Leyendo como un alemán |
Poco a poco se empiezan a conocer los entretelones de la
gira relámpago que hizo Su Excelencia por los cielos, mares y tierras de Europa;
el continente que le faltaba trajinar más o menos a fondo. Entre conferencias
magistrales, reuniones de alto nivel con gobernantes y con jugadores de
fulbito, visitas a fábricas y otras cositas importantísimas, S.E. aún tuvo las energías
necesarias para efectuar compras desde radares –para estrenar en la cacería al
Chapo Guzmán, de paseo en Sudamérica, según los últimos rumores - hasta
doctorados al por mayor, que salen más baratos por docena. Esperemos que S. E.
tenga el tino de guardar-por lo menos en fotos- todas sus coronas (digo,
birretes) que ha ido atesorando a lo largo de una década para así rellenar su
inmenso museo personal de Orinoca, junto a sus invaluables ponchos del color
del viento.
Desplegaba el imbatible paladín de la Dignidad toda su
majestuosidad en los salones dorados de la vetusta Europa. Merkel y Hollande, a
su tiempo, enfundados en sus monótonos y decadentes ropajes de jefes de estado,
le envidiaban aquel traje avasallador de alpaca
works confeccionado por la Coco Chanel de los Andes, aquellas filigranas que
remataban la chaqueta y los puños de camisa como el redondel de la boca de una
guitarra. Y es que S.E. había elevado la moda falazmente tiahuanacota a categoría
de arte andante.
Pero no todo había sido pichanga futbolera para el inimitable
emperador plurinacional, que en una de esas entrevistas televisivas pasó inusitados
calores para gozo generalizado de la audiencia alemana. Como se sabe, S.E., no
habla ninguna de las tantas lenguas de sus 36 naciones reunidas bajo su cetro,
y por fuerza utiliza un idioma foráneo, ya que la Bolivia mestiza y
castellanoparlante no figura entre esas naciones. Tantos viajes y cumbres le
enseñaron que hay que ponerse los cascos (de audio) automáticamente, y por un
rato su imponente cabellera se lió con los audífonos a la espera de las
preguntas…en alemán, como cabía esperar. Sin embargo, el entrevistador le habló
con fuerte acento pero fluida y correctamente. Cariacontecido, S.E. daba a
entender que no captaba nada y con gestos de sus manos parecía decir “esto me
suena a español”, como haciéndose al sueco, mejor dicho, al alemán, que me
estoy liando yo también. En fin.
Luego de cosechar vítores, certificados de asistencia, títulos
nobiliarios y ruidosos aplausos por la función en una universidad de Berlín, S.
E. al fin pudo retornar a sus pagos, después de una larguísima semana en la que
estuvimos extrañando sus perlas de inagotable sabiduría; porque ciertamente su
vice, Álvaro el Gris, no divierte con su cháchara de marxista embutido en
Armani. Cómo será de incombustible el estadista que, en un dos por tres, esta
tarde estaba prometiendo un hospital en una tarima empotrada-novedad- a media
grada de un gran coliseo, en Villazón, ahí al frente de la frontera argentina. Por
cierto, hoy 10 de noviembre es el aniversario potosino y ni por asomo pensó en
visitar a la ciudad capital y participar de su desfile cívico, consciente de
que cosecharía sonoros silbidos y abucheos por el desprecio que manifestó hace
unos meses a sus demandas regionales.
Supongo que también le habrán informado que acaba de salir
un estudio donde catalogan al Estado Plurinacional como el subcampeón de la corrupción en Latinoamérica, sólo superado por ese agujero negro conocido como Venezuela,
que si no tranquilamente estaríamos batiendo otro récord histórico para los
registros de la “Nueva Bolivia”. No hace falta acudir a un chamán de la coca para
saber que al aureolado caudillo le estará valiendo Berlín lo que se publique sobre
este nauseabundo asunto. Ya habrá ocasión para opinar al respecto.
No se sí usted mismo lo ha notado, pero a fuerza de minuciosas descripciones y no menos detalladas caracterizaciones, ha creado un interesante personaje del folclore latinomericano insertado en la aldea global, llamado Evo. No Morales : simplemente Evo. Morales pertenece a nuestra burda y errática realidad. El otro, el forjado por la pluma del cronista está más lleno de matices y por lo tanto resulta más complejo.
ResponderEliminarSospecho que así funciona la Historia, esa disciplina que presume de vérselas con " Hechos reales". En realidad conocemos la versión de los cronistas como José Crespo. Lo otro es una sucesión de conjeturas soportadas en no menos improbables documentos.
No me joda, amigo Gustavo, yo me consideraba una suerte de anotador o escribano a secas de las primorosas aventuras del majestuoso caudillo. El personaje ha sido creado por un reverso deformado de la realidad (como si esta se sometiese a espejos cóncavos) u otras fuerzas oscuras que escapan a mi comprensión. Yo pensaba que estaba relatando los hechos como un partido de fútbol, anotando lo que veía y nada más. De ninguna manera las musas me visitan o recibo inspiración divina para perpetrar mis escritos. Véngase a vivir unos meses a este paisito y se cerciorará de que ha caído en un paraje que el tiempo, mejor dicho, la Historia olvidó.
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