28 febrero, 2013

6 Las humildades de nuestro presidente


Juró defender la Constitución y las leyes. No una, sino en dos ocasiones, atendiendo a sus mandatos. Se dio el gusto de reformar la Carta Magna aprovechando su inmensa mayoría parlamentaria. "El pueblo -esa entelequia demagógica usada como trapo de cocina-, quiere mi reelección para profundizar el proceso de cambio", dijo. Y claro, como el pueblo está en el poder, bien puede quedarse cien años, ejerciendo “democráticamente”, como les gusta cacarear en cuanto ven un micrófono. Así nacen los regímenes totalitarios, independientemente de su ideología, que al final es una sola e inequívoca: el latrocinio.

Para empezar, no hay nada más antidemocrático que el afán de perpetuarse en el poder. Lo saben las democracias más antiguas y perfeccionadas del planeta, que por experiencia han implementado mecanismos para garantizar la alternancia en el gobierno. Hay países que permiten las reelecciones y otros no. Aparte de esta clasificación, queda espacio para las dictaduras, unas declaradas abiertamente y otras solapadas, bien ilustradas por gobiernos populistas que últimamente asolan Latinoamérica. No hace falta mencionarlos. Lula Da Silva, al menos tuvo la honradez política y suficiente estatura moral para no presentarse a una nueva elección, a pesar del gran apoyo popular. 

Para desgracia nuestra, aquellos gobernantes que presiden naciones insignificantes (en el ámbito internacional) se sienten infalibles e insustituibles. Cuanto más chico el país, más megalómanos, ególatras y prepotentes, parece ser la seña de identidad. Evo Morales no podía ser la excepción. Al asumir su primer periodo, hasta lloró el hombre, emocionado, y emocionados los sectores deprimidos que depositaron su esperanza en él. Mientras aprendía los trucos del poder, rápidamente cambió el semblante y la actitud. Se rodeó de amigos bravucones (Correa, Chávez) y rehuyó de los consejos del prudente Lula. Y para variar, se llenó de una corte de políticos reciclados que con tal de gozar de privilegios le llenaron la cabeza de humo. Eres el más grande de todos los líderes indígenas. El mejor presidente que ha tenido Bolivia, le dedicó un libro un escritorcillo. El milagro más sorprendente: un indio llegando al poder después de 500 años. Hijo de la madre tierra, protector del planeta, el profeta de los humildes, guerrero del arcoíris, embajador internacional de la quinua y otros títulos rimbombantes que lejos de sonrojarle por la zalamería facilona, hicieron que se hinchara de vanidad, como la rana de los cuentos. Ahora se cree poco menos que imperecedero como los monolitos de Tiwanacu.

A tal punto que ya se ha lanzado a la carrera electoral, a dos años de la cita eleccionaria. De hecho, siempre ha estado en campaña, recorriendo de canto a canto el territorio inaugurando obras, al extremo de figurar en inauguraciones de estricto ámbito municipal, cortesía de sus alcaldes chupamedias que parecen disputarse su presencia.  Como si no fuera bastante su millonaria propaganda en los medios (históricamente, el gobierno que más gasta en publicidad, empeñado en vendernos su país de las maravillas), idolatran su imagen hasta la náusea, desde gigantografías en calles y carreteras hasta simples papelitos y pegatinas. Dependiendo de las situaciones, lo visten de chamán, de profeta rodeado de niños al estilo Jesucristo, bailarín de comparsa carnavalera, remedo de futbolista, ingeniero petrolero, obrero de minas, operador de maquinaria, y en el culmen del romanticismo: de galán piloto, que hasta Luis Miguel se muere de la envidia. Un presidente multiusos, trabajando sin descanso, incondicional con el país. Alegrándonos la vida con su cara presencia, recordándonos lo privilegiados que somos por su amor a la patria. Persona sencilla que se hace dar el tratamiento de un semidiós allá donde vaya. ¿Qué sería de nosotros si el hombre no tuviera tanta humildad, como recalcan sus ministras?

La casualidad quiso que la comparsa de la reina se llame así
Miren qué grande es la soberbia y qué pequeña e ignorante la sociedad. A pesar de que el precepto constitucional establece que no está permitida una segunda reelección, Evo ya se autoproclamó candidato para diciembre de 2014. Y eso que en un video de archivo sale declarando que “renunciaba a una segunda reelección por el bien del país”. Enfermo de amnesia, todavía tiene el desparpajo de considerarse demócrata y obediente de las leyes. Lo paradójico es que esa nueva Constitución que él mismo promulgó le corta de raíz sus aspiraciones prolongacionistas. Pues en un artículo transitorio se establece que para efectos de cómputo, se toman en cuenta los mandatos anteriores a la vigencia de la ley reformada. Si no queda claro, aquí transcribo el polémico artículo: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones” (Disposiciones Transitorias de la nueva CPE).

