31 marzo, 2014

7 Un puente robado y sus misterios




Ed. Impresa LA ESTRUCTURA DESAPARECIÓ EN FEBRERO DE PANTOJA, EN QUILLACOLLO
Hallan un puente robado en Sacaba
Por Redacción Central | - Los Tiempos - 28/03/2014
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Policial
LAS CáMARAS DE SEGURIDAD DE QUILLACOLLO CAPTARON UN CAMIóN LLEVANDO EL PUENTE HACIA COCHABAMBA. INVESTIGAN A DOS EMPRESAS DE EQUIPO PESADO
Aparece puente robado
Opinión | 28/03/2014 | ED. IMP.
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En el mismo día, los dos diarios más importantes de Cochabamba publicaron una misma noticia (arriba, textualmente) envuelta en sendos misterios para que el sano lector los desentrañara. Perplejo me quedé como los obispos bolivianos que, la anterior semana, declararon que estaban perplejos con los recientes casos de extorsión y corrupción en el Gobierno (Casos Ormachea, Soza y Air Catering); cuando uno de los titulares hacía alusión a que un puente había sido robado en Sacaba, aunque otra línea, misteriosamente señalaba que la estructura había desaparecido en Quillacollo. Al parecer una diabólica confusión reinaba en Redacción Central de Los Tiempos que, para empezar, dislocó la tipografía, estampando Pantoja en vez de Pandoja (nombre correcto). Para complicar  la cosa, parece que no tenían el Manual de Estilo a la mano para resolver el enigma del sitio del crimen de un plumazo, mejor dicho de un simple comazo. Según un experimentado cronista colombiano, hay un abismo entre “Producto Interior Bruto” y “Producto Interior, Bruto”. En el lenguaje, el orden de los factores sí que altera el producto, según el mismo maestro.

Al parecer, el puente corrió mucho para sus 30 toneladas y 18 metros de largo, para que “aparezca” a más de 15 kilómetros de su ubicación original. Serán unos genios los redactores de OPINION, o yo no me he enterado de que los objetos inanimados aparezcan por sí solos como si tuvieran pies ligeros. Extrañamente, desde que la Virgen se apareció en un cerro cercano años ha, y últimamente se viene apareciendo en muros, panes y troncos de árboles; los fenómenos de aparecidos y otras criaturas vienen engrosando expedientes irresueltos como para pensar en los agentes Mulder y Scolly.

El puente rojo, una estructura de acero macizo, traída desde Francia por la empresa nacional de ferrocarriles (ENFE) había desaparecido a plena luz del día en el mes de febrero. Los habitantes de Pandoja dedujeron que la alcaldía de Quillacollo lo había trasladado a otro sitio. En el municipio todos se mostraron sorprendidos y al no poder seguir la pista presentaron una denuncia por robo ante la policía del lugar.  Los agentes se rompieron el coco durante un mes como si buscaran una aguja en un pajar. Si no fuera por las cámaras de seguridad de una avenida el misterio seguiría sin resolver como el caso del esquivo depredador que causó gran mortandad de ovejas hace más de un mes.

Pero aun es más grande el misterio de cómo los supuestos ladrones habían conseguido llevarse el pesado botín. Desde que el presidente, haciendo honor a su nombre –Evito Morales-justificó su célebre modus operandi de “le meto por más que sea ilegal”, el ejemplo ha cundido como la maleza en jardín abandonado. Así se invaden tierras, haciendas productivas y minas. Así se asientan los comerciantes en cualquier sitio. Y así procedieron los dirigentes de la Asociación de Motociclismo que, según ellos obtuvieron una autorización verbal de la Gobernación para llevar el puente hasta el circuito de Quintanilla, en reemplazo del suyo que había colapsado. Por el lado de la Gobernación nadie salió a confirmar o desmentir el hecho.

