04 febrero, 2016

4 La plaza de la discordia (segunda parte)

Foto de 1910: por el auspicio les habrán rebajado en las baldosas, supongo
Parece que ni la gigantesca influencia que, desde el cercano cerro San Pedro, ejerce el Cristo de la Concordia pone de acuerdo a los cochabambinos en torno al uso que se le debe dar a la plaza principal de la ciudad. Al día siguiente de su reapertura al público, ya empezaron los amagues de enfrentamiento entre los ociosos activistas que quisieron retornar a sus labores y grupos de comerciantes aliados del alcalde que entre insultos y empujones querían desalojarlos del lugar. La policía no apareció por allí y eso que tiene oficinas a unos pasos del sitio. Afortunadamente el asunto no pasó a mayores. Pero llovieron las amenazas, mucho más que el diluvio que la ciudad padeció estos días, de enjuiciar al alcalde y a su entorno por sus intenciones de “privatizar” un espacio común a todos y, lo que es más absurdo todavía, por rasgos evidentes de racismo y discriminación que, según afirman las mentes más lúcidas del masismo local, emanan del reglamento recién redactado. No faltó algún activista del animalismo que se quejó de que prohibieran el ingreso de perros al recinto, ya que estos son un integrante más de cualquier familia, por tanto con plenos derechos, según dio a entender inequívocamente. Menos mal que las palomas tienen alas y pueden copar sitios a su aire y, por supuesto, apareció otro alarmista anunciando que el alimentarlas iba a ser prohibido también.

Unas baldosas y unos cuantos postes y, ¡zas cholita!... se hizo el milagro

Pero la intención nuestra no era terciar en estos intríngulis de costumbrismo regional. Más bien queríamos desentrañar en qué consistía la “revitalización” de nuestra plaza histórica que con bastante ruido mediático fue anunciado meses atrás, muy venida a menos en los últimos tiempos por los usos y abusos de sus pobladores y visitantes. Ayer mismo, al mediodía, enfilé los pasos al lugar, portando mi cámara, con aires de turista del interior del país para que no se me notara lo cochabambino.  No vaya a ser que algún gendarme municipal me quisiera impedir tomar fotos como le ocurrió a un fotógrafo de un periódico que a empellones lo quisieron desalojar funcionarios prepotentes por meter las narices sin permiso.

Monumento central con el cóndor 'revitalizado' a plan de pintura


Y ciertamente certifiqué lo que un amigo me había comentado, no había ningún cambio sustancial apreciable: ni funcional ni estético, ni mucho menos de espíritu. La famosa revitalización había consistido en la transformación de las calzadas norte y sur en paseos peatonales; aparte de darle una nueva mano de pintura a la estatuilla del cóndor y el colocado de cadenillas alrededor de su columna, nuevas rejillas a los jardines, podado de árboles y otras florituras, plantar algunos postes de luz y repartir bancos por doquier. Me cuesta creer que se gastaron más de un millón y medio de dólares en baldosas (ni que fueran marmoladas tipo Carrara), compra de banquetas de fierro forjado, baldes de pintura, farolas, luces de piso y otros materiales. Se supone que los obreros y maquinaria son del propio municipio y los jardines y su cuidado corren a cargo de la sección de Áreas Verdes. ¿Dónde se destinó el resto del dinero? ¿en “socializar” la idea y sus alcances a través de los medios audiovisuales? ¿en los agasajos resonantes por la reapertura?

Quisieron hacer jardines a la francesa y les salió esto


En resumidas cuentas, lo que en mis tiempos se llamaba una simple remodelación o restauración arquitectónica, hoy cobra visos de “mega-obra” con implicancias de modelo a imitar en todas partes. Vital diferencia. Así que ya mismo voy a revitalizar mi cuarto pintándolo de otro color, a poder ser más alegre para darle nueva vida y, de yapa, redistribuir el mobiliario para que no sea tan deprimente. El que no parece deprimido es nuestro inquietísimo alcalde que, entre tantas obligaciones del cargo, no se olvidó de mandar a colocar una gigantografía en una de las esquinas de la plaza, con su retrato plenamente revitalizado; a plan de Photoshop, supongo. 

Siguiendo los pasos del inefable Cholango

El mal gusto al poder: un tubo con filigranas para que tenga pinta histórica

Entretanto, la catedral aguarda que alguien la revitalice


4 comentarios :

  1. " Díme de qué presumes y te diré qué te hace falta", reza el viejo proverbio, apreciado José. Eso de bautizarla como " Plaza de la Concordia" ya hacía presumir problemas venideros.

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  2. Cabalmente dicho, estimado Gustavo. No hay cosa más ridicula que pretender darse aires de importancia con cualquier asunto, acto u obra que deberían ser rutinarios. Cualquier ocasion sirve para autopromocionarse a los politiqueros que adornan nuestros tristes trópicos.

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  3. Choros d grandes ligas, eso son todos estos reciclados giles q junto a la nenaza q tenemos d alcalde, nos "revitalizaron" tan psicodelicamente la plaza.. "Millon y medio" d dolaquitos leo en tu texto como costo d obras (!!), y vistas las fotos pues d veras q en nuestros lomos se plantan nomás nabos.. Y lo q mas apena es la nula observación d los periodistas locales d todos estos groseros detalles q tan bien recojes por fotos. Todo es aplauso y festejo. Ni radios ni canales TV. Nadie ha oficialmente observado nadita d nada. Imagino q los generosos pagos por propaganda edil televisada incluyen cláusulas d alcahueterío tácito. Y el cole d arquitectos? Amukis. Y los capos docentes/estudiantes d san simón? Amukis tb. Y al interior del concejo, la cosa va peor: A la pelotuda rocio molina, hoy masista apasionada, solo le oí hablar muchas burradas en contra d las burradas q a su vez soltaron ese par d opas gainza y pol, anunciando las ocurrentes restricciones del alcalde fresita... D control d calidad, d auditoría d costos, d fiscalización y etc. nadita d nada.
    Hay q nomás colgarlos a toditos estos asociados maleantes, de esos nuevecitos faroles. Para algo q sirvan. Abrazos, José.

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    1. Ay, amigo, toda la remodelación suena a pomposo maquillaje, de mal gusto, para variar, como el reemplazo de los semáforos normales por esos ridículos de tubo con adornos. Y han puesto unas horrendas baldosas negras en los rebordes que sirven de asientos, ni qué decir del escudo pintado al pie del cóndor. Se me había ido aquello del silencio cómplice del periodismo local (gracias por el aporte), salvo una editorial, creo que de Los Tiempos, que hacía notar que había un proyecto de soterrar el cableado de toda la plaza, como ocurre en cualquier ciudad moderna, y que iba a ser de modelo para planes futuros; pero por lo visto a los de la alcaldía les valió un comino el asunto. Qué asco de periodismo ver a la tal Molina vociferar en los medios como una recalcitrante masista y rasgándose las vestiduras cínicamente por el reglamento de ingreso cuando su venerado jefazo ha cerrado la plaza Murillo solo para uso de su militantes. No se la ha visto aparecer durante las obras haciendo su trabajo de fiscalización -como es su obligación-, exigir auditorias y otros informes sobre el curso de las obras. Es para llorar el estado de indefensión de nuestra ciudad, que sufre todo tipo de atentados estéticos según cada administración se hace cargo de la alcaldía. Ni asomo de criterios uniformadores ni políticas urbanísticas de largo alcance. El colegio de arquitectos convertido en un club de oportunistas y palmeros del político de turno. Mejor no sigo, que se me puede joder el almuerzo, y ahora permiso cumpa, que me espera un churrasco. Saludos.

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