Cinco semanas atrás, nos sentíamos más
orgullosos que los soviéticos en 1957, pues acabábamos de mandar a volar
nuestro pedazo de chatarra espacial (porque en unos años eso será, a no dudar)
y creíamos estúpidamente que nos habíamos sumado automáticamente a la “carrera
espacial”, como pomposamente se denominó a toda la alharaca del acontecimiento.
Entretanto, el primer mundo se mataba de risa por nuestra pretenciosa
ingenuidad.
Dos semanas atrás, nos vanagloriábamos de
brindar a los pilotos extranjeros del Dakar el mejor recibimiento de sus vidas,
con ponchos de alpaca para sus corazones cansados y pantuflas de jubilado para
sus pies entumecidos. Asimismo, estábamos tan orgullosos de los héroes locales
construidos sobre la marcha que, a pesar de no haber ganado nada, los habíamos
recibido a toda flauta y a todo pulmón, con múltiples homenajes oficiales,
lloriqueos por aquí y por allá, y banderitas a todo trapo. Ni la selección
mundialista del 94 había sido tan celebrada.
Dos días atrás, Evo el Austero, nuestro ubicuo líder
antiimperialista daba otra lección de política internacional en la cumbre de la
CELAC en La Habana, proponiendo a sus ilustres amigos que de una vez se debía
espiar al gobierno de Obama, como respuesta a la tranquilizadora revelación de
que el puñetero imperio no iba más a husmear en los asuntos de sus aliados
europeos. Por tanto, nuestro caudillo dedujo lo que siempre hemos sabido: que
el espionaje continuará, especialmente a los regímenes tan gallísticamente
revolucionarios como el suyo. No obstante las permanentes declaraciones de
guerra ideológica contra EEUU, al final, los mandatarios reunidos declararon a Latinoamérica
como “región de paz” o algo parecido. Así de trascendente fue el descanso
isleño de los presidentes.
Así nos veíamos a nosotros mismos. Codo a codo
con las potencias, por estas y otras caras bravuconadas. Como el hecho farandulesco
de ver a nuestro sencillísimo caudillo ser transportado en su nuevo coche
blindado, con la escolta y protocolo a la altura de la dignidad de las primeras
potencias, como se aseguró desde esferas gubernamentales para justificar el
millonario gasto en su seguridad personal.
Sin embargo, la dura realidad nos devolvió en
apenas unas jornadas a nuestra condición de miserable país tercermundista.
Llovió una semana completa sin descanso y el país se nos anegó. No hay
departamento que no tenga alguna región afectada. Más de 22.000 familias
damnificadas según cifras de Defensa Civil. 44 muertos a consecuencia de
aludes, derrumbes y ahogamientos. Mueren el ganado y otros animales domésticos.
Miles de hectáreas de cultivos arrasados por las riadas y el barro. Caminos
cortados por los deslaves. Poblaciones enteras del área rural bajo las aguas,
donde apenas llega la ayuda a cuentagotas. Muchas casas humildes que se
desmoronan ante la desesperación de sus dueños.
¿Acaso es la primera vez?...no, por supuesto
que no. No es comparable a las catástrofes que periódicamente asolan
Bangladesh, Filipinas, algunas regiones de Brasil u otras partes del planeta. Las
temporadas de lluvias son bastante regulares en estas latitudes. Conocemos de
sobra las áreas inundables. Sin embargo, apenas se hace algo por prevenir sus
efectos. Es perfectamente entendible que las llanuras amazónicas por su gran extensión
y por estar surcadas de caudalosos ríos sean proclives a inundaciones masivas, prácticamente
incontrolables por la acción humana.
Pero en el resto del país, es impresionante el
descuido de las autoridades y pobladores. Cualquier lluvia de más causa
zozobra, cualquier riachuelo fuera de cauce se puede cobrar vidas y
propiedades. Hace unos días, el rio Rocha que atraviesa la ciudad de Cochabamba,
apenas un hilo de agua el resto del año, estuvo a punto de desbordarse por
encima de los muros de contención, resultado de la falta de limpieza de su
lecho, inundado de escombros y basura
doméstica. Si vieran el cúmulo de documentos que duermen en las estanterías
municipales con proyectos para descontaminarlo.
