24 marzo, 2012

9 Lo que me jode de la literatura


Hace unos días, dos o tres, da lo mismo, se conmemoró el Día Mundial de la Poesía, siguiendo esa fea costumbre o enfermedad casposa de nuestros tiempos, el de asignarle fecha especial a todo. Ya no bastan; el día de la Tierra, del árbol, del médico, del peatón y la bicicleta, de la secretaria, del estudiante, del perro, del gato, del budín, del queso. Dicho de otra manera, ¿a quién le importa? ¿por qué la literatura tiene que ceder a la sosa banalidad de unos cuantos iluminados que hablan en nombre de todos los poetas? ¿quién los autoriza a elegir un día determinado? ¿se habrá muerto un poeta ese día? Si fuera así, ¿cómo determinan qué nombre es más importante que otro? …Venga ya, a regalar un libro de poesía se ha dicho como si de tarjetas navideñas se tratara. Ojalá a alguien se le ocurra inventar el día mundial de la antipoesía o de la antimateria. No sé, creo que Einstein tenía nomás razón al sostener que el universo era finito.
Consciente de que los literatos son siempre gente muy instruida, uno espera que sepan guardar cierta ética o conducta razonable, literariamente hablando, especialmente cuando son muy reconocidos (me importa un comino sus vidas privadas). Así, por ejemplo me gusta leer las columnas de cierto escritor español, porque desmenuza con pinzas las contradicciones de la sociedad española, y con valentía además ya que no tiene reparo en señalar con nombres y apellidos a todo aquello que le parece indignante, grotesco o pueblerino. No he leído ningún libro suyo, no me llama la atención mayormente, aunque mucha gente lo hace y en distintos idiomas. Si sus novelas son tan interesantes como sus artículos, pueda que sí algún día. Pero lo que me sorprende, en un escritor de su talla, es la manía que tiene de autopromocionarse, rellenando su blog, ya sea, con críticas positivas o aduladoras de su libros, publicadas en otras webs (para eso ya están esos sitios)o las portadas gigantescas de sus obras traducidas a otras lenguas (como si a los lectores en español les afectara) o también efectúe el copy and paste de alguna entrevista que le han hecho recientemente. Tal vez exagero, pero que un literato proceda así siendo prestigioso - y considerando que vende cientos de miles de sus obras-, me parece por lo menos de mal gusto y señal de egolatría. La pretensión puede esperarse de un aspirante joven, ansioso de hacerse hueco, no de un experimentado que pinta canas.
Como bien se le da, esto de generar fanfarria y provocación cual niño pasando su barra por una verja, a un tal Tao Lin, a quien se le ocurre pegar carteles por todas partes utilizando el nombre de una estrella del pop para hacerse conocido, y  a quien el New York Times llamó ambiguamente “un imperturbable estafador literario”, a raíz de una novela que publicó con el nombre gratuito de Richard Yates, que según he leído varias reseñas, apenas nombra tangencialmente al autor de Vía Revolucionaria. Tanto ruido mediático ha generado este chaval que algunos lo consideran el “Kafka de la generación Facebook”, porque según dicen refleja la ansiedad, el vacío, la trampa existencial en la que está sumergida la juventud actual, aplicando a sus textos, cómo no, el aberrante lenguaje de los sms y de las redes sociales. No faltará alguien que seguramente correrá a comprar sus libros con la vana esperanza de encontrar los ecos del maestro checo. Habiendo tanto libro antiguo -y descatalogado- por leer, a quién se le ocurriría perder el tiempo y dinero al descargarse la obra de un niñato que se las da de listo por emplear un lenguaje dizque “minimalista”.
Cuando todavía era muy joven, leía con fruición cuanto libro de aventuras cayera en mis manos.  Ahí están por ejemplo, Las mil y una noches, culpables de mi fascinación por la cultura árabe y oriental. Pero hubo una palabra que siempre he asociado a lo enigmático, a lo fabuloso, y a la vez poético e indescriptible: Tombuctú. La historia de este reino legendario, tiene la significación lo que para otros tiene el encanto irresistible de El Dorado o la leyenda del rey Arturo. Relatos tremendos, exploradores europeos mediante, alimentaron en mí una singular fantasía, que aún permanece indeleble. Pero no hay derecho que un tal Paul Auster, usara este impoluto nombre para uno de sus libros. Desgraciadamente, atraído por el título me descargué esa novela y grande fue mi decepción cuando descubrí que era la historia de un vagabundo que le hablaba a su perro, ya ni me acuerdo por qué aludía a ese sitio encantado. Fue el único libro que le leí, y que se joda, me dije.
Así estamos, no entiendo que un compatriota que, según dicen, cada vez escribe mejor, escriba tan pancho y sin pudor en una antología nacional sobre su experiencia al ser jurado de un concurso de belleza, pura anécdota cursi nada más. Tanto se respeta a sí mismo, que no tiene empacho en poner como currículo “colabora con diversos diarios” junto al nombre de una revista del corazón. Mucha honra para un doctor en literatura. Me muero de la envidia.