Entretanto, los pobladores de Pandoja no esperaron a que las autoridades ordenaran el retorno de su llorado puente, súbitamente querido y proclamado como histórico. En tromba fueron por él como si acudieran al rescate de un hijo pródigo. Era tal su patriotismo que no dudaron en engalanar las barandas con la enseña nacional y contratar un camión con la plata de su bolsillo. Como están las cosas en este país, es probable que el susodicho objeto sea declarado pronto como patrimonio histórico, cultural y, quién sabe, más. Sirva como ejemplo la etílica exigencia de los productores para que la chicha sea nombrada "patrimonio cultural". La humanidad y sus misterios.


27 marzo, 2014

4 Los guerreros de la ética y la moral



Garcia Linera, señalando el camino de la rectitud

¿Con qué moral habla él, que fue parte del gobierno de Goni (Sánchez de Lozada)?, preguntó iracundo en conferencia de prensa el senador Eugenio Rojas con referencia al líder opositor Juan del Granado quien fustigó al vicepresidente García Linera acusándole de corrupción. El sanguinario degollador de perros,  Rojas, curiosamente, como premio a su salvajismo fue nombrado presidente del Senado y,  desde su inmaculado púlpito se erigió de pronto para dar lecciones de moral y comportamiento civilizado.


Así saltan uno a uno, los cortesanos y otros “servidores” públicos en su rabiosa cruzada para defender al vice, denunciado por la oposición por tráfico de influencias, al destaparse que la empresa de su cuñada proveía servicios de catering a la aerolínea estatal BoA, una actividad incompatible según la Ley de Lucha contra la Corrupción que, paradójicamente, fue promulgada por Evo Morales. Un diputado quiso ganar puntos con los jefes afirmando que "no por el hecho de que sea vicepresidente, sus familiares en segundo o tercer grado de consanguinidad tienen que estar privados o restringidos para trabajar”, recalcando que no correspondería una  investigación al gobernante. Ese es el nivel de razonamiento de muchos “padres de la patria” que, sujetos como perrunas mascotas, no pueden ser librepensantes, ya que bien claro lo estableció el mismo García Linera en sus clásicas gesticulaciones públicas.

Para vernos la cara de tontos, con esa cara de santurrón salió otra vez el vice, afirmando que no sabía nada del contrato de su cuñada con la aerolínea, explicando que su familiar se presentó a una licitación y que la ganó con una mejor propuesta técnica y económica. Por el contrario, la otra socia de la empresa cuestionada confesó a la agencia Erbol que BoA les contrató por invitación directa y sin previa licitación, ya que son apenas tres las compañías que ofrecen esos servicios. Aun más, suenan infantiles declaraciones del tipo: “tuve la delicadeza de decir a BoA que era cuñada del vicepresidente. Me dijeron que iban a pedir un informe legal para ver si eso me limitaba, hay un informe que dice que (el parentesco) no me impide dar el servicio”.

Por si fuera poco, para ilustrar las irregularidades en la contratación, resulta tremendamente sospechoso que una empresa sin experiencia, ya que fue constituida hace exactamente un año atrás, de pronto se convierta en la elegida para la principal línea área nacional; amén del irrisorio capital de operaciones con que cuenta (20 mil dólares) para adjudicarse un negocio que bordea los 2,5 millones de dólares anuales, según las denuncias. Al respecto, cuando una reportera preguntó al vice sobre esta observación, el gran paladín de la modestia (así se lo pinta en algunas revistas y otras publicaciones) se irritó y respondió prepotente: “a ver, señorita infórmese primero bien, no es contrato fijo, no es un contrato de 18, ni de cinco, ni tres, ni de 30 (millones de bolivianos); es un contrato de servicios por petición. Entonces su pregunta ya está exagerando”.

