San Basilio, la que dejó sin paloma, perdón, sin gaviota a los pichones bolivianos |
Ay, otra
tragedia se acaba de cernir sobre Bolivia, peor que la que actualmente sigue
padeciendo el pueblo beniano con el azote de las inundaciones. Por lo menos, el
caudal de los lamentos da para pensar así. Ay, otra vez Chile se comportó con purita
maldad contra nosotros: como si no bastara que nos hayan arrebatado el mar,
ahora nos escamotean hasta los premios de folclore. Por piratas se meten con
nosotros, siempre con nosotros, continúan los desgarradores lamentos, puteadas
incluidas. Una ola de indignación recorre el país luego de conocerse la noticia
de que los jueces del festival musical de Viña del Mar decidieron conceder el
primer premio en la categoría folclórica a un grupo chileno, empatado
previamente con otro boliviano.
La bruja malvada
de los cuentos fue esta vez la respetadísima artista Paloma San Basilio, a
quien los organizadores pusieron en un brete al encargarle que decidiera, cual
soberana salomónica, la suerte de los dos grupos en disputa. La recia voz
española en un gesto por demás lógico, decidió congraciarse con sus
anfitriones, o tal vez obró por pura solidaridad animal al sentenciar que le
había gustado más la actuación de La
Pájara, el representante de Chile. San Basilio no tiene la culpa de haber
sido nombrada presidenta del jurado, ni conocer ni papa de folclore
sudamericano. Habrá efectuado su fallo por simple instinto o mero interés. Ya
está, ¿qué esperaban?
Sin embargo, al
conocerse el desenlace, horas después llovieron las injurias contra la pobre
Paloma, especialmente azuzadas en diversos medios televisivos con titulares
como “la veterana artista frustró los sueños de Bolivia”, “como bolivianos nos
sentimos indignados por esta injusticia”, y otras frases
de nacionalismo histérico. Como autoproclamados campeones mundiales del
folclore nos cayó como patada en las bolas. Típico de nosotros es el no aceptar
que fuera de las fronteras existe también folclore del bueno, y del malo.
¿Quién nos dio derecho a proclamar que somos mejores que Moldavia, el Tíbet, o
el Caribe en lo que a expresiones culturales se refiere?, ¿Qué dios o hado
maravilloso nos plantó en la Tierra para que nos creyéramos únicos, casi
predestinados para el canto y el baile?...¡folclóricos que somos, hasta el
cogote, hasta en los lloriqueos!...Ah, Bolivia typical país, creo que decía un viejo humorista.
Indignante es
tener autoridades que pierden el tiempo en indignarse por la supuesta afrenta a
toda la nación. Y peor todavía al oír la noticia de que se va a condecorar con
la medalla Sol de Septiembre a los
chavales de Ch’ila Jatun cuando
retornen a Cochabamba, luego de haber “representado dignamente al país” y otras
etiquetas aturulladas que les han puesto de sopetón, cual guerreros musicales
de última hora. Es curioso que cada vez que alguien tenga líos o problemitas en
Chile sea automáticamente considerado un héroe por cualquier bagatela. A ver, ¿qué
mérito tiene un grupo escogido a dedo para representarnos en un evento
internacional? ¿Quién definió que eran los más calificados para ser embajadores
de nuestra música? ¿Acaso pasaron por lo menos por una selección previa ante un
comité de especialistas locales? Absolutamente que no. Luego exigimos que se nos premie la
mediocridad.
Mandar a los
Justin Bieber del folclore nacional en nombre de todo el país, eso sí que es un
despropósito. Yo no me siento representado por unos niñatos cuya mayor cualidad
es ser los pichones de Los Kjarkas,
los popes del folk nacional, quienes, a pesar de su música descafeinada y
repetitiva hasta el hartazgo, son venerados en los países andinos y en otros
sitios exóticos como Japón. Escuchar a Los Kjarkas –en los micros, en los
restaurantes, en las radios, en guitarreadas de jovencitos- es como escuchar a
Julio Iglesias: cursilería a montones. Los Ch’ila Jatun son como Enrique,
aspirantes a artistas, colgados de la fama del padre. Ni más ni menos.
