06 febrero, 2014

8 La defensa de la Madre Tierra y sus falsedades



Independencia, con su cancha rodeada de arboleda (flecha amarilla).  Foto tomada en 2011.

Como es sabido, el polifacético Evo Morales (una de cuyas caras es su incontrolable narcisismo) destina mucho tiempo y recursos a propagar su doctrina de la revolución verde. Como se cree hijo de la Madre Tierra no hay quien le dispute en su papel de defensor de la naturaleza a escala planetaria. No hay foro, ni cancha de verde artificial, ni set de televisión donde no despotrique contra las grandes potencias de ser las principales causantes del calentamiento global, de la depredación de los bosques, contaminación de ríos y demás crímenes ecológicos. Por si fuera poco, a raíz de las últimas inundaciones en Bolivia, acusó al capitalismo de ser responsable de los desastres naturales.

Naturalmente, toda esta alharaca no deja de ser una estéril cháchara, adornada de una retórica pachamamista o telúrica, invocando a los espíritus ancestrales, sahumerios por aquí y por allá, chamanes por docena y hasta seudofilósofos como el canciller Choquehuanca, quien nos ha alegrado las tristes noches con sus largas peroratas sobre el indisoluble vínculo entre seres humanos, animales, plantas y demás objetos inanimados que nos rodean. Según su concepción, todas las criaturas de la Pachamama son sagradas, por tanto dignas de respeto y uso responsable. Eso es lo que nuestros ancestros nos han enseñado, a menudo ha sentenciado. 

Sin embargo, sus “hermanos” aymaras del altiplano paceño, en un acto público de barbarie, degollaban sádicamente a varios perros como advertencia a los enemigos políticos del “hermano” presidente. 

Aun así, el canciller tuvo la energía necesaria para organizar una millonaria Cumbre sobre el Cambio Climático en el municipio cochabambino de Tiquipaya, capital de las flores, para que no faltara ni un ramo en las mesas. Llegaron delegaciones de todos los colores y rincones del orbe. Se degustaron manjares en platos de barro cocido. Se dedicaron insultos a la coca cola. Y se bebió agua de manantial, traída desde la misma cordillera. Todo muy sano y muy ecológico. De postre, se imprimió el documento conclusivo, exigiendo a todos los países industrializados a salvaguardar el planeta. Toda una lección de moral y armonía para Vivir Bien. 

Sin embargo, a pesar de los mostrencos cuentos del canciller, hace décadas que los cocaleros del Trópico cochabambino arrasan paulatinamente los bosques, como los horrorosos orcos de Tolkien, a plan de machetazo y motosierra para seguir expandiendo sus ilegales cultivos de coca, materia prima de uno de los negocios más salvajes y repugnantes. Esa misma coca sagrada que empobrece el suelo en un par de años para dejarlo inservible. Y los ríos que se envenenan lentamente por los químicos de los narcos, campeando a sus anchas en feudos del rey cocalero. Tanto han colonizado el otrora paradisiaco Chapare que luego vienen desbordes e inundaciones todos los años.

Para que no quepa duda de este afán depredador del régimen, que no sólo saquea el erario público para sus jaranas oficiales, sino que no tiene ningún escrúpulo en “meterle nomás” la topadora en cualquier sitio, así sea un área verde para, a continuación, sembrar cemento a título de progreso y desarrollo. Son demasiados los árboles sacrificados para hacer sitio a los innumerables coliseos, la obra estrella del programa Evo Cumple. Sobran ejemplos en todo el país, bastará con que me detenga en un caso muy especial, uno que conozco muy de cerca.

Hace poco, causó conmoción entre la comunidad de residentes ayopayeños la noticia de que el alcalde del pueblito de Independencia había mandado a cortar una veintena de árboles añosos alrededor de la cancha de fútbol para construir tribunas y camerinos. La Villa de la Independencia, como fue denominada por el mismísimo mariscal Sucre como homenaje a su contribución a la lucha emancipatoria, fue base de una de las guerrillas más inexpugnables, luego registrada en los libros de historia como la Republiqueta de Ayopaya. Independencia es acaso todavía el pueblo más rodeado de verdor de todos los valles cochabambinos. Allí vivieron mis antepasados por generaciones. Me conozco cada sitio de sus quebradas, cada brazo de sus ríos, cada cerro de los alrededores. Me conocía cada uno de sus árboles centenarios, donde de chicos jugábamos a circundarlos juntando los brazos. Allí viví toda mi niñez y adolescencia, unos verdaderos años maravillosos. 
Estos majestuosos ceibos ya no existen más

