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Chola paceña (1929) |
La chola es la popular mujer andina. Esa que viste con orgullo una falda de muchos pliegues conocida como pollera, una prenda traída de España en los tiempos de la colonia y que a fuerza de costumbre se ha convertido en seña de identidad. Sin embargo, últimamente se tiende a borrar este término del lenguaje, porque los sociólogos progres andinos en su afán de descolonizar todo -menos sus nombres castellanos-, han sustituido el vocablo por el potable “mujer de pollera”. Decir “chola” es casi delito como ahora es sospechoso pronunciar “negro”, independientemente del contexto. Por caprichos del lenguaje o caprichos de los censores mamertos de nuevo cuño, el diminutivo “cholita” todavía goza de mucha aceptación y no está mal visto.
Cholita es sinónimo de mozuela, chavala o ragazza. Aquello que Proust evocaba como muchachas en flor, impedido de descansar a sus sombras, el pobre infeliz. No me digan que no es de una ternura arrebatante, de una musicalidad embriagante, precisa y plena de significado. Decir cholita es como extraviarse en un texto de Nabokov, no sólo por el parecido lingüístico. Puro erotismo subyacente. En todas las culturas se da el mismo fenómeno. Aún en la imaginación de un poeta andino que se traiciona -quizá involuntariamente- desbordado por su naciente pasión o “cogollito de su amor”.
Evocar una cholita de ojos azules es un canto extraviado sin más límite donde los valles chocan con las montañas. Como algo infranqueable, un sueño imposible, un mensaje sin eco en los cerros. No existen tales criaturas de ojos claros “bañaditas de rocío color canela su piel”. Sin embargo, el poeta ahí está, celebrándolas como si brotaran del suelo en medio de los papales de flores azules. El folclore andino es rico en matices como colores tiene la tierra. Como palabras exquisitas tiene el quechua, una de las lenguas más dulces del mundo, musical y maternal como el italiano y apasionada como el francés. Y lo que es mejor aun, con más carga amorosa que el idioma español. Lo saben los cantores criollos, que desde siempre les ha cautivado cantar mezclando ambas lenguas. El quechuañol es parte esencial de la música popular boliviana.
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Chola cochabambina de antaño |
He aquí el texto completo de esta canción, melancólicamente bucólica pero palpitante de nostalgia y emoción. La interpretaba originalmente el grupo Horizontes, allá a fines de los ochenta. Yo he crecido con esta canción, atropellado hasta la saciedad por el folclore barato y masivo, pero singularmente cautivado por joyitas como esta. Existen varias versiones de la misma, sin embargo, la del dúo femenino Wayra es la mejor lograda, a mi gusto, por la fuerza, belleza y armonía de las voces. Dejo para su consideración, cortesía de Youtube:
- Versión del grupo Horizontes (original)
- Versión de Ana Cristina Céspedes y el grupo Incallajta
- Versión del grupo Rijch’ariy
- Versión del dúo peruano Wayra
Cholita de ojos azules
Autor: Ricardo Campos
No sé que tienen tus ojos
que me hacen suspirar
Tu mirada transparente
como el verde del sauzal.
Cholita de ojos azules
cogollito de mi amor
No sabía que en el campo
crecía tan bella flor
Bañadita de rocío
color canela su piel
Imillita k’omer ñawi
no me hagas más sufrir.
Es mi paloma vidita
chiquitita y bien bonita
Estrellita de la noche
Ch’askitay de la mañana
Cholita de ojos azules
Cogollito de mi amor