07 septiembre, 2015

6 Ciudad de espejismos


Las fiestas septembrinas se inician invariablemente el primer domingo del mes o eso parece según denota el tono festivo de todo el cochabambinismo convocado a asolearse como k’isa de durazno. Yo ni por la cintura avispita de una belleza suspendida en dos ruedas me voy a achicharrar los brazos. Ni mucho menos vaciarme medio frasco de bloqueador solar para parecer un mimo a medio pintar.

¿Y este tipo le tiene asco a la bicicleta o padece de agorafobia?, se preguntará más de uno. Nada de eso, simplemente me da pereza acudir al llamado del rebaño ecologista por un día. Con una jornada de pedaleo y patineta queremos mostrar al resto del universo lo bien que cuidamos nuestra porción de planeta, cuando el año entero bien que nos gusta convivir entre humos asquerosos y bocinazos a granel que desquiciarían a cualquier viajero extranjero. Preferiría tener una pequeña Amsterdam -en lo que a transporte urbano concierne- todos los días que un paro obligado de automotores tres veces por año.

La ciudad recobra su calma y el peatón puede sentirse rey de la calzada por unas horas, aseguran los comités medioambientalistas. Yo no le hallo la gracia a caminar como perrito vagabundo (animal en situación de calle, según el neolenguaje)  por el medio de la calzada, corriendo el riesgo de que me atropelle cualquier ciclista torpe, sin siquiera la sombra esporádica de algún árbol, ni mucho menos con la interminable visión monótona del pavimento. Que alguien me diga qué paseos o avenidas arboladas quedan todavía en la selva de asfalto, si han destrozado hasta las torrenteras bañadas de sauces, molles y eucaliptos bajo cuya sombra iba yo de chico a manejar bicicleta por sus interminables senderos.

Y a vestirse de gorra, bermuda y camiseta ligera y dar unas vueltas a pie le llaman vida saludable. Como será de saludable esta iniciativa que aparte de las bicicletas lo que más se ve son legiones de comerciantes de todo tipo de baratijas y puestos de comida con sus toldos que estrechan las avenidas en varios trayectos. Sólo como ejemplo, según mi costumbre fui a comprar leche a la agencia barrial para toda la semana, serían las diez de la mañana. En esas cuatro cuadras me topé con variopintas estampas que nos retrataban como el paraíso de la desmesura, muy lejos de ese supuesto ecologismo y vida armoniosa: un altavoz anunciaba el remate de ropa usada en plena acera; unos metros más allá varios perros copulaban de lo lindo sin el peligro de que autos les pasen por encima; seguía avanzando y en el aire se sentían aromas de chorizos y otras menudencias de aceite hirviendo; un par de cuadras más adelante un animador de feria improvisaba artes de merchandising convocando a servirse platos de media mañana con un inspirado cebo, entre todos los comensales se rifaría una bicicleta; proseguía con mi andadura buscando siempre la vereda pero me topaba con maniquíes de plástico, toldos a media altura, letreros de hojalata y otros escollos de los comerciantes que sacaron el negocio hasta los bordillos y más allá;  ¡qué leches!, urgido de poner mis oídos a buen recaudo del azote cumbiero a todo volumen, hui pronto de aquel despelote, rogando que volvieran los autos y los días normales.

Así de edificante es esta costumbre valluna de desempolvar la bicicleta y practicar una curiosa ecología de dejar de cocinar en casa para ir a comer a la calle y dejar montones de basura como recuerdo. Extraña que en otras partes del mundo no repliquen la idea, pese al denodado esfuerzo de sus impulsores. Por lo pronto, en otras ciudades como La Paz y Santa Cruz ya han tomado ejemplo de cómo se debe estropear la economía a título de amor y respeto a la Pachamama. Como si fuera poco, el novel alcalde ya anunció uno de sus regalos grandiosos para Cochabamba: un proyecto de ley de la bicicleta, seguramente para normar su uso y dónde parquearla antes de que te la roben.


6 comentarios :

  1. Apreciado José: las marchas parecen ser la forma más expedita de tranquilizar la conciencia. Ya sea a pie, en bicicleta, en globo, en bote, en moto o en cualquier artefacto, vamos en tumulto " solidarizándonos" con cuanta causa perdida hallamos en el camino : ambiente, pobreza, violencia contra los animales, calentamiento global ( ya se habla de un engendro denominado " justicia climática"). Al final, volvemos a casa insolados y sudorosos y nos echamos a dormir a pierna suelta mientras afuera el caos sigue su curso.

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    1. Toda esta cruzada ecologista es un ruidoso mea culpa de unas cuantas horas al año, una campaña destinada a tranquilizar la conciencia colectiva, en una suerte de compra de bonos verdes creyendo ingenuamente que estamos combatiendo la polución solo porque dejamos de usar el automóvil una o dos veces al año. Ya lo dice bien usted: somos buenos para sensibilizarnos y preocuparnos en tumulto, pero nunca para mantener constante e individualmente unas reglas urbanas tan básicas que nos haría mejores ciudadanos. Cuidar la ciudad todos los días, ese debería ser el norte, no la alharaca mediática de que ya llega el día especial de la bicicleta con la excusa de que vamos a purificar el aire con unas cuantas pedaleadas en manada.