Al verse descubierto, a García Linera le brotó súbitamente otra vez su vena de transparencia y compromiso ético, como queriéndonos recordar sus insulsas peroratas sobre que los revolucionarios han llegado al poder para “servir al pueblo y no servirse de él”. Por un lado argumenta que él no tiene nada que ver en las decisiones de una empresa supuestamente autónoma como BoA y, al no poder defender lo indefendible, ni con sus argumentos sofistas, afirma muy enérgico que ha instruido la rescisión inmediata del contrato, demostrando una vez más que su persona es quien realmente maneja los hilos del poder y los entretelones de las empresas estatales. Legalmente era compatible el negocio, nos quiso explicar como a niños, pero –oh, sana hidalguía- no iba con los postulados éticos que tanto él como el presidente juran y recontra juran que defienden.

Eso sí, extrañamente, Evo Morales no ha salido al ruedo para dar su versión ni ofrecer un espaldarazo público a su socio y amigo. Suena tan parecido al silencio de Cristina Fernández con respecto a los escándalos de su amado Boudou. ¿Será que García Linera ya no goza de la confianza del amado líder, al igual que el corrupto vice argentino? Entretanto, ahí tienen otro razonable parecido entre estos perniciosos gemelos del poder. Tiempo al tiempo.




22 marzo, 2014

10 De hospitales y otros sitios hospitalarios


Hospital del Niño de Cochabamba, abandonado hace seis años

La primera vez que me topé con el vocablo italiano “ospedale”, me figuré automáticamente que significaba hostal, hospicio o alojamiento. Ni se me pasaba por la cabeza que era el equivalente exacto de hospital. Aunque, claro, en el sentido original supongo que hospital tiene que ver con un lugar de reposo o descanso, más que propiamente con un sitio donde sanar heridas. Por algo será que el adjetivo “hospitalario” está relacionado con una buena recepción a los visitantes, trato afable a los forasteros y demás cuestiones de buena voluntad. 

Digo esto porque cada vez que oigo noticias de nosocomios (fea palabreja, horrísona como manicomio) públicos distan mucho de ser amables noticias o, al menos, tranquilizadoras. Que el hospital Viedma colapsó por enésima vez por saturación de pacientes. Que les cortaron la atención a los adultos mayores por falta de pagos al seguro específico. Que no hay medicamentos porque no se ha hecho una nueva licitación. Que no hay suficientes especialistas. Que no hay gasolina o repuestos para las ambulancias. Que vayan a parir a otra parte porque las salas de parto no dan abasto. Que esto y que lo otro. El mismo drama en tiempos normales. Y estoy hablando principalmente del hospital más céntrico y completo de la ciudad ¿Qué será del resto? ¿Qué sería en caso de tragedia colectiva o catástrofe natural?

Sin embargo, la propaganda gubernamental nos machaca con imágenes de niños y viejos más felices que las perdices siendo atendidos por enfermeras sonrientes y  nos hablan de los innumerables seguros médicos que el gobierno del "preocupado" Morales ha creado, por poco hasta para las mascotas. Carajo, cualquiera diría que tenemos un estado de bienestar a la altura de los países nórdicos. Dan ganas de aplaudir por lo bien producidos que están esos spots, como si las estampas del realismo socialista se pasaran a la tele. 

Pero ahí está la patética realidad para darnos un sopapo en la cara. Ahí está el policía internado hace meses en una clínica privada con el abdomen hecho trizas por haber sido baleado en el cumplimiento de su deber, prácticamente abandonado por sus superiores y con una familia atribulada por las cuantiosas y numerosas facturas. ¿No que la clínica policial estaba bien provista y equipada o sólo sirve para la curación de magulladuras y otras pequeñas heridas de combate callejero? Lo mismo podría decirse de las otras Cajas de Salud sectoriales, con ínfimos presupuestos, instalaciones descuidadas y peligrosamente insalubres. 

