Seguir las noticias en la insufrible y penosa televisión
nacional tenía su faceta jocosa y descacharrante, eso era lo rescatable después
de todo. No hablo de los detalles graciosos, lapsus u otros resbalones técnicos
que normalmente se dan en la televisión de cualquier sitio, sino de la realidad
tragicómica que inevitablemente saltaba a las pantallas. Como nada de relevante
parece acontecer en nuestro insignificante paisito, paulatinamente las
distintas cadenas han entrado en una suerte de frenesí sensacionalista. Ningún
informativo se salva de deslices burdos e irrelevantes, a pesar de su
pretendida seriedad. Todos quieren distinguirse a fuerza de ofrecer detalles
supuestamente únicos para cautivar a la audiencia. Desgraciadamente hemos sido
engullidos por la sociedad del espectáculo, importa más un desfile de lencería que
el brote de una epidemia en una provincia alejada.
Pero en nuestro país, hasta la banalidad hecha noticia
muestra signos de agotamiento. Es tanta la bazofia que circula en las pantallas
que el consiguiente hastío se hace patente. Para salir del atolladero, los
medios se han dado a la tarea de buscar ávidamente noticias que rayan en lo
anecdótico, en lo absurdo y lo inverosímil. Francamente, no había sido difícil
la tarea: por todos lados este confín apartado del mundo supura surrealismo. No
había sido casualidad el destino geográfico que nos tiene apartado de las
costas y de la luz esclarecedora. Todavía late a plenitud el corazón de las
tinieblas. No en las selvas inhóspitas ni en montañas infranqueables, sino en
las profundidades del alma nacional. Abismos insondables nos separan de
sociedades civilizadas. Nos gobierna la ignorancia y con todo orgullo, además.
Uno se puede reír de estas cosas, que al primer vistazo parecen ingenuidades y
sin mayor consecuencia. Pero no, viendo en perspectiva, su normalización e
influencia nunca serán inocuas.
He aquí un popurrí de la palpitante e increíble realidad en
la que estamos inmersos. La última muestra de actualidad absurda que recogió mi
televisor antes de hacerse el harakiri eléctrico. A partir de hoy, sólo tendrá
la noble tarea de trabajar a dúo con el reproductor de DVD, si lo mando a
reparar desde luego. Lo malo es que,
aunque quisiera alejarme de las pantallas televisivas, la realidad tirana
siempre estará acechando a cada paso, enrostrándome su aberrante –otros dirían,
mágico- encanto, atractivo, o qué sé yo. Como en este caso, mientras paseaba a
escasas cuadras de mi casa: si uno tiene ganas de morirse puede encargar a la
funeraria el cajón y las papas para el almuerzo del funeral. Que tal vez hacen
un buen combo de aquellos.
Uno podría ser enterrado con alimentos, para el más allá, al modo de los faraones |
Hace una semana, nuestra siempre original Liga de fútbol
ofreció otro de sus anecdóticos espectáculos: resulta que por mezquindades
entre clubes, el Universitario de Sucre, actualmente en plena competencia de
Copa Libertadores, atendiendo prioridades, se declaró falto de efectivos y tuvo
que mandar una delegación reducida de juveniles para enfrentar al líder Bolívar
en La Paz. Entre cartas y demás papeleos para reprogramar la fecha el tiempo no
iba a esperar por ellos. Así las cosas, el conjunto sucrense metió a 7
muchachos para salvar el W.O., a los pocos minutos uno de sus jugadores se hizo
al lesionado y se acabó la función. Menos mal que al día siguiente, los
directivos bolivaristas actuaron con sentido común, pues anunciaron que iban a
devolver el dinero a los pocos hinchas que acudieron al estadio.
Mientras escribo estas líneas, sigue la huelga de los
estudiantes de la universidad pública de Cochabamba. Dos semanas que los
universitarios salen a bloquear, justo a mediodía, el centro de la ciudad.
Normalmente no simpatizo con el sindicato estudiantil por obvias razones pero
esta vez tienen razón en sus demandas, aunque deberían perseguir al rector,
decanos y demás directivos antes que perjudicar al ciudadano común con sus
movilizaciones. Muy listas pretenden ser las autoridades académicas que quieren
“titularizar” de facto a docentes interinos o invitados sin previo examen de
competencia como manda el reglamento interno. Y ojalá realmente fueran
extraordinarios estos docentes, pero en su gran mayoría son arribistas que por
puro compadreo, nepotismo, o nexos políticos han conseguido una plaza. Luego,
vía decretazo pretenden obtener la cátedra de titular para gozar de la
inamovilidad funcionaria y otros pingües beneficios. ¿Qué tal si los
estudiantes se graduaran por antigüedad y sin rendir exámenes?
