17 mayo, 2014

7 Lo que trae la temporada de otoño-invierno



A inicios de semana se produjo la primera nevada en la cordillera del Tunari, provocando que bajen drásticamente las temperaturas en el valle cochabambino, especialmente los primeros días. Aparente señal de que se adelantó el invierno afirmaban muchas voces agoreras. La nieve apenas duró un par de días, viendo que las montañas volvían otra vez a su natural azul ceniciento. Desde mi terraza las diviso como lomos pelados de la naturaleza, sin apenas nubes en sus cumbres. Es cierto, se asoma el invierno, pero es un decir, por lo menos en lo que atañe a la ciudad y sus alrededores. Salvo las madrugadas, el resto de la jornada es sumamente agradable, con temperaturas promediando los 25 grados. He oído que en otras latitudes eso equivale a un clima de pleno verano. 


Abril y mayo están entre mis meses preferidos, por ser época templada, sin lluvias, sin grandes vientos, sin sol extenuante. Pero sobre todo porque se vienen las primeras cosechas de la fruta de temporada, la llamada de “invierno”, especialmente la conformada por cítricos. Plátanos y piñas tenemos todo el año y a ratos llegan a empalagar.  Yo me froto las manos, no por frio, sino por puro placer ante la vista de las menudas mandarinas fraganciosas, el verde reluciente de las paltas (aguacates) y el inimitable aroma de las chirimoyas. Una particular trilogía que siempre desearía tener en mi huerto cuando me retire, a la manera de los antiguos patricios romanos y sus villas en las colinas.


Una cosa es soñar y otra tener un rincón subtropical donde plantar estos caros anhelos. Precisamente, los valles donde se producen los mejores ejemplares de estos frutos selectos no abundan. A la vera de los ríos de lecho ancho prosperan las más fértiles huertas. El aguacate necesita mucha humedad en el suelo. Entre los 2.500 a 500 metros de altitud, especialmente en los valles subandinos, aquellos que son de transición entre las montañas y las llanuras tropicales. Esos sitios merecen llamarse el Edén terrenal por su ecosistema singular, a medio camino entre el templado y el tropical. 


Independencia, el pueblo de mis abuelos, es uno de esos municipios afortunados. No tanto el poblado mismo, sino varias de sus comunidades aledañas, asentadas en valles profundos de muy difícil acceso por lo accidentado del terreno, en el que incluso medran los bosques más impenetrables, refugio del casi extinto oso de anteojos. De allí procede la mejor fruta que cada año inunda el pueblo en ocasión de la Feria de la Chirimoya y otras frutas subtropicales. Con toda justicia pueden reclamar el título de capital de esta fruta que según los cronistas era un cultivo muy apreciado por los incas. Si alguien me dice que ha visto chirimoyas más grandes que la cabeza de Evo Morales, que precisamente no la tiene pequeña, estoy dispuesto a perder la mía colocándome debajo de un chirimoyo, al estilo de Newton. Cualquiera puede comprobar la Ley de la Gravedad poniéndose debajo de un manzano.


Mi efímero tesoro
Mi madre, conocedora de mis debilidades, me trajo una sustancial provisión de la santa trinidad que tiene en mí el efecto de desterrar el pesimismo, aunque sea por unos días. Alguna vez ya expliqué que estoy dispuesto a matar por un manjar como el aguacate. No soy muy devoto de la chirimoya, por su sabor excesivamente dulce a mi gusto, pero he descubierto que con leche se pueden elaborar unos maravillosos postres helados. Para la gente llegada de Europa, especialmente jóvenes voluntarios de Alemania, la chirimoya se convierte en auténtico vicio a poco de probarla. Otra sensación indescriptible es el disfrute de las mandarinas provenientes de esos sitios, muy distintas de aquellas enormes pero algo secas que se producen abundantemente en la región de Yapacaní, Santa Cruz, por mucho que la variedad la hayan traído los inmigrantes japoneses hace más de medio siglo. 


