamente felices con los privilegios, hace poco se los ha visto brindando con champan junto al caudillo. Al contrario, hace pocas semanas a seis sargentos de la base aérea se les cambio repentinamente de destino a un sitio desconocido, según Erbol, porque en el hangar de El Alto alguien gritó “Evo cabrón” o “Evo maricón” (no está claro) cuando pasaba la caravana presidencial y como no pudieron identificar al autor, señalaron a algunos que estaban cerca y los arrestaron inmediatamente, entre ellos una mujer. Lo curioso es que todos los afectados son de origen aymara, así que no les pudo caer la acusación acostumbrada de racismo y discriminación. Como ves, terrible es la ira y resentimiento del gran señor.
EliminarSamuel Johnson, autor del primer diccionario inglés, acuño la famosa frase "el patriotismo es el último refugio del pícaro". Se refería, claro, al patriotismo hipócrita, ese que debe pregonarse con aspavientos y golpes en el pecho. El patriotismo no se pregona.
ResponderEliminarJa, bienvenido al país del patriotismo de pandereta. Estos días nos han bombardeado en la televisión con spots de diversa índole sobre el orgullo de ser boliviano, no solamente por el gobierno, sino que redes privadas se suman a la onda, empezando por agitar banderitas en pantalla y, lo que es más ñoño todavía, no he visto prácticamente a presentador (a) o conductor de programas que no luciera su escarapela en el pecho. Culpa del complejo de inferioridad que arrastramos desde siempre. Con desfiles nos autocomplacemos (he visto que en algunas partes del país hacen desfilar hasta tractores agrícolas junto a vacas y llamitas patriotas, no es broma).
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