Por otro lado, cual si fuera una epidemia, casi todos los días nos tenemos que enterar de que algún niño acaba de llegar al pabellón de quemados a consecuencia de un accidente doméstico. Lo de siempre, se manipulaba agua o aceite hirviendo o, en los casos más graves, por explosión de gas. Esta semana misma, casi al mismo tiempo se producían dos incidentes tremendos: una explosión de gas quemó seriamente a una joven madre de 17 años que calentaba leche para su bebé que también resultó herido. De un municipio del Chapare llegaron dos hermanitos menores de cinco años, con terribles quemaduras en casi todo el cuerpo. El director del pabellón explicaba a la prensa que el SUMI (seguro) solo cubría dos o tres dosificaciones de albúmina por paciente y, a uno de ellos ya se le habían suministrado casi diez unidades de esta carísima sustancia cuyo costo unitario rondaba los 50 euros, según el mismo médico.  

Hay un común denominador en estos casos: usualmente son accidentes de la pobreza, familias humildes que muchas veces tienen instaladas sus precarias cocinillas en el mismo dormitorio, ambiente propicio para cualquier desgracia, más aun cuando los padres se ausentan por trabajo y dejan a los menores a merced de la buena fortuna o al cuidado esporádico de algún vecino. A esto hay que añadirle el factor educativo, tal como explicaba el médico entrevistado, se invierte muy poco en campañas de prevención, a la gente con escasa formación escolar no se le puede regalar unos folletos para solucionar el asunto; hacen falta programas permanentes con demostraciones in situ, uso de diapositivas y demás herramientas de mayor calado pedagógico.

Y a todo esto, ¿acaso hay alguna secretaría o programa social del gobierno que atienda estos casos, aunque sea para los más graves? No, en absoluto. Los países civilizados tienen un despacho, generalmente a cargo de la primera dama para obras sociales. En el imperio plurinacional tal parece que los súbditos están más sanos que Su Majestad y a salvo de cualquier contingencia. De ahí que sea prioridad nacional organizar cumbres megalomaníacas como el G-77 que avanza a toda máquina y gastando una montonera de plata, incluyendo una avenida exclusiva hasta el aeropuerto; como ya es archiconocido el multimillonario gasto en autos blindados, aviones, helicópteros, coliseos, rallies, satélites y demás armatostes para privilegio de pocos. Por el contrario, la infraestructura pública carece de los más elementales servicios y se bate en condiciones deplorables. Como ilustración, ahí tenemos el Hospital del Niño que yace abandonado sin concluir hace seis años con la excusa de que pertenecía a otra gestión. Y aún más, y esto es imperdonable, se acaba de hacer público que el flamante Hospital del Norte, inaugurado hace dos años por Evo Morales y el pachanguero alcalde, no ha funcionado ni un solo día y actualmente permanece convertido en un depósito, sufriendo un rápido deterioro y con el patio colonizado por los yuyos y otras malezas. Ahí está el mejor testigo de la burla, la vistosa plaqueta en el frontis que, entre otras cosas, dice “gracias al hermano Evo Morales”. 

Como ven, nuestros hospitales están muy lejos de ser centros “hospitalarios”, más parecen sitios de concentración por la gran cantidad de enfermos que abarrotan sus pasillos y sus salas de espera. Otros son elefantes blancos, cerrados por falta de presupuesto. ¿No que decían que estamos mejor que nunca en la historia, a la altura del primer mundo, y que éramos los más dignos y soberanos de todo el universo?

Lo que está claro, es que los cincuenta delegados de los movimientos sociales que viajaron a Venezuela a “respaldar la revolución y apoyar al hermano Maduro” recibirán un trato más que hospitalario, aparte de los jugosos viáticos que salen de nuestros bolsillos. Como seguramente la pasará de maravillas la dirigente Leonilda Zurita que efectuará una gira por varios países europeos la próxima semana, para “fortalecer” al partido oficialista a nivel internacional. Porque una cosa es segura, los socialistas del siglo 21 jamás llegan a las casas de sus colegas marxistas, eso no es tan digno y acogedor como un hotel cinco estrellas.



