06 marzo, 2012

6 Los nuevos juguetes de su majestad


Imagen: Blog Hannibal ad portas
Cual niño cansado de jugar con los mismos cacharros, una vez pasada la novedad, resulta que nuestro presidente se hartó también del Palacio de Gobierno. Ya no bastan,  el avioncito francés de 38 millones de dólares ni el satélite de 300 millones que encargó a los chinos -sabemos que países vecinos han comprado tales juguetes tecnológicos por la mitad o menos de ese precio-, para sacar del aburrimiento al primer mandatario que se siente preso en la casa de gobierno.  "Cuando llegué, el palacio (enero de 2006) parecía muy grande para mi, por supuesto no estaba acostumbrado, pero va pasando el tiempo y quedó muy pequeño" dijo compungido ante la televisión.
Si bien, el gobernante se justifica diciendo que las instalaciones actuales no dan abasto y que se gasta miles de dólares anuales en alquileres para los distintos organismos del estado, pero se olvida decir que su administración tiene más ministerios y por ende, más burócratas que los gobiernos anteriores a los que siempre tildó de derrochadores e insensibles. Resulta curioso que,  ninguno de los gobernantes precedentes se haya quejado de lo chico que era el Palacio Quemado.
Cuestiones técnicas aparte, que mas bien son un pretexto, cualquiera podría deducir que hay una imperiosa intención ególatra y política, luego de leer estas declaraciones: "El palacio que tenemos está lleno de imágenes de Europa...que representan al estado colonial y hemos pensado que se quede como museo...entonces hay que construir un nuevo palacio que sea para el Estado Plurinacional”  (LosTiempos.com).
De hecho, ya se dio el primer paso con la compra de un terreno que costó medio millón de dólares. Asimismo Morales, convocó a los arquitectos del país para que presenten propuestas para la “Casa Grande del Pueblo”, que según dicen,  reflejará el Proceso de Cambio, a través de diseños acordes a la cultura  y tradiciones originarias. Nadie sabe cuánto costará la nueva edificación, pues las autoridades se cuidan de dar los datos presupuestarios. No hace falta ser un adivino para aventurar que se pretende construir una obra elefantiásica, hay demasiados ejemplos alrededor del mundo (especialmente en las naciones más pobres) que dan testimonio de los delirios de grandeza de aquellos gobiernos que se dicen transformadores e iniciadores de nuevos mitos fundacionales.
Un dato me basta para temer lo que temo. Hace un par de meses, se anunció la construcción de un museo presidencial en el pueblo de Orinoca, que yo inocentemente creí que iba a ser financiado por simpatizantes extranjeros o gobiernos amigos de Morales, pero no, el Tesoro General de la Nación correrá con los gastos. "Los planos y estudios ya están aprobados. Tenemos el financiamiento de cinco millones de dólares. Ya no será el Museo de Evo Morales sino de la Revolución Democrática y Cultural", dijo Evo, a través del canal estatal de televisión. Un simple museo para idolatrar la figura de un presidente costará tanto dinero a todos los bolivianos. Ningún mandatario se ha construido tal cosa de sí mismo, ni en su mayor delirio de divinidad.  Si existe algún museo de un gobernante, a lo sumo se reduce a su casa particular y a veces hasta en ruinas.  Ni el mismo Che Guevara, -cuyo lema “Patria o muerte” fue instaurado como grito del estado plurinacional, hasta del mismo ejército que le combatió- no tiene nada parecido a un museo en la localidad de La Higuera, donde fue ejecutado. ¿Acaso Mandela, Rigoberta Menchú o cualquier otro personaje de luchas sociales tienen un museo? ¿esa es la mejor manera de homenajear de Morales a su pueblo natal? ¿no era más realista y útil,  invertir ese dinero para darles una mejor vida a sus paisanos, como el apoyo a proyectos ganaderos o agrícolas? ¿de qué va a servir un mamotreto de hormigón, en un pueblo pobre y perdido en la infinitud de la pampa altiplánica?
Si este fuera un país de primera línea o en vías de desarrollo, nadie se rasgaría las vestiduras, pero en esta pasmosa realidad donde cada dólar cuenta, donde existen compatriotas que viven hace meses y hasta años en tiendas de campaña por las inundaciones y deslizamientos que se llevan sus sacrificios y sueños de una vida mejor; todos estos anuncios a bombo y platillo, no hacen más que evidenciar que nuestros gobernantes no viven la realidad, a pesar de haber salido de las entrañas del pueblo humilde como orgullosamente se consideran. No tenemos ni un solo helicóptero de transporte que en casos de inundaciones es de vital importancia; ni un solo avión cisterna contra incendios forestales, que nos azotan todos los años; no tenemos suficientes escuelas, ni dinero suficiente para dignificar a nuestra Policía, que frecuentemente se niega a acudir ante una denuncia porque no tiene gasolina para sus vehículos, no tenemos esto y aquello… y nuestro presidente sueña y sueña con su nuevo palacio.