9 comentarios :

  1. Sospecho, estimado José, que los artistas en general y los escritores en particular , siempre han estado interesados en rodear su oficio de un aura trascendente y supraterrenal que en realidad no tine. Veamos :¿ Quién dijo que era mas o menos importante escribrir poemas que hornear un buen pan? Yendo más allá : ¿Es más esencial un novelista o un especialista en cirugías a corazón abierto ? Ahora bien, en tiempos como los nuestros, cuando todo es mercadeable, los autores pueden llegar a extremos tan aberrantes como los mencionados por usted. Al fin y al cabo el objetivo ya no es producir una obre que ayude a entender la condición humana, sino llegar lo más rápido posible a las listas de los más vendidos.

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  2. ¡Ja! Hoy hay tantos escritores que dan ganas de encerrarse en la biblioteca (digo, es un decir, ya que en nuestra casa no tenemos esa habitación, apenas unos muebles repartidos aquí y allá con los libros más queridos, porque buena parte de lo que leemos ahora es prestado o bajado de internet) y releer una y otra vez las obras completas de Borges, o la Divina Comedia, o El Quijote, o Neruda, o esas otras cosas eternas, hasta perder la vista y quedar felices. Con esto seguramente nos perderemos a más de un genio que está asomando, pero ¿cuánto trabajo nos ahorraremos buscándolo?

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  3. Suscribo a totalidad su comentario, amigo Gustavo. La mayoria de los escritores de hoy, inmersos en esa parafernalia del marketing editorial, a veces exigen el trato de una estrella de rock, con todos sus caprichos.A algunos les gusta presentarse a cuanto programa farandulero los invite, con la excusa de que son gente normal. En el otro extremo están los escritores que quieren pasar por "malditos", encerrándose en comportamientos de lo mas extravagantes, que en muchos casos son impostados.

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  4. Cuanta razón tienes estimado Lalo, tenemos escritores modernetes hasta en la sopa. Por eso raramente leo a autores contemporáneos, a menos que alguien me preste o me regale algun libro suyo. De ahí que uno de mis pasatiempos en internet sea el de buscar obras poco conocidas en estos lares, pero siempre y cuando sean clásicas o antiguas, además considerando mi edad y mis otras distracciones, me falta todavia abordar un montón de obras que conozco de oídas.

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  5. Uau José este si fue un post furibundo. Fiel a mi lógica antagonista te refutaré un par de cosas. No estoy al tanto de las estrategias auto publicitarias de Auster, pero por casualidad leí "El libro de las ilusiones" y es poderoso, me acompañó y toco mucho ese libro. No dejes que te invada la mala experiencia de Tombuctú, dale una segunda oportunidad.