Por un momento crei que se trataba de notables docentes |
Unas semanas atrás, desde un pueblo de los Yungas paceños,
que por características naturales podría encajar en el universo narrativo de García
Márquez; nos llegó la infartante noticia de la supuesta violación de un perro a
un niño. Según los pormenores del asunto, el abuelo del niño y algún familiar
tuvieron la ocurrencia de señalar a un pobre chucho como el culpable, creyendo
que las autoridades se iban a tragar el cuento, buscando proteger a otro
familiar que sería el probable autor del delito. Un fiscal de la región con
toda seriedad hizo las pesquisas del caso y, contra todo pronóstico, encausó a
un inocente animal, por poco no lo condujo a celdas de un juzgado. Así está la
Justicia, en manos de idiotas, ignorantes e incapaces, además de mafias de
abogados que rondan el negocio como aves carroñeras. ¿Y quién los nombra,
cabría preguntarse? Ha de ser el diablo.
No estábamos tan lejos ni exagerados cuando tildábamos a las
elecciones subnacionales de jarana o algo parecido. Las iniquidades y desórdenes
de la contienda y sucesos posteriores han corroborado nuestras apreciaciones. Hemos
sido testigos de actuaciones aberrantes por no decir delincuenciales del Tribunal
Supremo Electoral, que siempre se decía actuar en función de la norma,
efectuando interpretaciones antojadizas o al gusto del partido de gobierno. Contradicciones
terribles como la de anular candidaturas en el Beni y considerar su cuota de votación
por “error” sin más valor que el estadístico, para luego días después en el
departamento de Chuquisaca, borrar de un plumazo el porcentaje de votación de
un frente cuyo candidato había renunciado días antes, a pesar de que en la página
oficial del recuento figuraba como voto válido para ese frente político. El fin
era beneficiar al partido oficialista para no ir a segunda vuelta, y lo
consiguieron tramposamente en mesa, ante la incredulidad general. Pero el sumun del absurdo se dio estos días, cuando
el tribunal departamental de Santa Cruz decidió someter a un juego de azar para
dirimir una concejalía que se disputaba voto a voto en el municipio de Cabezas.
Dice la norma que para estos casos se respeta la simple mayoría así sea por un
voto. Pero los sapientísimos vocales con el argumento de que había “empate técnico”
decidieron zanjar la cuestión al tuntún. ¿Y si la hubieran sometido a la ruleta
rusa?...menos mal que hubo justicia divina, aseguró aliviado el candidato opositor
que tuvo buena suerte en el lance del dado, ya que había ganado previamente en
las urnas por margen muy apretado. Que si no ardía el pueblo ese.
Obteniendo una concejalía mediante una partida de "cacho". |
¡ Carajo, José ! " Harakiri eléctrico " Qué formidable título para un libro de cuentos o de crónicas. ¿ Recuerda usted el relato del dictador que ordenó sepultar con "funerales magníficos" su propia pierna amputada según el lenguaje hiperbólico de Gabriel García Márquez.
ResponderEliminarBueno, ateniéndonos a los ejemplos de su entrada de hoy, nadie podrá negar que los latinoamericanos seguimos aportando productos de nuestra fértil e inagotable cosecha al teatro universal del absurdo.
Ay, el mérito no es mío, la idea la tomé de un comentario que hizo mi paisano Achille en el post anterior cuando se refería al “suicidio del televisor por obligarlo a sintonizar sandeces” o algo así. Mejor reconocerle la autoría que si no se le sale el mr.Hyde que lleva dentro, je je. Lamentablemente, usted me ha pillado en curva, no recuerdo haber leído ese relato de García Márquez, pero gracias por el dato, ahora mismo procuraré bajarlo de algún sitio.
EliminarPucha con la TV, decimos prolongando el introito de Martiniano/Gustavo. Cuando comienza a operar en una sociedad, se supone que aspira a "instruir", "formar", etc. Cuando entra a madurar, se convierte en un adulto obsesionado con sexo, amores y violencia; y finalmente, ya madura, trata a la gente como a pendejos. Me llama la atención la historia que cuentas del perro violador: lo que ocurre es que vio demasiada televisión, con todos los excesos que inventan estos gringos. Deberían prohibir que perros y gatos vean televisión. Lo digo en serio.
ResponderEliminarQué le vamos a hacer, este es el continente de la exuberancia o de la desmesura como sostienen los cronistas y demás literatos, que ya es prácticamente imposible distinguir la realidad de la fantasía, la cordura de la locura, el sentido común de la extravagancia, etc. País de fábula es Bolivia (que seguramente hubiera hecho las delicias de Esopo, Samaniego y otros) donde todos los días se dan historias que escapan a la mínima comprensión de las cosas. A momentos, uno llega a pensar que son más inteligentes los verdaderos animalitos. (por ejemplo, hace unos días vi a un perro solitario usar la pasarela de la principal avenida de Cochabamba, mientras abajo algunos imbéciles se jugaban la vida sorteando a los vehículos, increíble pero cierto).
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