Según me contaron mis tíos que fueron a la última feria, la fruta allí expuesta “voló” a manos de los ávidos visitantes. Muy poca producción para tantos viajeros. Pensar que un país minúsculo como Israel -la mayor parte desértico y que es apenas la mitad de todo el departamento de Cochabamba-, resulta ser uno de los principales exportadores de aguacate junto a México. Aquí, a pesar de las condiciones óptimas, no podemos abastecer ni el mercado interno. En el gobierno más campesino y más supuestamente ecológico de toda la historia importamos más alimentos que nunca, como las excelentes paltas que traemos de Perú, a precio de oro. Por esas ironías de la vida, cuando visito el mercado más céntrico de la ciudad no falta alguna vendedora que ofrece sus “paltas y chirimoyas de Independencia” como mejor ocurrencia mercantil. Yo me río, sabedor de que si no fuera por mi madre o algún otro pariente, ni yo mismo las olería. Ay, cómo duele comerse un tesoro.

 
Aunque no tenga ni pinche idea de agricultura, es muy ducho para aparecer en ferias del sector




7 comentarios :

  1. Aunque efímero, ciertamente ese grupito d frutas es uno d los mejores tesoros. Amén d unos bien escasos libritos, yo no soy d aferrarme a nada ni d acumular nada. Pienso q solo se atesora lo q amablemente nos filtran los sentidos. El resto, como dicho: efímero. Y te chrorificaría primero las chirimoyas, luego las mandarinas y finalmente las paltas, en ese orden.
    Nunca estuve en Independencia así q desconozco sus chirimoyas, pero hace años -todavía en facultad- nos fuimos como clase a levantar por tres días, un trabajo/estudio d medicina social a Mizque. Fuí alucinando con un festín d esa misma (supongo por la pinta q es la misma!) espiculada variedad d chirimoya q muestras, José. No encontramos naranjas.. Mala época, créo, no sé, ya no recuerdo los motivos, pero bueno, la cuestión es q no hubo chirimoya.. pero sí hubo festín, se desató una bacanal d proporciones épicas. Acabamos más que contentos con los melones d nuestras generosas compañeras. El Señor nos bendice siempre, d una u otra forma.
    Lástima q como indicas en el texto, la producción no alcance a satisfacer la demanda. Y más tristeza da ver la práctica desaparición de fruta del Chapare: ni naranjas ni mandarinas y, me temo pronto, ni plátano... Obra y gracia del "más campesino y más supuestamente ecológico" indiecito q desgobierna Bolivia. Cocalero, depredador y vil como cucaracha. D eso no pasa. Coca, ahora el Chapare solo quiere producir coca.
    Una mezcla d fiesta y crueldad tu texto, estimado amigo: primero nos desatas las salivaciones con las fotos 1 y 2. Luego nos desatas indecibles nauseas con la imagen del vil e inmundo cocalero (q claramente se quiere ya garchar a la cholita d sombrero)..pero, un momento.. redirijo mis ojazos a izquierda, y te perdono. Ya quisiera sostener para embriagarme en sus aromas, los melones que tiene la Cholita del chal azul. Uy!, dije melones?? Q lapsus el mío..!! Las chirimoyas, era. Estee..bueno, cálidas reminiscencias d mi festín aquel en Mizque.., entenderás. Abrazos.