Ahora nos salen con mil excusas, a cada cual más absurda, folclórica y retorcida. La más recurrente defiende el hecho de que la reforma a la Constitución se hizo durante la vigencia de la vieja república, ahora estamos dentro del estado plurinacional, son otros tiempos, dicen; por lo tanto, Evo va por su primer mandato, remarcan sus ministros y asesores y repiten como loros los jefes de base. El segundo argumento traído de los pelos, hace hincapié en que Morales, “en un gesto de desprendimiento”, solo ejerció cuatro años de los cinco establecidos durante su primera gestión, por lo tanto el mandato no cuenta, porque fue incompleto, dedujo lúcidamente el hombre más inteligente de la nación, el vicepresidente García Linera. Tal parece que Evo fue un presidente interino, invitado, ilegal, trucho, o chuto -como decimos popularmente en Bolivia-, durante su primer periodo. A partir de Evo entronado en Tiwanacu recién el tiempo corre y las leyes funcionan. Antes vivíamos en la oscuridad hasta que llegó el enviado de los dioses, trayendo luz y prosperidad. La revolución democrática y cultural le llaman sus escribanos al uso. 

Aunque a algunos el ansia de perpetuarse nos parece inmoral, sin embargo no nos oponemos a la reelección continua. Siempre y cuando se haga en función de la institucionalidad y de las normas. Pero ahora resulta que quienes exigimos el cumplimiento de la ley somos de derecha, reaccionarios, neoliberales, etc. Los que la pisotean y la violan, son de izquierda, revolucionarios, patriotas y progresistas. Si Evo quiere volver a ser presidente, el procedimiento pasa por una reforma de la Constitución, tiene el rodillo parlamentario para efectuarla. Otra cosa es que tenga temor de someterla a referéndum como manda la misma. Y para demostrarnos lo democráticos que son, mandaron el recurso de consulta al Tribunal Constitucional, aunque según el presidente no hacía falta, tan orondo de sí mismo. Por si las moscas, disimular viene bien, porque está claro que los magistrados responden a la línea política del gobierno. ¿Recuerdan las “elecciones” judiciales que llevamos a cabo para dar una lección al mundo?...esperen unas semanas para conocer el fallo, que la sabiduría legendaria de Salomón palidecerá ipso facto.


6 comentarios :

  1. Refiriéndose a la presidente Fernández de Kirchner, la respetada analista argentina Beatriz Sarlo (a la que no pueden acusar de reaccionaria porque fue una militante izquierdista casi toda su vida... Pero igualmente dicen que es reaccionaria, vendida, etc...) decía el otro día que debido a que no tiene posibilidades reales de una nueva reelección, la única salida que tiene es el camino del cambio de régimen institucional, como han hecho (decía Sarlo) Chávez y Morales. El corolario de esto es que si el destino no fuerza las cosas (como parece en Venezuela) Morales se puede eternizar en Bolivia. Agárrate José...

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  2. Eso es lo paradójico, estimado Lalo, justamente a los izquierdos de toda la vida, se les tacha con más saña de reaccionarios o fascistas por el simple hecho de criticar a los regímenes populistas que conocemos. Lo terrible es que la sociedad no parece reaccionar, está como embobada con el caudillo, salvo algunos opositores y abogados constitucionalistas, el resto parece estar satisfecho con la posibilidad de Evo para siempre. He oído a muchos dirigentes que debería gobernar hasta el 2025 (año del bicentenario de la república), quien sabe que sin necesidad de reformar la constitución se le ocurrirá renunciar bajo cualquier triquiñuela legal para postularse una y otra vez. Cada día estoy más convencido de que todo pueblo tiene los gobernantes que se merece. Ayer presentaron la maqueta para un nuevo estadio en La Paz con capacidad para 85.000 espectadores, y que doblará al actual, ¿adivina qué nombre lleva el proyecto?

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  3. avrete Il Celeste in eterno??? è questo di cui hai timore? riesci a immaginare un mondo senza di Lui?
    e chi andrebbe al suo posto? com'è l'opposizione?
    certo che questi dittatori sono ben attaccati alla poltrona: vedi Chavez, la KK e, facilmente Correa.
    Buona domenica Josè
    ciao
    fiore

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  4. Apreciado José. Nunca he creído que el poder enloquezca, como postulan algunos. Estoy convencido de que él mismo es una forma extrema de locura. Y bien sabemos que los primeros síntomas de esta se manifiestan en una pérdida de contacto con la realidad. Evo Morales, como todos los caudillos de la Historia, hace rato traspasó esa línea sutil pero irreversible que separa las alucinaciones de la lucidez.

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  5. Desafortunadamente, amiga Fiore, Evo no tiene un opositor que le haga sombra. Los líderes opositores son tan infantiles que se andan peleando entre sí. No hay ningún proyecto común para hacer frente al Divino. Por eso, aún con su gestión tan corrupta e ineficiente podrá sacar el primer lugar, aunque ya no con la votación tan alta. Como sugirió Lalo tenemos Evo para rato, como ocurre en Ecuador y tal vez Argentina. Chávez está acabado, pronto veremos el derrumbe de su imperio.

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  6. Tiene usted tanta razón, estimado Gustavo. El meollo del asunto está en la pérdida de contacto con la realidad. Los que tienen menos formación, tanto profesional como cultural, son los que caen más fácil en los excesos del poder, son los que más soberbios se tornan paulatinamente. Y como se creen predestinados, pronto manejan sus pobres países a capricho, como si se tratara de sus haciendas o sindicatos. Evo no hace más que proyectar lo que hacía con sus sindicatos de cocaleros: el jefe manda, los demás obedecen sin rechistar. Lo terrible es que aun con métodos tan abusivos siga teniendo tanta popularidad.

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