Infografía: www.eldeber.com.bo |
Quién como nosotros que nos damos el lujo de
tener un gobierno bendecido de sabiduría ancestral, iluminado con todas las
luces para supuestamente sacar de las tinieblas en que está inmerso todo el
planeta. Grandes exportadores de dignidad y de nuevas formas de hacer política:
esto es, aprobar decretos desde las nubes, convocar a cumbres intrascendentes
donde nunca faltan los manjares, o
llevar el trabajo ejecutivo a canchas de fútbol. El “referente mundial” en que
se ha constituido nuestro pulgoso estado, no tanto por el tamaño, sino por el
escozor ridículo que causa en el culo del imperio tanta bravuconada -estridente
e inútil, como de perro chico- efectivamente nos ha convertido en modelo de
estudio, o en asignatura que se lleva en universidades extranjeras, como alguna
vez nos aseguró muy satisfecho el vicepresidente. Lo sabemos, el mundo nos toma
con la condescendencia y la curiosidad de quien contempla un conejillo de
Indias. Laboratorio de intereses, tanto internos como externos, eso somos. Lo demás
es espectáculo distraccionista.
En el marco de estas políticas tragicómicas,
acaban de conocerse los resultados oficiales del Censo Nacional de Población y
Vivienda, efectuado en noviembre de 2012. Ya las preguntas profusamente
confusas, no sabemos si por incompetencia o mala fe, presagiaban conflictos y
resultados catastróficos. En enero de 2013, sorprendidos por la rapidez del
Instituto Nacional de Estadística (INE) al procesar los datos, el gobierno nos
amaneció con la feliz noticia de que éramos más de diez millones de habitantes.
Fue tal la premura que pusieron a Evo, como niño de San Ildefonso cantando la
lotería, para presentarnos los datos, con toda la solemnidad y seriedad que se
acostumbra bajo el cielo raso del Palacio Quemado. Para exponer de tal manera a
Su Excelencia, las cifras tenían todos los ribetes de oficiales, aunque
aclararon que eran preliminares, y que faltaba el resto de variables. Lo más
relevante fue que el departamento de Santa Cruz había sobrepasado al de La Paz,
en albergar la mayor población, como se presuponía de acuerdo a estimaciones,
dado el movimiento migratorio interno.
Casi siete meses después, extrañamente variaron
los resultados. El departamento paceño otra vez volvió a recuperar el primer
lugar, hecho que indignó a los cruceños, pues iba a repercutir en la
repartición de recursos y número de escaños en el parlamento. Es más, no
sabemos si por arte de magia, hicieron desparecer a más de 350.000 habitantes
en todo el país con respecto a las cifras de enero. De ese número, más de
180.000 cochabambinos fueron masacrados, estadísticamente hablando, siendo el
departamento más afectado por la reducción; luego Santa Cruz, con 120.000
habitantes menos, y así sucesivamente en menor proporción el resto. En consecuencia,
el margen de error en Cochabamba fue casi del -10%, absurdo e inadmisible para
un censo, ya que ni las encuestas contemplan esos parámetros, como sabe
cualquier estudiante de primeros semestres.
Como no podía ser de otra manera, acabamos
nuevamente de hacer historia. Aparte del acarreo anecdótico, casi bíblico, de
personas a sus lugares de origen en esos días, el censo estuvo plagado de
irregularidades desde el principio. Personalmente, nunca me había enterado de que
las cifras de un conteo de papeletas disminuyeran significativamente y no al
revés, al pasar el tiempo. Y todavía tienen el desparpajo de argumentar mil
excusas, pero nadie asume la responsabilidad de los errores. Y eso que
utilizaron máquinas electrónicas de última generación para la tabulación. El
tiempo transcurrido entre el primer anuncio y los resultados finales, hace
sospechar de una posible manipulación con aviesas intenciones.
Entretanto, los reclamos y reuniones de los
comités cívicos de las regiones afectadas, son tildados de oportunistas, con
fines políticos y desestabilizadores de acuerdo al discurso oficialista. Con
ejemplos numerosos de irregularidades en otros casos, la desconfianza es
generalizada. Ningún investigador que se estime serio, pondría estos datos como
referencia, así se hayan obtenido con aparente seriedad, así el gobierno desafíe
que no tiene temor de que organismos internacionales efectúen una auditoría del
proceso. Claro, tienen la seguridad de que no recibirán ninguna crítica de
fondo, salvo unas correcciones de estilo, de tal manera que se vuelva a repetir
el proceso. Palmaditas y punto. Chacota monumental. Despilfarro monumental de
54 millones de dólares. ¡Grandes reformas, grandes lecciones estamos dando al
mundo!