17 marzo, 2014

13 Bienvenidos a Folkloristán



 
Como ustedes saben, de un tiempo a esta parte sin que lo sepamos-como reza una canción folk-, el folklorismo se ha convertido en la religión predominante de los bolivianos. Ir a misa ya está pasado de moda, así como confesarse. Sumarse a alguna grey o parroquia sólo es para jóvenes anticuados como los católicos carismáticos. Los viejos curas parece que están preocupados porque la gente prefiere rezarle a la Virgencita que presida alguna fiesta con peregrinación que encomendarse al mismísimo Señor. Además, sale mejor, aunque sea mucho más caro, enrolarse a alguna fraternidad que nos hará ver más pintudos y con la autoestima por las nubes cuanto más hagamos sonar los cascabeles. 

De ahí que no es extraño que prácticamente en todo el territorio nacional las fiestas folklóricas dominen el paisaje todo el año. Según estudios de investigadores, no es exagerada la idea de que en Bolivia hay fiesta todos los días, a un ritmo promedio de dos por día, y que solo en el departamento de La Paz se producen alrededor de 400 de estas celebraciones multitudinarias en honor de algún santo o advocaciones de la virgen María.  Así que cuando uno viaja por carretera, es casi normal que la vía esté interrumpida por unas horas en beneficio de los bailarines de algún pueblo atravesado y que los viajeros y trasportistas sean desviados por la mano de Dios. Estos comportamientos aberrantes forman parte del ADN cultural boliviano. Primero están los jolgorios y la idolatría en los santos que el trabajo y otras actividades de sentido común.

Esta pasión desenfrenada por el folklore se ha convertido en el nuevo opio del pueblo. Huelga decir que ni siquiera las catástrofes naturales tienen el poder de detenerlas, si acaso postergarlas. Hasta los campeonatos de fútbol profesional se tienen que adecuar a las fechas festivas de esta índole, porque nadie iría al estadio. En las escuelas lo primero que se enseña a los chiquilines, aun de forma torpe, son estos bailes costumbristas para que se exhiban en las horas cívicas. En la subalcaldía de mi barrio hace poco pude divisar unos carteles oficiales con cursos gratuitos de danzas folclóricas y no así para oficios técnicos u otras capacitaciones. En la televisión son innumerables los programas donde se exalta “el mejor folclore del mundo”, al tiempo que se agita la bandera tricolor en un rincón de la pantalla. Es obligado que los grupos de música nacional tengan que incluir alguna Morenada, Tinkus o Diablada entre sus canciones o de lo contrario no venden sus discos, ni las autoridades los convocan a ninguna de sus verbenas en aniversarios patrióticos. Tenemos folk hasta en la sopa.

En este ambiente imperante, hasta el gobierno utiliza la veta del folklore para sus políticas demagógicas. No hay delegación extranjera que no sea agasajada con una muestra de baile. El caudillo y sus invitados saborean los potajes en algún hotel de lujo mientras un grupo o ballet folclórico les alegra la velada. Los corredores del Dakar fueron recibidos con azafatas disfrazadas de diablesas, morenas o cholitas de caporal. Hay que valorizar nuestras danzas, dicen, al extremo de frivolizarlas.

Tal es el fanatismo por estas prácticas y circunstancias que rodean al folklore que nadie tiene derecho a meterse con él, ni siquiera criticar sus excesos y tergiversaciones. Señalar sus defectos equivale a insultar al patrimonio cultural boliviano. El que no aplaude a ciertos artistas, idolatrados por la mayoría, es poco menos que marciano. Bajo el manto de fiesta cultural se cobijan todo tipo de conductas abusivas con la minoría que no se suma al festejo, empezando por restringirle el derecho a la libre circulación.

Como en Bolivia cada ciudad pugna por ser la capital de algo, Oruro se ha ganado merecidamente el título de Capital del Folklore. Esa ciudad vive y respira folklore, lo cual en sí no es criticable, considerando que se desvive trabajando todo el año para ofrecer a los visitantes el mejor espectáculo posible. Es sorprendente el tesón y ahínco de los involucrados que quizás con auténtica fe se entregan a la causa, empezando por las bandas de música, las fraternidades de danzarines y los artesanos bordadores de los disfraces que a veces resultan en bellas muestras de arte. 