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    1. Ja, ja,… después de todo tu viaje de “estudios” te salió muy misk’i , (perdiéndote en los brazos de alguna dulcinea compañera), tal cual es el origen del nombre de ese pueblito, que me han contado que tiene un clima muy parecido al de Independencia con similar generosidad de primorosas chirimoyas y paltas, al igual que en los cercanos valles de Aiquile . Si no viste más que melones, sería porque no era tiempo de cosecha. Gran verdad esa de que el Chapare ya no produce fruta suficiente, si han corrido a las oenegés que apoyaban al desarrollo alternativo y ahora el oro verde es la coca. Penoso es corroborar, como gran frugívoro que soy, al comprar las mandarinas me dicen que son de Yapacani, las paltas y naranjas de los Yungas, las sandias de los valles cruceños y casi nada del Chapare, salvo el plátano y la piña. Y el caudillo tiene la ocurrencia de creerse el guardián de la madre tierra a escala planetaria, cuando seguramente no ha sembrado ni una yuca en su chaco. Te ruego me disculpes por el mal gusto de la última foto, pero es que no tenía otra para demostrar el tamaño real de esas hermosas chirimoyas, a lo mejor no me hubieran creído los lectores. Hasta yo dudaba de los testimonios, porque en los años que viví en Independencia nunca vi tales tamaños. Ja, la cholita es toda sensualidad, gracias a los ojos microscópicos del sr Hyde, no había reparado en tal detalle. Generosidad de la pachamama, sin duda.

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  2. Evocando a Federico García Lorca,"Verde que te quiero verde", podría ser el epígrafe para su entrada de hoy , apreciado José. Amarga ironía la de nuestros países: con una tierra pródiga y feraz , desaprovechamos los regalos de la vida y acabamos importando alimentos que podemos producir hasta en las huertas caseras. Es la reedición del viejo mito de Tántalo, condenado a padecer sed con el agua al cuello.

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    1. Ja he leído que en los valles de la tierra granadina y otras regiones cercanas de España tienen huertas donde se cultivan aguacates, pero nunca igualan en tamaño y sabrosura a las de nuestro continente, según pude comprobar en un supermercado. Para ser justos, ellos tienen mejores cítricos, especialmente de la huerta valenciana. Ahora sobre eso de que desaprovechamos la generosidad de la tierra me hizo recuerdo a una anécdota que me comentaba mi padre: cuando él vivía en la casa de su suegro, en la amazonia, se puso a cultivar papayas y otras frutas tropicales para consumo personal y los vecinos que muy fácilmente podían cultivar en sus canchones, se asomaban a la casa a rogarle que les vendiera la fruta.

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  3. Qué frutos maravillosos! Ya veo de dónde has sacado tu gusto por la buena mesa y los productos de la tierra. Y hablando de la riqueza vegetal y mineral, supongo que la foto del presidente está allí como una invitación a los clubes deportivos de la región para que lo contraten aunque más no sea para jugar cinco o diez minutos cada mes y medio, siguiendo el ejemplo de Sport Boys de Santa Cruz. Cuéntanos de esta incorporación estelar, que enriquecerá el fútbol nacional.

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    1. Efectivamente, el caudillo llegó en su helicóptero a la feria de la chirimoya ante la invitación del alcalde de su propio partido, porque ir por tierra es complicado por el mal estado de la carretera. Es increíble cómo los alcaldes se disputan su presencia con tal de ganarse su favor, además el caudillo está en plena campaña electoral. Sobre lo segundo, pensé que se trataba de una broma, pero he visto que el propio alcalde de Warnes y dueño del Sports Boys, y además uno de los más fanáticos cortesanos del caudillo, acaba de anunciar el fichaje “histórico” de Su Excelencia para reforzar a su equipo en los partidos que toque jugar en La Paz exclusivamente. Este fin de semana termina el torneo actual. Ya veremos si la Liga le permite jugar en el siguiente campeonato. Como nuestros dirigentes ligueros son unos mafiosos, todo es posible. Falta saber qué dirá la Fifa, la cosa promete. Si efectivamente se produce el debut del sport boy President, entonces lo voy a contar con todo detalle en un futuro post. Ja, ja, ¿enriquecer el futbol nacional, dices?, jajajaa, muy bueno.

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  4. Cuantas clases de chirimoyas ay en mizques y cuales son sus nombres cientificos y tipicos

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