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Destapada la gigantesca red de extorsión y corrupción que
envuelve al Ministerio de Gobierno y que ha salpicado a otros dos, entre ellos
el –propagandísticamente-muy pulcro y eficiente Ministerio de Transparencia y
Lucha contra la Corrupción, ha permitido corroborar el manejo descarado que se
hace de la justicia por parte de operadores políticos al servicio del gobierno.
Dotados de superpoderes, los dos asesores jurídicos señalados como cabecillas,
durante cinco años extendieron sus tentáculos a varios organismos del Estado,
armando una bien aceitada maquinaria de extorsión que hizo arrodillar a jueces
y fiscales para que actuaran según pedido.
Por el volumen de operaciones, es evidente que la organización
funcionaba como una auténtica empresa con fines de lucro. Se estima que sólo al
empresario Jacob Ostreicher le despojaron más de 20 millones de dólares a
través del remate irregular de sus bienes. La red actuaba a través de
intermediarios: visitas o recados a las víctimas y a veces simples telefonazos.
Las denuncias suman y siguen: Empresarios, alcaldes opositores, presos por narcotráfico,
acusados de terrorismo y funcionarios de anteriores gobiernos, empezaron a
declarar que habían sido víctimas de extorsión, a cambio de ser liberados o de
que cesara la persecución judicial. Los montos exigidos pasaban de los cien mil
dólares en varios ejemplos. Un caso llamativo es del alcalde oficialista de Warnes,
quien, según él, se quejó en persona a Evo Morales de que estaba siendo
hostigado por funcionarios del gobierno, a lo que el mandatario no le concedió
importancia alguna y más bien se limitó a responderle: "yo aguanté 17 años de juicios, presiones y aquí me tienes de Presidente, aguante’. Y eso
fue hace más cuatro meses antes del escándalo.
En lo que coinciden diversos
analistas, es que este es el más grave caso de corrupción del régimen masista,
habiendo socavado las entrañas del gobierno sin que nadie se haya dado cuenta. Por
las implicancias políticas, resulta gravísimo que se haya generado desde los ministerios
más poderosos y más cercanos a la órbita del presidente. Los dos ministros de
cabecera y de plena confianza de Morales quedan en entredicho. Extrañamente, el
ministro de la Presidencia, conocido por sus ataques furibundos contra el
gobierno norteamericano y la oposición, calla. Por lógica, el ministro de Gobierno
se bate solo como un espadachín trasnochado, llevando el peso de toda la
investigación, que hasta ha sido reconocido su esfuerzo por un senador
estadounidense llegado expresamente para seguir el caso de su compatriota
Ostreicher. Simple juego de apariencias diría yo.
Lo que todo el mundo esperaba era
la reacción del presidente. Fiel a su táctica de victimizarse, apenas se lo vio,
retirándose a sus aposentos afirmando que se sentía dolido, con una cara
compungida de William Wallace sabiéndose traicionado. Una vez mas, dijo que “de
verdad no podía creer que pudieran haber compañeros que intentan
desprestigiarlo”. La misma fórmula de hacerse al distraído, al que no sospecha
nada. Muchos le habrán creído la treta. Como era de esperar, saltaron los acólitos
a explicar la situación dando excusas de lo más absurdas y bobaliconas, intentando
salvar al partido en todo momento: “esto no es un asunto del MAS, se trata de
gente infiltrada que quiere perjudicar al proceso de cambio”. Ja, si pudieran explicarnos cómo es que insertan
a “infiltrados” en cargos de tanta responsabilidad, sin el aval de algún dirigente
del partido. Para reventar de risa o morir de indigestión.
Lo que queda bastante claro es el
papel que jugó el gobierno norteamericano en el caso. Se sabe que los abogados
de Ostreicher fueron llamados, tiempo atrás, ante el mismo Congreso de los EEUU
para que explicaran minuciosamente la situación del empresario encarcelado. Como
en las películas, al FBI se le había encargado paralelamente que efectuara un
monitoreo. Como un articulista dijo, ya no hace falta que el imperio patee el tablero
o arme golpes de estado para conseguir sus fines, ahora recurre a estrategias más
sutiles, como el de enviar un actor galardonado de Hollywood. A los pocos días
de la visita de Sean Penn a Evo Morales en palacio de gobierno, este ordenó el operativo
de captura de los principales sospechosos. Hasta tuvo la inocencia de revelar
que se había enterado de las operaciones de la banda, “gracias a unos
mensajitos de una embajada” enviados a su celular, según reconoció. No hace
falta indagar de qué embajada se trata. Fue tanta la presión y campaña internacional
a favor de Ostreicher que al gobierno no le quedó otra salida que asumir una
actitud sumisa y dejar a un lado su retórica de dignidad antiimperialista. Para guardar las apariencias, niegan toda injerencia
norteamericana y se cubren de loas queriéndonos mostrar lo bien que combaten a
la corrupción. Llegaremos hasta el fondo, caiga quien caiga, dicen.
