12 julio, 2014

4 El sport boy President y el fichaje más fugaz de la historia




A sus 54 años, Evo Morales, caudillo de las 36 naciones hormigas de su Estado Plurinacional tenía todas las ganas de seguir haciendo historia. Sus perrunos hinchas, empezando por el alcalde de Warnes, aguardaban con ansias el día en que Su Excelencia iba a debutar en la Liga de Fútbol Profesional, el torneo más tortuga de Sudamérica y más sorpresivo que una pupa de mariposa, responsable, entre otras cosas, de craneadas rocambolescas como la de premiar con torneos internacionales a equipos recién descendidos, o la última de sus burradas originales que constituye el hecho de haber concedido-en un solo campeonato- plazas a la Libertadores y Sudamericana a los ocho primeros de la tabla de un total de doce equipos. Una singularidad que no tiene parangón en el mundo y que, sin embargo, nos llena de orgullo. País de campeones, por la cola, como hace tiempo vienen reflejando las eliminatorias mundialistas.

Con estos antecedentes y con canchas que parecen pampitas para pastar, y en algunos casos con estadios improvisados con tablas y a menudo con hinchas trepados a algún árbol como monos curiosos, nuestra Liga es una auténtica liga profesional de la chacota, donde generalmente impera el desorden, una colorida ley de la selva. Así, no es extraño que elefantes vengan a dar sus últimas patadas a la bola. Precisamente, uno de esos equipos cementerios es el Sports Boys de Warnes, un recién ascendido que gusta rellenar su plantilla con pasadas glorias nacionales donde asoma la panza, amén de traerse algún refuerzo de viejos lobos de la liga argentina, como el Bichi Fuertes, a quien atrajeron con el cebo de pagarle generosamente por cada gol que convirtiera. Meses después, el oxidado delantero se fue sin pena ni gloria. En años anteriores, otro equipo cruceño hizo lo mismo con el Pampa Biaggio, con idénticos resultados. 

Así las cosas, al joven dueño del Sport Boys, quien funge además como alcalde warneño, se le iluminó la sesera, recordando sus años de estudiante, asegurando que lo mejor que sabía hacer en la vida era ser político y saber vender su imagen como un buen marquetero. Era una auténtica bomba publicitaria vender la imagen del Jefazo. En menos que cante un gallo, anunció el fichaje galáctico de Evo Morales, una noticia que dio vuelta a todo el planeta, para orgullo de S. E. y principalmente para el dirigente, quien ya aseguraba que Morales iba a romper dos récords Guiness: el jugador debutante más viejo de la historia  y el primer gobernante en activo  que iba a jugar profesionalmente. Aquello iba a ser históricamente extraordinario y admirable, no las pachangas futboleras con ex figuras mundiales del sátrapa Kadirov de Chechenia, ni las jodas amateurs del pionero Carlos Menem, aunque vistiese la albiceleste.


Menem y Kadirov, otros genios de la pelota
Al instante, el Messi de Orinoca contrató los servicios de un preparador físico, quien según publicaciones, le inició un ciclo de entrenamiento que comenzaba a las cinco de la mañana para compaginar con su agenda extremadamente ocupada. Como todo el pueblo sabía, él era el presidente que trabajaba más de quince horas diarias, unos quince minutos corriendo como guanaco sobre el gramado era un pequeño sacrificio adicional, y no era nada comparado con el servicio al pueblo que se proponía realizar, además de llenar estadios para contribuir a la maltrecha economía del fútbol patrio, y eso que el sueldo era simbólico, apenas el equivalente a un salario mínimo nacional. 

