09 marzo, 2013

4 El caso del policía fugitivo: ¿montaje policial?


Autoridades contemplando el coche de la huída-(yungas.com.bo)
Fue ver la fotografía del cadáver y supe que algo andaba mal. Según los especialistas de la policía, el cuerpo encontrado colgado de un árbol era muy probable que fuese del ex teniente Jorge Clavijo, que se había dado a la fuga luego de haber asesinado a su esposa, cerca de la medianoche del lunes 11 de febrero, en pleno feriado de carnaval. Fue el caso más horrendo de los hechos violentos que se incrementan durante estos festejos. El asesino habría estado bebido al cometer el crimen. 

Por el testimonio de un cabo cómplice, se sabe que el homicida estuvo oculto en la casa de éste durante algunos días, en la populosa ciudad de El Alto. Luego de reunir algo de ropa y dinero, aparentemente tomó el coche que era de la víctima para dirigirse a Los Yungas, no sin antes pedir a su colaborador que rezara por él, ya que además de policía, era curandero espiritual en sus ratos libres, según su propio testimonio. Nunca me había enterado de que un policía se dedicase a perseguir tanto a los vivos como a los espíritus.

La noche del martes 5 de marzo, una larga caravana de vehículos llegó hasta la morgue de La Paz. Al instante, el lugar  se llenó de reporteros y cámaras de televisión. Ministro de Gobierno y su respectivo viceministro (que van juntos a todas partes como Sherlock Holmes y su fiel ayudante Watson), comandante de policía, oficiales varios, guardias, familiares y público en general, conformaban una abigarrada estampa digna de una serie policial de bajo presupuesto. 

Habían pasado exactamente tres semanas entre el crimen y el hallazgo del supuesto cadáver de Clavijo. A ojo de buen cubero, los forenses de la policía establecieron que el ex teniente habría muerto hace diez días, por el estado de descomposición que lo tornaba irreconocible a simple vista. Mientras los técnicos hacían su trabajo, las autoridades se dedicaban a despejar dudas y explicar las circunstancias del hallazgo. Estamos casi seguros que se trata de él (Clavijo), dijo el comandante general, porque hallamos un celular, las llaves de un auto, y otras cosas; además,  se había construido un refugio de ramas. Él era especialista en sobrevivencia, remarcó (claro, había sido muy complicado para el resto de los mortales improvisar un refugio en el monte).

Tanta había sido la dedicación del comandante que él mismo fue a recoger el cadáver, hasta inmediaciones de La Asunta, a más de 150 kilómetros de La Paz, tal vez porque le tenía cariño a su subordinado, a quien había nombrado como instructor de la universidad policial (Unipol) por sus reconocidas habilidades, a pesar de que al oficial le precedía su fama de violento. En el sitio del hallazgo ordenó a sus ayudantes que plantaran una cruz y le rindieron homenaje como buenos camaradas. ¿Cómo estaba seguro de que era Clavijo?, ¿por el uniforme que portaba el cuerpo?

Aquí es donde entra la duda a cualquier ciudadano medianamente informado. Y es que al ver la fotografía, cualquiera se figura que el cadáver es de larga data, no los diez días que se especula. Como decimos popularmente, el cuerpo estaba charqueado, casi en los huesos, desprovisto de tejidos, especialmente el cráneo. O, como afirmó una forense -sin entrar en la jerga de la Dra. Bones- en un programa de televisión, el cuerpo ya estaba “esqueletizado”, y que ese proceso ocurría naturalmente después de mucho tiempo, no menor a dos meses. Además, resulta sorprendente que falten varios dientes frontales de la mandíbula superior. Otro punto que llamó la atención de la especialista fue que el uniforme estaba aparentemente intacto, sin rasgaduras que se producen normalmente cuando la “fauna cadavérica” hace su trabajo. Asumiendo que los buitres, roedores e insectos (numerosos en una zona boscosa y tropical) dieron cuenta del cuerpo, ¿tiene sentido que sólo se cebaran con la cabeza, hasta devorar algunos incisivos? (saquen sus propias conclusiones, advierto que las imágenes son algo macabras).

Según pasaban los días, se fueron conociendo mas detalles del sitio donde se encontró el cuerpo. El abogado de la familia de la periodista asesinada se preguntaba que por qué no había huellas (raspaduras  y eso) en el árbol donde el ex policía se había colgado, un individuo alto que con seguridad pesaba 80 Kg., mínimamente. Otros analistas, especialmente psicólogos, especulan que más lógico hubiera sido que el fugitivo se pegase un tiro con su arma de reglamento y no ahorcarse de forma patética, tal como fue hallado. Otros sostienen que los individuos agresivos y violentos son poco dados al suicidio. Recordemos que el fugitivo era uno de los mejores efectivos de la policía, frio y calculador, tan entrenado como un boina verde. Morir de esa manera, como un aficionado, no tiene sentido.