A casi una semana del escándalo, más
de una decena de funcionarios fueron cayendo, curiosamente todos de mandos
medios o inferiores. Ni un solo jerarca. Ni un solo ministro, a pesar de las
denuncias e indicios que salpican a varios, entre ellos un influyente diputado y
la ministra anticorrupción fueron señalados de haber movido sus influencias. Al
contrario en el gobierno cierran filas, argumentando que son argucias con fines
políticos de la oposición. Todos son
unos angelitos menos los dos cabecillas, a quienes se los convirtió rápidamente en
chivos expiatorios. Toda una oleada de delitos y acciones abusivas del régimen,
fueron endilgados a estos oscuros personajes, que me hace recordar a una escena
de la Lista de Schindler, donde un
niño judío muy listo señala a un hombre, ejecutado al azar un minuto antes como
el culpable de un robo, avivada que salva el pellejo a los demás.
Nuestros gobernantes son unos
genios. En sus sacrificadas pesquisas descubrieron, oh casualidad, que uno de
los funcionarios implicados es un agente infiltrado de la CIA. Un solo
personaje habría tejido la trama delincuencial y había hecho tambalear toda la estructura
del régimen. Miren que los yanquis están aparentemente concentrados en fijar su
atención en una pulga de la política internacional como es nuestro país. O será
que al imperio le ha hecho temblar la arenga de que Evo Skywalker quería “tener
unas fuerzas armadas temidas por el imperio” para enviar a uno de sus guerreros
Sith a aplastar su pujante revolución democrática y cultural. Realidad y
ficción al servicio de la salsa plurinacional. Ni George Lucas lo hubiera
pensado mejor. Mañana dirán que los nuevos infiltrados y culpables de todo
habían sido E. T. y sus amigos.
"Dime de qué presumes y te diré que te hace falta", reza un viejo proverbio oriental, apreciado José. La sola existencia de un Ministerio de Transparencia y Lucha contra la Corrupción (¡Qué nombre más retórico !) es un termómetro del estado de cosas en Bolivia y, por extensión, en toda América Latina.
ResponderEliminarPienso en el conjunto de normas y códigos de honor característicos de las organizaciones mafiosas, creado para disimular y justificar la existencia de imperios edificados sobre el despojo, la podredumbre y el crimen. " Somos hombres de honor ", no se cansan de repetir los hampones de toda laya desde el comienzo de los tiempos.
Concuerdo totalmente, estimado Gustavo, el nombre es absurdamente retórico como el de “Viceministerio de Descolonización”. Es lamentable tener todo un ministerio anticorrupción con presupuesto caro y burocracia numerosa y sin embargo la lacra corrupta sigue tan campante, y peor que en gobiernos anteriores, en el mismo seno de organismos tan sensibles como la seguridad interna. Esta ministra es tan “transparente” que ha enchufado a su hija en la embajada de Bolivia en Alemania y todavía se justificó diciendo que “el nepotismo no era una figura penal”. Y luego pretenden dar lecciones de moral y ética.
ResponderEliminarLa figura del chivo expiatorio es una de las columnas en que se asienta nuestra civilización, estimado José. Data de la prehistoria y muchas veces tenía una función muy útil, porque evitaba grandes derramamientos de sangre. Elegías un culpable, normalmente alguien a quien ya le tenías ganas, y le cortabas la cabeza en vez de pelearte con medio mundo. Por supuesto que la institución se prestaba también para los abusos, y esta contrariedad es la que ha perdurado hasta nuestros días, como nos confirmas con este excelente reportaje político.
ResponderEliminarTu puntillosa explicación, estimado Lalo (disculpa por la tardanza en responder) me hace pensar en el origen de la palabra “diezmar”, originada durante la época romana, creo, como castigo que se imponía dentro las legiones, para no tener que matar a escuadras o grupos enteros, en cuyo caso se recurría a un sorteo simple y efectivo. Actualizando el post, por cierto, otra vez llegó el actor Sean Penn, y al verlo tan al lado de su amigo Ostreicher en una audiencia judicial (hasta se lo vio empujando la silla de ruedas del acusado que está enfermo), me hizo recordar algunas escenas de la película Mystic River. A momentos todo parece tan cinematográfico, con detalles tan sórdidos y folclóricos que cuesta creer que sea realidad. Con el protagonismo del actor pareciera que el proceso se está acelerando y de pronto jueces y fiscales se han puesto las pilas para resolver el caso. Los medios internacionales tienen la vista en la justicia del país, se dice. Evo está en un brete, porque sabe que no puede decepcionar a su amigo Penn, a quien nombró como embajador honorario de la coca y de la causa marítima (¿ves la mescolanza pintoresca?). Lo que no entiendo es que un laureado como Penn sea amigo de personajes tan bufonescos y chirriantes como Morales y Chávez.
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