En su lugar se ha levantado este coliseo, obsequio del caudillo




Hoy, gran parte de esos eucaliptos, pinos y ceibos, donde no pocas veces se colgaban columpios improvisados, son apenas melancólicos recuerdos fotográficos, por culpa de la infame acción de algunos pobladores y autoridades. Llegó la era plurinacional y toda su nefasta influencia está convirtiendo los paseos y arboledas en desolados yermos, empezando por los poblados de provincia. Ya no quiero visitar el pueblo de mis mayores, ni volver a andar los caminos de herradura cuando iba de excursión a sus bosques lluviosos. Porque sé que ya no existen o han sido deformados por el atroz impulso de abrir caminos por donde sea. 

El desvergonzado e irreparable crimen de estos arboricidas por supuesto que sigue impune. De nada sirve que el autor principal se haya graduado de la universidad como médico. Hundió su hacha al tronco vivo como si aplicara el bisturí a un cadáver. El masismo siempre reúne a lo peor de la sociedad, con títulos universitarios o sin ellos, sus desmanes hablan por ellos. Si no encarcelaron a unos asambleístas violadores menos lo harán a unos criminales forestales. Grande había sido el sueño de levantar unas graderías para cinco mil espectadores en un pueblo que apenas bordea los tres mil habitantes. Todo sea para llenar su aforo con campesinos llevados de las comarcas aledañas para cuando el emperador descienda desde los cielos en su helicóptero y juegue al fútbol durante la inauguración. Luego de batir alas, el silencio, la lúgubre monotonía de las tribunas sin nadie. ¿Quién nos devuelve el encanto perdido?


En esta cancha aprendí a jugar fútbol, el hermoso eucalipto del medio tenía unos 150 años
Foto tomada hace unas semanas, con los restos del mismo eucalipto y demás árboles



8 comentarios :

  1. Te acompaño en el dolor de tu pérdida, José. Arrebatarte el paisaje es un desgarramiento que conozco muy bien. Y no vale la explicación del progreso, que muchas veces es una excusa para algún proyecto hueco. Es una especie de violación, de abuso. El terreno en el que te criaste es una parte de la historia, de la cultura del lugar y de la gente, no es una simple imagen.

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    1. Efectivamente, mi indignación es terrible, cada vez que algún paisano me cuenta como están arruinando el pueblo, no solo cortando arboles sino construyendo casas muy “futuristas” a título de modernidad han echado a perder hasta la estética tradicional de todo el conjunto y ese encanto de pueblo antiguo que tenía. Hasta el nuevo templo parece una nave espacial, nada que ver con el resto de casas (se puede ver en la primera foto, una fachada blanca, debajo de la flecha). Por eso no voy hace más de una década, me costaría reconocer el lugar.

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  2. Creo que deben separarse las cosas, apreciado José. La responsabilidad de las grandes potencias en el desastre ambiental no es un invento de Evo Morales: es una realidad latente y doliente.
    Ahora bien: comparto su malestar ante toda esa verborrea, solo mística en apriencia, de quienes aprovechan las creencias ancestrales de la gente para catapultar su propio aparato demagógico. Sobre todo cuando, como usted lo ha denunciado tantas veces, los hechos contradicen las palabras.

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    1. Gracias por aclarar el asunto, estimado Gustavo, tal vez el texto parece algo tendencioso, por supuesto que el primer mundo es el mayor responsable del cambio climático del planeta y otros desastres ambientales, pensemos en la cantidad de buques petroleros que han derramado su carga, como un claro ejemplo. Sería ingenuo pensar lo contrario. Eso sí, me refuerzo en la idea de que el régimen de Morales es uno de los más hipócritas de la región: van por el mundo creyéndose los paladines de la lucha ambiental, fanfarroneando con sus cumbres ecologistas y demás cuestiones, cuando en la realidad sus propias bases, sus propias autoridades van depredando la naturaleza, no es un caso aislado el que relato, sin ir más lejos, aquí en los valles cercanos han arrasado hermosas arboledas de eucaliptos y molles para abrir avenidas de asfalto.