Pero desde que la Unesco otorgó al Carnaval de Oruro el título de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, allá por el año 2001, da la impresión de que los orureños se han dormido en sus laureles, descuidando la organización, sobre todo en lo que atañe a la seguridad y la oferta de servicios adecuados. Esta falsa percepción de excelencia ha llevado a los organizadores –y por contagio a los demás orureños- a sentirse intocables por cualquier observación o crítica externa. Cualquier argumento que señale un defecto de esa “majestuosa entrada” folklórica es tildado al instante de ignorancia, discriminación u ofensa a todos los orureños. Como claro ejemplo, una coqueta presentadora de televisión fue llevada a los estrados judiciales por afirmar que la ciudad apestaba. Aunque posteriormente la joven pidió perdón públicamente, no obstante, los fundamentalistas querían cortar su cabeza.

Este ambiente de intolerancia se consolida lamentablemente. Ay de aquel que atente a “los derechos culturales, porque el carnaval es una fiesta cultural, trascendental, universal” según una autoridad local. Así las cosas, de atentado a la dignidad y el honor de los orureños fue acusada una publicación del diario La Razón que mostraba una caricatura irónica (imagen arriba) con respecto al último carnaval cuando se produjo el gravísimo accidente que mató a cinco personas por el desplome de una pasarela. Al instante llovieron los pronunciamientos de indignación de moros y cristianos. Unos dirigentes mineros promovieron la quema de algunos ejemplares e impidieron la venta apostándose en las oficinas del mencionado periódico. Un diputado nacional dirigió una carta a la directora del matutino exigiendo una disculpa pública y a nivel nacional. Este claro intento de coartar la libertad de expresión hace recuerdo al caso del humorista danés que se atrevió a dibujar una broma sobre Mahoma. 

En Oruro, se vivió estas semanas circunstancia parecida.Tanto autoridades como organizadores deslindan responsabilidades y se acusan mutuamente del accidente. Ninguno tuvo la hidalguía de hacer autocrítica ni mea culpa por la tragedia. Eso sí, militantemente se ensañaron contra el dibujante caricaturista como si fuera el gran culpable de provocar dolor en los deudos de las víctimas. Curioso es el razonamiento de la Defensora del Pueblo local, a quien le parece de lo más irresponsable e insensible una publicación que el hecho de haberse dado continuidad al cronograma del día del accidente, porque era más importante “la responsabilidad que tiene el pueblo, debido a que se realiza una inversión para cada Carnaval, puesto que en muchos casos se trabaja incluso casi un año en todo lado y de varias formas para la fiesta devocional”. Así que ya saben, importa más la devoción a una imagen de yeso y el retorno de los inversionistas que la vida misma de cualquier infortunado.


12 marzo, 2014

8 Boudou y García Linera, los gemelos del poder



Boudou (izq.) y Linera en Macha, Potosí
El último fin de semana, el “bien amado” vicepresidente argentino estuvo por el sur del país, en un pueblito del departamento de Potosí, para inaugurar un monumento en honor del general Manuel Belgrano, en el lugar donde el jefe militar había levantado un cuartel de campaña durante la guerra de la independencia. Según la historia, la bandera albiceleste que portaba Belgrano fue dejada para ser guardada en la parroquia de Macha y en la actualidad está depositada en la Casa de la Libertad de Sucre. Así que agárrense mis vecinos gauchos, tenemos la primera bandera argentina, aparentemente; estamos más hermanados de lo que parece.


Por esos misterios insondables de la historia, diríase que hoy estamos más hermanados que nunca por lo que nos toca padecer. Boudou, en discurso para la ocasión  afirmó que “no es casualidad que hayan pasado 200 años entre las luchas revolucionarias y la posibilidad de tener un movimiento de Manuel Belgrano que peleó en estas tierras; no es casualidad, sin líderes como Evo Morales, Néstor Kirchner, Cristina Fernández, este acto de hoy hubiese sido imposible, hay que agradecerles a ellos esta segunda emancipación, esta segunda lucha contra el colonialismo”.  Ya ven, hermanitos míos de la Argentina, tenemos que aguantar a esta choripana segunda generación de libertadores. ¡Aleluya!