6 comentarios :

  1. Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, magnate de la construcción, es un hombre de muchas ínfulas, como el presidente Morales. Y dado que en su primer periodo en el cargo, tras un comienzo arrollador, el equipo comenzó a perder, su grandeza se desgranó y terminó renunciando. (Ahora está en su segundo reinado.) Pues en su primera gestión yo lo bauticé Ozymandias, el nombre en griego de Ramsés II el Grande, tema de un famoso poema de Shelley, que viene muy bien para tu tópico de hoy. No tengo a mano una versión en castellano, de modo que la busqué en Internet. Encontré esta:

    A un viajero vi, de tierras remotas./ Me dijo: hay dos piernas en el desierto,/ De piedra y sin tronco. A su lado cierto/ Rostro en la arena yace: la faz rota,/ Sus labios, su frío gesto tirano,/ Nos dicen que el escultor ha podido/ Salvar la pasión, que ha sobrevivido/ Al que pudo tallarlo con su mano./ Algo ha sido escrito en el pedestal:/ “Soy Ozymandias, el gran rey. ¡Mirad/ Mi obra, poderosos! ¡Desesperad!”:/ La ruina es de un naufragio colosal./ A su lado, infinita y legendaria/ Sólo queda la arena solitaria.

    Y ahora la coincidencia: el autor de esta traducción es un coterráneo mío, Fernando G. Toledo, a quien no conozco: me fui de Mendoza cuando él apenas caminaba. Ahora me vuelve a contar el desmoronamiento de Ozymandias, del poderoso que solo deja en el desierto sus restos quebrados, dispersos.

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  2. Evo Morales alias Ceacescu ? Cosa hanno in testa questi egocentrici dittatori? anche la Romania, paese poverissimo , aveva la sua dimora presidenziale, l'edificio più grande d'Europa, in un paese in cui non c'era nulla, nè strade nè infrastrutture.
    senza parlare di kim il Sung, il "nostro amato leader" con i musei e città vuote.
    che tutti pensino alle piramidi??
    Evo potrebbe almeno destinare una pala del suo elicottero per aumentare gli aiuti agli handiccapati che hanno fatto quella tremenda marcia..
    ciao
    fiorella

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  3. Guardan muchas semejanzas los dos personajes, estimado Lalo: un primer periodo de relativo éxito, una inmensa popularidad y gestiones sin cuestionamientos. Pero inevitablemente viene el desgaste, más que por errores administrativos, por el engreimiento de sus figuras respectivas. El poder total los hace intocables, incorregibles, soberbios y sordos a las expectativas de la gente. Ciertamente el transatlántico blanco, encuentra paralelo en el nuevo imperio indigenista de Morales. Eso sí, Florentino siempre me ha parecido un personaje inescrutable aunque autoritario, pero siempre revestido de un aura de misterio, imagen sustentada en sus pocas apariciones públicas. Al contrario Evo, lejos de ser mesurado, ante los medios se le desata la verborrea, regalando las "perlas" que todos conocemos, hasta el punto de creernos que es un cómico y no un gobernante. Ozymandias no creo que tenga una trayectoria como "Paco el pocero", otro magnate español de la construcción de origen muy humilde y educación rudimentaria y conocido por sus extravagancias y caprichos lujosos. ¿o me equivoco?

    Gracias por el poema de Shelley, viene muy bien al tema. No sabemos cuándo acabará este proyecto totalitario, porque una cosa es segura, en Bolivia siempre los autócratas caen estrepitosamente (la historia nuestra es aleccionadora), andando el tiempo se recordará todo esto como una locura, pero ¿cuándo?. Toca esperar inevitablemente.

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  4. Nunca he creido eso de que el poder envilece, apreciado José. En realidad él mismo es la forma suprema del envilecimiento. Es más, estoy convencido de que el poder es una colosal montaña de mierda, y uno no puede ni siquiera pasar cerca de ella sin terminar oliendo a eso: a mierda. Es por eso que resulta tan triste contemplar el final de los idealismos, de todos los idealismos.

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  5. Mi estimada Fiorella: el personaje de Morales es inclasificable, está más cerca de Hugo Chávez o de Robert Mugabe: histrionismo, ingenuidad, prepotencia, resentimiento y autoritarismo, todo mezclado en una salsa ideológica entre marxismo e indigenismo. Su inmensa popularidad (en su primer periodo de gobierno), le ha afectado a la personalidad humilde que tenía: pronto olvidó quién era, subordinándose a sus mentores Castro y Chávez, ha convertido la lucha por los pobres en una lucha ideológica, que ha venido desmoronando los pilares institucionales que ha costado mucho construir desde la última dictadura que acabó en 1982. Estábamos avanzando como sociedad democrática poco a poco, hasta los organismos internacionales nos tomaban de ejemplo por nuestra tolerancia política. Pero llegó Evo, y la sensación de dictadura ha retornado, aunque vivamos en "democracia".

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  6. No deja de ser cierta su apreciación, amigo Gustavo. El poder siempre apesta, y siempre pisotea a muchos para que se encaramen otros. De ahí que el idealismo es siempre impracticable, tarde o temprano se viene abajo como un castillo de naipes. De ahí que desconfio de todos los proyectos politicos, aunque muchos digan que son un mal necesario.

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