Dijeron que estaban haciendo todo lo posible
por capturarlo. Moviendo cielo y tierra para hallarlo. Parecía la mayor
operación de la historia de la institución. Tremendo despliegue de motocicletas
y autos patrullas armaron en algunas ciudades. Conmovía tanto celo profesional.
El sospechoso había sido visto en varias poblaciones, supuestamente, o sus
clones. “Que nadie intente detenerlo, es un individuo altamente entrenado y
está armado” decía un oficial a modo de portavoz.
Durante tres semanas lo buscaron hasta debajo
de las piedras. Tarea harto difícil había sido dar con el paradero de un hombre
que medía alrededor de 1,85. Toda una hazaña pasar desapercibido en un país de
enanos como Bolivia (yo mismo mido 1,78 y la gente me considera un tipo alto
porque aún puedo mirar por encima de muchas cabezas), además de poco poblado y de
ciudades pequeñas que supone casi imposible camuflarse entre la población
porque siempre hay alguien a quien reconocer en la calle. La única alternativa
es el monte y vivir como un ermitaño.
Así pues, al teniente de policía Jorge Clavijo,
la tierra se lo había tragado. Resulta que estaba más entrenado que Rambo, así
lo sugería cuanto jefe salía a declarar por el lento avance de las pesquisas.
Desde especialista en salvamento y rescate, antiterrorismo, defensa personal y
labores de inteligencia, sobre todo esta última materia, constituían parte del
entrenamiento especializado del sujeto. Por eso iba un paso por delante de
ellos, insinuaban, para tratar de justificar la inoperancia de todo el cuerpo
de investigación. En el ínterin, todo el mundo se preguntaba si la policía no tenía
efectivos tan cualificados como el perseguido. Un solo individuo poniendo en ridículo
a toda la institución encargada de la seguridad. Ni que fuera Harrison Ford
personificando al Dr. Richard Kimble.
Recordemos que el fugitivo era señalado como
el asesino de su esposa, una periodista de televisión. El crimen ocurrió en la segunda semana de febrero, a pocos días de San Valentín, que en otros países se
celebra como el día de los enamorados, y que cada vez va ganando más adeptos en
el nuestro. Luego de haber asestado una quincena de puñaladas, el atacante huyó
en el automóvil de la víctima, tomando rumbo desconocido, no sin antes haber
herido también a la madre de la infortunada.
Los familiares sostienen que la policía tardó demasiado en reaccionar,
lo cual alimentó desde el primer momento las sospechas de encubrimiento.
Posteriormente, era tal la presión de la opinión pública, sacudida por la
cobertura mediática de los hechos, que a la policía no le quedó otro camino que
intentar reivindicarse de su indolencia. Hasta el ministro de Gobierno se puso
de parte de los indignados, presionando a los jefes policiales. Todo el mundo
sabe que, sin escándalo mediático, el crimen hubiera pasado casi desapercibido,
como viene ocurriendo con un sinfín de casos análogos sin resolver.
Los días pasaron y no había información
relevante. Entretanto, la familia de la asesinada vivía en permanente zozobra,
aún con custodia policial enfrente de su domicilio. Razones tenían para
sentirse inseguros, ya que el homicida había amenazado con matar incluso a su
propio hijo, un menor de apenas cinco años que había presenciado el ataque
contra su madre. Informaciones vagas en el ambiente no hacían más que alimentar
el dolor y la incertidumbre de la familia. Muchos días después, por fin se
encontró el coche del sospechoso, completamente destrozado en el lecho de un
rio profundo, en cercanías de La Asunta, población yungueña a más de 150 kilómetros
de La Paz. Otra vez resultaba sorprendente que el motorizado hubiera atravesado
al menos tres retenes de control carretero, como si nada. No fue la policía
-que andaba con la pista en otros sitios-, sino los campesinos de la zona que
informaron del hallazgo. Bastante satisfechas, las autoridades afirmaron que
las averiguaciones iban por buen camino, que el cerco se estaba estrechando,
que era solo cuestión de tiempo.
El tiempo pasó y la investigación no parecía
desembocar en ninguna parte. Hasta daba la impresión de que los investigadores
habían levantado los brazos, rendidos y sobrepasados por la exigente tarea.
Ayer, martes, un golpe de suerte quiso que el fugitivo apareciera solito. A
pocos kilómetros del sitio donde se halló su automóvil. Fueron otra vez los
lugareños, a su vez guiados por el olor. El ex policía fue hallado colgado de
un árbol, aparentemente se había suicidado con el cinturón de seguridad de los
asientos. Por el estado de putrefacción resulta dificultosa la identificación,
pero, dada su estatura y algunos objetos encontrados cerca como un celular y
latas de conservas, parecen indicar que se trata de él. Los familiares de la periodista
no se fían, exigen un análisis de ADN fuera del país para estar seguros. Como
no podía ser de otra manera, los jefes y el ministro del ramo corrieron raudos
a la morgue para efectuar las declaraciones de rigor. Muy disfrazados de
forenses atendieron todas las preguntas. Para su mala suerte, el show fue opacado
por la noticia del fallecimiento de Hugo Chávez. De lo contrario, se hubieran
anotado otra victoria propagandística.
chissà se è lui, con tutti quegli amici poliziotti potrebbero aver trovato un cadavere, cellulare etc, e intanto l'assassino nascosto nella cantina del capo della polizia ...
ResponderEliminarma come sei cattivo josè, :))!
fiore
Más que prudente lo de solicitar el examen de ADN fuera del país apreciado José. En Colombia vivimos meses atrás un episodio acerca de un narco declarado muerto por un prestigioso médico legista. Por supuesto, las autoridades dejaron de buscarlo: al fin y al cabo su oficio no consiste en perseguir difuntos... hasta que apareció vivo y bailando en su fiesta de matrimonio plagada de personajes de la farándula.
ResponderEliminarSe me ocurre una pregunta: ¿si el caso no hubiera tenido tanta repercusión mediática, el asesino se habría colgado de un árbol? No sé por qué se me ocurre que cuando un crimen pasa más o menos inadvertido (digamos, si la víctima hubiera sido una peluquera, o una maestra), la presión sobre el criminal puede ser menos desequilibrante. Interesante caso, que también expone el oportunismo de las autoridades, siempre dispuestas a aprovecharse de todo con tal de aparecer un rato en la TV.
ResponderEliminarEstimados amigos: perdonen la tardanza, estuve fuera de combate por unos días, un resfrío de esos a los que soy muy vulnerable. Gracias por los comentarios siempre pertinentes, lúcidos y hasta premonitorios en cierta manera. Estos días posteriores a la noticia, se han conocido más detalles de los hechos, que me motivaron a escribir una segunda parte de esta truculenta historia. Quedan cordialmente invitados a su lectura .Un saludo.
ResponderEliminarhttp://perropuka.blogspot.com/2013/03/el-caso-del-policia-fugitivo-montaje.html