Con este cuerpazo iba a revolucionar la Liga
El acondicionamiento de S.E. era el secreto mejor guardado, nadie conocía los pormenores de su preparación, ni siquiera las palomas de Palacio Quemado. Finalmente, transcurridos dos meses, estos días se conoció la fatídica noticia de que desistía de su fichaje y de su sueño de graduarse como futbolista profesional, a pesar de haber estado practicando maratónicamente mientras inauguraba canchas por todo el territorio. Anuncio que cayó como un balde de agua fría a toda la comparsa futbolera del país. Según confesó el mandatario, intentó intensificar su preparación pero al final se dio por vencido por razones físicas, y que sólo perjudicaría al equipo. Por primera vez en su vida no pudo hacer realidad aquella máxima suya de “meterle nomás”, ni con sus acostumbradas rutinas de abdominales a media noche, a lo CR7. 

La "barriguinha"
Siempre estaremos agradecidos a S.E. por sus innovaciones en el terreno de la farándula política. Es el primer presidente que incorpora el jugar al fútbol como una obligación patriótica de todo gran estadista. Quién como él que se sacrifica por alegrarnos algunas tardes para mostrarnos su sudor a flor de piel, esquivando rivales con la elegancia de un elefante en una cristalería. Siempre saliendo airoso ante rivales que semejan hipopótamos o ante arqueros que se duermen ante sus chutazos. En nuestras retinas, quedarán imágenes de jugadas grandilocuentes como “la rodilla de Dios”, un lance con efecto raro ya que consigue  que el árbitro expulse al agredido; o la  “barriguinha”, una elegante forma de controlar el balón sólo apto para vientres abultados. El mundo mundial no será testigo de su talento. Una lástima. Mientras tanto que siga capitaneando el equipo presidencial, un exclusivo cuerpo de seguridad cuyo requisito primordial es saber jugar al fútbol para acompañar a S.E. en sus giras espectaculares. O bien, capitaneando partidos contra la pobreza, por la paz en Siria o por la salvación de las ballenas. La Pachamama se lo agradecerá.


4 comentarios :

  1. El califa Harum al-Rashid, apodado "El Justo", "El Bien Guiado", "El Recto" y otras obsecuencias, acostumbraba, en la Bagdad del siglo VIII, descender entre sus súbditos de incógnito, vestido de futbolista (estoy torciendo un poco la historia, pero no mucho), para tomarle el pulso al pueblo y demostrar que compartía... no digo la miseria, sino las preocupaciones de la gente común. El califa, como su proyección moderna, era protagonista de numerosas leyendas, algunas de ellas ciertas, la mayor parte inventadas. Vivió en una nube de fantasía y hoy solo recordamos sus intervenciones en cuentos de Las Mil y Una Noches.

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    1. Pues ya ves, Evo el Austero, o podríamos llamarlo también el Justiciero (por su lucha incansable contra el imperialismo y por haber devuelto la dignidad a Bolivia, se dice) podría ser un personaje de una nueva saga de superhéroes. De hecho, una supuesta escritora ha empezado a publicar (con el auspicio del gobierno) una colección de historietas dirigidas a los niños y que se están empezando a repartir en las escuelas, que muestra en clave infantil las aventuras y sacrificios del Caudillo de los Creyentes (de su revolución pachamámica).

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  2. ¡Por el juanete del califa, apreciado José! así que nos perderemos el disfrute de semejantes virtudes futbolísticas. Harto de esperar el destape de Messi en el mundial, había depositado todas mis esperanzas en el astro boliviano. Supongo que desde los tiempos de El Diablo Echeverry sus compatriotas no tenían ocasión de ver semejante despliegue. Pero qué le hacemos, de decepciones está hecha la vida.

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    1. Efectivamente, amigo Gustavo, desde los tiempos del Etcheverry ya no vemos más diabluras en nuestras canchas, de ahí que nuestro futbol sea cada vez más anodino y con tribunas casi vacías. Hubiera sido espectacular gozar de los quince minutos de fama de nuestro Messi plurinacional, rompiendo cinturas con sus filigranas de elefante desatado. Mala suerte que el planeta entero no pueda gozar con sus jugadas. Tal parece que al caudillo le dio un ataque de cordura o sentido común.

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