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Soledad Chapetón, alcaldesa de El Alto |
Me informo que una abeja, una sola minúscula abeja ocasionó
que un mayúsculo avión de pasajeros retornara a la pista. Por el tenor del título
llegué a imaginar que el susodicho insecto había atemorizado a los viajeros o a
los experimentados pilotos, esgrimiendo el aguijón, ¿o qué se puede colegir de
que “una abeja obliga a un avión a regresar al aeropuerto en Londres”?...insospechado
enigma tan difícil de resolver como un rompecabezas. Al final, resulta que el
infortunado animalito no había sido un aeropirata sino que por curioso se había
infiltrado en un instrumento externo del avión. Se sabe que un pajarraco o una
bandada de aves migratorias podrían ocasionar incidentes de riesgo si son
absorbidos por alguna turbina, pero que una mosca o cualquier cosa
insignificante provoquen un “problema técnico sospechoso” desnuda lo frágil y
vulnerable que es la tecnología de la aviación. ¿O paranoias de la tripulación o
exceso de celo profesional? ¿No decían que volar era lo más seguro? Entretanto
se libra la guerra entre ingenieros y abejas, me llama la atención que la
escaramuza se haya producido en un avión de la compañía Flybe ¿o será Flybee?... Hasta el destino se torna
paranoicamente gracioso.
Mientras al otro lado del charco están más que susceptibles
por el temperamento de pilotos y sus impulsos suicidas que aparentemente se transmiten
hasta los insectos y palomas que pululan cerca de los aeropuertos; coincidentemente,
en estas tierras de ubérrima imaginación y sicodélicas ocurrencias, el Gobierno
plurinacional ha lanzado la teoría de que una “red poderosa e influyente” había
actuado en la fuga del empresario peruano Martin Belaunde (¿o quizás también la
FIFA había sobornado a jueces y policías custodios?) y que, entre otras cosas,
buscaba vengarse para acabar con el infalible reinado de Su Excelencia, de tan coloridos
y hermosos ecos que hasta Jude Law contaba maravillado hace unos días-en
un programa de televisión norteamericano-
y entre risas, de que lo había pasado de película entre fuegos y mantras chamánicos
que su anfitrión Evo Morales había encargado en Palacio Quemado. Nada de
extrañar que los soporíferos inciensos y aromas de grasa animal produzcan fascinación
o hagan volar la imaginación de remotos viajeros.
Como está tan paranoico el ambiente, no sabemos si por el
efecto retardado de los sahumerios y otras artes de improbable rastreo, ¡ay!, a la flamante alcaldesa de la ciudad de El
Alto se le deslizó un lapsus que por poco los Torquemadas del pachamamismo la
llevan a la hoguera. Resulta que doña Soledad Chapetón, en su solitaria cruzada
contra la corrupción se había propuesto acabar con el nido de ratas que había
dejado su desvergonzado antecesor. La alcaldía se había convertido en una
central de prebendas donde acudían diversos dirigentes gremiales y vecinales
para obtener empleos para sus parientes, y otros pingües beneficios como contar
con secretarias pagadas por el municipio, choferes a su disposición, uso de
celulares con cuentas corporativas y hasta la repartija de vales de gasolina
para las sabandijas.
Desde que juró al cargo, los dirigentes de las juntas
vecinales le quisieron imponer sus propios subalcaldes bajo el pretexto de “usos y costumbres”, a pesar de que el
reglamento faculta a todo alcalde nombrar a los funcionarios que estime
conveniente. Ante la amenaza de la pérdida de sus privilegios, los afectados le
declararon la guerra llamando a movilizaciones populares que finalmente apenas
tuvieron convocatoria. Resuelta a no dejarse intimidar, Chapetón replicó que “los
usos y costumbres corresponden a los indígenas y no así a los ciudadanos”; citadinos, habrá querido
decir como representante de una urbe de más de un millón de habitantes, y que más
tarde se preocupó de aclarar, pidiendo disculpas a la gente.
El resbalón verbal de la inexperta alcaldesa se dice que
levantó polvareda entre las sábanas y otros aposentos sacrosantos del palacio, comenzando
por el vicepresidente quien respondió que tales declaraciones eran entendibles
en tiempos del mil quinientos pero que en pleno 2015 eran “intolerables” e “indignantes”.
No pasó mucho tiempo para que el resto de la manada oficialista hiciera sentir
sus opiniones desbocadas buscando el linchamiento político de la aludida. Como sea,
el patíbulo estaba instalado para intentar defenestrarla y socavar su popularidad
todavía intacta. No le perdonan que les haya arrebatado uno de sus más
poderosos bastiones electorales. Y mucho peor por ser mujer y tan joven en este país de caciques y machos golpeadores.
Como era de esperarse, salió a la palestra el más rabioso de
los funcionarios de la corte de Su Excelencia, el gran maestre de la corrección
ideológica y censor del Estado plurinacional que lleva el inverosímil cartel de
Viceministro de Descolonización que, fiel a su cometido, anunció que iba a iniciar
un proceso legal por discriminación contra la alcaldesa y que, en el caso de
servidores públicos, incurrir en prácticas racistas (y eso que ella se declara
orgullosa de sus raíces aymaras) tenía el
agravante de un tercio, recordó el oficioso burócrata; que si fuera mínimamente
coherente le hubiera enjuiciado también a su demonio interior que le indujo a
lucir una recordada camiseta estampada con los rostros de Los Beatles. Es de
opereta este régimen que nos gobierna, que protege indisimuladamente a un diputado
acusado de violar a dos niñas, pero que mueve todo su aparato judicial y
mediático para acosar a una mujer por sus declaraciones.
Como quien dice, la señora Chapetón resultó toda una abeja decidida a estropear el motor de la banda de forajidos que se hicieron con el poder, apreciado José.
ResponderEliminarTal como andan las cosas por estos pagos, los funcionarios públicos parecen entrenados por la plana mayor de la Fifa en el oficio de saquear el erario y escapar por piernas hacia algún paraíso fiscal.
Mejor dicho: a esta señora la podríamos bautizar como Superbee.
Muy buena la sugerencia del nombre, parece una historia del comic pero es la retorcida realidad. Siguiendo con el tono apícola hasta me animaría a decir que la alcaldesa se ha convertido en abeja reina de la ciudad, que cansada de tantos zánganos decidió echarlos de la colmena. Y esto es real, por cierto, según las últimas noticias ha impuesto su voluntad nombrando a sus funcionarios, con marchas de apoyo ciudadano incluso, y los dirigentes extorsionadores se han quedado solos y hasta sus bases les han repudiado.
EliminarDesde el poder, cualquier declaración puede ser denunciada como un crimen o aplaudida como un ejemplo de rectitud ciudadana. Es una mezcla de hipocresía y cálculo. No sé si esta señora es honrada o no, eso queda al juicio de sus conciudadanos, pero se me ocurre que la están pintando de todos los colores en provecho de la gente realmente poderosa... Y realmente corrupta.
ResponderEliminarPor ahí va la cosa, el trasfondo es que quieren acabar con ella, mejor mucho antes de que haga gestión, y se están valiendo de cualquier pretexto para desacreditarla y humillarla con tal de hacerla caer del cargo. El oficialismo ya se ha valido de diversas chicanerias legales para derribar alcaldes y gobernadores que estaban en su mira. El Alto es un bastión muy valioso políticamente hablando pues siempre votaba para candidatos de Evo y como esta vez ha ganado la oposición, harán todo lo posible por recuperar el control.
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