Los ceibos definen a Independencia, tierra de indomables
guerrilleros, de bosques neblinosos y de montañas agrestes. En todo el valle
cochabambino, el noble molle campea a sus anchas, menos en los alejados valles
palqueños. Por una extraña razón, la madre naturaleza ha dispuesto que ese
lugar sea ocupado por los chilijchis de copa colorada. Centenarios
eucaliptos, perfumosos cipreses y
aletargados sauces llorones bañan el municipio más verdoso del departamento de
Cochabamba, sin contar el trópico. Sin embargo, tanto verde puede llegar a
abrumar, como el mar desierto azul. Es entonces que los ceibos ponen el color.
Y la vida cambia de matiz para huirle a la monotonía.
A pocos pasos del pueblo mismo, una ancestral
figura de barbas pobladas da la bienvenida a los viajeros, hijos pródigos
desperdigados por el mundo que retornan al seno y forasteros de incierto
caminar. A dos palmos del puente de piedra que salva el rio Palca, se yergue el
señorial ceibo que vigila el sueño de sus habitantes. Testigo mudo de obligados
pasos de mulos y caballos cargadores de maíz y otros granos, de juguetonas
pastorcillas que a una sola mirada cuentan sus ovejas, de incontables paseos de
parejas enamoradas, observador del paso veloz de ciclistas y otras almas
rodantes; como un quieto calendario va destapando los folios del tiempo. Su
cambiante estampa anuncia las estaciones: de brazos desnudos cuando arrecia el
invierno, de coqueto rojo semblante cuando llega la primavera, de amarillo de
orquídea cuando se asienta el verano con sus copiosas lluvias, de hojas que
huyen en canciones de ventarrón otoñal.
Así es nuestro árbol emblema, recio chilijchi que
en sus barbas, alguien dice, se conservan antiguas historias. Como imperturbable guardián de
generaciones, ha visto el ir y venir de la vida. El rio que acaricia sus
raíces, puede dar fe de ello.
Imágenes: Facebook
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P.D. Mi tío abuelo Federico, veterano de la
campaña del Chaco y un poco poeta el hombre, nos dejó este primoroso legado,
transformado en canción. En quechua, la misk’i simi, la más dulce de las
lenguas.
Qué bella y sentida estampa, apreciado José. Me llama la atención que en Bolivia le asignen género masculino a ese árbol : El ceibo, mientras en Colombia le atribuimos feminidad: La ceiba.
ResponderEliminarAh , y esas barbas le dan un aspecto tan venerable. Es como un viejo guerrero que no se cansa de resitir los embates de rayos, truenos y aguaceros.
Contemplándolo, uno entiende que muchos pueblos antiguos le dijeran Axis mundi a ciertos árboles. Sospecho que sus ceibos- o nuestras ceibas- se cuentan entre ellos.
En los llanos orientales de Bolivia llaman tambien ceiba a un árbol parecido pero de coloracion distinta,tal vez de la misma familia; pero éste de flores rojas solo crece en los valles y casi siempre a la orilla de riachuelos y arroyos. Los vallunos, por la influencia quechua, preferimos llamarlo 'chilijchi' y ciertamente esa estampa barbuda que ostenta no casa con atributos femeninos, por donde se lo mire.
EliminarOnde fica essa bella y ancestral figura? Gostaria muito de conhece-la.
ResponderEliminarIndependencia es un pequeño pueblo "macondiano", situado a 220 kilómetros al oeste de la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia. En el siguiente video se ven algunas imágenes del ceibo ancestral(aunque sin flores),junto al puente de piedra. Gracias por la curiosidad.
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=xffRLwEdGxA
https://es-la.facebook.com/villadelaindependencia/
Yo que te agradezco por responderme y por los links. Realmente es majestuoso el ceibo, pena que esta un poco lejos de Cochabamba.
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