Pero qué hado malintencionado nos habrá deparado semejante fortuna de padecer a estos simpáticos personajes, colegas de la vicepresidencia. Amado Boudou y Álvaro García Linera, grandes amigos desde el primer encuentro, mutuamente fascinados. Si hasta parecen hermanos, bordearán los mismos años, uno más gris que el otro, cabellera gris platino contra cabellera gris rata, juntos pelo a pelo, guerreando por la liberación de dos pueblos hermanos. El destino quiso que hasta sus novias fueran calcadas: periodistas ambas y más jóvenes que ellos (una vez armaron un bello encuentro entre parejas, hará un año o más, en un café de Cochabamba). El boliviano se casó con su periodista. A la del gaucho, le he perdido la pista. 



Si les parece poco el parecido, ahí les va hasta su vena de artistas: Boudou empuña la guitarra salvaje para seducir a las groupies kirchneristas y sacude la cabellera como crin de caballo al viento. Linera golpea los platillos de una banda para divertir a la masa enfervorecida de las cabalgadas folclóricas y se aprende los pasitos. El primero se enfunda chaquetas a lo motoquero rebelde mientras se da vida de playboy, el segundo se luce a lo dandy con sus ternos italianos y cultiva la amistad de reinas y modelos. He ahí sus grandes cometidos, son infalibles hasta para alegrar nuestros días.  


Todavía más, a Boudou le espera la cárcel -si es que algún día la justicia hace honor a su nombre- por delitos de corrupción e enriquecimiento ilícito (Caso Ciccone). Linera ya estuvo cinco años en prisión (1992-1997) por haber conformado junto a otros cómplices el Ejército Guerrillero Túpac Katari, responsable de diversos actos terroristas como asalto a mano armada de remesas del Estado y voladuras de torres  de alta tensión. A continuación, transcribo algunas de sus declaraciones de aquel entonces (imagen fotocopia ¿Quién es Quién?):  “Me declaro culpable de haberme asociado a la Tesis de alzamiento armado contra el gobierno”. “Colaboré en la ‘recuperación’ (atraco) de $us 430.000.- (cuatrocientos treinta mil dólares americanos) en la Universidad de San Simón en el mes de octubre de 1991”.  “Los dineros ‘recuperados’ (robos, atracos, asaltos) son para emprender la lucha guerrillera”. 




José Mujica y Dilma Rousseff, al menos pueden argüir que se levantaron en armas para combatir a las dictaduras de sus respectivos países. Linera, en cambio, “emprendió su lucha guerrillera” contra un gobierno democrático. No hace mucho, declaró muy orondo que fue apresado “sólo por levantar la wiphala y hablar de la defensa del pueblo aymara”, encima se hace al angelito. Y aún tuvo la desfachatez de afirmar con todo orgullo “los terroristas de ayer son los héroes de hoy”. A pesar de la cárcel, nunca fue sentenciado, ni jamás devolvió la cuantiosa suma de dinero, resultado de los atracos violentos que cometió su grupo armado. 


Y hoy cada vez que sale a la palestra a pontificar con aires de pedagogo sobre valores éticos, moral, defensa de la democracia, libertad, respeto a las leyes, pluralidad, tolerancia, etc., se me ponen los pelos de punta y me entristezco profundamente por la amnesia de la sociedad con respecto a la trayectoria de este funesto personaje. Una vez vi en televisión a un pequeño grupo de quinceañeras sacarse fotos con él en una céntrica calle cochabambina e incluso tuvo la gentileza de probar la torta que la cumpleañera le ofreció. Todo muy bonachón, ¡ay, si ellas supieran!



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