01 diciembre, 2011

8 De la importancia de nacer boliviano


www.mirabolivia.com
Ser boliviano puede significar que cuando te des una vuelta por el mundo, nadie te reconozca, especialmente al otro lado del charco. Ya lo dijo,  Sundance Kid una vez,  en ese western maravilloso “Dos hombres, un destino”: What's Bolivia?, a lo que respondió Butch Cassidy: Bolivia. That's a country, stupid! In Central or South America, one or the other.  Tristemente, al día de hoy, no ha variado esa percepción.
Que una y otra vez, los relatores deportivos de los países vecinos llamen a  nuestra Verde, la “Selección del Altiplano”.  Si hemos elegido el verde como nuestro color,  no será por casualidad. Las selvas y llanos representan dos tercios del territorio. Aun más, casi siempre el seleccionado está conformado abrumadoramente por jugadores nacidos en tierras bajas del oriente, será que el talento crece más rápido allí por el clima cálido como sus mujeres exuberantes, o es que acá, en el occidente, hemos guardado la pelota por unos cascabeles y botas de baile.
Ya me ha pasado alguna vez y a otros compatriotas también, que si visitábamos alguna discoteca extrajera, nos preguntaran tranquilamente: ¿boliviano? ¿oye tienes algo de coca o sabes dónde conseguirla?  O lo que es peor, no pocas veces, implica sufrir la humillación de ser apartado en la fila de un aeropuerto y ser revisado de pies a cabeza porque tu pasaporte automáticamente te señala como una “mula”.
Ser boliviano equivale a ser ninguneado en todas partes o que te enteres por ahí en la Red,  que algún ignorante ha nombrado a tu país como si fuera alguno del cuerno de África, tal como dijo un actor de Mad Men, acerca de su papel de padre americano: “Es muy fácil, soy un americano blanco. Todos nacimos con una cuchara de plata en la boca en este país. Tenemos mucha más suerte que aquellos que nacieron en Bolivia o en el oeste de África”. Es cierto, somos pobres, pero aquí nadie se muere de hambre, basta alargar la mano para coger una fruta. La naturaleza ha sido pródiga con nosotros, salvo la posibilidad de algún terremoto, ninguna otra amenaza seria nos acecha, mucho menos la hambruna o la sed. En muchos sitios la fruta se pudre porque no hay quien la coma, normal si somos tan pocos en un territorio tan grande. Serán las ventajas de vivir al centro del continente.
¿Usted sabe cómo hablamos los bolivianos? Para cualquier hispanohablante es fácil reconocer el acento argentino, el español, el mexicano, el colombiano o el chileno. No se preocupe, difícilmente lo logrará y no incurra en el error de juzgarnos según la cara. Somos tan distintos que según la región donde hayamos nacido, nuestro castellano tiene tres acentos bien definidos. Viviendo en España, me resultaba muy curioso que me confundieran con un mexicano y alguien también me dijo “para ser portugués hablas muy bien el castellano”.
Tan pocos e ignotos como somos, ningún artista o banda de calidad incuestionable pone sus ojos en nuestras ciudades. No hace mucho llegaron Los Skorpions  y fue el mayor suceso rockero en tierras bolivianas. No es lo mismo nacer en La Paz que en Lima o Santiago. Si algún personaje de la música o del cine viene por estas tierras, lo hace de incógnito creyendo que va al Tíbet o a la Cochinchina. Eso sí, siempre hay tiempo y dinero para faranduleros como Ricardo Arjona, los reguetoneros de moda o Shakira. 
Talentosos como hemos nacido para la política, siempre ha sido normal tener presidentes de toda laya; desde grandes idealistas como Sucre, moralistas y civilizadores como Linares, dictadores grotescos como Melgarejo, militares despiadados como García Meza, gringos disfrazados como Sánchez de Lozada o sindicalistas pintorescos como Evo Morales. En menos de doscientos años de independencia, hemos tenido dos veces más presidentes que los EEUU, y eso que ellos nos llevan 50 años más de vida independiente. Ya ven, siempre hemos hecho historia, sólo falta que nuestras mascotas se sientan con derechos a ocupar la silla presidencial. 
Lo bueno de nacer en este paraje olvidado del planeta, es saber que tal vez no hace falta conocer el resto del mundo. El mundo-salvo el mar-, se resume aquí, con la sempiterna impresión de que este sitio es el perdido Edén: ¿Cómo es posible que en menos de dos horas en automóvil,  se pueda bajar de las montañas nevadas a la selva lujuriante de cascadas, aroma a café y guayaba y quizá tropezarse con la mirada de un gallito de roca. ¿Quién dijo que éramos pobres? Este hermoso país,  posee entre otras cosas: el salar más grande del mundo, las mayores reservas de litio del mundo, el yacimiento de hierro más grande del continente, la segunda reserva de gas de la región, inmensos bosques de castaña, caucho y maderas preciosas, así como estaño, plata, wólfram y antimonio que siempre han sido el sostén de la economía boliviana. Tenemos hasta la fortuna de poseer una piedra semipreciosa sin par en el mundo, la bolivianita. Desgraciadamente, otra cosa es, que desde los tiempos de Bolívar, siempre nos hayan gobernado los ineptos y pillos de turno. Habría que mirar dentro de nosotros, ¿quién si no?