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  3. Es realmente triste e indignante el final d esos magníficos árboles, José. Otro ejemplo más d la inagotable estupidéz humana tan magistralmente ejercida aquí, en nuestros pagos, por el masismo y sus "pachamamescos engendros". No tengo idéa d quien ese médico responsable q indicas, pero a la alimaña hay q señalarla con nombre y apellido. Otro vil lacayo, sin duda es ese otro mentecato devoto d concretos y cocaleros. Y pensar q todo este crimen pa ganarse la caricia del amo..! La justicia comunitaria, nunca mejor utilizada, estaría bien para esa hueca testa..
    Hace poco veía un documental en el q muy sesudos doctorcitos/investigadores planteaban sus tb sesudas soluciones para frenar el cambio climático q solo la alimaña humana ha causado. Me llamó la atención una d ellas: "árboles artificiales (de plástico y fierro), repartidos en miles y miles d hectareas por todo el mundo. Miles d mis árboles artificiales para capturar el CO2", era el mayor sueño d un tal klaus lackner.. ¡Y pensar q la ciencia y "progreso" está en manos d semejantes idiotas!! Puta q a pesar d tantos estudios, hay q ser verdaderamente muy opa (como ese médico d tu texto q ni pizca d valorar la vida conoce) pa acabar proponiendo y cometiendo semejantes disparates cuando la causa y solución van juntas: la deforestación es culpa d la plaga humana. O plantar millones d arbolitos d verdad o combatir la plaga humana, fácil. Pero, culto a los artificios, culto a todo lo q es artificial rendimos hoy por hoy como especie. Y aquí en Bolivia, la cosa es d fábula: D la mano d un Inca ecologista d mentiritas q nos regala canchas y céspedes d mentiritas para alcanzar como nuestros futboleros deportistas (tb y siempre d mentiritas) una magnífica gloria.. d mentiritas tb, por supuesto.
    Coraje ante la desgracia, estimado José. Y oremos por q vuelva la sabia guillotina. Abrazos.

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    1. Ay, amigo Achille, precisamente los arboles gigantes constituían el mayor atractivo de ese pueblo. Incluso me han informado que sus bosques aledaños están seriamente afectados (ah, como me gustaba ir de chico, con mis compañeros de escuela a columpiar con sus lianas, a lo Tarzan, y luego más tarde hacíamos p’ampakus (asados) en un claro o cualquier pampita junto a los profesores, bellas eran esas excursiones al campo). Como ves, la idiotez humana estaba acabando con todo, no es que uno sea un ecologista extremista, faltaría más, sino que hay cosas que realmente duelen e indignan. Sobre ese estúpido lacayo que había sido médico, debe ser un egresado reciente, porque conozco de vista al susodicho, solo recuerdo su apellido, Calcina, y más o menos creo que es de mi generación. Otra bestia masista que está dispuesta a meterle nomas para satisfacer al amo. Ahora entiendo cuando los comparas con las criaturas de Tolkien.
      P.S. como sé que te gustan las diatribas y otras estocadas contra los poderosos y demás fauna, aquí te mando una jugosa contra el papa argentino, cortesía de otro gaucho, el periodista Martin Caparrós. Te va a gustar, seguro estoy. Favor con favor se paga, je,je. Un abrazo.
      http://www.soho.com.co/diatriba/articulo/diatriba-contra-el-papa-francisco-por-martin-caparros/32775

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  4. mio caro, una delle cose più brutte che io paragono con le torture ai cani è proprio abbattere quei monumenti della natura che sono gli alberi. ti capisco, in cameroun ho visto abbattere alberi grandi come cattedrali, con tutto un mondo fra i rami.alberi come grattacieli.magici. io vado spesso in polonia dove si trova la foresta Bialoweza, il resto di quello che fu la foresta che copriva l'europa. dove andavo da bambina a fare i pic.nic , nella pineta di Dante a Ravenna, adesso c'è una delle più grandi fabbriche chimiche.è diventata una zona industriale. almeno da lavor alla gente. ma per costruire dei campi di calcio non capisco.
    gli alberi sono come documenti, monumenti della natura. c
    è un vero peccato josè.ti capisco
    fiore

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  5. Mil perdones por el retraso, cara Fiore. Tienes mucha razón, los arboles son monumentos de la naturaleza (gran concepto), son la historia viva de toda una comunidad. Abatirlos es como matar animales. Nos indignamos que algun insensible mate un perro cruelmente pero encogemos los hombros si alguien derriba un arbol añejo. En la antigua China imperial cortar un arbol sin autorizacion se pagaba con la muerte. Pero ahora nos gusta sembrar asfalto y fábricas por todas partes como lo que cuentas de Ravena. Europa ha perdido gran parte de sus bosques nativos y ahora estamos haciendo lo mismo en Sudamerica.

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