Apenas a treinta kilómetros de la ciudad, en
el Valle Alto, a pesar de su nombre sugerente, son permanentes los desbordes y
anegamientos cada vez que llueve torrencialmente, en cualquier época del año.
La construcción irregular y
descontrolada de viviendas en las cercanías, la falta de limpieza de los
canales y drenajes, la ausencia de muros y gaviones, tienen consecuencias
significativas en los cultivos y poblados. Todos los años el mismo drama y los
lugareños no dan señales de que aprendan la lección. Siguen aplaudiendo con
beneplácito que les construyan coliseos y canchas como el elefantiásico estadio
para 30.000 espectadores en uno de esos pueblos que, luego de la inauguración,
con seguridad mostrará un monumental vacío.
Ni alcaldes, ni pobladores son capaces de exigir al gobierno central el
orden de sus prioridades.
Ay, habíamos tenido tanta plata para tirar en
satélites, aviones, coches oficiales y rallies, pero no para comprar siquiera
un decente helicóptero de carga. Resulta muy paisajístico contemplar desde el
aire los sitios inundados, pero el hambre de la gente no puede esperar que la
asistencia llegue por kilos y no por toneladas. Sin caminos, sin pistas de
aterrizaje, algunas poblaciones están abandonadas a su suerte y la ayuda
tardará semanas. Con lo sencillo y tranquilo que resulta ponerse a limpiar los
ríos secos y construir gaviones y otros defensivos en temporada seca. Pero no
son tan vistosos ni espectaculares como un mamotreto de hormigón y acero en
medio de un caserío. Siempre es más conveniente prometer semillas y provisiones
y, cómo no, una casa nueva, como viene prometiendo el caudillo ante cualquier
cara llorosa que divisa. Con las elecciones en el horizonte, hasta le viene de
perlas convertirse en salvador.
mi dispiace molto per il tuo paese.
ResponderEliminarche il meteo sia clemente.
ciao
fiore
Grazie amica por los buenos deseos, el tiempo no parece que vaya mejorar porque la temporada de lluvias normalmente se intensifica en febrero y termina en marzo, y por increible que te parezca, los preparativos de carnavales ya se han inciado en algunas ciudades. Unos lloran y otros bailan.
EliminarLos que no han sufrido inundaciones no tienen idea de hasta qué punto sufren los afectados. No es que hay mucha agua y se arruinan algunos muebles y alfombras (si las tienen), es que no hay agua potable (la de inundación esta contaminada por cloacas o corrupción de animales ahogados) no hay electricidad, ni transporte, ni provisiones; los agricultores pierden sus cosechas y es probable que la tierra no pueda ser aprovechada por mucho tiempo; los chicos no puede ir a la escuela,ni los adultos a trabajar... Es una verdadera peste.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, estimado Lalo, y me incluyo entre aquellos que no han sufrido con el agua y barro dentro de casa. Es muy triste ver a las familias más humildes afectadas por las inundaciones, siempre son los que pagan por la negligencia de las autoridades. De hecho, hoy comienza el año escolar en el país y muchas escuelas están inservibles. Sin embargo, en áreas de inundaciones crónicas los pobladores tienen gran responsabilidad por no prevenir: siguen construyendo en la llanura, a veces en pleno lecho de arroyos y ríos, prefieren un estadio de 35. 000 personas donde se ha gastado una millonada de plata como en el municipio de Cliza que apenas tiene una población de 30.000 y desperdigada además. Como era previsible, casi todo ese valle ahora está inundado.
Eliminar"la dura realidad nos devolvió en apenas unas jornadas a nuestra condición de miserable país tercermundista..", "Todos los años el mismo drama y los lugareños no dan señales de que aprendan la lección" Dos afirmaciones cardinales con q expones cruda y fielmente lo q aquí pasa, José. Una tragedia sin duda, pero más congoja (verdadera congoja..) siento cuando veo (y he de sentir tb cuando veamos) a esa misma gente -siempre- pedigueña, ovacionar y vitorear hasta la idolatría al afortunado cocalero. Y mejor todavía concluyes tu texto: Habiendo elecciones éste año, pues verdaderamente "caídas del cielo" las inundaciones para el masismo! En río revuelto, ganancia siempre d pescadores.. Ahi lo tenemos pues al generoso "salvador" repartiendo amor y palmaditas en los hombros; todo un mesías d los desgraciados: regalando frazadas, multiplicando panes y alimentos, prometiendo casas, cosechas, conejos, chanchos, patos, gallinas, vacas y etc etc.... Nunca antes tan magnánimo! Gracias a las "divinas" y oportunas aguas, el infame ya tiene asegurada su laaaarga y duradera agenda proselitista. Asi las cosas, que ni nos sorprenda un divino 80% o > de votos.