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  2. Y yo t hacía todavia preso d una larga reclusión "espiriualista", José..ja!
    Se comprenden a totalidad las "fobias" aqui mencionadas. Y es q más q fobias, esas naturales aversiones son un simple y llanamente justificado "asco" d mezclarse en esa masa d idiotas peregrinos d "ecologistas" causas. Ya lo dijimos creo antes: la exclusividad en tiempo, y sobre todo espacio, es un bien sin precio. Todo lo q hace la gente, en modo chusma, -ergo la gente misma- apesta. Claro q el arte, los artistas y sus manifestaciones son cosa aparte; y justamente por eso no extraña q los mejores artistas sean unos ermitaños o agorafóbicos o misántropos d la puta madre. Lo valioso, lo exclusivo, lo extaordinario otra vez.
    Perlas como estas vengo d leer en los tiempos hoy tras otro glorioso como salvador domingo del pieton: "La contaminación atmosférica se redujo en un 96 por ciento en la ciudad de Cochabamba, lo que significa que la población respiró aire de buena calidad el Día Nacional del Peatón y la Bicicleta"..?? , "la población pudo respirar aire por más tiempo a diferencia de los otros dos días del peatón que se realizan al año y que sólo duran ocho horas.." ??, “Hemos tenido una fiesta ecológica.." Puta q a estos asnos debiéramos verlos con unas ecológicas estacas en el culo. Abonar los suelos con carne -aunque d burros tales- si q tendría un alto valor ecológico. Y al marica como imbécil d leyes, mierda q da un muy singular asco escucharlo. Me dicen tb q el opa del gobernador-lameculos canelas cayó estrepitosamente mientras encabezaba la multitud d jumentos rodantes.. juas! ojalá se rompieran las crismas todos estos huevones. Asi hasta podria creer en dios. ja!
    t dejo el link.
    http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/local/20150908/en-dia-del-peaton-la-polucion-bajo-96_314766_697507.html

    ps: me parece q estuvistes d cumples hace poquito.. Abrazos pues, mi amigo, aunq cn algo d demora "Un pelo menos, una mancha más..", ja! Cruel verdad q el tiempo nos enrostra muy divertido el canijo. Pero bueno, nada q un buen vinacho y algo tan digno como esa suculenta ch'anka para borrar la momentánea amargura.

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    1. Debí hacer lo que hizo mi tío, que se fue a recluirse a Sipe Sipe este fin de semana para escapar del ruido ecologista y descansar como corresponde. Por el contrario, apenas salí unos minutos a la calle por pura curiosidad y para tener fotos de primera mano, el resto del día me tendí a mirar pelis recién descargadas, puras joyitas de colección. Ni por la compañía de una mamacita iba a sacar la bici y sumarme a la “fiesta ecológica” de las festivas autoridades que seguramente estuvieron chorreando la grasa de tanto inaugurar ferias y demás comilonas. Triste es corroborar que el niñato Leyes está siendo buen alumno del Cholango: el otro día me encontré con ollas y mesas y con gente tragando en pleno Prado justo al lado de otra feria de plantitas para jodernos la paciencia, con un “paseo” que equivale a esquivar macetas y toldos bajos. Estamos jodidos, los mercadillos ya se han institucionalizado para reírse del ornato urbano. Ahora anuncia el buen discípulo otra despilfarradora serenata de cumbieros y folcloreros locales porque Cochabamba se lo merece, asegura. Me imagino que también mandará a reventar fuegos artificiales en las comunas en las verbenas del 13 de septiembre para terminar de reventarnos la noche.
      PS. Gracias por el link, pucha que son para aplaudir las mamertas conclusiones de los comités ambientalistas y sus datos tremendamente científicos. Deberían también cuantificar las horas-hombre que supuso el levantamiento de toneladas de basura extra como resultado de la multitudinaria cabalgata. Y agradecido también por los buenos deseos, ciertamente es preocupante asomarse al borde del nivel cuatro, a partir de ahí todo es cuesta abajo, dicen, jeje. Un abrazo.

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  3. Muy divertida tu descripción de los "espejismos" que pueden verse en tu ciudad durante las Fiestas Septembrinas, José. Yo he presenciado festividades semejantes en diferentes países y todas se parecen en el fondo, aunque difieran mucho en detalles importantes, como los perros copulando y esa manía que detectas por la onda ecologista, que está bien si se hace con naturalidad, pero que ya fastidia cuando tocan trompetas y baten tambores para proclamarla.

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    1. Tal parece que hasta los canes son ecologistas, pues ese dia estaban practicando sexo al aire libre. Ya escribía mi paisano Claudio Ferrufino que en su último arribo a Cochabamba se habia topado con el mismo espectáculo en la acera de un hospital, es cosa de todos los dias en cualquier vecindario-incluso en pleno centro- y a ninguna autoridad parece importarle. No imaginas la cantidad de perros atropellados y repasados hasta que solo quedan pellejos, que se puede ver todos los dias en cierta avenida principal. Una verdadera plaga mediombiental es tener tanto perro vagabundo y su correspondiente mierda en las calles, pero los perrunos ecologistas chillan cuando la perrera municipal pretende hace su trabajo.

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