Por cierto, el prefabricado reino
plurinacional ha recibido un duro mazazo por parte de las estadísticas. El gobierno
había edificado su endeble plurinacionalidad aduciendo que la mayoría era
indígena. Según los datos, solo el 41% se autoidentificó como perteneciente a
una de las naciones indígenas o grupos originarios, por el contrario el 58% optó
por incluirse en el bando de los ninguneados, el de los mestizos, que el INE se
negó a incluir en la papeleta, queriendo confundir con una opción denominada
“no perteneciente”. En resumen, seis de cada diez bolivianos se consideran
mestizos, un dato demoledor para el discurso racista del gobierno. Amparados en
una retórica racial, varios funcionarios, entre ellos el mismo vicepresidente
quien afirmó que “no existe una identidad mestiza”, se habían empeñado en argumentar
que no había mestizaje en Bolivia. El viceministro de Descolonización, funcionario
purista que le gusta lucir camisetas de los Beatles, encargado de combatir el racismo y
discriminación, nada menos; declaró en una ocasión que “los mestizos no tienen
territorio, lengua, religión y cultura propia, como nosotros los aymaras”. En
otras palabras, no teníamos derecho a existir ni éramos originarios, ni de la
luna.
El mundo ya puede empezar a despojarse la idea
artificiosa de que este gobierno era el más legítimo de la historia porque este
era un país de indígenas, tal como pintan las estampas postales. Somos un país
de mestizos y de indígenas, bolivianos todos, pese a quien le pese.
“los mestizos no tienen territorio, lengua, religión y cultura propia, como nosotros los aymaras
ResponderEliminarquel che si dice razzismo al revès.
mio caro Josè ma siamo tutti meticci!!
dovremmo essere nati in qualche zona africana o amazzonica di cui nessuno ha notizia.in cui gli abitanti si sono riprodotti fra di loro.( e sarebbero tutti scemi, come è spiegato nella Legge del Maso Chiuso.( una comunità montana seguita dai sociologi da 60 anni e che ha dato come risultato dei dementi mostruosi,Austria)
Per cui è molto meglio essere meticci.
ma sono abbastanza hitleriani questi aymara...
ciao.
come sempre brillante articolo
fiore
ps si respira solo 32 °
Totalmente de acuerdo, amiga Fiore, existe un claro racismo al revés en varios sectores de línea dura del gobierno de Evo. En algunas comunidades, sobre todo aymaras, hay un odio generalizado a la gente de la ciudad, especialmente hacia aquella que tiene la tez blanca. De hecho, varios escritores hablan de que se intenta construir una especie de Reich Aymara, y las evidencias son bastante claras, empezando por querer imponer los símbolos andinos a todo el país, empezando por su bandera cuadriculada llamada Whipala. Aquí hay un artículo al respecto, por si te interesa: http://lecoqenfer.blogspot.com/2012/04/el-reich-aymaramirando-de-arriba.html
EliminarApreciado José: por sobradas razones los indicadores estadísticos, incluidos los de población, están revestidos de una especial sensibilidad política. Como usted bien lo anota, los números pesan en asuntos de participación electoral y asignación de presupuestos. De modo que muchas veces esos repentinos cambios anunciados como "errores" obedecen a reacciones de los grupos de poder cuando sienten afectados sus intereses. Como diría un político colombiano, 350.000 personas de más o de menos " son una cifra importante".
ResponderEliminarEfectivamente, amigo Gustavo, al gobierno de Evo le preocupa sobremanera que Santa Cruz, que es la región de mayor voto opositor, supere a La Paz(bastión evista) en población, porque tendría que modificarse la distribución de escaños. De ahí, que suene a manipulación el asunto del censo, con la finalidad de que todo se mantenga igual.
EliminarA este paso, si el gobierno persiste en su enfoque, resultará que los bolivianos no son una comunidad, apenas una nacionalidad, algo para poner en los pasaportes, como eso de los ojos azules o marrones que ponían cuando las fotos eran en blanco y negro. Respeto y admiro el orgullo de los pueblos originarios, pero por qué este afan de marcar diferencias, en vez de unir a la gente…
ResponderEliminarLamentablemente, el gobierno esta manejado por gente mestiza, blancoide, vamos, y lo de gobierno de indígenas es pura máscara, para hablar a nombre de ellos. De hecho, los únicos indígenas con algo de poder decisorio son Evo (indiano-mestizo sería más exacto, según un excolaborador suyo) y el canciller Choquehuanca. Es cierto, hay mas parlamentarios originarios que antes, pero son gente sin apenas estudios que son utilizados como simples marionetas para aprobar leyes. Por otro lado, muchos cientistas sociales están de acuerdo, que esto de las 36 naciones se planeó con fines maquiavélicos, para dividir a la población, y confrontar entre sectores incluso, si convenía a los planes. De ahí, que se sienta en el ambiente, el discurso de “nosotros los originarios, ustedes los invasores, los forasteros”. Entretanto el país sigue sumido en el atraso.
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