Y lo que resulta más ridículo todavía, es que el cadáver haya sido hallado por los lugareños, ¡a menos de un kilómetro! del sitio donde se descubrió –unos días antes- el coche en el que huyó. ¿No se supone que con toda la cantidad de agentes que llevaron a la zona, debieron haber peinado los alrededores? No vale la excusa de que el sitio es de difícil acceso.Otro detalle que no encaja en la versión policial es la aparición de las llaves del automóvil cerca del cuerpo. Asumiendo que el fugitivo hubiese empujado o dejado caer el motorizado al fondo del barranco, ¿no debería de estar la llave dentro del coche haciendo contacto?, ¿qué sentido tiene conservarla si se estaba deshaciendo del mismo?

Para aumentar las sospechas de la familia de la mujer asesinada, los fiscales no permitieron en ningún momento que un forense contratado participara de la autopsia, con el argumento de que debía demostrar que estaba cualificado para las distintas pruebas científicas que se iban a efectuar al cuerpo. Sin embargo, extrañamente sí permitieron que un familiar del supuesto occiso participara como testigo. Según las primeras pruebas (identificación de huellas dactilares), las autoridades afirmaron que estaban seguros en un 90% de que se trataba de Clavijo, hecho que no convenció a la madre de la periodista, quien visiblemente afectada, exigió un examen de ADN fuera del país . Al contrario, la familia de la otra parte, inmediatamente aceptó el veredicto. Y uno se pregunta, cómo es que pueden estar tan convencidos, basados en pruebas preliminares, si el cuerpo estaba totalmente irreconocible. ¿O es que en el fondo, saben que su pariente está vivo y a buen recaudo?... Definitivamente, algo no encaja.

Así las cosas, el ministro de Gobierno, para calmar los ánimos dijo que el caso no está cerrado, que seguirían con los operativos de rastrillaje. Exhortó a los medios a no seguir especulando con los hechos. Y dio un plazo hasta el lunes 11 de marzo para conocer los resultados del análisis de ADN que se está efectuando en el Instituto de Investigaciones Forenses, recalcando que se tienen los medios técnicos y profesionales para garantizar las pruebas. Entretanto,  en el ambiente persiste la idea de que se trata de otro montaje del Gobierno. Tienen razones muy poderosas para confirmar la muerte del ex teniente Clavijo. Pero eso, será motivo de otro artículo.


4 comentarios :

  1. Fingir la propia muerte, respaldándose en el dictamen de un médico legista o de una institución respetable es un método bastante apetecido por los delincuentes para eludir a la justicia.
    No resultaría raro que en Bolivia se encontraran ante un caso de esa índole. Como le comenté en su entrada anterior, apreciado José, en Colombia vivimos hace poco un caso de esos con un capo del narcotráfico. "Sorpresas te da la vida" dice la crónica cantada de Rubén Blades.

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  2. Por los detalles del caso, estimado Gustavo, todo apunta a que se trata de un montaje burdo y grotesco, rayando en la ridiculez. Para empezar, ¿qué credibilidad puede dar un comandante de policía, que en el mismo sitio del hallazgo se puso a orar por su subalterno asegurando que era él?. Y en la línea de su comentario, hay versiones de que el fugitivo ha sido visto en la ciudad oriental de Santa Cruz sacando dinero de un cajero automático. Lo más probable es que ya esté fuera del país, a buen recaudo. Lo terrible es la irresponsabilidad con que manejan las autoridades el caso, contradiciéndose entre sí. Y lo peor de todo es que desde el gobierno están echando lodo a la reputación del abogado de la asesinada, acusándolo de que está jugando con el dolor de esa gente para obtener rédito político. Acusaciones vienen y van. Da asco, parece un circo.

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  3. Mi larga experiencia en investigaciones policiales -décadas de leer novelas y ver películas noir- me permiten asegurar que el policía montó una farsa para hacer creer que había muerto. Bueno, hablando ahora en serio, las imágenes del cuerpo hallado indican que la muerte sobrevino mucho antes. En este caso es una cuestión de sentido común, no de experiencia especializada. Que historia... Entre la comedia y la farsa.

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  4. En el estado de descomposición del cuerpo esta la duda principal, estimado Lalo. Ayer, lunes por la noche finalmente dieron el veredicto final del examen de ADN y arroja un resultado del 99,99% y ahora quieren dar carpetazo al caso. Todos pensábamos que el policía se había colgado, pero según una infografía del ministerio de gobierno, el sujeto se había atado a la horqueta de un árbol y se había dejado caer, hasta morir por asfixia, porque el terreno es empinado, en un ángulo de 45% según dijeron las autoridades. Cuesta creer que un hombre metódico y bien entrenado se haya dado muerte de esa manera, con el sufrimiento que significa el estrangulamiento.Otros opinan que si se ha suicidado, por qué no ha dejado ni una nota, ni a su pequeño hijo). La familia de la víctima no se fía de los resultados y ha exigido un estudio independiente, con peritos extranjeros. A reticencias, por fin se les ha dado la autorización de que saquen sus propias muestras de tejido del cuerpo. En un par de semanas confirmarán los resultados, supongo.

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