Si no ha quedado
claro, o si a alguien se le ocurre que destilo envidia, mala leche o bronca con
unos simpatiquísimos muchachos, aquí les dejo el video de su actuación en Viña
del Mar. Luego me dirán si su canción es un prodigio de poesía, sentimiento
profundo del alma y otras cosillas. A mí me ha parecido un pastiche de ritmos
ecuatorianos, peruanos y bolivianos, todo muy estilizado, artificioso y embadurnado
de poética teenager. A no despistarse, esto no es auténtico folclore boliviano.
Ni lo que cantan Los Kjarkas (bastantes amigos extranjeros tengo yo que los
tienen como ídolos)… ni mucho menos lo de sus polluelos.
noooo!!!
ResponderEliminares como escuchar a Julio Iglesias
terrible.non ci sono parole .
DIABETICO
FIORE
La comparación no es forzada, estimada Fiore, aunque sean géneros distintos de música. En Bolivia, Los Kjarkas están hasta en la sopa. Ya aburre verlos y escucharlos a cada rato, hasta aparecen en spots de cerveza regional y en otros videoclips de grupos de cumbia barata. Por si fuera poco, hasta han actuado en las cenas lujosas del divino caudillo. Folclore barato y light es lo que ofrecen, para delicia de las grandes multitudes.
EliminarLa coreografía es horrible, lamento decirlo. Tiemblo al pensar que se trata de uno de los dos mejores espectáculos del festival. Cómo serán los otros...!!! Esa chica, siempre montada a hombros de alguien o en una bandeja, como el jefe de la tribu de Asterik en su escudo. La canción es regular, nada más. Mi problema es la coreografía...
ResponderEliminarLa coreografía es el mal menor, estimado Lalo. Aunque tienes razón, no tiene ni pizca de conexión con el folclore boliviano, para empezar, parece un ejemplo burdo de danza moderna. Ja, tu alusión a la tribu de Asterix mi hizo recuerdo a un videoclip antiguo de Verónica Castro donde unos guerreros salvajes de salvajes la llevaban igual sobre los hombros.¡Macumba! , se llamaba ese temita con aires tropicales. La canción esta que proclaman que representa la cultura boliviana es horrible: es como para fans de Justin Bieber en versión popfolk o qué diablos será.
EliminarJAJA, estimado José, has creado un muy digno azote a éste estilito, de los pichones Hermosa, no me cansare de decirlo, abiertamente gay-folk...
ResponderEliminarmas nausea me causo sin embargo la desencadenada ola de patriotismo florido.. Todos a los pies de estos mancebos melosos.. Un asco. Pero demas está decir lo poderosos q son sus papitos, lucran los Petardo, sobre todo ahora, con los spots que les encarga el generoso masismo para legitimar ante la chusma, todas pero todas sus fechorías.
Genial, tu texto, José. Y esta vez coincidimos los azotes..ja! Abrazos.
Gracias por complementar el post, estimado Achille, justamente este texto lo escribí antes de que los nuevos héroes folclóricos retornaran a tierras bolivianas donde fueron recibidos con todos los honores de estado. Tienes absoluta razón, es nauseabundo que utilicen el avión presidencial ¿o era otro con el escudo? para traerlos desde La Paz como si hubieran ganado el campeonato mundial del folclore o algo parecido. Siendo claros, ellos fueron a un evento privado, sabe dios cómo los escogieron para dizque representar al país, es repugnante que sigan despilfarrando dinero público en frivolidades. La condecoración en pleno aeropuerto fue la guinda en el pastel de la mamarrachada. Simplemente me morí de risa: tanta solemnidad oficial y de marco de fondo, las quinceañeras alborozadas sacando fotos y lanzando grititos histéricos.
Eliminarcaro Josè, siccome so che sei un cinefilo ti dico una cosa: La grande Bellezza è una SCHIFEZZA. UNA CAGATA PAZZESCA.tutti i siti stranieri ne parlano come una meraviglia. non è vero. una noia mortale.la solita Roma delabrè, fatta per il mercato USA o straniero.
ResponderEliminarattento! warnig! achtung!!!!!!
Ja, que una italiana diga que la Grande Belleza es una “cagata” es una gran sorpresa. Cuidado que te enjuicien por atentar a la cultura italiana como suele ocurrir aquí en Bolivia. Tienes razón, he leído infinidad de reseñas donde se sostiene que es una obra maestra. No la he visto todavía pero tenía mucho interés, más aun que ahora le das un palo rabioso, jeje. Luego te comentaré mi opinión al respecto. Un saludo.
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