8 comentarios :

  1. ¡Qué parecidos somos, José! ¡Qué parecidos! Es lo primero que se me ocurre escribir después de leer su lúcido y bello texto. Recorriéndolo, uno experimenta una amarga sensación de deja vú. No por casualidad en muchos libros de Historia se habla de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia como países hermanos. Y mucho me temo que poco o nada tiene que ver ese lugar común con la improbable y errática paternidad de don Simón Bolívar.

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  2. he leido siempre con mucho gusto sus cronicas boliviana.
    yo soy italiana, de ravenna, pero conozco a bolivia, sus musicas y me gusta saber mas de este hermoso pais que, por falta de guita, nunca verè, pero ahora tengo un super reporter.
    gracias .
    un saludo
    fiorella

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  3. Me ha conmovido, José, tu recorrido por la identidad, personal y nacional, con tu capacidad para ver detrás de las pantallas y los telones. Este día ha comenzado muy bien para mí, porque además de leerte, acabo de escuchar en el sitio de El Pais a Nicanor Parra (flamante Premio Cervantes) leyendo su “Autorretrato”… Te paso el vínculo, que es mi forma de devolverte el favor. (Aclaro que El País, por lo menos a esta hora, dice que se trata de “Hay un día feliz”. En realidad es “Autorretrato”.
    http://www.cadenaser.com/cultura/audios/nicanor-parra-recita-hay-dia-feliz/csrcsrpor/20111201csrcsrcul_4/Aes/

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  4. Amigo Gustavo, lo mismo pensaba acerca de su pais, he estado revisando ese blog de "Tras la cola de la rata" y viendo las fotos de los pequeños municipios de su Risaralda, me sabian tan cercanos, tan parecidos a los mios, incluso alguno me recordaba al pueblo de mi infancia. (en otra ocasion le voy a mandar un par de fotos al respecto). Aparte de eso, leer las distintas problematicas de esos municipios colombianos en tiempos de elecciones, eran calcadas a lo que sucede en mi pais.Saludos

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  5. Hola Fiorella, bienvenida siempre a mi blog, me da mucho gusto que leas mis articulos sobre Bolivia. Caramba, incluso te has aprendido un termino coloquial de mi pais "guita". Ravenna, es el sitio donde está enterrado el gran Dante, ¿verdad?. Debo confesarte que a mi me encanta la lengua italiana, asi que no importa si escribes en italiano, lo entiendo bastante bien. Arrivederci.

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  6. Celebro que te haya gustado el articulo amigo Lalo, curiosamente, es de aquellos que me salen cuando estoy algo seco de ideas. A veces planificar mucho puede tener sus inconvenientes traduciendose en textos algo aridos. Gracias por el link sobre Parra, confieso que no he leido ningun verso suyo,(conozco mas a su pariente Violeta y sus canciones). Leyendo justamente algunos articulos sobre Nicanor, con ocasion del premio, algunos comentaristas lo ponen a la misma altura de Neruda o Huidobro, lo que me pica la curiosidad para empezar a leerlo.Saludos.

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  7. José, creo que el autoestima nacional debemos trabajarlo mucho, por ese lado 100 puntos tu post. Sin embargo de la manera más fraterna me permito apuntar que además de la naturaleza y la riqueza cultural, tenemos que apuntar a otros lados, y el primero es nuestro propio ombligo. En realidad la naturaleza es la naturaleza, está ahí y sólo fue víctima de una línea política puesta además sólo en la imaginación. La gente, los que fuimos, somos y seremos, es en verdad lo que constituye el país. Y eso es diverso, complejo y a la vez apasionante. Si sale o no en películas o en la tele, me parece q es un asunto menor, que además tiene relación con que somos muy pocos, solo ciudad de México nos triplica en población.
    Respecto del poder público ya no espero nada, pero nada. Y por ende de los gobernantes tampoco. Creo en las cosas que hago y en las que puedo participar. Aquí más que la naturaleza el orgullo está en el autoestima. Y de eso nos hace falta una dosis diaria.

    Un saludo, siempre un gusto leerte.

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  8. Hola Claudia, comparto plenamente tu generosa reflexion.Soy de la misma idea de que nuestra tierra es sólo un pais "paisaje" pero como nacion todavia esta en pañales, a pesar de los casi dos siglos de vida independiente. Las últimas palabras del post lo resumen todo: Hace falta una profunda reflexion autocritica, porque lamentablemente nos creemos el ombligo del mundo, y ademas autocomplacidos, mezquinamente inmersos en "champa" guerras y el resto del tiempo distrayendonos con bailes folcloricos y farras masivas. Ademas el asunto del mar, es un complejo que nos impide mirar mas alla de nuestras fronteras, ya lo dijo lúcidamente Giovana Rivero; "Internet había llegado para desflorar nuestra mediterraneidad y ya no teníamos por qué seguir escribiendo temas etnocéntricos por mucho que mutaran en nuevas realidades", ¡cuanta razon!, hasta nuestra literatura es excesivamente costumbrista e indigenista y ademas de lamento permanente. Pero conlas nuevas generaciones eso tiene que cambiar. De politica ni hablar, la misma porquería aunque cambien de poncho.

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