ResponderEliminarAnte el panorama tan elementalmente predecible, insisto nomas con eso d los achachilas... Hay nomas, creo, fuerzas q escapan a toda razón y q acompañan y protegen al infame cocalero que aún siendo tan choro, tan procáz y coplero no deja d enamorar y encandilar a escritores y a entendidas doctoritas phD por igual..Te dejo el "sabroso" link, estimado José d otra sesuda y ambigua doctorita a cuyo eminente cacúmen se le escapó comprender y explicitar aquello de q "si eres bastante ruin, y a un idiota le dices siempre aquello q quiere escuchar, pues es obvio q siempre te aplaudirá y hasta t amará como se aman a los dioses", infalible forma para hacerse d pongos. Pero, q podemos pedirle "alegronamente" nosotros brutos (racistas, miopes y alegrones) a una convencida y bien seducida mentecita (por el tan elocuente y encantador cocalero) más? Inteligente es, nos dice -tb muy subliminalmente..- subirse al carro d la segura victoria como sea. Lo d la prononsashion, es lo d menos..!! Abrazos.
http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20140131/“evo-no-sabe-leer”_243512_530313.html
Caray, agradezco que matices mis escrituras, esa profusión de detalles no tiene desperdicio y solo debo añadir que reafirmando esa fascinación y devoción por el caudillo que señalas, he visto imágenes posteriores donde aún en pleno desastre la gente lo sigue recibiendo con guirnaldas y mixtura como si fuera el Superman que les ha de devolver todo, en vez de reclamarle, sobre todo por sus inútiles alcaldes que son casi todos masistas. Por poco creí que se trataba de una inauguración de otro coliseo, pero no, el agua turbia y las casas derrumbadas desmentían tal cosa. En un país normal, un gobernante llegaría con cara de vergüenza al sitio de un desastre, pero aquí llega como caído del cielo, en su flamante helicóptero, con esa imagen de salvador omnipotente. Hasta han sacado un vomitivo spot al respecto, con soldaditos acarreando sacos de alimentos a los aviones, todo muy patriótico.
EliminarGracias por el link, muy revelador el análisis que aplica la comunicadora Olmos, ¿en serio, tiene un doctorado la presentadora de la extinta Facetas?, ¿con ese nivel de raciocinio se puede llegar a tener un título así?, ..vale, se desvive por darnos una explicación sociológica de la fascinación por el cacique, lo triste es que ni por asomo menciona que este es un país de festivos analfabetos donde cualquier embaucador o farsante hace de las suyas, especialmente los políticos. Ya tengo más material para rajar contra la “intelectualidad” nacional, te aviso, agradezco ese olfato que tienes para pillar estas perlas, yo ni buceando tanto en la red tengo suerte. Un abrazo.
Apreciado José : siempre he pensado que si se invirtiera de manera juiciosa en obras de prevención, no solo disminuiría el número de personas afectadas, sino que nos ahorraríamos muchos recursos destinados a atender emergencias y catástrofes.
ResponderEliminarSin embargo no sucede así, y eso me lleva a pensar que no se trata solo de indolencia o falta de planeación: sospecho que alguien hace pingues negocios con los desastres.
Como he leído en alguna parte, estimado Gustavo, en esta época el sentido común es el menos común de los sentidos. Pero es que, casi siempre, invertir dinero y tiempo en programas de prevención cuesta menos que construir todo de nuevo. ¿y los muertos se pueden reponer acaso?. Y usted tiene mucha razón, siempre hay gente de la peor calaña que prospera con la desgracia de la gente. Hace algunos años hubo personajes que se embolsillaron las ayudas para un terremoto en un pueblo de Cochabamba. Con esta nueva tragedia, se puede esperar algo parecido.
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