    En términos meramente prácticos la literatura no tiene nada que dar, compararla con un escritor con un cirujano es simplemente una mala comparación. Pero el valor de la literatura es mucho más complejo y tiene q ver con poder ver el mundo, pensarlo y construirlo a nuestro modo, q es en general lo que tendría q hacer el arte (segun yo). Esa importancia no es tan visible como las cirugías del corazón, por eso mismo la necesidad de poer un día para ello. Para hacerlo visible.
    Entiendo, es pesado tener días de todo, pero no puedes negar q se hace necesario que algunas cosas salgan a la luz aunque sea de esta forma tan trucha.
    los clásicos son los clásicos, tiene su lugar, pero la vida es también aquí y ahora, mucho de eso está en los libros contemporáneos y perdérselos es una pena.
    Yo estoy covencida primero que los literatos son gente normal, sobre su cultura, su vida o sus delirios de grandeza no debemos preocuparnos. Una "tip" es nunca leer biografías ni artículos, solo sus libros. Yo no soy nada creyente pero esta frase es buena "por sus frutos los conocereis".
    un abrazo

    Claudia
    De acuerdo con el tema de

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  6. Ufff está lleno de errores mi comentario anterior, disculpas, espero pueda decifrarse.

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  7. Hola Claudia, pensé que "El estante" lo tenías medio abandonado, por eso no he asomado el hocico por alli, jeje. No te creas tanto, no soy tan furibundo, podria decirse que soy un "quejica" mas bien. No quise decir que Auster se autopromociona, de hecho me agrada mucho, leyendo una extensa entrevista me ha parecido un tipo muy lúcido y de lo más normal, solo que me jode que haya usado gratuitamente una palabra querida, cuando pudo haber llamado a su historia "Mr. Bones y el vagabundo"(lo obvio no siempre es malo). A veces pienso que los escritores se dejan manipular por las editoriales para poner títulos mas atractivos que engañan a los lectores desinformados como lo fui yo alguna vez.Respecto a tu defensa de los autores contemporaneos, alguna vez lei a algun literato famoso que decía "hay que leer a los clasicos y a los autores jóvenes". Sin embargo, con tantos ejemplos de escritores "modernos", prefiero repetir lecturas como hago con mis peliculas favoritas. A menos que alguien me recomiende algun autor. Gracias por la recomendacion, de hecho estoy a punto de abordar "Trilogia de Nueva York", del mismo Auster. Ya veremos.

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  8. Hola José, sobre lo que dices de las conmemoraciones, si nos ponemos a analizar, es muy interesante por lo grotesco que significa, llegamos a ciertos límites de la exageración, no sé si por afán de Inspiration cards o la falta de noticias (a veces medio estúpidas como la de la hora sin luz, simultánea en cientos de países). Por ejemplo, nuestro país tiene su día, el de fundación. Y existen símbolos patrios que conmemoran “la patria”, la escarapela, la bandera, la kantuta, el cóndor, las hojas de laurel, etc. Imaginemos que se les asigne un día a cada una (y esperemos que no lea esto un militante patriota). Si a esto agregamos la simultánea conmemoración aymara, quechua o guaraní, ya estamos creando festividades infinitas, como que queriendo decirle al Einstein que no, buey, que podemos ser infinitos.

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  9. Hola Roberto, bienvenido a este sitio donde todo se cuece al limón. Es bueno contar con opiniones de compatriotas y discutir si viene el caso, con llajua y todo, je je.Tus ejemplos de lo que sucede en nuestro pais, dan buena cuenta de que celebrar cualquier cosa se ha vuelto una moda. Resulta incomprensible que teniendo por ejemplo un dia patrio como el 6 de agosto, ahora nos obliguen a celebrar en enero el dia del Estado Plurinacional y no contentos con eso, ahora nos joden también con el año nuevo aymara en junio. Todo esto tiene una consecuencia terrible en la productividad y nosotros como pais no nos podemos dar ese lujo.Hace poco, fui a realizar un trámite a una subalcadia de mi barrio y resulta que la tenian cerrada porque se celebraba el "dia del trabajor municipal", increible, ¿acaso no se tiene el 1 de mayo como dia de todos los trabajadores?. Lo mismo sucede en todas las instituciones, solo falta que tambien los sepultureros tengan su dia especial y habrá que pensar en un dia para morirse. Asi estamos. Un saludo.

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